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SALTA NO ES UN BUEN MODELO PARA LA ARGENTINA FUTURA por José Armando Caro Figueroa*

| 28 abril, 2018

Sectores afines al gobernador Salta están intentando reformar la Constitución provincial a través de una sentencia judicial dictada por jueces amigos. Pretenden modificar la Carta obviando la elección y la voluntad de la Asamblea Constituyente. Lo había intentado antes el propio señor Juan Manuel Urtubey apelando a la Legislatura que controla férreamente; pero desistió de su proyecto de Ley ante la resistencia de amplios sectores de opinión.

En ambos casos, las iniciativas apuntan a proclamar indefinido el mandato de los jueces de la Corte de Justicia de Salta (CJS), fijado por la propia Constitución en seis años prorrogables. La idea es, entonces, convertir en vitalicios a quienes hoy ocupan los altos sitiales; todos ellos nombrados o ratificados por el señor Urtubey que, de esta manera, pretende proyectar en el tiempo su notoria influencia en el Poder Judicial.

La maniobra del gobernador y sus fieles se inscribe en una trayectoria signada por el desinterés por la calidad institucional y por el escaso compromiso con los valores y principios de la democracia republicana.

Los doce años de mandato le han permitido al señor Urtubey reforzar hasta extremos inéditos su control sobre la Legislatura provincial. Lo ha hecho explotando reglas electorales ideadas por los conservadores salteños (y mantenidas por quienes le sucedieron) para romper el principio de igualdad de voto. El diseño de las circunscripciones electorales y aquellas reglas permiten transformar exiguas mayorías en mayorías absolutas.

En su designio hegemónico el gobernador Urtubey controla el Consejo de la Magistratura, el Jurado de Enjuiciamiento y el Tribunal Electoral. Su voluntad se impone también en la Auditoria General de la provincia. E impera sobre una Administración Pública morosa, cara e ineficaz que pesa como una losa sobre el aparato productivo salteño.

Los municipios sobreviven retaceados en su autonomía. La opinión pública intenta ser dirigida mediante generosos presupuestos en publicidad oficial distribuida sin sujeción a pautas objetivas. El gobernador, con suerte dispar, intenta seducir al electorado con prácticas clientelares. 

En otros términos: En Salta funciona el modelo hegemónico nacido en Rio Gallegos en 1987, que se apoderó luego y hasta hoy de la provincia de Santa Cruz, y que ocupó la república, por más de una década, para desguazarla.

Este paralelismo institucional fue el marco que sirvió al gobernador de Salta para seguir con extrema fidelidad a los presidentes Kirchner en su deriva unitaria, funesta para Salta. Seguidismo que, de alguna manera, opaca el anti kirchnerismo al que Urtubey no tuvo más remedio que adscribir hacia el año 2015, tras constatar que no servía siquiera para ser admitido en las altas esferas de la Nación.

Graves irregularidades procesales

Pero permítanme volver sobre lo que bien podría calificarse de tentativa de golpe de estado judicial que promueve (y está próxima a concretar) la Corte adicta al señor gobernador.

Como es de obligado cumplimiento, los jueces titulares del alto tribunal local se han excusado de intervenir en una demanda -instada por una “Asociación de Jueces”- que, de prosperar, les tendrá por directos beneficiarios.

Pero, antes de su retiro temporal por excusación, el presidente de la Corte se permitió seleccionar –de modo unilateral, arbitrario e ilegal- a los jueces ad hoc que habrán de emitir el fallo que consume la tentativa.

Concretamente: En vez de promover el sorteo entre los jueces civiles de segunda instancia (como lo marca la Ley Orgánica del Fuero Civil), eligió a los del fuero penal donde la “influencia” del presidente es más que notoria.

Aunque mucha es la sorpresa entre los abogados del foro salteño y entre la ciudadanía, era difícil esperar otra cosa de un tribunal que acumula un inmenso poder institucional, que mantiene estrechos vínculos con la política oficial y con los factores de poder, que promueve multas millonarias para amenazar a quienes se atrevan a cuestionar determinadas inconstitucionalidades, y que se las ingenia para mantener en secreto la mayoría de sus Acordadas.

¿Reformar la Constitución o instaurar un nuevo poder constituyente?

Mientras algunos sectores políticos promueven la reforma constitucional siguiendo los pasos que son propios de un acto de la más alta significación, una coalición de jueces y de influyentes se prepara para apartar a Salta de la senda republicana.

Una vez que la Corte de Justicia local se haya salido con la suya, la Constitución dejará de ser la norma suprema, la soberanía dejará de residir en el pueblo, y todos en Salta quedaremos sujetos a la nueva voluntad hegemónica, que se autoproclama eterna en sus cargos y que se arroga la facultad de derogar la Constitución. 

                                                                                                                  Salta, 16 de abril de 2018.

* Ex Ministro de Trabajo de la Nación (1993/1997)

  Ex Fiscal de Estado de Salta (1973)

 

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¿Y SI LA PRISIÓN DE LULA NO DETIENE LA “IDEA LULA”? por Andrés Ferrari Haines*

| 18 abril, 2018

Fuente: El Cronista

 Diecinueve minutos tardó el Juez Moro en decretar la prisión de Lula después de recibir oficialmente la notificación que no se le había concedido el Habeas Corpus. Así, puso fin a la tregua implícita bajo la cual la sociedad convivía: la posibilidad de elegir a Lula constituía la respuesta al gobierno que tomó el poder con el Impeachment a Dilma Rousseff en 2015. Los posibles desenlaces de corto plazo, el conflicto abierto, que la prisión de Lula puso en marcha son muchísimos y de cualquier espectro. Uno de estos, inclusive, quizás difícil de imaginar en Argentina, es que “no pase nada”; es decir, que a Lula se le impida participar en las elecciones de octubre, manteniéndose o no su prisión, y que triunfe en comicios normales algún candidato ajeno al Partido de los Trabajadores (PT).

Esta posibilidad, que fue la jugada de la elite, derivaría de una extendida actitud social fuertemente arraigada en la historia brasileña. La percepción de ajenidad de los asuntos sociopolíticos por gran parte de la población e incluso los riesgos elevados personales de inmiscuirse. Adicionalmente, apuesta a los efectos culturales difundidos por grandes medios de comunicación, en particular la red Globo, que aplica una táctica de intensa “ignorancia” del tema – es decir, ni tratarlo – con un discurso unilateral en la cual Lula es el jefe de la organización criminosa PT, “el partido político más corrupto de la historia de Brasil”. Este históricamente influyente holding mediático también difunde la idea que cuestionamientos al Poder Judicial constituyen actos de violencia contra la estabilidad social en el país. No es un discurso sin fuerza en un país tan apegado al orden y a la autoridad.

Por otro lado, el “genio político” de Lula, precisamente, consiste en haberse convertido en esa figura nacional – e internacional – cuestionadora de esos mecanismos dentro de esas mismas estructuras. Que un simple obrero de un pequeño pueblo de uno de los estados más pobres del país, sin instrucción universitaria, posea semejante trayectoria política resulta creíble fundamentalmente por ser verdad.  En ese sentido, los medios a disposición de Lula y del PT son muchos más de lo que dispuso para llegar a la presidencia.

Pesos y medidas

El 16 de noviembre de 2005 en São Paulo, Angélica Aparecida Souza, empleada doméstica de 19 años fue condenada, después de haber quedado efectivamente 128 días presa, a cuatro años de prisión en régimen semi-abierto por robar un pote de manteca. En Minas Gerais, 11 ministros del Supremo Tribunal Federal debatieron hasta acordar condenar un año y diez días de prisión al ladrón de un par de sandalias de R$16. También en San Pablo, otra mujer acusada de robar un kilo de pollo y un huevo de pascuas, para darle de comer a tres hijos menores de 12 años, fue condenada a tres años, dos meses y tres días en régimen cerrado.

Este caso llamó la atención porque recibió una pena superior a siete condenados por la Operación Lava-Jato. Además, mientras estuvo con libertad provisoria, fue madre nuevamente, aunque no tuvo la misma suerte de recibir prisión domiciliaria como Adriana Ancelmo la mujer del exgobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, condenados, respectivamente 18 años y tres meses y 45 años y dos meses de prisión, ambos acusados de esquemas de corrupción y lavado de dinero, entre otros, en más de R$224 millones.

El propio Juez Moro absolvió a Claudia Cruz, mujer del expresidente de la Cámara, Eduardo Cunha, porque dice que no fue probado que la cuenta que tenía en Suiza, con más de un millón de dólares, eran recursos provenientes de Petrobrás. En base a un criterio opuesto al que utilizó para condenar a Lula con el tríplex de Guarujá, Moro afirmó que ella debería haber percibido que llevaba un nivel de vida elevado, inconsistente con los ingresos y cargo de Cunha, por lo que su comportamiento fue “altamente reprobable”, sin esto ser suficiente para condenarla.

Antonio Pimenta Neves, ex jefe de Redacción del O Estado de Saõ Paulo, mató el 20 de agosto del 2000 a su novia y colega Sandra Gomide con dos tiros por la espalda. A pesar de confesar haberla matado a sangre fría y de haber sido condenado a 19 años – reducidos luego a 15 años – en 2006, recién en 2011 pasó a prisión efectiva. No obstante, el 18 de febrero de 2016 se le concedió el régimen abierto por "buen comportamiento". El caso de Neves es paradigmático en Brasil, y por eso fue utilizado, entre sus ejemplos, por Luís Roberto Barroso, uno de los seis ministros del Supremo Tribunal Federal que le negó el Habeas Corpus a Lula, como justificativa de quiénes han escapado de la prisión usando recursos jurídicos.

Sin embargo, el ministro no mencionó en su lista otros casos notorios, y actuales de quienes se encuentran en libertad pese a ser sancionados por la justicia, como el senador Aécio Neves (PSDB) y el exgobernador de Minas Gerais, Eduardo Azeredo (PSDB). Este último condenado a más de veinte años de prisión en 2015 en primera instancia y en segunda instancia en 2017, recién tendrá su recurso atendido por el Tribunal de Justicia de ese estado el próximo 24 de abril y su causa prescribe este año…

Azeredo fue condenado por el escándalo del “mensalão”, el sistema denunciado de corrupción de la Cámara de diputados que se desató en 2005. En ese momento surgió el “mensalão tucano” – como se los llama a los integrantes del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB) y el “mensalão petista” – referido a miembros del Partido de los Trabajadores (PT). Ambos comenzaron judicialmente en 2007. Veinte petistas fueron condenados; sólo Azeredo lo fue entre los tucanos – no llegó a estar preso y la causa puede prescribir. Tres de los otros 11 acusados del PSDB vieron el plazo prescribir y uno ya falleció.

País PPPP

Son estos episodios que hacen popular en Brasil la expresión que en el país las cárceles son para los PPPP: Pobres, Pretos (negros), Prostitutas y Petistas (del PT). En los crímenes de personas no políticas, el Departamento Penitenciario Brasileño señaló que entre 1992 y 2014 la población carcelaria aumentó 531,6%. Aunque la población negra constituye 51% del total de Brasil, dentro de las cárceles crece a 67%. Además, 53% no terminó la primaria. Esto en un total de 607.731 personas presas, 230 mil más que su capacidad. Cerca de un tercio están presos en relación al tráfico de drogas y 15% por homicidio; 20% por robo y 10%, hurto – “otros”, 11%. Muchos son pequeños delitos, pero el sistema no separa a éstos quienes cometieron violentos delitos.

Más del 40% de los actuales presos ni siquiera fueron condenados. Esto es fuente de otra importante diferencia de trato. El Código Procesal Penal brasilero separa presos provisorios según su nivel de escolaridad desde 1941 junto a otros criterios selectivos, como abogados, delegados de policía, magistrados, miembros do Ministerio Público, ministros de confesión religiosa, embajadores, parlamentarios, concejales, intendentes, gobernadores e incluso quienes fueron miembros de Tribunal de Juri. Estas personas tienen derecho a celda especial. Si bien generalmente están acompañados con otros beneficios, ya los libera de la superpoblación. Sólo 1% de los presos de Brasil son universitarios. Este período de prisión sin condena, cuando no se les concede la libertad provisoria, puede llegar a durar años. El Ministro Gilmar Mendes declaró en una reciente entrevista que llegó a conocer dos personas que estuvieron presas más de diez años sin haber sido condenados.

Las condiciones de los no-beneficiados son tales que, José Eduardo Cardozo, hace unos años cuando era Ministro de Justicia, declaró que el sistema penitenciario brasilero era “medieval” y que prefería morir a pasar años en cárceles brasileñas. En un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Brasil es señalado como el país que menos gasta en su sistema penitenciario, equivalente a 0,06% del PBI, entre los 17 países de América Latina y el Caribe. En enero del año pasado, un conflicto en la prisión Anísio Jobim en Amazonas dejó 56 muertos. El Consejo Nacional de Justicia después de haber visitado la unidad en octubre de 2016 había clasificado la unidad “pésima”. El cura Valdir Silveira le dijo a la BBC Brasil, tras tres visitas en 2015, que la misma era “una fábrica de tortura, que produce violencia y crea monstruos. Un ambiente de tensión y barbarie constante". Además, declaro que esto sucede en todos los Estados: “bombas-reloj que pueden explotar a cualquier momento a lo largo del país entero”. Estos episodios, de hecho, son frecuentes.

La diferencia de trato dado a los PPPPs es llamativa. Por ejemplo, el Tribunal Regional Federal que el 24 de enero confirmó – y aumentó – la condena en primera instancia a Lula lo hizo en 196 días; tiempo récord para Brasil y la más rápida de todas las apelaciones de la Operación Lava-Jato, Esto llevó al sociólogo y cientista político Emir Sader a tuitear que “El revisor del proceso de Lula leyó 250 mil páginas en 6 días. Esto es, leyó 2 mil páginas por hora, sin dormir, durante 6 días”. Ese mismo Tribunal aún no se expidió sobre el incendio del 27 de enero de 2013 en la ciudad de Santa Maria, en Rio Grande do Sul, dentro del boliche Kiss que mató a 242 personas y dejó 636 heridos – episodio similar al de Cromañón.

Dentro de la Lava Jato están investigados políticos prominentes del PSDB, como los senadores Aécio Neves y José Serra (quién además recientemente se le archivó un proceso) y Geraldo Alckmin. Fueron considerados posibles candidatos del partido a estas elecciones de 2018. El mismo día que se dictó la prisión a Lula fue detenido Paulo Vieira de Souza, llamado Paulo Preto, a quien se considera operador del PSDB y figura cercana a Serra e Alckmin, ambos ex-gobernadores del Estado de San Pablo, marcó en el cual actuó y se le acusa de desviar R$ 7,7 millones. A pesar de que el PSDB expidió una nota afirmando no tener vínculo con Souza, es tomada por muchos como manera de enfrentar la visión PPPP. Sin embargo, ayer el Superior Tribunal de Justicia que podía investigar a Alckim sin fueros de privilegio porque acabó de renunciar como gobernador de San Pablo, para poder ser candidato presidencial, retiró la investigación a los responsables de la Lava-Jato de San Pablo, que habían solicitado con urgencia el proceso, para que sea tratada por la Justicia Electoral de ese estado. Esto es visto como un blindaje a Alckim quien fue acusado por ex ejecutivos de Odebrecht.

PPPP + KKK?

"Tirá esa basura por la ventana” se escuchó en las grabaciones de las frecuencias de la torre del aeropuerto de San Pablo, del avión que llevaba Lula a ser detenido a Curitiba. Tanto las FFAA como la Secretaría Nacional de Aviación Civil brasileñas declararon que alguien entró en la frecuencia y no tienen capacidad para descubrir el autor. Oscar Maroni, dueño de la casa nocturna Bahamas en San Pablo, distribuyó cervezas gratis para tres mil personas para festejar la prisión de Lula. También prometió un mes de cerveza gratis si Lula es ejecutado en prisión. Estos episodios se juntan a los tiros y piedras que recibió la Caravana de Lula mientras recorría el Sur de Brasil y a las amenazas del general Villas Boas expresadas en vísperas de tratarse el pedido de Habeas Corpus de Lula, que el ejército repudiaba “la impunidad”, abriendo la posibilidad de una intervención militar en el caso que Lula fuese electo presidente.

El vice-presidente del PT, Luiz Dulci declaró que mientras ningún líder o militante de derecha fue asesinado, “en el último mes hubo más de diez muertes en Brasil, todas personas progresistas o de izquierda”. El caso más notorio es del de Marielle Franco, la concejal carioca, pero también lo fue Alexandre Pereira Maria, líder comunitario que declaró como testigo en esa causa. Esto refleja un creciente clima de intolerancia y de “normalidad” en actos violentos contra el PT y otros partidos que se oponen a la elite que hace recordar prácticas del Klux Klux Klan en el sur de Estados Unidos.

Las elecciones de este año ponen presión a este ambiente. La jugada de la prisión de Lula implicaba que sus votantes optarían por otros candidatos aceptables para la elite. La movilización en favor de Lula y contra los usos judiciales en privilegio de la elite ponen en duda que esto suceda. Sin embargo, en una sociedad políticamente apática, gran parte de ella se mantiene al margen del conflicto. Así, un riesgo es que la polarización, que implica defender la causa Lula, genere un polo opuesto violento y de rasgos fascistas. Este camino puede incluso poner como opción un golpe militar. Un camino intermedio parece difícil de ser encontrado a esta altura.

La aceptación a la prisión de Lula como si nada anormal ha sucedido, implica que nada haya cambiado. Que siga el país PPPP. Esto también parece difícil, aún si la elite consigue electoralmente sus propósitos este año. Fundamentalmente, porque los juzgadores por primera vez están siendo juzgados por parte de la sociedad. Esto es parte de la ‘idea Lula’ que se instaló en mucha gente en Brasil y, como el propio Lula manifestó, ya no depende de su persona: preso o libre; vivo o muerto.

*Profesor UFRGS (Brasil)

 

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BREVE HISTORIA DE LA PRIVACIDAD por Valentín Muro*

| 11 abril, 2018

En 1844, se armó un alboroto tremendo cuando Giuseppe Mazzini, un exiliado italiano en Londres, se convenció de que el gobierno británico leía su correspondencia. Para probar su teoría, Mazzini decidió enviarse cartas a sí mismo, incluyendo en el sobre semillas, mechones de pelo y granos de arena. Al recibir sus cartas sin rastros de los agregados, confirmó su sospecha. Mazzini puso en marcha una denuncia que terminó en la abolición de la potestad del correo para abrir correspondencia privada ( vigente también en la Argentina).

Muchas discusiones tomaron vital importancia a partir de las revelaciones de Edward Snowden en 2013, que mostraban el modo en que el gobierno de EE.UU. espiaba de manera irrestricta tanto a ciudadanos estadounidenses como extranjeros . Pero en la discusión difícilmente se puso en duda la importancia de la privacidad para la vida en Occidente.

Sin embargo, la privacidad tal como solemos entenderla no tiene mucho más de 200 años. Durante milenios, la conveniencia y la supervivencia fueron priorizadas por encima de las virtudes de la privacidad, que en la prehistoria podían implicar alejarse de la sociedad. Bañarse, tener sexo, y prácticamente todas las actividades domésticas se realizaban en frente de familiares y amigos. La historia de la privacidad siempre estuvo marcada por su tensión con la comodidad.

 

Incluso hoy, a pesar de ser un concepto común, es difícil dar una definición última de privacidad . Si bien en sentido estricto el concepto no apareció hasta el siglo XIX, puede rastrearse en discusiones dadas a lo largo de la historia. En la Antigua Grecia, por ejemplo, fue Aristóteles quien hizo la célebre distinción entre la esfera pública, correspondiente a la actividad política, y la esfera privada de la familia y la vida doméstica. Esta distinción, como señala la historiadora Samantha Burke, se reflejaba incluso en la arquitectura de sus casas, que procuraba equilibrar luz natural con la mínima exposición posible.

 

En contraste, las ostentosas casas de los ricos en el Imperio Romano, alejadas de las ciudades, se caracterizaban por amplios jardines abiertos que permitían ver y escuchar lo que sucedía en sus interiores. Esta pérdida de privacidad, según Plinio el Viejo, era vista como característica de la fortuna. En los diminutos departamentos de las ciudades romanas, la situación era muy parecida: a través de las paredes podía escucharse hasta el más sutil sonido. Hasta el siglo XV, las paredes interiores de las casas eran más bien raras: dada la dificultad para calefaccionar, anfitriones, huéspedes y sirvientes, tres o cuatro personas, podían dormir en una misma cama. Hasta bien entrado el siglo XVIII, la cama era la posesión más valiosa en una casa.

El foco de la privacidad

En Occidente, en general ya no consideramos un lujo bañarnos sin ser mirados o poder recluirnos en una habitación. El foco de la privacidad va cambiando, muchas veces en relación directa con nuestros medios de comunicación. Esto da pie a una progresiva expansión de la noción misma: a medida que aparecen nuevas tecnologías de la información, desde las postales al teléfono, aparecen nuevas maneras de espiar las vidas privadas de los demás. Esta situación se ve agravada porque, casi sin falla, suele elegirse lo más barato y conveniente por encima de lo más confidencial.

Hoy en día, aunque muchos de estos ejemplos nos resulten ajenos, siguen vigentes muchas discusiones sobre qué hace a lo privado y a lo público. Por ejemplo, en los primeros años del acceso doméstico a internet, era de lo más frecuente la recomendación de no usar nuestro nombre y apellido para comunicarnos con extraños. Hoy, servicios como Facebook rechazan explícitamente el uso de seudónimos.

No solo lo que consideramos privado cambió con el tiempo, sino que el alcance que puede tener la información una vez hecha “pública” nunca fue tan amplio. En minutos, un tuit puede llegar a decenas de miles de personas, o una foto puede cambiar irreversiblemente el curso de una vida. Con la facilidad para comunicarnos, en muchos casos viene la facilidad para espiar nuestras comunicaciones, y eso suscita interrogantes sobre los límites de la privacidad.

Libertad de pensamiento

¿Es legítimo que los Estados escuchen conversaciones de sus ciudadanos para, según ellos, protegerlos de amenazas como el terrorismo? Cuando tomamos fotos de extraños (o de nuestros hijos), ¿ tenemos derecho a publicarlas en Facebook sin su consentimiento? ¿A quién le pertenece esa información? Se originan también problemas incluso más insidiosos: ¿qué constituye información privada? Nuestros hábitos de compra, nuestros recorridos diarios, o la frecuencia con la que prendemos y apagamos las luces de nuestra casa, ¿son datos privados?

Javier Pallero, analista de políticas públicas en Access Now, señala que “en la sociedad hiperconectada de hoy la privacidad se torna esencial para la libertad de pensamiento. No solo la tecnología la afecta, sino también las políticas públicas establecidas en torno a ella. Por ejemplo, en el caso de usar tecnología digital para votar, la mera sospecha de que mi privacidad fue violada (el secreto del voto) puede viciar mi voluntad. Nuestra elección pierde libertad”.

Con todo esto, parafraseando al psicólogo Jerome Bruner, se hace claro que la manera en que una cultura define a la privacidad no solo juega un papel importante frente a lo que consideramos privado, sino también frente al marco legal que se establece al respecto. El difuso límite entre lo privado y lo público se corre. De todos modos, de la escasez histórica de privacidad no debemos inferir una falta de preferencia por ella.

Por qué defender la privacidad

La privacidad no solo es beneficiosa para el desarrollo de nuestras vidas, sino también para el desarrollo de las buenas ideas. No es difícil imaginar cómo la genuina autonomía e individualidad son imposibles sin privacidad. Nuestra interioridad se define a partir de la posibilidad de controlar nuestra información más íntima.

En palabras de Edward Snowden, sin privacidad es imposible la exploración intelectual y la creatividad. Alineado en este sentido, Pallero concluye: “parecería haber un efecto inhibidor sobre la libre expresión, generado por la vigilancia masiva. ¿Realmente podemos desenvolvernos libremente si hay globos de vigilancia, cámaras y sensores observándonos en forma permanente?”.

Por privacidad solemos entender no solo el derecho a estar solos o la protección de nuestras relaciones íntimas, sino también el derecho a controlar nuestra información y el derecho a desarrollarnos de manera autónoma, entre muchos otros aspectos. Esta amplitud hace que restringir el concepto a una única definición se nos presente como una tarea infranqueable. Pero esta riqueza conceptual, en gran parte debida a su historicidad, lejos de hacernos caer en el más brutal relativismo, puede servirnos para analizar de manera crítica su rol fundamental para la vida en libertad.

 

*Valentín Muro coordina Wazzabi, una organización que promueve los valores de la ética hacker, y es investigador de los makers y la cultura del hacer.

 

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REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS por Roberto Savio*

| 7 abril, 2018

Fuente Other News

Roma, 4.04.18 – Ahora ya nos queda claro que estamos en un período de transición, aunque no sepamos a donde vamos. Lo que resulta evidente es que el sistema político, económico y social que nos ha acompañado desde el final de la segunda Guerra Mundial no se puede sostener más. Las desigualdades que crecen de manera exponencial, nos han retrotraído a los niveles de la época de la reina Victoria, según Amnesty International; pero ahora en el nivel global.

Hace diez años, 652 personas poseían la misma riqueza que el conjunto de dos mil trecientos millones de personas. Hoy sólo son ocho. Según las proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo, los jóvenes que ahora tienen 18 años se jubilarán con una pensión mensual promedio de 632 euros. A pesar de los discursos oficiales, nos estamos sumando a la indiferencia general sobre el límite de dos grados centígrados de aumento en la atmósfera desde 1854, considerado como el límite para que en nuestro planeta ocurran cambios irreversibles.

Las finanzas ya salieron de la economía y han creado su propio mundo en el que, actuando sin organismos internacionales de control, las transacciones financieras de sólo un día son cuarenta veces superiores a la producción mundial de bienes y servicios. Los bancos más importantes han pagado de 2009 al día de hoy, algo así como 800 mil millones de dolares en multas por operaciones ilegales. La participación política descendió un promedio de 86 por ciento en 1960 al 63.7% de hoy.

Un análisis a profundidad es muy complejo dado que incluye todos los aspectos de nuestra vida. Empero, lo que sí es posible es individualizar los puntos importantes de reflexión y debate para concentrarnos juntos en ello, con la esperanza de que nos conduzcan a otras reflexiones y otros puntos de vista dado que el tema de la crisis es global y tiene que ver con todos los aspectos de nuestra vida. Las reflexiones son siempre sugerentes. Las que se presentan a continuación, se plantean a partir de hechos en los que yo he participado. Pero sólo son hechos…

Reflexión No. 1

Las raíces de la crisis vienen de tiempo atrás. En 1973 la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta por unanimidad un plan de gobernabilidad global que tiende a la reducción de las desigualdades entre sus miembros y lo llama Nuevo Orden Económico Mundial. El plan nace con el apoyo de los Estados Unidos  (aunque fue un proyecto de México y Argelia). El sistema internacional posguerra, así como las Naciones Unidas nacen por iniciativa de los Estados Unidos, vencedor principal de la segunda Guerra Mundial que tiene interés en la preservación de la paz y el desarrollo, luego de una guerra en la que perdieron cerca de medio millón de soldados sobre una población de 140 millones de personas (Alemania perdió a su vez 15 sobre una población de 78 millones de habitantes, además de dos millones de civiles frente ninguno de Estados Unidos y los veinte millones de muertos de la URSS). Las Naciones unidas nacen con el compromiso de Washington de contribuir con el 25 por ciento de su presupuesto, dato que compara la diferencia con el día de hoy cuando Trump amenaza con su retiro. Hasta la Cumbre de Cancún en 1981 que reunió a los 22 jefes de Estado más importantes del mundo (con excepción de los del campo comunista) se vivía con la ilusión del final de las desigualdades sobre la base de una democracia mundial en la que la mayoría de los países decidiría el curso a seguir en aras del el bien común.

En Cancún participó el recién electo presidente Reagan quien anuncia que los Estados Unidos no aceptarán más sujetarse a las reglas de una abstracta democracia mundial. Los Estados Unidos no son un país como los demás y regresarán a decidir sus políticas internacional y comercial. A la misma reunión asistió Margaret Thatcher que se convierte en el lado europeo de Reagan. Nace entonces una nueva visión del mundo. La sociedad no existe, existen los individuos (Thatcher). Las fábricas no contaminan, son los árboles (Reagan). La pobreza produce pobreza y la riqueza produce riqueza. De ahí que hay que reducir al mínimo los impuestos a los ricos a efecto de que ellos distribuyan la riqueza.

Reflexión No. 2

Algunos años después de Cancún, en 1989, cae el muro de Berlín, lo que significa el fin de las ideologías, las camisas de fuerza que nos llevaron al nazismo y al comunismo. La idea es que hay que ser pragmáticos. La política debe resolver problemas concretos, no andar buscando utopías. Sin embargo, la solución de un determinado problema sin que esté inserta en la visión final de la sociedad (de derecha o izquierda, poco importa), en realidad se llama utilitarismo y la política destinada a la administración y no a las ideas, nos aleja de la participación política y aumenta la corrupción. Sin programas con ideales se incrementa la importancia personal del político, posiblemente fotogénica y por analogía telegénica, que se mide en la tv y no en las plazas públicas. Es el marketing y no las ideas o los programas el instrumento principal de las campañas electorales.

Reflexión No.3Al mismo tiempo, aparece un solo pensamiento sin alternativa TINA (por sus siglas en inglés, There Is No Alternative) acuñado por la Thatcher, la globalización neoliberal. Resulta curioso que antes de la caída del muro de Berlín, el término globalización no aparece en los medios de comunicación. Se fundamenta en el modelo socioeconómico y político del llamado Consenso de Washington, el paradigma de desarrollo impuesto por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos que establece la adopción de las siguientes reformas: estabilización macroeconómica, liberalización (comercial, financiera y de inversión) privatización y desregulación. Elimina por todos lados las

barreras de protección nacionales, reduce los gastos no productivos (educación, salud, asistencia social) y promueve la libre competencia entre los Estados. Famosa es la definición que de ello hace Kissinger “el nuevo paradigma de la supremacía americana”. Los países en desarrollo la viven con sumisión a las reglas económicas dictadas por el Norte. Kissinger no vio que una vez abierta la vía de la libre competencia, China y otras naciones podrían emerger.

Reflexión No. 4

Las reacciones de la izquierda frente al pensamiento único que llega y puede llamarse Tercera vía, propuesta con buen éxito por Tony Blair, son abandonar las viejas ideas de la izquierda, cabalgar con la globalización y aceptar la falta de alternativas. La socialdemocracia, desde Blair a Renzi busca transformarse en un partido transversal que incluya aún al centro con una política proactiva basada en hechos concretos, sin jaulas ideológicas ya superadas. De hecho, la izquierda pierde a sus adherentes y la crisis de 2008 que se debió a la ausencia de controles sobre los bancos americanos desembarca luego en Europa (con gobiernos de izquierda casi en todas partes) y elimina su capacidad de distribuir los excedentes. Crisis para los obreros, la clase media, víctimas de la globalización quienes buscan nuevos defensores y comienzan a votar por la extrema derecha, por los Le Pen, los Farage, los Wilder y ahí se van para llegar a votar ahora por Salvini y las 5 Estrellas.

Reflexión No. 5

Muchos historiadores sostienen que la codicia y el miedo han sido unos de los principales motores del cambio en la historia. Ricardo Petrella en su último libro “En nombre de la humanidad” piensa que estos motores fueron utilizados mediante tres trampas: en nombre de Dios, en nombre de la Nación y en nombre del lucro. No cabe duda de que, desde la caída del Muro, los valores de la globalización (competencia, lucro, individualismo, exaltación de la riqueza), al igual que la desaparición del debate político sobre la justicia social (solidaridad, transparencia, equidad, etc.) han creado una ética fundamentada en la codicia. Veinte años después, en 2009, la crisis económica y financiera en los Estados Unidos, primero con la especulación inmobiliaria y luego en Europa con los bonos soberanos, abre un segundo ciclo, el del miedo.

Reflexión No. 6

El ciclo del miedo, en el que nos encontramos plenamente (sin haber abandonado la codicia mientras vuelven las trampas en nombre de Dios, de las Naciones y del lucro), crea una nueva derecha sin ideas y está sustentada en emociones. El Brexit y Trump son fenómenos que fácilmente lo demuestran. Pero el fenómeno es mucho más profundo. Vivimos en una sociedad líquida, sin estructura de ideologías o de clases. En esta sociedad resulta fácil para los dirigentes montarse en el miedo y la codicia para brincar al escenario público…

La crisis del 2009 se suma a la inmigración masiva proveniente de los países invadidos por occidente para deponer a los dictadores e instaurar automáticamente la democracia. (la segmentación de la antigua Yugoslavia, un país moderno y europeo, luego de la muerte de Tito debió haber sido una advertencia). No llega la democracia, pero sí el caos, la guerra civil, la sangre y la destrucción. En 2003 George Bush inicia la invasión de Iraq. En 2011 estalla la guerra civil en Siria que se convierte en un desencuentro que opone a las potencias árabes, europeas, la americana y la rusa (con seis millones de desplazados y medio millón de muertos),

En 2011 Sarkozy propicia la invasión de Libia. De las ruinas de Iraq nace el ISIS, el terrorismo en el nombre de Dios que propugna un retorno al islam original (el wahabismo financiado en el mundo por Arabia Saudita con 80 mil millones de dólares en los últimos veinte años). Todo esto después de que quince años antes se unieron en Al Qaeda las fuerzas veteranas de la guerra financiada por Estados Unidos contra la ocupación rusa de Afganistán, bajo el mando de Bin Laden quien perpetró el primer ataque de la historia en suelo americano. Como dice el famoso caricaturista el Roto del País: “nosotros mandamos bombas y ellos nos mandan refugiados”. Los refugiados que llegan disparan dos trampas: el nombre de Dios y el de la Patria. En la Europa de hoy los partidos de extrema derecha y los soberanistas representan la segunda fuerza política frente a los socialistas. Si hoy se llevaran al cabo elecciones europeas, la derecha radical obtendría 40 millones de votos, en adición a los gobiernos de Hungría, Polonia, las RR. Checa, Eslovaca y Austria, pero también afecta a los gobiernos nórdicos, Holanda y la misma Alemania desde que el AFD obtuvo 92 curules.

Orbán de Hungría lanza la llamada “democracia illiberal”, Polonia denuncia el laicismo de la Unión Europea y convoca a una gran marcha con los populistas soberanistas de toda Europa al grito de “en el nombre de Dios”. El Grupo de Visegrad (Hungría, RR. Checa, Eslovaca, Polonia y ahora Austria) denuncia la entrega de Europa al Islam lo que crea una fractura entre el Este y Oeste de Europa, misma que se suma a la del Norte-Sur bajo la perspectiva de la economía: austeridad o solidaridad. Empero, aparece una novedad.

Estados Unidos intervienen en Europa abiertamente apoyando a partidos nacionalistas de derecha y xenófobos que no sólo miran hacia Trump, sino también hacia Putin. Como resultado, en una Europa que envejece rápidamente (por ejemplo, en Italia los jóvenes de entre 18 y 25 años sólo representan el 3 por ciento de los votantes), la inmigración se ha convertido en una gran bandera de la derecha populista y los xenófoba. Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional ha lanzado una advertencia: Europa necesita absorber en el corto plazo 20.5 millones de inmigrantes para sostener su sistema de pensiones y la productividad. Las estadísticas demuestran que los inmigrantes contribuyen más al sistema de lo que le cuestan; constituyen la mayoría de las nuevas pequeñas empresas, cuyo sueño es integrarse rápidamente al sistema. Mas no existe un debate sobre la migración y qué tipo de inmigrantes hay que aceptar y recibir. Ahora son vistos todos como invasores peligrosos con intenciones de destruir la identidad europea, de criminalidad, de ocupar los puestos de trabajo de los ciudadanos europeos, víctimas de un intenso desempleo. Aún así Trump, en un país integrado por inmigrantes ha hecho del control de la inmigración uno de sus caballos de batalla.

Un fenómeno trágico es que los jóvenes, muchos menos que los jubilados ya no están activos políticamente. En el curso de la historia, los jóvenes irrumpían en la escena política para cambiar el mundo que encontraban. Si hubieran votado el Brexit no habría ocurrido. Pero el sistema político de los viejos los ignora. El gobierno Renzi asignó 30 mil millones de euros para salvar a cuatro bancos. El presupuesto total anual dedicado a los jóvenes italianos es de dos mil millones.

Desde la creación de las Naciones Unidas en 1945 pasamos de 2.5 mil millones de habitantes a 7.5 mil millones hoy día. El crecimiento de la población sólo se detendrá en el 2050 cuando seamos 9.5 mil millones. Durante el mismo período, África se duplicará. O encontramos un necesarísimo acuerdo de gobernabilidad y de la inmigración, o habremos de disparar sobre los migrantes como algunos proponen.

Reflexión No.7

Los intelectuales y los politólogos están siempre sorprendidos por la pasividad de los ciudadanos que parecen completamente anestesiados y ya no reaccionan a nada, aunque la política vaya en contra de sus intereses. La historia del Brexit ha sido objeto de muchos análisis. ¿Cómo es posible que las zonas más deprimidas que tanto recibían de Europa hayan votado la salida? ¿Cómo es posible que Polonia, el mayor beneficiario de los fondos europeos (tres veces el Plan Marshall) vote en contra de Europa? ¿Cómo es posible que Trump, quien debiera drenar los pantanos de los grandes intereses a favor del pueblo ignorado por los grandes poderes, gobierne aliándose con los grandes capitales y el ejército (además de sus propios familiares) y sus electores le permanezcan fieles? El 92 por ciento de sus votantes se declara hoy en amplia disposición para reelegirlo. Existen muchas interpretaciones de esta situación paradójica. Pero como decía Thalleyerand “cada Nación tiene el gobierno que se merece”.

Debemos reconocer que desde la crisis del 2009 la clase política es la que más crédito ha perdido. Habría que examinar el impacto de las  evasiones  televisiva de “Big Brother” de 1989: la sensación de distanciamiento del poder político, cómo un refugio hacia un espacio virtual, como Internet, ha contribuido a un individualismo fruto de la frustración y de la falta de debate sobre las ideas. El ejemplo macroscópico de esta anestesia general es el cambio climático. Los ciudadanos comunes lo ven todos los días en su vida cotidiana: fotos impresionantes de la desaparición de glaciares, nevadas en el Sahara, huracanes, incendios, tormentas… Todos tienen los datos de la comunidad científica que comprometió en París a los gobiernos de todo el mundo mediante la firma de un acuerdo insuficiente y sin controles. No necesitan estudiar para saber. Pueden ver cómo los gobiernos hablan de ello, mas no hacen nada. Continúan gastando para financiar tres veces más en la industria fósil que lo que invierten en la industria renovable. Incluso, Italia ha convocado un referéndum para continuar con la explotación de campos petroleros en el sur.

Y estos días, el gobierno español combate a las industrias eléctricas que quieren clausurar sus centrales de carbón. En España los jubilados han hecho una marcha impresionante para defender sus pensiones. Empero, ningún país ha convocado una marcha sobre el clima. Se podría escribir mucho sobre la ausencia de reacciones de los ciudadanos sobre problemas vitales. Y ello constituye la base del cambio de época en el que nos encontramos.

Reflexión No. 8

El impacto de la tecnología. Tomemos el impacto de la IV Revolución Industrial que llega. Recordemos que la Primera fue a principios de los 1800 cuando la  mecanización sustituyó al trabajo individual, como los telares mecánicos frente a los manuales. Entonces fue fácil reciclar a los trabajadores que pasaron de los telares de casa a los de la fábrica. La Segunda fue hacia el final de los 1800 gracias a la utilización de máquinas activadas por energías mecánicas con origen en nuevas fuentes como el vapor. Nacen las redes ferroviarias, la construcción de embarcaciones de vapor y veloces medios de comunicación con importantes descubrimientos en los campos químico, médico, la cadena de ensamble, la electricidad, el teléfono, etc. Aún en ese momento, gracias al traslado del campo a la fábrica, el hombre sigue siendo vital para la producción.

Nacen también las batallas políticas por un reconocimiento equitativo de su trabajo, así como la política moderna. La Tercera Revolución se ubica al final de la segunda Guerra Mundial cuando el progreso de la tecnología y después, con el internet a la cabeza cambia la manera de trabajar. Ahora, como consecuencia, está iniciando la Cuarta que se fundamenta en la inteligencia artificial y la robotización que producen el 17 por ciento de los bienes y servicios, mas se calcula que en el 2030 generarán el 30%. Sólo la autonomía del transporte desplazará en Europa a seis millones de taxistas, camioneros, choferes de medios públicos; cambiará totalmente el sistema de transporte, la industria automovilística, las aseguradoras, etc.

Empero, esta vez, ¿sabrán reciclarse los conductores de taxis en una sociedad que privilegia el conocimiento tecnológico frente al trabajo tradicional? Vamos hacia un problema estructural que la política ya dirigida hacia tiempos brevísimos ignora todavía. Todo esto, ¿no corre el riesgo de aumentar el desempleo, el miedo y las tensiones sociales y políticas? Es sólo un ejemplo de cómo la distancia entre la política y la tecnología, las finanzas y la globalización se va ampliando dramáticamente.

Reflexión No.9

La crisis del multilateralismo. De las ruinas de la segunda Guerra Mundial nació la conciencia de que sólo a través de la cooperación multilateral se podría buscar una paz duradera, luego de la tragedia provocada por el nacionalismo y de la idea del dominio sobre los demás. Nacieron también organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, con todas sus agencias y fondos, del Unicef a la Fao, de la Organización Mundial de la Salud a la de la Energía Atómica y, en Europa, el gran proyecto de la Comunidad Europea, todos junto a proyectos regionales de la Asean a la Organización de Estados Americanos, el Mercosur, etc. Todo bajo el sistema multilateral hoy en crisis. Las guerras comerciales de Trump están destruyendo el sistema de intercambios comerciales.

De la democracia mundial de Roosevelt al libre intercambio y competencia de Reagan, hemos pasado a los intereses americanos únicamente, America first. Las guerras monetarias despuntan en el horizonte. He aquí la idea de competir y no cooperar, la codicia como valor que sustituye al valor de la cooperación que ayuda a los débiles y controla a los fuertes se está extinguiendo. Así como Kissinger no vio que un día la libre competencia se rebelaría contra los Estados Unidos , Trump no ve que una política de enfrentamientos podrá revertirse un día. Rusia, China y los Estados Unidos regresan a la era de los cañonazos que parecía ya desaparecida. El presente y futuro inmediato se asemejan a una peligrosa reedición de los años treinta, borrosos y desenfocados por la segunda Guerra Mundial. ¿Tendrán conciencia de ello los que votan por el nacionalismo?

Como dice el Papa Francisco, estamos ya en una fraccionada tercera Guerra Mundial… ya superamos el número de refugiados de entonces. A las guerras en nombre de la patria en África, se agregan aquellas en el nombre de Dios, de los Rohyngia en Birmania a los terroristas islámicos… Habíamos pasado decenios derribando muros y ahora estamos construyendo más que antes… Pareciera que el futuro va en contra de los intereses de la humanidad que ahora conoce la amenaza planetaria que no existía en los años treinta, del clima a lo nuclear, en un proceso de darwinismo social y económico que ya sabemos a dónde conduce…

Reflexión No. 10

Resulta evidente que la reflexión final es la necesidad de encontrar una gobernabilidad de la globalización y de la Cuarta Revolución Industrial. No es verdad que carezcamos de ideologías. La globalización neoliberal es una ideología de una fuerza sin precedentes que ha producido nuevos fenómenos, como las finanzas globales, un sistema multinacional más fuerte que los gobiernos en el que el ejemplo de uso del Facebook para usar a los ciudadanos como mercancía, para influir en sus preferencias políticas y comerciales demuestra que estamos inmersos en una profunda crisis de democracia.

Entramos en un mundo inimaginable descrito por los pioneros de la ciencia ficción, Orwell y Clark, fundamentado en las máquinas y el poder de pocos. Hace sólo diez años en China era impensable el ascenso al poder total como el de de Xi, de Erdogan en Turquía o de Putin en Rusia. Eran impensables el Brexit y Trump. Era impensable que los paraísos fiscales acumularan la cifra colosal de 80 billones de dólares. Era impensable que ocho personas poseyeran la riqueza de 2.3 mil millones. Era impensable que Noruega tuviese un invierno con temperaturas cercanas a las de primavera. Hace diez años la crisis financiera abría un período de profundas y dramáticas transformaciones. A este ritmo de la aceleración de la historia como lo llamaba Toynbee ¿dónde estaremos dentro de diez años?

Se impone encontrar rápidamente un diálogo entre todos que sólo puede fundamentarse en el redescubrimiento de los valores comunes, en la construcción de la paz y la cooperación, en el derecho internacional como base de las relaciones entre los Estados y reencontrar el sentido del reparto, de la paz y de la justicia social como base de la convivencia, que conduzca al hombre al centro de la sociedad y no al capital, a las finanzas o a la codicia y que nos libre del miedo. ¿Encontraremos el camino para hacerlo?

Concluyen aquí las 10 reflexiones para observar de dónde venimos y a dónde vamos. Sólo es una propuesta para pensar… Vivimos en una sociedad que se barbariza, en la que se dialoga y se lee cada vez menos. Se gasta el doble más en publicidad que en educación. El elector no tiene brújula. Si algún lector se siente animado a otras reflexiones, bienvenido. ¡Lo que importa ahora es reflexionar!

* El periodista italo-argentino Roberto Savio es presidente  de Other News, asesor de INPS-IDN y del Consejo Global de Cooperación. También es cofundador y presidente emérito de IPS.

 

 

 

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DÓLAR BARATO: POPULISMO DE GUANTE BLANCO por Andrés Ferrari*

| 7 abril, 2018

Fuente: El Cronista 1-2-2018

En el Foro Economico Mundial en Davos, el presidente Mauricio Macri expresó efusivamente su alegría por lo que considera un gran logro de la Argentina y de su Gobierno: haber salido del populismo, sin caos. Vaya uno a saber a qué ciertos políticos y personajes públicos y mediáticos se refieren por populismo.

Según la Real Academia Española, se trata de una “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”, aclarando que es usado más en sentido despectivo. Desde el punto de vista lógico, utilizarlo en sentido despectivo sería problemático para quién se considere defensor de la libertad individual. Al fin y al cabo, todo gobierno democrático, algebraicamente, es populista. Elegido por la mayoría de la población.

Esto no es un juego de palabras, pero sí un problema conceptual. Lo que se puede decir que constituyen actos económicos populistas –en ese sentido despectivo actual– no formaba parte, evidentemente, del recetario de medidas correctas por quienes forjaron inicialmente el liberalismo económico. Pero la democracia tampoco. Mientras, históricamente, el liberalismo económico proviene de los sectores mercantiles superiores de países de Europa occidental, el movimiento democrático es resultado, bastante posterior, de los conflictos sociales (para evitar espantar lectores diciendo lucha de clases).

Liberalismo y democracia

Quién desea ir más allá de una versión hollywoodense de la historia, no podrá pensar que en Inglaterra pasó regir la libertad política después que el Rey Juan aceptó la Carta Magna en 1215 o luego de que la Guerra Civil decapitara al Rey Carlos I en 1649. De hecho, el líder de ese movimiento, Oliver Cromwell, rápidamente reprimió al movimiento de Niveladores del ejército que procuraba instalar en el país sufragio universal e igualdad ante la ley, entre otras medidas radicales para la época. Tampoco el sufragio universal formó parte de la Declaración de Derechos de 1689. Ese año se publicó el famoso Dos tratados sobre el gobierno civil en el cual su autor John Locke –“padre del liberalismo clásico”– plantea fundamentales principios del Gobierno Republicano y de libertades individuales, pero no una democracia como hoy se entiende. Salvo Rousseau, que proponía una democracia directa, ninguno de los principales pensadores liberales –político o económico– proponía una democracia en el sentido actual. Algunos, como John Stuart Mill o Alexis de Tocqueville, aceptaban, y con pesar, que eventualmente sería inevitable una democracia como las actuales, pero no proponían su implantación en su tiempo. Ellos, como también Montesquieu y Kant, veían problemático “que la mayoría decida la autoridad política”. En general, compartían el temor de Platón de que la democracia degeneraría hacia una tiranía y a lo sumo aceptaban su viabilidad en pequeñas ciudades-estado, que evidentemente era contrario a la tendencia política de la época del liberalismo que era la construcción de grandes estados-naciones.

Todo gobierno democrático, algebraicamente, es populista. Elegido por la mayoría de la población

Históricamente, el “grado” de democracia que hubo fue definido por alguna forma de “selección” –económica, racial, status social, religiosa, clase, etc.– sin siquiera entrar en la cuestión de género, ya que el voto femenino es un hecho que, en el mundo entero, comienza recién en el siglo XX. Por ejemplo, al nacer EE.UU., sólo los hombres blancos, protestantes y dueños de propiedad tenían derecho a votar: 6% de la población. En Francia, luego de un breve período entre 1792-95, recién en 1848 con la “Segunda República” se estableció el voto universal masculino. En el año anterior, la democracia censataria permitía votar a menos de 250.000 hombres dentro de una población 36 millones. En el Reino Unido, la reforma de 1832 aumentó el derecho voto a uno de cada seis hombres y esta cantidad recién será duplicada en 1867. No obstante, durante todos estos momentos existieron diversas restricciones “de letra chica”.

Esto en cuanto a poder elegir; el derecho a poder ser elegido era aún más restricto, inclusive a los cargos parlamentarios.

Crease o no, nuestra Constitución de 1853 nos convierte en uno de los primeros países en la historia en adoptar el sufragio universal masculino —aunque sin “peros” luego de la Ley Saénz Peña de 1912-. En los que llamaríamos países avanzados, su adopción comienza a fines del siglo XIX, pero toma cuerpo luego de la primera guerra mundial. En Estados Unidos, el fin de la esclavitud luego de la guerra civil no terminó con diversas limitaciones y recién un siglo después, en 1965, se elimina todo tipo de restricción.

Por eso la relación liberalismo y democracia es problemática histórica y conceptualmente.

Populismo

Quién defiende un sistema democrático no puede darle al populismo un sentido despectivo. Se argumenta que populismo es obtener los votos para ser democráticamente elegido mediante promesas y políticas que pueden ser agradables para la 

mayoría de la población pero inviables temporalmente. Es más, serían perjudiciales para el bienestar futuro. Pero, ¿quién tiene derecho a considerar que todos los demás están siendo engañados?

Quién defiende un sistema democrático no puede darle al populismo un sentido despectivo.

Si el concepto de liberalismo es libertad –y no una doctrina específica política y económica– el conflicto con democracia, sin los peligros que temen los que usan populismo en sentido negativo, se resuelve mediante el diálogo y el razonamiento. Demostrando que una cierta política sería inconveniente para la mayoría. Ahora, si no se logra convencer, no significa que la mayoría está equivocada; significa que la mayoría opta –al menos en ese momento– por algo distinto. Tocqueville llamó a esto la tiranía de la mayoría –y sí, en parte es así: en una democracia, la minoría es víctima en cierto, pequeño o mayor, grado de las decisiones de la mayoría-.

El uso del Presidente del término populismo es, claro, el despectivo. Se refiere a políticas económicas  que buscan obtener votos afectando negativamente el futuro económico de la Argentina. Esto porque, a pesar de ser un mandatario populista en el sentido democrático, su recetario conceptual es doctrinario. Sus propuestas económicas buscan eliminar vestigios de ese populismo que habría heredado de acuerdo a esa doctrina: la reforma jubilatoria, negociaciones salariales, régimen de trabajo, sistema tributario, etc. Viene a corregirles a los argentinos los engaños que sufrieron por un gobierno populista, aunque llegó al gobierno de igual manera que el suyo. ¿Por qué un gobierno democrático que sigue otras políticas es populista y el suyo no lo es? Porque se guía por un concepto doctrinal por encima de un concepto democrático para definir lo correcto. La situación inversa constituye para él ese populismo despectivo.

Sin embargo, el mismo uso despectivo de populismo que él hace puede aplicarse a su Gobierno en el manejo cambiario. ¿Qué es sino el mantenimiento de un dólar barato bajo el cual millones de argentinos pululan por los centros turísticos mundiales, salen de compras al exterior o consumen fútilmente baratas importaciones triviales? Todo siguiendo una mundana política de endeudamiento externo como si se tratara simplemente de una cuestión de ir cerrando cuentas al andar. ¡¿Qué país –más aún uno de bajo desarrollo y poca riqueza como la Argentina– aceptaría mantener una política de endeudamiento externo y tipo de cambio barato para observar cómo esos recursos tan rápido que llegan, se van en turismo externo?!

La mitología del libre mercado

Como Macri es doctrinario, probablemente respondería que ese es un resultado del mercado libre que con el tiempo se ajustará. Esto es obvio: no aceptar la mitología del libre-mercado, y mucho menos considerar inteligente colocarse a su merced, no significa negar que el mercado existe. Lo que está en juego es a qué costo. Y lejos, muy lejos, de pensar que dejando que sólo el mercado ajuste esa irrealidad se estaría llegando al mejor de los mundos.

¿Qué país –más aún uno de bajo desarrollo y poca riqueza como la Argentina– aceptaría mantener una política de endeudamiento externo y tipo de cambio barato para observar cómo esos recursos tan rápido que llegan, se van en turismo externo?

De todas formas, el mercado no se puede expedir aun porque el Gobierno mantiene esa política que constituye un populismo en el mismo sentido despectivo con que él aplica el término. Es una fantasía total que mantiene argentinos alegres. Pero no todos claro. Es populismo cuyo acceso va disminuyendo de la cima para abajo de la pirámide social. Y, por eso mismo, un subsidio que el conjunto de la población les hace a esos privilegiados. Quién haga turismo externo puede pensar que es un gasto fruto de su propia actividad laboral. Sí; pero el precio barato del dólar lo obtiene gracias a que el Estado se endeuda y lo ofrece al mercado. Sin esos recursos obtenidos por el endeudamiento público, el precio del dólar sería significativamente más caro – y la gran mayoría no haría ese viaje externo. Ahora, como es endeudamiento público, se pagará por la recaudación tributaria que el Estado nacional haga sobre toda la población. Por eso, es populismo de guante blanco. Subsidio de los menos a los más pudientes.

Algunos argumentarán que devaluar traería un caos inflacionario. Es debatible, aunque sea una herejía decir esto en Argentina. Pero aceptando ese argumento, que se aplique, al menos, un impuesto fuertísimo sobre el turismo y compras externas. El doctrinarismo liberal se indignará con esta propuesta porque el Estado estaría interviniendo en la libertad de mercado con el gravamen. Y sí, por eso se llama im-pues-to. Tan impuesto como todos los otros impuestos que existen. O sea, tan intervencionista como la aplicación de cualquier impuesto.

El 'dólar barato' es un subsidio que el conjunto de la población le hace a un sector de privilegiados.

Si no se acepta un Estado que aplique impuestos, no se tendría ningún Estado –por lo que no habría fronteras, ni país: ¿cómo se pagaría, por ejemplo, a los trabajadores de migraciones? De hecho, sólo el ultraliberalismo más infantil llega a proponer ese extremo. La mayoría acepta, al menos, un Estado mínimo que realice tareas esenciales que el mercado no podría efectuar. Sin entrar en esa discusión más específica, esto significa que acepta impuestos. Por lo tanto, la discusión es cuáles impuestos. Y cómo se deciden…

Más absurdo aún es que mientras el liberalismo doctrinario rechaza cualquier alteración al mercado cambiario como intervención, pocos de esta visión aceptan que mantener un tipo de cambio ficticiamente barato también es intervenir. Si se hiciese para buscar favorecer la capacidad productiva adquiriendo, por ejemplo, maquinarias y bienes de capital que posteriormente incrementen el producto nacional, el liberalismo doctrinario al cual Macri es afín pegaría el grito en el cielo exclamando que estaríamos volviendo a los errores del pasado, a pesar de que es lo que han hecho todos los países en el mundo que llegaron a industrializarse.

Ahora, frente a este populista dólar barato la propuesta es esperar al mercado, a pesar que esa espera significa que se va reduciendo la capacidad productiva con sectores que no pueden competir frente a las importaciones o salidas de compras, turistas del exterior que no nos visitan (si al argentino se le sale barato salir, al extranjero le sale caro venir) y, por ende, un mercado interno que se va achicando a medida que aumenta el desempleo y se reduce la recaudación impositiva, en una interminable espiral recesiva. O sea: intervenir para intentar aumentar la capacidad destructiva, no; para observar la progresiva destrucción de la capacidad destructiva, sí.

Sobredosis de dólar barato

Habría que preguntarles aún a los beneficiados por este populismo de guante blanco –si aceptasen distraerse por un instante de sus paseos por el mundo– cuál se imaginan serán las posibilidades para sus hijos de la continuidad de este delirio fantasioso cambiario. Aun así, no se trata de cortar como acto autoritario este peligroso camino, si no como decisión populista, es decir compartida por la mayoría. Por otro lado, claro, al ver que los argentinos son los que más están demandando entradas para el mundial en Rusia este año, puede ser que se haya entrado en una irreversible sobredosis de dólar barato.

O quizás no es ese el caso, cuando uno observa nuestra reciente historia. Por ejemplo, la famosa grieta genera discusiones ásperas en prácticamente todos los temas, aunque no en este. De hecho, en el período anterior también se ejercía una política similar. Con la posibilidad de adquirir al Estado dólar a precio menor que en el mercado, y permitiendo libremente gastos en el exterior, ya en 2011 comenzaron el aumento del endeudamiento y el 

surgimiento de déficits externos, el inicio de esta tendencia. En realidad, sin endeudarse y sin déficit externo, el creciente gasto turístico y de importaciones a dólar subsidiado es anterior a ese año y fue parte del modelo “no fue milagro”.

Quizás populismo define la cantidad de población con posibilidad de embriagarse con dólar barato. Aunque no debe olvidarse, claro, que este combo completo ya se había consumido en la plata dulce de Martinez de Hoz y en la fiesta del “1 a 1” de Menem-Cavallo.

Siendo así, nobleza obliga a pedirle disculpas a nuestro presidente. No por estar de acuerdo con su manejo económico-cambiario, si no porque este manejo constituye, evidentemente, una voluntad populista —sin ningún sentido despectivo— de los argentinos. Macri estaría siendo, con la aplicación del dólar barato, un gran estadista que sigue una política de estado vista cómo estratégicas por la población —ajena a diferencias ideológicas-. Y por eso mismo se debe aceptar esta decisión democrática, aunque uno piense que constituye la senda hacia un suicidio colectivo.

*Profesor de UFRGS / Brasil

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