• INICIO
  • EDITORIALES
  • PLURIMIRADAS
  • ESPACIO CULTURAL
  • ESPACIO DE HUMOR
  • CARTAS DE LECTORES
  • ARCHIVOS
  • ENVIAR TEXTOS

| 30 junio, 2018

Queridos amigos:

 

Como hemos venido haciéndolo desde hace más de dos años les enviamos los últimos artículos publicados, con los links correspondientes.

Cuando iniciamos esta publicación junto a Nestor Grancelli Cha, quien fue hasta su muerte co-director del sitio, lo hicimos como una contribución para difundir ideas de quienes propician un país con instituciones fuertes, poderes independientes y espíritu republicano. Sin pecar de ingenuos, lo sentimos como un deber cívico para  modificar de alguna manera esta cultura anómica arraigada desde hace años en parte de la ciudadanía. Este blog es una pequeña colaboración para que se restablezca la noción de respeto a las leyes, porque si nos dejáramos abatir  por el pesimismo estaría todo perdido.

Con tristeza porque además éramos entrañables amigos, a pesar de esta  pérdida he quedado al frente para seguir con la tarea. Sería muy solitaria de no contar con la colaboración de columnistas ya amigos, que han seguido alentándome con sus contribuciones intelectuales.   

Siempre a la espera de  artículos, comentarios y cartas de lectores  que quieran enviar, espero seguir contándolos como lectores.

Como siempre un afectuoso saludo.

                                                                         Ernestina Gamas

                                                                                  Directora

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
EDITORIALES
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

LAS RAICES HISTORICAS DE LA CRISIS DEL CATOLICISMO POPULAR EN LA ARGENTINA. (II) por Jorge Ossona*

| 30 junio, 2018

El régimen militar inaugurado en marzo de 1976 apretó el pie en el acelerador de la erradicación de esta vertiente católica responsabilizándola como uno de las principales inspiradoras de la violencia insurreccional procedente del seno mismo de una institución tradicional de la Nación a la que intento “subvertir” mediante su infiltración marxista leninista. El terror estatal encontró entonces en ella a una de sus principales destinatarias; aunque sus orígenes comunes, sus concepciones análogas  del poder y de la sociedad, habilitaron más de una reconciliación e incluso asociación en nombre de la restauración de la “alianza del Pueblo con las Fuerzas Armadas”.

Acosadas, las organizaciones de base se replegaron y muchos de sus cuadros optaron por emigrar o esconderse en otros barrios. Algunos retornaron luego después de un tiempo prudencial prosiguiendo subrepticiamente sus acciones comunitarias bajo la forma de fomentismo. Estos  fueron testigos privilegiados de la ampliación progresiva de sus incumbencias conforme la reestructuración empezó a mostrar sus aristas más dramáticas y novedosamente excluyentes. También, de la enorme orfandad respecto de los referentes parroquiales temerosos o impotentes convertidos a un conservadorismo posibilista cada vez más alejado de los desafíos de la incipiente pobreza estructural.

Llegados a este punto resulta relevante analizar la reacción de la jerarquía católica frente al curso de los acontecimientos de esos años. En la mayoría conservadora la aversión respecto de aquellos  tentados por las inclinaciones sediciosas, tendió a legitimar si no los métodos los grandes trazos represivos desplegados tanto durante las administraciones justicialistas como del régimen militar. Aun así, la información privilegiada que recibían los obispos acerca de la modalidad represiva aplicada por la camada militar  que tomo el poder en marzo de  1976  no dejo de mostrar, aun en esa fracción, una reacción que oscilo entre la prudencia y los reproches más o menos velados. Por caso, la intervención militar directa en los colegios católicos fue interpretada como una afrenta inadmisible y una invasión solo comparable a la del gobierno peronista hacia mediados de los 50. Sin embargo, la persistencia de una minoría de obispos si no abiertamente tercermundistas contestarios  tendió a morigerar las críticas.

Desde sus espacios diocesanos los obispos de Neuquén, Mons. Jaime de Nevares; de Viedma, Jorge Hesayne; de Goya, Mons. Alberto Devoto y de Quilmes, Jorge Novak, protegieron en sus territorios a muchos sacerdotes y militantes perseguidos; adoptado una actitud de repudio frente a la represión en nombre de la defensa de los derechos humanos. Al compás de la crisis, sus voces críticas se extendieron al campo de la política económica cuyos saldos sociales los llevaron a catalogarla de “criminal y anticristiana”. su relativo aislamiento en jurisdicciones que –salvo la de Quilmes- fueron pequeñas y de escasa densidad poblacional les impidió ponerse al frente de una ofensiva frontal en contra del régimen como la por entonces protagonizada por la Vicaria de la Solidaridas de Chile. Pero ello no fue óbice como para que su voz se hiciera sentir tanto dentro como fuera del país a través de organizaciones como la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos, el Movimiento Ecuménico de los Derechos del Hombre, o a través del puente de plata que tendieron con la Nunciatura Apostólica.

 Los setenta obispos restantes más bien alineados con el tradicionalismo quedaron, así,  encerrados en una situación complicada. Su excesiva  prudencia y moderación frente a los abusos autoritarios descoloco a muchos sacerdotes y laicos que requirieron de su asistencia en procura de mediación por la aparición de victimas  torturadas o encarceladas. En algunos casos, debieron asumir una actitud  más resuelta en términos de protección y cobertura de las organizaciones de base que operaban en villas y barrios populares. Tal fue el caso del  Arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mons. Juan Carlos Aramburu respecto de las comunidades eclesiales de la Capital en villas erradicadas o reducidas a una expresión residual. Varios, incluso, accedieron a la petición de los cuatro rebeldes de configurar un organismo formal que bridara, sobre la base del modelo chileno, asistencia a los parientes de víctimas, presos y secuestrados. Esta se plasmó en una  “comisión de enlace” pero que solo medio en favor de aquellos detenidos “blanqueados” a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

El discurso más conservador seguía afincado en la defensa de la moralidad occidental y cristiana a la defensiva respecto de un marxismo internacional supuestamente ascendente y por el hedonismo cultural decadente de la modernidad contrario a la familia y a la recta moral tradicional. Veladamente, incluía en su crítica al sector tercermundista acusándolo menos de su asociación con el “comunismo” que de “terrenizar y materializar” la fe mediante reivindicaciones alejadas del espíritu del “ser nacional”. Un discurso que se alejaba de la nueva realidad flanqueada por las urgencias de la subsistencia; una novedad cuya masividad obligaba a familias y barrios a pergeñar novedosas formulas comunitarias para alimentar a sus hijos y procurar recursos colectivos.

 Las parroquias acompañaron en muchos casos a esas organizaciones informales, pero sin el apoyo de  la mayor parte de sus diócesis y con las debidas reservas cuando aparecían en su interior antiguos activistas sobrevivientes de los movimientos de bases de los 60 y 70. No obstante, sus interpretaciones  ideológicas quedaron eclipsadas por las citadas estrategias de una nueva miseria en ascenso. La nueva marginalidad, asimismo, genero tendencias anomicas en el interior del tejido social respecto de las cuales clérigos y obispos replicaron según la vieja moralina juzgada anacrónica aun por muchos referentes confesionales que debieron arbitrar por si mismos soluciones originales. Estos debieron avenirse a tolerar desde divorcios hasta poligamias, embarazos adolescentes y abortos. Hemos ahí, entonces, los primeros brotes de una disidencia destinada a crecer durante las décadas siguientes bajo la forma de nuevas religiosidades populares.

Varios procesos confluyeron en la aceleración del distanciamiento relativo de la jerarquía respecto del régimen militar. En primer lugar, los síntomas inequívocos de su descomposición interna y del fracaso estruendoso de  prácticamente todos sus objetivos salvo de aquellos inherentes a la lucha antisubversiva que, sin embargo, estaban condensando una nube toxica sobre sus cabezas  conforme se iban difundiendo los saldos relativos a sus prácticas. En segundo término, su  compromiso con la movilización creciente de partidos políticos y sindicatos. Respecto de estos, tendieron a reeditar la vieja alianza inspirada por Perón hacia los 40 impugnando en 1978 el proyecto de una nueva  ley de asociaciones profesionales de inspiración abiertamente liberal. La llegada al trono de Roma de Karol Wojtila en 1978, y la Conferencia celebrada en  Puebla un año más tarde acentuaron la distancia. Allí se planteó la superación de la teología de la liberación por otra cultural, popular y social ratificada por la Encíclica “Laborum Excersus”. El giro no hizo sino  afianzar la línea de los cuatro obispos contestatarios de vínculos privilegiados con la Nunciatura  en defensa de los Derechos Humanos y en contra de la Doctrina de la Seguridad Nacional en la que se había inspirado el terror estatal.

La llegada a Buenos Aires de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA en 1980 y el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al argentino Ignacio Pérez Esquivel del Servicio de Paz y Justicia  aceleraron el distanciamiento del episcopado respecto del régimen. Ello se plasmó institucionalmente en el Equipo de Pastoral Social presidido por el Obispo de San isidro, Mons. Jorge Casaretto flaqueado por su par de Morón, Justo Laguna. El clima fue aprovechado por Novak para insistir en la demanda por la aparición con vida de los desaparecidos y sus contactos con organizaciones como Madres de Plaza de Mayo. De Nevares, por su parte,  las convoco a  una jornada de ayuno. Las peregrinaciones juveniles a Lujan se tornaron desde 1980 masivas insinuando una nueva modalidad de protesta que quedo soterrada por la movilización en torno de la Guerra de Malvinas. Sin embargo, el nuevo brote nacionalista en contra de Inglaterra y los Estados Unidos re aproximó a muchos conservadores respecto de un gobierno que parecía retomar la iniciativa. Luego de la derrota, siguieron acompañándolo en su forzado repliegue auspiciando, en nombre de la reconciliación nacional, la autoanmistia de sus jefes.

Los cuatro rebeldes extendieron su prédica, pero reproduciendo sus problemas originarios: su aislamiento minoritario y su lugar incomodo entre tradicionalistas conservadores y aggiornados a la nueva Opción por los Pobres del tándem Casaretto-Laguna que operaban desde importantes distritos del GBA afectados por la  nueva pobreza. Novak, en ese sentido, fue la excepción. No por nada impulso retornar a toda una serie de estrategias esbozadas a principios de los 70 en la dignificación de la pobreza auspiciando, antes y después de la apertura democrática, ocupaciones masivas de tierras fiscales o privadas vacías. Sus militantes de base profesionales aportaron sus conocimientos y experiencia para negociar con el municipio y la provincia su rápida  urbanización y la regularización dominial. Tal fue el origen del término “asentamiento” en sustitución del estigmatizante de “villa”. Su efecto demostrativo  se extendió como un reguero de pólvora en todo el GBA desde 1983  con el aval de obispos conservadores que no querían quedar afuera  de la ola inspirada en la Conferencia de Puebla.

Pero ello resulto insuficiente para conjurar viejos rencores por el ausentismo o la pusilanimidad frente a la reacción disparada  desde 1974 y al anacronismo de las respuestas moralistas ante fenómenos nuevos como  la violencia doméstica, los embarazos adolescentes, el rol proveedor  de las mujeres por el desempleo de sus maridos y las tentaciones delictivas. Hemos ahí el clima propicio en el que abrevo el nuevo evangelismo pentecostal, el surgimiento más abierto  de cultos populares del Interior y de   países limítrofes, y la extensión popular, ya en los 90, de la umbanda; todos ellos, más atentos a la crisis de la idea de futuro y a un presente pletórico de necesidades materiales imperiosas de implicancias corporales inmediatas. La proximidad social y territorial de  las fórmulas de subsistencia y la intensividad emocional de la convivencia encontraron en estos cultos un canal más propicio para su exteriorización y resolución de los nuevos conflictos que le eran inherentes.

*Historiador, integrante del Club Político Argentino

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

TRUMP ESTÁ AQUÍ PARA QUEDARSE Y CAMBIAR EL MUNDO por  Roberto Savio *

| 28 junio, 2018

Fuente Other News

Roma, junio –  Donald John Trump, 45º y actual presidente de Estados Unidos, ha sido considerado en muchos círculos ilustres como una anomalía que no puede durar. Pero es hora de mirar la realidad. Visto a través del lente de quienes sufrieron mermas en sus ingresos y temen el futuro, Trump está aquí para quedarse y es un resultado, no una causa.

En sus dos años de gobierno, Trump no perdió ninguna de sus batallas. Ha cambiado el discurso político en todo el mundo, ha establecido nuevos estándares de la ética en la política, ha dado un nuevo significado a la democracia y su base electoral no ha disminuido en absoluto. Sus críticos son los medios de comunicación (que una gran mayoría de los estadounidenses ve con desagrado), la élite (que es odiada) y los profesionales (que se considera se benefician a expensas del segmento inferior de la clase media). En la actualidad, es marcada la brecha que existe con el mundo rural, con las zonas desindustrializadas de Estados Unidos, con los mineros con sus minas cerradas, etc. Además, los estadounidenses blancos se sienten cada vez más amenazados por los inmigrantes, las minorías, las corporaciones y las industrias, que han venido usando a los gobiernos en su beneficio. En cada elección, su número se reduce un 2 %. No olvidemos que Trump fue elegido por el voto de la mayoría de las mujeres blancas, en un país que es la piedra angular del feminismo.

Reconozco que esto podría generar algunas reacciones airadas. En Estados Unidos se encuentran las mejores universidades del mundo, los investigadores más brillantes, como lo demuestra el número de premios Nobel obtenidos, muy buenas orquestas, bibliotecas, museos, una sociedad civil vibrante, etc. Pero la triste realidad es que esas élites ya no son más que el 20 % de la población, en el mejor de los casos. Y en cuanto a los asuntos internacionales, sin dudas está por debajo del 10 %. Las noticias televisivas son la única fuente de información sobre asuntos internacionales en casi el 80 % de los casos. Los periódicos generalmente son solo locales, a excepción de unos pocos (WSJ, NYT, WP, LAT, en total menos de diez), y su número de lectores equivale al 35 % de la población. Solo hay que viajar al interior de Estados Unidos para descubrir dos hechos sorprendentes: es muy raro encontrar a alguien que sepa algo de geografía e historia y todos están convencidos de que Estados Unidos ha estado ayudando a todo el mundo y que nadie lo agradece. Una investigación del NYT determinó que los estadounidenses están convencidos de que su país ha gastado al menos el 15 % de su presupuesto en asistencia y filantropía. En realidad, en las últimas décadas, este monto no ha superado el 0,75 %. Por otro lado, cuenta con numerosos institutos de estudios internacionales del más alto nivel, brillantes analistas y un gran número de ONGs internacionales, pero solo el 34 % de los miembros del Senado y el 38 % de los representantes tienen pasaporte.

El país está dividido en dos mundos. Algo similar ocurre en todos los países. Por supuesto, en África o en Asia, esta división entre la élite y la población de clase baja es aún más extrema. Pero Estados Unidos es un país próspero, donde durante más de dos siglos se realizaron esfuerzos por la educación y la integración, en un país que también fue llamado “el crisol” y donde la gente está convencida de que son la mejor democracia del mundo, si no la única.

Por lo tanto, Trump tiene un electorado fácil y cautivo compuesto por firmes creyentes. Y no podremos entender por qué es así a menos que repasemos la historia de la política estadounidense, que de hecho es paralela a la historia política de Europa. Entonces, lo siento, pero tendremos que entrar en un largo análisis, y esto es algo que falta en los medios actuales.

Debemos dividir la política estadounidense, de un modo aproximado, en tres ciclos históricos. En el primero (1945-1981), desde el final de la segunda guerra, la clase política estaba convencida de que la prioridad era evitar una nueva guerra mundial. Para ello, se debían construir instituciones para la paz y la cooperación y las personas debían conformarse con su estado y su destino. A nivel internacional, existía el multilateralismo como una forma de negociar con participación y consenso y la cooperación internacional como un modo de ayudar a los países pobres a desarrollarse y reducir las desigualdades. Internamente, esto se hizo dando prioridad al trabajo sobre el capital. Surgieron sindicatos fuertes y, en 1979, los ingresos del trabajo representaban el 70 % del ingreso total. La misma tendencia fue la visión en Europa, que tuvo una historia política paralela.

El segundo ciclo va de 1981 hasta 2009, la presidencia de Obama. Reagan, en nombre del mundo corporativo, comenzó la ola neoliberal. Empezó por cerrar el sindicato de los controladores de tráfico aéreo y siguió con el desmantelamiento de gran parte de la red social y de bienestar construida en las cuatro décadas previas, eliminando regulaciones, permitiendo la libre circulación de capitales, creando el libre comercio irrestricto, etc.

Eso condujo a la deslocalización de las fábricas, la declinación de los sindicatos y su capacidad de negociación y una reducción muy dolorosa de la participación de la fuerza laboral en la riqueza. Pasó del 70 % en 1979 al 63 % en 2014 y desde entonces sigue bajando. Las desigualdades sin precedentes se han tornado normales y son aceptadas. Hoy, en Live Nation Entertainment, una empresa de venta de boletos, un empleado que gana el salario promedio de 24.000 dólares anuales, necesitaría 2.893 años para ganar los 70,6 millones de dólares que el año pasado ganó su director ejecutivo, Michael Rapino.

Reagan tenía su contraparte en Europa, Margaret Thatcher, quien desarmó sindicatos, ridiculizó el concepto de comunidad y bienes y objetivos comunes (no hay sociedad, solo hay individuos), seguida parcialmente por Gerard Schroeder en Alemania. La globalización era la nueva e indiscutible visión política, lejos de las rígidas ideologías que crearon el comunismo y el fascismo y que fueron responsables de la Segunda Guerra Mundial. El mercado beneficiaría a todos, resolvería todos los problemas. Los gobiernos debían mantenerse alejados y permitir que el mercado hiciera todo el trabajo.

A Reagan le siguió Bush padre, George H. W. Bush, quien de alguna manera moderó las políticas de Reagan. Si bien él inició la guerra con Iraq, no invadió todo el país. Y le sucedió un presidente demócrata, Bill Clinton, que no cuestionó toda la globalización neoliberal, sino que intentó manejarla, demostrando que la izquierda (en términos estadounidenses) podía ser incluso más eficiente que la derecha. Para dar solo un ejemplo, fue Clinton quien completó la desregulación del sistema bancario, derogando la Ley Glass-Steagall, que establecía una separación entre los  bancos comerciales y los bancos de inversión. Esto hizo que miles de millones de dólares pasaran del ahorro a las inversiones, o la especulación. Como resultado, los bancos actualmente consideran que la actividad de los clientes es menos lucrativa que las inversiones y las finanzas se han convertido en un sector totalmente separado de la producción de bienes y servicios. En un día, hay 40 veces más transacciones financieras que productos de la industria y los servicios y las finanzas son el único sector de la actividad humana que no tiene ningún órgano de control internacional. Los mercados son más importantes, en muchos casos, que el voto de los ciudadanos, por cuanto ellos deciden la viabilidad de un gobierno. Además, se ha convertido en un sector sin ninguna ética. Desde la crisis financiera de 2008, los bancos han pagado la agónica cantidad de 321.000 millones de dólares en multas por actividades ilegales.

La convicción de Clinton de que la izquierda podía tener éxito también tuvo su contraparte en Europa, como Thatcher con Reagan. Fue Tony Blair, quien fue capaz de construir un diseño teórico para explicar la sumisión de la izquierda a la globalización neoliberal. Se llamaba la Tercera Vía y, en los hechos, era una posición centrista que trató de conciliar la economía de centro derecha con las políticas sociales de centro izquierda.

Pero quedó claro que la globalización neoliberal estaba de hecho beneficiando solo a unos pocos y que el capital sin regulaciones se estaba convirtiendo en una amenaza. Las injusticias sociales iban en aumento y legiones de personas en las zonas rurales sentían que las ciudades se estaban apropiando de todos los ingresos, pensaban que la élite las ignoraba y los trabajadores desempleados, la clase media empobrecida, ya no sentía lealtad hacia la izquierda, que ahora era considerada como representativa de la élite y los profesionales. En Estados Unidos, el Partido Demócrata, que ahora estaba también en la visión neoliberal con Clinton, comenzó a cambiar su agenda de la economía a los derechos humanos, defendiendo a las minorías, los afroamericanos, los inmigrantes y abogando por su inclusión en el sistema. La pelea ya no era entre las corporaciones y los sindicatos. Y Obama fue el resultado de esa pelea, y fue el campeón de los derechos humanos también como herramientas en los asuntos internacionales. De hecho, aunque tuvo una agenda brillante sobre los derechos humanos, hizo muy poco en el frente social y económico, más allá de la ley nacional sobre la salud. Pero su alianza con las minorías y los blancos progresistas eran su bagaje personal, que no pudo ser traspasado a una figura emblemática del establishmentcomo Hillary Clinton.

Esto condujo a una nueva situación en la política estadounidense. Los que quedaron fuera vieron la defensa de su identidad (y su pasado) como la nueva pelea, ahora que la división tradicional entre izquierda y derecha había menguado. La identidad religiosa, la identidad nacional, la lucha contra el sistema y los que son diferentes se convirtió en acción política. Debemos señalar que el mismo proceso ha tenido lugar en Europa, en una situación cultural y social totalmente diferente. Los que quedaron fuera abandonaron el sistema político tradicional, para votar por aquellos que estaban en contra del sistema y prometían cambios radicales para restaurar las glorias del pasado. Su mensaje era necesariamente nacionalista, porque denunciaban que todos los sistemas internacionales solo respaldaban a las élites, que eran los beneficiarios. También era necesario encontrar un chivo expiatorio, como los judíos en los años treinta. Los inmigrantes eran perfectos, porque traían miedo, pérdida de la identidad tradicional, una amenaza en un período de gran desempleo. El nuevo mensaje político de los recién llegados era para elevar a los que quedaron fuera, a los que sentían miedo, a los que habían perdido toda confianza en la clase política, y prometía devolverles su soberanía, rechazar a los intrusos y sacar del poder a las viejas élites, los profesionales de la política, para conseguir personas reales.

Desde el final de la crisis del 2008 (que generó una situación social y económica aún más deteriorada), esos partidos, llamados populistas, comenzaron a crecer y ahora casi dominan el panorama político. En Estados Unidos, los republicanos del Tea Party, legisladores radicales de derecha, pudieron cambiar el Partido Republicano desplazando a los conservadores llamados compasivos, porque tenían una preocupación social. En Europa, los medios se sorprendieron al ver a los trabajadores votar por Le Pen en Francia. Pero la izquierda había perdido toda legitimidad como representante de los grupos de menores ingresos; el cambio tecnológico hizo desaparecer las identidades sociales, como la de los trabajadores. Y en tiempos de crisis, no había capacidad de redistribución. La izquierda está en medio de una crisis de identidad, de la cual no saldrá pronto.

Volvamos ahora a nuestros tiempos. En noviembre de 2016, para el asombro universal (y el suyo propio), Trump fue electo presidente. Y solo cuatro meses después, en marzo de 2017, el Brexit fue un rudo despertar para Europa. Los resentidos y los temerosos acudieron a las urnas para sacar a Gran Bretaña de Europa. El hecho de que la campaña estuvo plagada de falsedades, algo reconocido por los ganadores después del referéndum, fue irrelevante. ¿Quién estuvo en contra del Brexit? El sistema financiero, las corporaciones internacionales, las grandes ciudades como Londres, los profesores universitarios… en otras palabras, el sistema. Más que suficiente.

Hemos agrupado deliberadamente a Estados Unidos y la UE para mostrar que la globalización tuvo un impacto global. Y Estados Unidos, que fue creador y garante del sistema internacional, comenzó a retirarse de él con Reagan, cuando sintió que se estaba convirtiendo en una camisa de fuerza. Ahí comenzó la declinación de la ONU: por iniciativa estadounidense, se separó el comercio de la ONU y se creó la Organización Mundial del Comercio. La globalización tiene dos motores, el comercio y las finanzas, y ambos están fuera de la ONU, que se ha convertido en una institución para la salud, la educación, la infancia, la mujer y otros sectores no productivos, de acuerdo con el mercado. No es coincidencia que ahora Trump esté luchando contra la globalización que Estados Unidos inventó, y uno de sus principales enemigos es la Organización Mundial del Comercio.

Una antigua máxima es que las personas tienen el gobierno que merecen. Pero también debemos estar conscientes de que son empujadas por una nueva alianza: la alianza de la derecha alternativa. Que en todos los países tiene el mismo objetivo: destruyamos lo que existe. Esta red es alimentada al mismo tiempo por Rusia y Estados Unidos. Los ideólogos de la derecha alternativa, como Bannon, se dirigen al público europeo para fomentar el fin de la Unión Europea, con el claro apoyo de la Casa Blanca. Los populistas en el poder, como Orbán en Hungría o Salvini en Italia (así como los que no están en el poder, como Le Pen) consideran a Trump y Putin como sus puntos de referencia. Salvini cerró su campaña electoral con la frase “Bien hecho, Putin, bien hecho, Trump”. Estas alianzas son nuevas y se tornarán muy peligrosas.

Y ahora pasemos a Trump. Con todas las consideraciones anteriores, ahora puede entenderse por qué se lo debería considerar un síntoma y no una causa. Pero su personalidad juega un papel significativo. Tengamos en cuenta que no ha perdido ninguna batalla importante desde que asumió el poder. Ha podido conquistar el control total del Partido Republicano, que ahora es, de hecho, el Partido de Trump. En las primarias para las elecciones de noviembre (todos los escaños de la Cámara y el 50 % del Senado), intervino para apoyar a los candidatos que le gustaban, y sus oponentes perdieron en todos los casos. En Carolina del Sur, Arrington, una legisladora estatal local, le ganó a un oponente mucho más fuerte, Mark Sanford, después de un tweet de Trump. Ella declaró en su discurso de aceptación: Nuestro partido es el partido Trump. Él sabe perfectamente lo que piensan sus votantes y siempre actúa de manera de fortalecer su apoyo, más allá de lo que haga. Se conoce su sexismo, ¿y ahora está involucrado en un escándalo con una estrella porno? Traslada la embajada en Israel a Jerusalén y ahora cuenta con el apoyo de los evangélicos, un grupo protestante muy numeroso y puritano, que son una fuente importante de votos. (Curiosamente, Guatemala y Paraguay, que decidieron trasladar sus embajadas a Jerusalén, también son países dirigidos por evangélicos.) Según una encuesta de Pew de 2004, los evangélicos representaban el 26,3 % de la población, mientras que los católicos eran el 22 % y los protestantes tradicionales el 16 %. Los evangélicos creen que las Escrituras deben seguirse literalmente y Jerusalén es la capital de Israel.

Trump se ha negado a dar a conocer sus ingresos e impuestos, y no se ha separado de sus negocios de manera formal. En Estados Unidos, esto generalmente es suficiente para presentar la renuncia. Ha sacado de su gabinete a todos los representantes de las finanzas y la industria que puso a su llegada (para ser aceptado por elestablishment), y los que puso en su lugar son todos halcones de derecha, muy eficientes, y ninguno de ellos es un tonto, desde Bolton hasta Pompeo. Ha logrado poner como directora de la CIA a una mujer, Gina Hastel, notoria torturadora, con los votos de los demócratas. Se retiró de un tratado muy estructurado con Irán (y otros cuatro países principales), para llegar a un acuerdo totalmente incierto con Corea del Norte, lo que genera problemas con Japón, aliado estadounidense por definición. Ha decidido ponerse del lado de Israel y Arabia Saudita contra Irán, porque esta medida cuenta con el apoyo de un gran sector de Estados Unidos. Una de las principales razones por las que no se entienden sus medidas es porque (además del narcicismo) lo que lo mueve no son los valores, sino el dinero. A Trump le interesa el dinero, no los valores. Se ha peleado con todos los aliados históricos de Estados Unidos y ahora está planteando una guerra arancelaria con ellos, al mismo tiempo que comienza otra con China, simplemente por dinero.

Pero, aunque es errático, no es impredecible. Todo lo que ha hecho fue anunciado durante su campaña electoral. Y no cree que deba rendirle cuentas a nadie. Ha creado una relación directa con sus electores, pasando por alto a los medios. Según Fact Checker, desde que asumió el cargo ha dicho 3.000 mentiras. A nadie le importa. Muy pocos son capaces de juzgarlo. Cuando un presidente de Estados Unidos anuncia que se retira del tratado con Irán “porque son el principal financiador del Estado Islámico y Al Qaeda” y no hay ninguna reacción pública, esa es una buena medida de la total ignorancia del pueblo estadounidense. Los estadounidenses no tienen idea de que el islam está dividido en sunitas y chiitas, ni que los terroristas son sunitas y se basan en una interpretación extrema del islam, el wahabismo o salafismo. Los iraníes, que no son árabes, son chiitas, y son considerados apóstatas por los extremistas sunitas, y han perdido miles de hombres en la lucha contra el Estado Islámico. Esta ignorancia le ayuda a Trump a tener a los votantes republicanos, bajo cualquier condición. Pasó de un 37 % de aprobación al actual 44 %; en el mismo momento de su presidencia, Obama bajó del 46 % al 44 %. En el Partido Republicano, su aprobación es del 82 %.

Trump sabe perfectamente lo que sus votantes sienten y piensan. Esto alimenta su narcicismo. Después de la reunión con Kim, en la conferencia de prensa, dijo: “No pienso que los presidentes anteriores hubieran tenido la misma capacidad”. No tolera ninguna crítica o desacuerdo, como bien sabe su equipo. Como resultado, está rodeado de personas que dicen a todo que sí, más que cualquier presidente anterior. Su asistente para el comercio, Peter Navarro, declaró que debería haber un lugar especial en el infierno para los líderes extranjeros que no están de acuerdo con Trump, refiriéndose a Trudeau de Canadá. Al comienzo de su presidencia, los rasgos de su personalidad fueron descritos por 1.500 psiquiatras estadounidenses como patológicos. La guerra de aranceles que acaba de iniciar con sus aliados más China, según la gran mayoría de los economistas, producirá una baja del crecimiento en todo el mundo. Pero en Estados Unidos nadie reacciona. Todo esto es irrelevante para sus votantes. Ahora tiene una tasa de fidelidad del 92 %, la más alta desde que Estados Unidos existe.

Considerando todo lo que ha hecho en menos de dos años en contra del orden existente, nos hace pensar que el peligro real es que gobierne un segundo término y se vaya recién en 2014. Para entonces, los cambios en la ética y el estilo serán realmente irreversibles. Hay muchos candidatos en varios países que lo consideran un ejemplo político. Sin dudas, podrá cambiar el mundo en el que hemos crecido y que, con muchas fallas, ha sido capaz de generar crecimiento y paz. Es verdad que el sistema político tradicional necesita una actualización radical y que no parece poder hacerlo. Tenemos que volver a la división histórica e inevitable entre los que quieren cambio y justicia y los que no lo quieren. Si bien es difícil prever cómo un mundo basado en el nacionalismo y la xenofobia podrá vivir sin conflictos, ahora con la fuerte suba del costo de los armamentos en todo el mundo, y con muchos otros problemas globales, desde el cambio climático hasta la ausencia de políticas para la migración, mientras que la deuda mundial ha subido en diez años hasta alcanzar el 225 % del PNB, lo que sí sabemos es que el mundo que ha salido de la Segunda Guerra Mundial basado en la idea de paz y desarrollo, el mundo que está en nuestras constituciones, ese mundo desaparecerá. Y la democracia puede ser una herramienta perfecta para legitimar a un dictador. Es lo que está sucediendo en Rusia, Turquía, Hungría, Polonia: un autócrata gana las elecciones. Luego comienza a hacer cambios en la constitución, para tener más poder. Un tercer paso es ubicar a todos sus compinches en las instituciones, reducir la independencia de la justicia, controlar los medios de comunicación, y así sucesivamente. El cuarto paso es actuar en nombre de la mayoría, contra las minorías. Esto no es nuevo en la historia. Hitler y Mussolini al principio fueron elegidos. Son muchos los “hombres de la providencia” que cierran filas…

                                                                                                                                                    20-6-2018

*El periodista y  economista  ítalo-argentino, Roberto Savio  fue cofundador y director general de Inter Press Service (IPS), de la que ahora es presidente emérito. En los últimos años fundó Other News. También es asesor del Consejo de Cooperación Global y de INPS-IDN,  la agencia insignia del International Press Syndicate.

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

HACE 26 AÑOS MORÍA ASTOR  PIAZZOLLA   por  Albino Gómez*

| 17 junio, 2018

La historia de este pisciano –como él astrológicamente se reconocía- comenzó el martes 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata a las dos de la madrugada, y su vida, aunque no su historia, se cerró hace veintiséis años, el 4 de julio de 1992 en Buenos Aires, después de una penosa y larga enfermedad,  que lamentablemente puso fin a su prolífica producción cuando seguía desarrollándose con una enorme potencialidad creadora en París. Cincuenta años antes, en 1942, todavía menor de edad, porque en aquellos años la mayoría comenzaba a los 22, se casó con Odette María Wolf, que le dio sus únicos hijos, Diana y Daniel.  Pero hasta llegar a eso, pasaron muchas cosas, entre otras, vivir desde los 3 años hasta los 16, en Nueva York, con una breve interrupción de nueve meses, por una vuelta a Mar del Plata, en un intento de sus padres, Vicente y Asunta, de reinstalarse en esa ciudad, lo que recién pudieron lograr en 1937.

Claro está que esos años neoyorkinos le dieron a nuestro músico una base cultural-emocional  que selló toda su vida, a través de las vivencias que significaron sus rebeldías escolares, la amistad con sus primos italo-americanos de New Jersey, las pandillas barriales de las que formó parte, sus rechazos al solfeo, sus primeros maestros musicales; ese primer bandoneón de segunda mano, con cincuenta notas metálicas y estuche de madera, que aprendió a tocar solo, mientras recibía lecciones de piano de un maestro húngaro, discípulo de Rachmaninov,  que le descubrió a Bach y a Mozart, enamorándolo de dichos autores de tal manera, que abandonó sus correrías y peleas por las calles de Manhattan.Y cómo obviar el hecho imprevisible y mágico, de conocer a Carlos Gardel a los once años, hacer de extra como canillita en una de sus películas y acompañarlo a las tiendas para hacerle de intérprete idiomático en sus compras.

Evidentemente el destino estaba tramando algo especial para el niño y el joven Astor. Se ha escrito muchísimo sobre él -acerca de su desarrollo musical, desde sus inicios a los 18 años como bandoneonista de Anibal Troilo -y su arreglador después-  en decenas de notas periodísticas, y muy importantes libros de gran difusión . Vale decir que todo ello me exime de endilgarles a los lectores  una extensísima  relación cronológica de su producción,  por demás  ya muy conocida, como todo lo relacionado con la formación de su primera orquesta con Fiorentino en 1946, la obtención de diversos premios  y para cerrar ese breve ciclo de ocho años, con la  beca del gobierno de Francia para estudiar contrapunto y composición con Nadia Boulanger. Sin dejar de mencionar como fueron sus cinco años de estudio con el maestro Alberto Ginastera, para quien fue su primer alumno. Y me detengo aquí para no violar mi propósito de evitar un sumario ya conocido, porque sólo pretendo en esta nota recordarlo, con el modesto aporte de mi testimonio  personal a través de algunos encuentros en nuestra larga amistad fundada en Nueva York en 1958, cuando ya llevaba yo más de una década escuchando sus grabaciones en los discos de pasta de 78 revoluciones. Porque me tocó nacer en el seno de una familia tanguera, pero ya veinteañero descubrí la música Clásica a través de mi asistencia permanente a los conciertos de la Sinfónica Juvenil que dirigía el maestro Luis Gianneo, en al cine Ópera y en la Facultad de Derecho. Y también mi gusto por el jazz, que en Buenos Aires tenía  como el tango en esos años, grandes formaciones musicales, Pero al mismo tiempo, renovaba mi fervor por el tango gracias a la nueva riqueza musical que comenzaba a recibir a través de Horacio Salgán y de Astor Piazzolla.

Pocos años después lo vi, aunque desde lejos, en la Facultad de Derecho  cuando ganó el Premio Fabián Sevitzky. Pero tardé cinco años más para encontrarlo y conocerlo personalmente, en mi primer viaje a Nueva York en 1958, donde a poco de instalarme como diplomático en nuestra representación ante la ONU, comenzó una amistad enriquecida por la estimulante vida cultural que nos brindaba Nueva York, donde había además un grupo de destacados argentinos vinculados al periodismo, a la pintura y a la música, como Ana Itelman, Horacio Estol (corresponsal de Clarín), Omar del Carlo, Marcelo Bonevardi, Sergio Mihanovich y Enrique Villegas, entre muchos otros, con quienes compartíamos varias noches durante los días  semana, más las tardes de algunos sábados y domingos. Astor y yo vivíamos a una distancia de apenas cinco minutos de auto, ya que solo se trataba de cruzar el Central Park,  para llegar hasta la calle 92 y Broadway, por lo cual nuestros encuentros eran muy frecuentes.  En ese tiempo Astor estaba trabajando en la música de un ballet para Ana Itelman sobre el tema de “El hombre de la esquina rosada”. Ya había creado su entrañable “Adios Nonino” cuando se enteró de la muerte lejana de su padre Vicente, que lo sumió en una profunda tristeza. También apareció por entonces fugazmente en un par de importantes programas de la televisión local,  trabajaba por las noches y casi de manera permanente en el Chateau Madrid, un excelente lugar nocturno de música y copas. Nuestras salidas preferidas eran las idas al cine, a los museos, al Vanguard en la calle 11 para escuchar jazz, a las exposiciones de pintura y a las cantinas italianas..También eran importantes los recorridos que hacíamos  por un Manhattan más transitable que hoy en día, como nuestras salidas que incluían Brooklyn, y más allá del Bronx llegábamos a los Cloisters para sentarnos a escuchar en la paz de los patios de ese museo-convento, música sacra, mientras podíamos contemplar el río Hudson, bien azul en verano y tan gris y helado en sus orillas durante los inviernos.  Es que nos fascinaba esa zona muy boscosa llamada Riverdale, donde vivió, y murió en 1945 uno de los íconos de Astor,  Bela Bartok. Ese lugar, a unos veinte o treinta minutos de Times Square, o sea del mismo centro de Manhattan, nos regalaba un paisaje natural tan maravilloso que se nos hacía imposible creer que pudiéramos estar tan cerca de esa tumultuosa y vibrante ciudad neoyorkina. 

No quisiera, por haberlas contado ya infinidad de veces en varios medios, repetir las circunstancias que me permitieron presentarle en Nueva York a Astor, a Igor Stravinksy, pero si vale la pena que vuelva a señalar algo que sólo los íntimos conocen, y es la timidez de nuestro músico frente a sus ídolos, porque ante la sorpresa de que se había convertido en realidad mi promesa de presentarle al gran músico ruso, ya frente a él, no le salía ni una palabra de saludo, sus piernas como él mismo contó en algún reportaje, temblaban y no podía articular una sola palabra. Sólo al día siguiente pude reunirlos y hacer provechoso para Astor el encuentro.  El hecho es que casi al mismo tiempo, tanto Astor Piazzolla como yo dejamos Nueva York, al comenzar los  60, pero continuó nuestra amistad en Buenos Aires, donde reanudamos la vida  que hacíamos en Nueva York, siguiendo todas sus actuaciones en diversos boliches como Jamaica o La Noche y en sus conciertos en universidades. . Por supuesto, Astor tenía grandes admiradores, como asimismo numerosos detractores que negaban que su música fuese tango.  Pero Astor decía que había sido admirador y seguía siéndolo, de las orquestas de Julio de Caro, Osvaldo Fresedo, Elvino Vardaro, Osvaldo Pugliese y Aníbal Troilo.  Pero que no podía escribir ni sentir como ellos por no poder ni querer imitarlos. Y en cuanto a lo que se decía acerca de que empleaba ritmos y armonías modernas en sus tangos, sencillamente aclaraba que se trataba del “nuevo tango”, y que no sería un error vaticinar que eso que hacía en ese momento, en un futuro no muy lejano, habría de ser tildado de antiguo. En 1969, se desarrolló en el Luna Park el “Festival de danza y canción de Buenos Aires”, que se desarrolló en el Luna Park, y donde Astor presentó la después famosísima “Balada para un loco”, con letra de Horacio Ferrer y cantada por Amelita Baltar, a la que los integrantes del jurado técnico votaro para el primer premio pero que lo perdió por la decisión del voto popular, que le otorgó dicho premio al tango “El último tren” de Julio Ahumada, que tuvo una sola grabación, la del propio concurso, y nunca otra más. En cambio, la “Balada para un loco”, como es bien sabido,  constituyó un éxito mundial. Después,  la vida y los trabajos nos llevaron por distintos países, pero seguimos escribiéndonos  y encontrándonos, por ejemplo, en Nueva York cuando viajé para cumplir con un trabajo periodístico, mientras Astor llegaba desde París, donde estaba viviendo y casado ya con Laura Escalada, su último y definitivo amor, que ordenó e iluminó totalmente su enorme creatividad musical. Ese viaje desde París a New York tuvo por motivo que interpretara tres temas propios orquestados por él para los cincuenta músicos de la Filarmónica de Nueva York, en el Madison Square Garden. Pero aunque  no me queda ya espacio para seguir hablando de nuestros encuentros, al menos quisiera agregar el que tuvimos cuando siendo embajador en Suecia, pude recibirlo en Estocolmo dos veces. La primera cuando dio un deslumbrante concierto con su quinteto en la mejor sala de conciertos de la ciudad colmado en su capacidad para 1200 espectadores, quedando más de trescientos afuera de la sala, sin poder lograr un lugar. La grabación de ese concierto, con las palabras previas de Piazzolla en su fluido inglés se sigue pasando todavía hoy, después de más de  treinta años, en la Radio Sueca. La segunda, cuando participó con el mismo quinteto meses después, en verano, en un festival de jazz a orillas del Báltico. Porque Astor llevó su “tango” a terrenos insospechados, que lo ingresaron  en la música  clásica y en el jazz, sin que perdiera su sabor y color porteño. Pero donde  ya no hacía falta sentir el temblor de las baldosas de un bailongo, sino más bien la kepleriana música que produce la Tierra al desplazarse en el Universo.  

 

*El autor es periodista y escritor.      

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO por Francisco M. Goyogana*

| 9 junio, 2018

Con relación al proyecto de ley para la despenalización del aborto, existen cuestiones que condicionan la apreciación del tema. Una de esas cuestiones tiene origen  en el irrespeto de las funciones que corresponden a los diferentes observadores. Las competencias entre instituciones disímiles como son el Estado y la Iglesia, responden a su propia naturaleza. Las funciones del Estado pueden ser entendidas como poderes del Estado, que en un Estado liberal se encuentran sujetos al principio de la división de poderes, o como las competencias de la administración pública, ejercida como funciones públicas. Por su lado, la Iglesia católica apostólica, romana tiene la función de asistir al papa en la acción pastoral eclesial.                                                                                              A partir de las funciones distintas del Estado y de la Iglesia, la separación de estas instituciones no se debe a la división del poder asociado  de dos instituciones con poderes iguales e independientes en el mismo plano, pues el Estado integra a la totalidad de la ciudadanía, mientras que la organización religiosa se limita a un determinado carácter en particular. Sin embargo el empeño de la Iglesia por mantener prerrogativas del pasado y la debilidad de los gobiernos ante sus presiones, hace que persistan situaciones contrarias a los principios de un Estado de derecho y democrático.  La libertad política exige la se separación del Estado y de la Iglesia, sobre la base del principio de la libertad intelectual, por el cual cada individuo debe ser libre de pensar y aceptar cualquier idea o creencia.     La Iglesia separada del Estado no hace evaluaciones de las ideas y creencias de cualquier tipo que sean las de los ciudadanos. La preocupación del Estado no persigue ni tolera o fomenta ningún tipo de ideas o creencias, porque es indiferente a las ideas como tales o a determinadas creencias específicas.    En una sociedad libre, el gobierno carece de poder para perseguir o establecer creencias religiosas, ni el Estado de imponer ideas  a ciudadano alguno. En todo caso, el Estado y la Iglesia se deben al cumplimiento de una recíproca limitación a efectos de sobrellevar una coexistencia que nunca debe convertirse en interferencia. Sin embargo, existen cuestiones de base que condicionan los comportamientos. Una de esas cuestiones tiene su origen en el irrespeto de las funciones que corresponden a elementos diferenciados como el Estado y la Iglesia. Principalmente cuando el Estado encuentra dificultades para avanzar con ideas políticas progresistas y debe enfrentar posturas instaladas por creencias dogmáticas. Creencias que llegan a sostener tanto problemas bioéticos de su doctrina con respecto al aborto, como a los sistemas anticonceptivos que combate igualmente, e imposibilitan habilitar medidas positivas. Palos porque bogas y palos porque no bogas. Si esa actitud es moralmente legítima para quienes participan de su doctrina, no debe ser condenatoria, al menos, para la reflexión y discusión de los temas, pero siempre salvaguardando las políticas racionales del Estado, que aún siendo condenadas por determinado sector, deberían enfrentar a las otras teorías deontológicas cada vez admitidas con mayor amplitud para las opiniones no sujetas a la meta-ética.                                                                  La idea de la teoría básica de la ley natural tiene una larga historia y un lugar prominente en la tradición bioética católica con Santo Tomás de Aquino, que reformuló la teoría naturalista originada en la filosofía clásica y romana para adaptarla al catolicismo. Con el paso del tiempo, aparecen entonces problemas en los cuales las doctrinas eclesiales colisionan con los propósitos de las políticas de Estado que han llegado a una lid entre el Estado y la Iglesia. El nuevo problema debe entonces optar por la solución más conveniente de separar los intereses de las partes. La solución, que no es novedosa, ha sido la separación en América Latina del Estado y de la Iglesia en Méjico desde 1857; en Cuba en 1901; en el Uruguay desde 1917, confirmada por las Constituciones de 1934, 1942, 1952, 1967; en Chile en 1925; en Colombia en 1991.

La República Argentina es un Estado casi laico, debido al debatido artículo 2º que desde la versión constitucional original , fue atenuado en 1860 merced a la intervención de Domingo Faustino Sarmiento, simultáneamente liberal, demócrata, conservador  y  progresista, que influyó para atenuar el criterio de la Iglesia romana como religión de Estado, y establecer que: El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano. La idea original del artículo 2º, terminó reformada y concordada por la Comisión Nacional Ad Hoc el 25 de septiembre de 1860, y resistió sin modificaciones ulteriores para permanecer desde 1860 a través de las Convenciones de 1866, 1898, 1957 y 1994, para continuar con el sostenimiento de un culto en particular, con excepción de los demás. No obstante, el tiempo, que modifica la historia, no tuvo éxito en la afirmación del poder civil democráticamente elegido frente a las interferencias de los poderes religiosos, para que el laicismo republicano sea una columna central del edificio social, que realmente debe sostener un sistema racional ajeno a doctrinas y creencias particulares.

En tanto, el laicismo, como función política y social, establece la independencia de los campos en cuanto al poder temporal y el reino de la religión.                                                                                                                                     La separación de los poderes seculares y religiosos ha sufrido un proceso más que milenario, en el cual se sucedieron los avances y retrocesos, así como el particular mantenimiento del statu quo respecto del artículo 2º de la Constitución Nacional.   La revolución norteamericana de 1773 nacida en una comunidad cristiana independiente del monopolio vaticano, todavía continúa sin mostrar brotes jacobinos ni dogmáticos. Casi dos siglos y medio después, el dólar estadounidense es portador en todos sus valores de la leyenda  In God we Trust, pero la Constitución de los Estados Unidos es laica, no tiene religión de Estado y no sostiene económicamente a ninguna religión en particular. Por esa invocación solamente, no es posible asimilar ninguna teocracia, porque esta se caracteriza por una creencia que funciona o ejerce el poder político de un Estado; por ser un tipo de gobierno centralizado, opuesto a la forma basada en la división de los poderes como la republicana, manifiesta como res publica; por una libertad religiosa prácticamente ilimitada, donde las leyes emitidas por el Gobierno son constitutivas de las ideas de la comunidad y no de las creencias. En los Estados teocráticos la religión es vista como un sistema completo de vida, que se interesa más en gobernar con una religión en particular, interfiriendo la libertad de cultos. En los Estados teocráticos la ley está íntimamente vinculada con el pensamiento individual, consecuente con que la actuación de los individuos está regulada no solamente por los organismos de coacción, sino también por la sociedad en conjunto, de la que derivan las posturas fundamentalistas de las sociedades teocráticas.    En sentido contrario, la Constitución Nacional Argentina sostiene económicamente a una religión única, donde el tema de los salarios del Estado argentino a miembros del clero, conducen a un sistema de gobierno en el cual una creencia en particular excluye a todas las demás. Con fino humor británico es posible concebir que la expresión In God we Trust en los Estados Unidos expresa más bien una extensión del lema: In God we Trust but the Others must pay cash.                     

La situación en la República Argentina es demostrativa que en virtud del artículo 2º de la Constitución Nacional, la ambigüedad del término sostiene, lleva a suponer que no existe realmente un Estado laico debido a la falta de precisión y exactitud de la referencia al sostenimiento sin límites.

La separación del Estado y la Iglesia es un concepto legal y político por el cual las instituciones del Estado y las instituciones religiosas se mantienen apartadas una de otra, y que la Iglesia no interviene en los asuntos públicos, teniendo cada parte autonomía para tratar los temas dentro de las esferas de influencia que les corresponden. Con la separación del Estado de la Iglesia se procura el establecimiento de un Estado laico o aconfesional. La separación del Estado de la Iglesia está relacionada con la extensión de la libertad de culto, pero también con la noción de libertad de pensamiento de todos los ciudadanos, que condiciona a partir de ese derecho la relación entre el Estado y las religiones en general, evitando sobre todo una exclusividad. La separación del Estado de la Iglesia constituye la base de un Estado rigurosamente neutral en el orden religioso, que admite todas las religiones pero no sostiene, apoya ni financia a ninguna, como se verifica en la Wall of Separation de los Estados Unidos.                                                                     La consolidación del absolutismo en los países católicos y la asunción de las ideas regalistas dio espacio para el máximo desarrollo de las teorías defensoras del Derecho Divino de los Reyes. Esto se atenuaría tras las revoluciones del siglo XIX que regularon las relaciones del Estado con la Iglesia romana a través de concordatos, que reglamentaron el monopolio de la educación a través de la Iglesia, la financiación eclesial o los ámbitos en que la Iglesia participaba en la vida civil a través del matrimonio, el divorcio, la beneficencia, la sepultura, etc. No obstante los objetivos alcanzados en la secularización social estricta, la materia política y religiosa sigue bullendo en el mismo crisol, pues la religión aparentemente dominante no ha abandonado el objetivo de la introducción de su propia doctrina en la Constitución Argentina, de corte liberal pero todavía imperfecta con respecto al reguardo de la debida distancia entre las ideas y las creencias.

En junio de 2018, el cuadro de situación descripto se puede visualizar en las exposiciones relacionadas con la despenalización del aborto. Estas exposiciones han estado a cargo de las comisiones de Legislación General y de Legislación Penal, Familia y Salud de la Cámara de Diputados, que dieron por concluida la tarea previa sobre el proyecto de ley para la despenalización del aborto.  El tramo de las exposiciones, y sobre todo del tratamiento del tema en los medios de comunicación social, es el escenario del conflicto entre las posturas a favor y en contra de la despenalización. Este caso guarda relación con los avances del secularismo en el siglo XIX cuando se debatía el tema de los cementerios públicos, el derecho de sepultura, emolumentos de los entierros, el matrimonio civil, el registro de las personas, y en un principio, del divorcio vincular matrimonial para cuya sanción se tuvo que esperar más de un siglo, debidos a la existencia de los conflictos respectivos entre el Estado y la Iglesia.    Los medios de comunicación no dan lugar a dudas de que ante el debate de una ley civil, la Iglesia desborda su propio terreno eclesial para competir en el campo de la política del Estado, cuya actividad se nuclea en el Congreso Nacional.   Para el caso de tratar la despenalización del aborto, se puede señalar que la mayoría de los países occidentales han despenalizado el aborto. España lo autoriza hasta 14 semanas en forma libre. Gran Bretaña hasta 24 semanas. De manera similar lo han hecho Alemania, Francia desde la ley Weill y los Países Bajos.

La misma Iglesia católica de los primeros tiempos había condenado el aborto en cualquier momento del embarazo aplicando la teoría de San Basilio que sostenía la animación inmediata. Posteriormente esa concepción se fue modificando en la Edad Media. La influencia de Aristóteles modificó la posición de la Iglesia católica, al ser incorporadas las ideas del filósofo griego a la religión por medio del hilomorfismo, según el cual el alma es la forma sustancial del cuerpo, que luego revelaría su presencia cuando llegara el momento en que el embrión adquiriese forma humana.                                                                                            San Agustín y otros teólogos se refirieron al sujeto del embarazo como animado y no animado, aludiendo al estado de formatus o non formatus, aceptando los términos temporales de la animación expuestos por Aristóteles. Más tarde, en el Concilio de Viena de 1312, se aceptó la concepción hilomórfica de Aristóteles, que no consideraba homicidio al aborto hasta que la evolución del embarazo no alcanzase la animación, estimando que el espíritu era el elemento que daba lugar a la existencia de una persona, concepto que prevalecería después en el tiempo. Se llegaba a admitir que el aborto se asimilaba al homicidio cuando se presentaba el caso de persona animada. El Fuero Juzgo español del siglo VII; las Siete Partidas de Alfonso el Sabio y Las Carolinas de Carlos V entre 1532 y 1580 distinguen entre feto animado y no animado a partir de la mitad del embarazo, aproximándose a la concepción moderna de feto como elemento no nacido de un animal vivíparo después de haber tomado forma en el útero, y que en caso de los humanos es el producto de la concepción desde el fin de la octava semana hasta el momento del nacimiento.                                              El Concilio de Trento de 1545 estableció el criterio doctrinal de la animación mediata, o no inmediata; por su parte la Cuarta Constitución de Sajonia de 1694 consideraba al aborto luego de la aparición de movimientos fetales apreciados por la mujer embarazada. El mismo papa Gregorio XIV fija en la bula Efraenatum la distinción entre feto no animado y animado.  Los avances de las ideas filosóficas en el siglo XIX, así como los avances de los conocimientos científicos, colisionaron con el pensamiento pendular de la Iglesia vaticana, alternativo, y dieron lugar a la instalación del proceso de romanización eclesial, que recurrió a la concentración en el Pontífice del poder dogmático, con la sanción de la infalibilidad papal en el Concilio Vaticano de 1870, que se pudo apreciar seguidamente con el creciente carácter normativo dirigido al mundo católico que asumieron las encíclicas y el poder disciplinario con que la Santa Sede amplió el radio de acción de sus sanciones canónicas. Incluso, en la Argentina, al igual que en otras repúblicas de la América Latina, se proyectó la difusión del poder a través del delegado apostólico del Vaticano que comenzó a desempeñar funciones que excedían las relaciones con el Estado huésped, hasta llegar al extremo de la situación que culminaría con la interrupción de las relaciones entre la Argentina y la Santa Sede entre los años de 1880 y 1890.

La prohibición de la embriotomía por parte de la Iglesia católica se produjo en 1894, y el aborto terapéutico aprobado con anterioridad, excluido definitivamente en 1895.

Las discusiones anteriores y las actuales no han agotado la consideración del aborto en relación al concepto de persona, tema que en realidad hace al fondo de la cuestión. En tiempos pretéritos se consideraron las pautas de no animación y animación, y en épocas más modernas el criterio para determinar qué es y qué no es una persona.        Los conservadores sostienen que una vida humana comienza en la concepción y que, por lo tanto, el aborto no debe permitirse por ser un crimen.  El pensamiento  liberal considera que un feto no se convierte en persona hasta que nace, conclusión que admite que si un feto no es una persona, el aborto es jurídicamente viable.  El foco de la tormenta reside en el punto en que desde la ovulación y el estado del desarrollo del embarazo, aparece la persona. Mary Anne Warren enumera varias características, entre ellas la capacidad de razonamiento, la autoconciencia, la comunicación compleja, etc., como criterios para definir el concepto de persona y argumenta a favor de la permisibilidad del aborto, ya que desde ese punto de vista el feto no satisface el concepto de persona. Por su parte, Baruch Brody utiliza las ondas cerebrales. Y Michael Tooley elige como criterio la posesión del concepto de sí mismo y concluye que el infanticidio y el aborto son justificables. Paul Ramsey afirma que cierta estructura de los genes es la característica definitoria. Johan Noonan prefiere la característica de concebido-por-humanos y presenta contra ejemplos de otros criterios posibles, el argumento en contra de la viabilidad porque el recién nacido y el discapacitado no serían entonces personas, por la circunstancia de que no pueden sobrevivir sin ayuda.   Estos enfoques típicos muestran que los enemigos del aborto proponen condiciones suficientes para el concepto de persona que los fetos satisfacen, mientras que los defensores argumentan con condiciones necesarias para el concepto de persona del que carecen los fetos. Ambos criterios  presuponen que el concepto de persona puede encerrarse en un ámbito de condiciones necesarias y/o suficientes, cuando la persona conforma un conjunto de características, de las cuales la racionalidad, el concepto de sí mismo y ser concebido por humanos son sólo una parte.                                                                                                        Generalmente se incluyen en el concepto de persona factores biológicos, psicológicos, de racionalidad, sociales. También se incluyen factores legales como la sujeción a la ley y a la protección de esta. Parece que un feto difícilmente reúna esas características. Un argumento antiabortista tradicional se centra en las variadas formas en que un feto se parece a un niño, cuando se destaca, por ejemplo, cuando el feto cuenta con veinte dedos entre pies y manos, sin mencionar la falta de similitud con un ser humano completo porque todavía conserva branquias y rabo. El feto ya próximo al nacimiento en cambio, satisface muchos de esos factores, con respecto a los que presenta en los primeros meses de desarrollo.  Entre los moralistas protestantes, en general, solo hay persona desde el nacimiento, considerado este como umbral decisivo de la vida. Entre los católicos predomina la actitud prohibitiva de la autoridad eclesiástica, pero también divergen opiniones discrepantes como las que llevaron al Parlamento polaco a la aprobación de la ley de despenalización del aborto en agosto de 1996, en los tiempos de Karol Wojtyla, el Papa polaco Juan Pablo II, o las expresiones irlandesas a favor del aborto, precisamente en  Irlanda, considerado el país considerado más católico de Europa.

Voces provenientes de la teología, como la de Santo Tomás de Aquino, también sostenían que solo existe una  persona humana  al adquirir madurez el embrión, así como otras de clase jurídica como la Corte de Casación de Francia al afirmar en una sentencia del 25 de junio de 2003, que solo existe una persona cuando se ha producido el nacimiento y una primera respiración.

Queda por considerar también el embarazo no deseado y su relación con una maternidad responsable, con la garantía ausente de asegurar una existencia satisfactoria ante la más probable existencia precaria, privada de su ánimo primordial por la alegría de la vida, el amor y la voluntad de procrear.

Desde otra perspectiva, la despenalización del aborto no incide en las razones éticas de quienes no aceptan el aborto, porque no están obligados a su práctica. De manera similar a quienes creen que el matrimonio es indisoluble, pues no tienen obligación de divorciarse aunque la ley lo autorice. Al respecto, la ley puede despenalizar el aborto y facilitar una oportunidad a quienes no encuentran otra posibilidad. La complejidad de la vida no siempre presenta soluciones fáciles a los que pueden padecer el resultado de una relación circunstancial o una maternidad no deseada condicionada por circunstancias económicas, sociales, de prejuicio o psicológicas, casos en los que la imagen del crimen está representada por una imposición dogmática. O por razones que no lo son, como surge de una observación del sacerdote José Di Paola que se ha expresado en contra del proyecto de ley de despenalización del aborto, al afirmar que: Aborto es F.M.I. y F.M.I. es aborto  (La Nación, viernes 1º de junio de 2018, p. 14).                                                                  

                                                                                      Junio de 2018

 *El Dr. Francisco M. Goyogana  es Académico de Número de la Academia Argentina de la Historia y autor, entre otras, de Sarmiento y el laicismo. Religión y política, distinguida con la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores ( S.A.D.E.)  2012.   

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

EL CONCEPTO MÍTICO DE PUEBLO ES UN PELIGRO PARA LA DEMOCRACIA  por Loris Zanatta*

| 4 junio, 2018

Fuente: La Nación 30 de mayo de 2018

El pueblo es una categoría mítica". Eso dijo el papa Francisco hace algún tiempo. Nunca entendí bien lo que quería decir. O tal vez lo entendí tan bien que me asusta pensarlo.

Francisco lo explicó así: "Para entender cuáles son los valores de un pueblo, debemos entrar en el espíritu, el corazón, el trabajo, la historia y el mito de su tradición". Lo que se deduce de ello son tres rasgos: el primero es que el pueblo es uno, una es su tradición, unánimes son sus valores. El segundo es que el pueblo es un organismo natural y como tal es superior a la suma de los individuos que lo forman: el todo es superior a la parte, suele recordar el Papa. Como organismo, tiene "un corazón": tiene personalidad moral. El tercer rasgo es que si uno es el pueblo, una su historia, una su tradición, ¿qué será de quien no los comparta? El Papa es hombre de fe, pero tiene sus matices. Afortunadamente, porque la idea mítica de pueblo es la idea más ajena posible al pluralismo, que es la sal de la democracia.

Recordé la frase del Papa al enterarme de la telenovela de Pablo Iglesias, líder del partido político español Podemos, y su esposa, Irene Montero, también dirigente, que compraron un costoso chalet de 600.000 euros. ¡Muy agradable, a juzgar por las fotos!

Mezclar al Papa con un chalet tal vez sonará grotesco, pero es que la historia es grotesca. Lo que revela es que ellos también tienen una idea mítica del pueblo. No me importa la compra en sí: dichosos ellos. Y dejo de lado también la hipocresía, la doble moral: ¿qué más decir de quien se absuelve a sí mismo por actitudes que condena en los demás? El aspecto hilarante es la consulta de los militantes a su "pueblo". ¿Comprar un chalet será digno de los "valores de este pueblo"? Ni Dios ni la conciencia, es "el pueblo" el que decreta qué y quién es moral o inmoral. El pueblo mítico absuelve y condena, es juez de vicios y virtudes. La responsabilidad del individuo se arrodilla ante el "espíritu" del pueblo. Ciertamente no pasa por la mente del Papa o de Iglesias, pero hay pueblos que en nombre de su "historia" y su "tradición", de su "corazón", encuentran moral exterminar infieles, infibular niñas, imponer matrimonios, quemar viudas. Lindo mito, el del pueblo.

Esta idea mítica del pueblo retumba hoy en todas partes. Todo está claro, dijo el líder de la Liga Norte de Italia: "Es el pueblo contra las elites". No me suena nueva: "Seré el abogado del pueblo", le hizo eco un amigo de Beppe Grillo. Escúchenlo a Nicolás Maduro: en su pueblo mítico hay espacio incluso para Diego Maradona. ¿Maduro hace pasar hambre a los venezolanos? ¿Maradona acaba de firmar un contrato millonario en Bielorrusia? No importa: el pueblo purifica, el pueblo beatifica. ¿Hay mejor prueba de que el pueblo no son los pobres, sino que pobres son los que el pueblo mítico define como tales? Maradona es pueblo; muchos venezolanos hambrientos, no; Iglesias es pueblo a pesar de su hermoso chalet; muchos españoles que no pueden ni soñar con una casa así no son considerados pueblo.

El pueblo es un mito, una abstracción. No será coincidencia que Podemos haya reconocido su paternidad peronista: no porque sus líderes sean peronistas o porque peronistas sean el Papa y todos los demás; no trivialicemos. El punto es que todos ellos, peronismo incluido, son gemelos diferentes, miembros de una misma familia histórica. Una familia que tiene su inspiración en la idea de pueblo expresada con tanta inocencia por el Papa y con tanto cinismo por Podemos.

El concepto mítico de pueblo que los une, aunque lo desconozcan, es anterior y contrario al de la Ilustración: es el de un pueblo sin individuos, un pueblo "ético" que pretende imponer sus valores como moral colectiva; un pueblo que para defender su identidad puede estar tentado de aplastar como una enfermedad a quienes considere que atenten contra ella.

Podría ser que algo así funcione en una comunidad muy homogénea. Pero ¿qué pasa con las sociedades modernas, fragmentadas y plurales? El pueblo mítico de nuestro tiempo, el pueblo populista, es el heredero de esa noción antigua. Evocando la historia, la naturaleza o la moral, se pretende restaurar la unanimidad perdida o en peligro. La Inquisición y el gulag, el lager y la guerra santa son sus hijos: todas esas persecuciones se hicieron en nombre de la pureza moral de un pueblo mítico.

Esta visión es ajena a la idea de que el pueblo se base en la "lógica", como se complace en decir el Papa. En otras palabras: es ajena a la idea de que lo que llamamos "pueblo" sea un contrato social garantizado por la Constitución; una convención racional, no un mito natural. Ya sé que suena menos romántico y que no calienta los corazones. Pero es lo mejor para garantizar que el todo no elimine las partes; para defender el pluralismo y la libertad de los individuos.

Cuando el Papa, como en los últimos días, responde a aquellos que lo acusan de ser comunista afirmando, con sorna, que él solo es fiel al Evangelio, suena un poco superficial. Su definición de pueblo como categoría mítica, a pesar de sus buenas intenciones, no difiere de la de los populismos, comunismos y fascismos incluidos. Es un mito que ellos trasladaron al plan secular: en la política, en la cultura, en la sociedad. No será coincidencia que la historia de la Iglesia Católica esté llena de figuras que en los fascismos se ilusionaron con ver resurgir la cristiandad perdida y con muchas otras que repitieron hasta el cansancio que "el socialismo es el orden social más cercano al Evangelio": no el socialismo democrático, sino el cubano, venerado por tantos teólogos de la liberación.

Considerando el difundido miedo a la modernidad que lo fragmenta todo, a la tecnología que lo hace todo tan rápido y a las migraciones que todo lo mezclan, no es de extrañar que hoy haga estragos una cierta nostalgia de unanimidad. La palabra sagrada que resuena en todas partes, "pueblo", es el mejor síntoma. Los líderes de Podemos se han dirigido a este pueblo mítico: al someterse al veredicto de sus compañeros no apelaron a la ética de la responsabilidad, sino a la fe y la culpa. ¿Somos pecadores? Esta fue, después de todo, su pregunta angustiada.

Pero si este es el caso, si no es su conciencia la que los llama a la coherencia, sino la vox populi a establecer el veredicto, Iglesias y Montero pueden dormir sueños tranquilos: el pueblo mítico los ha absuelto y perdonado. Expiado el pecado, podrán volver a pecar y a pegarles a los pecadores; nadie es más amoral que los moralistas: total, ¿a quién le puede importar un chalet frente a tantas tragedias? Se creen que son posmodernos, son lo más antiguo del mundo.

*Historiador, profesor de la Universidad de Bolonia

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

EL DEBIDO RESGUARDO DE LA OPINIÓN CRÍTICA por Roberto Gargarella*

| 3 junio, 2018

Fuente: La Nación 2 de junio 2018

Cualquier hecho jurídico relevante nos permite ver, a través suyo, todo el derecho y, más específicamente, el modo en que el Estado nos trata. Días atrás, ocurrió un hecho tan relevante como expresivo, en torno a la revista La Garganta Poderosa, una publicación cuyos contenidos son definidos, de modo exclusivo, por personas nacidas en villas de emergencia.

Entre otros fines, la revista se propone confrontar los prejuicios hacia los habitantes de los barrios marginados, mostrando que allí también hay vida, cultura y energía creativa, que exceden largamente a cualquier preconcepto que quiera reducir esos barrios a meros "aguantaderos" de gente ocupada en actividades delictivas. Unos días atrás, un fotógrafo de la revista denunció haber recibido golpes y abusos, luego de registrar un operativo de la Prefectura Naval en la villa 21, en busca del joven Iván Navarro. El acoso que viene sufriendo Navarro se habría desatado tiempo atrás, cuando se animó a contar durante un juicio oral seguido contra seis agentes de Prefectura, las torturas y abusos que ellos le infligieron. Esta semana, agentes de Prefectura habrían ingresado sin orden judicial en el domicilio del fotógrafo de La Garganta Poderosa, golpeado a un menor, manoseado a una mujer, provocado destrozos en el hogar, y mantenido incomunicados a algunos de los presentes. Todo en represalia por las acciones de denuncia impulsadas desde la revista.

Dejo al periodismo la descripción detallada de los graves sucesos ocurridos, para concentrarme en cambio en algunas reflexiones relacionadas con lo que expresan o denuncian los hechos básicos conocidos. Me interesa llamar la atención sobre el aspecto, si se quiere, simbólico de la situación porque nos ofrece una extraordinaria oportunidad para reconocer de qué modo el poder público -el actual Gobierno, en este caso- se aproxima y trata a los miembros de los grupos más desfavorecidos de la sociedad. Para empezar por el principio: surge una iniciativa inmejorable -la revista La Garganta Poderosa– llevada a cabo por miembros de un colectivo históricamente maltratado. Un proyecto cultural que sirve a la integración social, la educación cívica y la formación política de los más postergados.

Las autoridades podrían tomar proyectos de este tipo como símbolo de lo que valoran y también como ejemplo del modo en que quieren vincularse con los sectores más postergados. El Gobierno podría decir: "No importa si estamos de acuerdo o no con el contenido de lo que ustedes escriben: actuamos con independencia de ello. El proyecto que llevan adelante es magnífico y nos enorgullecemos de él. Queremos que haya muchos otros emprendimientos semejantes, y vamos a hacer lo posible para garantizar que ello ocurra". El Gobierno podría decir todo esto, y luego actuar en consecuencia, alentando, amparando, protegiendo, reivindicando, defendiendo, proyectos culturales semejantes. Obraría así de modo no demagógico, sino principista: "Aquí pasa algo que está muy bien y que por lo tanto merece ser respaldado".

Lamentablemente, desde áreas centrales del Gobierno, y muy en particular desde el Ministerio de Seguridad, se ha escogido afirmar un mensaje que contradice esa perspectiva e insiste con patrones de conducta fallidos, y repudiados hasta el cansancio en ocasiones anteriores. La expresión crítica de la revista genera no reconocimiento, sino sospechas; sus integrantes no son objeto de un cuidado y deferencia especiales, sino de acoso armado; el proyecto social en juego no es reivindicado como resultado de convicciones, sino sujeto a cálculos degradados ("¿Nos conviene acercarnos a gente que no piensa como nosotros? ¿No tendrá más sentido amedrentarlos, de forma tal que no nos sigan investigando?"). El parámetro habitual se repite. El vínculo que el Gobierno establece con los más desaventajados parece orientarse, sobre todo, a su disciplinamiento: se busca "contener" a los que menos tienen, a partir de una combinación calculada: planes sociales para calmarlos e intervenciones armadas para marcarles los límites. De este modo, el Gobierno deja en claro que prefiere alinearse, no con los que más sufren, sino con unas fuerzas de seguridad cuestionadas. En lugar de maximizar la supervisión pública sobre un sector que a lo largo de nuestra historia ha incurrido en prácticas de espanto, se muestra obsesionado por blindar a las fuerzas de seguridad frente a toda crítica, dejando en claro que las autoridades están por completo de su lado (exactamente lo mismo que hizo el Presidente en el caso Chocobar).

Todos podemos entender, por supuesto, la necesidad de reivindicar, entre otros bienes, al valor del orden social, en particular a la luz de irresponsabilidades propias de los años anteriores (cuando, esquizofrénica o hipócritamente, el gobierno combinó un discurso adolescente de "ruptura," con políticas de represión tercerizadas). Podemos entender, también, que el Gobierno no maltrate a sus propias fuerzas de seguridad, sino que se proponga educarlas y respaldarlas, en un camino de cambio y aprendizaje. Nada de eso, sin embargo, justifica que se actúe en el área del modo en que se lo viene haciendo.

Un gobierno animado a defender tanto las libertades personales de cada uno como pautas de justicia social para todos, frente al caso de La Garganta Poderosa, debería: aceptar que la opinión política crítica merece siempre, y en principio, un resguardo incondicional; optar prioritariamente por el cuidado y respaldo a los sectores más desaventajados, en particular, en momentos de crisis como el actual y, a la luz de la historia, debería asegurar el más estricto control sobre las fuerzas de seguridad (respetarlas y reinvidicarlas no es lo mismo que alinearse ciega y caprichosamente con ellas).

El Gobierno debería comenzar a guiar sus acciones conforme a los principios de libertad e igualdad que la propia Constitución enaltece. Sin embargo, todavía hoy, y con frecuencia, prefiere actuar conforme a una fórmula que mezcla prejuicios, encuestas y cálculo, aunque esta vía resulte de las peores posibles: no solo se trata del camino incorrecto, sino que además es uno que produce, una y otra vez, malos resultados.

*Roberto Gargarella: sociólogo, abogado y Doctor en Derecho UBAires, L.L.M. por la University of Chicago Law School, Master en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, J.S.D. por la University of Chicago, y Post-Doctorado en la Balliol Collage, Oxford.  Es profesor invitado de la Escuela de Derecho de la UTDT, y profesor asociado de la Facultad de Derecho de la UBA. Ha sido profesor e investigador visitante en varias universidades extranjeras, como Columbia University, Universitat Pompeu Fabra, New York University, University of Bergen y University of Chicago. El profesor Gargarella se hizo acreedor de prestigiosas becas de investigación, entre ellas Fullbright, John Simon Guggenheim Memorial Foundation, Fundación Antorchas, etc. Es autor de numerosos libros y artículos, publicados tanto en el país como en el exterior. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: The Legal Foundations of Inequality, (Cambridge, Cambridge University Press, 2009), The Accountability and Democratic Judiciaries in Latin America, Africa, and East Europe (en co-autoría con S. Gloppen et al, Palgrave, Nueva York, 2009).

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

HOMENAJE AL DR. ARTURO FRONDIZI por Román Frondizi*

| 3 junio, 2018

El 31 de mayo del 2018, en el Circolo Italiano de Buenos Aires, se realizó un homenaje al Presidente Arturo Frondizi, al cumplirse 60 años de que asumiera la Presidencia de la República.

El siguiente es el discurso pronunciado por el Dr. Román Frondizi

 

Señoras y señores, queridos amigos,

            El 1° de mayo de 1958, Arturo Frondizi juró el cargo de Presidente de la República ante el Congreso Nacional y dió su mensaje inaugural, en cuyos primeros párrafos  sentó las bases de su futuro gobierno:    sería regido por una idea moral, la reconciliación de los argentinos, y por la necesidad de impulsar el desarrollo nacional.

      Estos objetivos no se lograrían por la acción de un partido ni de un hombre, sino por la acción de todos los ciudadanos, sostenida por  sus reservas morales y espirituales y por su decisión y coraje para lanzarse a la construcción del futuro.

      Para ello, consideró indispensable eliminar los motivos de encono y los pretextos de revancha, y extirpar de raíz el odio y el miedo del corazón de los argentinos.

       Los hechos que llevaron  a la caída de su gobierno y los posteriores a ella, hasta los de la actualidad, comprueban la  razón que  lo asistía en su enfática admonición.

     Tras la ceremonia en el Congreso, asumió en la Casa Rosada, y tomó juramento a sus ministros, sorteando todos los planteos y todas las presiones, anteriores y posteriores al comicio que lo había consagrado Presidente, que llegaron al extremo de que ese mismo día por la mañana, no supiéramos, ni él ni quienes lo estábamos acompañando en su casa, si la escolta militar que lo había venido a buscar lo llevaría al Congreso o a prisión.

      Ahora bien, los valores que definieron la personalidad de ese ciudadano, arrancan de lejos, tienen raíces profundas en la vida misma de un hombre que se llamó Arturo Frondizi y que llegó a ser Presidente de la Nación.

      El los encontró en el hogar de sus padres, Giulio e Isabella, mis abuelos. Eran burgueses de Gubbio, ciudad milenaria de la región de la Umbria, Italia.

      Giulio fue un hombre del Risorgimento,  imbuído de las ideas de Giuseppe Mazzini.

      Liberal enragé, ateo y republicano.

       Y claro, estas ideas lo llevaron a ser un acérrimo enemigo del régimen fascista, igual que todos sus hijos.

      Isabella  fue una católica ferviente.

      Constituyeron un hogar  cuya larga vida se fundó en el amor, pero también en el respeto irrestricto por el otro, por su libertad, sus ideas, su fe.

       Y se me he detenido en estas cosas es porque estoy absolutamente convencido de que de esa raíz entrañable nació el rigor moral, el amor por la libertad y el respeto por el prójimo, que fueron una constante en la vida del Presidente.

     Arturo Frondizi fue un presidente intelectual y político, como lo habían sido Mitre,  Sarmiento y  Avellaneda.

     Fue un realizador, como Carlos Pellegrini.

     Y fue un denodado defensor de la democracia,  como Hipólito Yrigoyen y Marcelo de Alvear.

      Creía, con razón, que no bastaban la militancia y el estudio, tomados aisladamente para que la actividad  política sirviera al progreso del país en justicia y libertad.

        Era necesario unir el pensamiento a la acción, la teoría a la práctica, notas todas que evocan la frase de Henri Bergson : “Actuar como un hombre de pensamiento y pensar como un hombre de acción”.

       Como intelectual, se formó en  la investigación, en la lectura, que cultivó con pasión hasta sus últimos años, y en el estudio de los problemas concretos de la Argentina.

     Como político, se formó en las filas de la Unión Cívica Radical, a la que se afilió tras la caída de Yrigoyen.

      En ella hizo todo el cursus honorum: desde simple afiliado a presidente del Comité Nacional y candidato a Presidente de la República proclamado por la Convención Nacional de la UCR, así, a secas.

      Antes, había conducido sin desmayos, tras el desafuero y posterior prisión de Balbín de quien fue abogado defensor ante la Justicia Federal de La Plata, al famoso Bloque de los 44 diputados nacionales, con intervenciones parlamentarias admiradas por sus pares, amigos o  adversarios, aun los más enconados.

      Se puso el partido al hombro en tiempos muy difíciles, en los que no se disponía  ni de radio, ni de prensa, ni de recursos, y recorrió el país sin descanso,  en todas las direcciones, en su propio automóvil o en el automóvil o la avioneta de algún amigo, viviendo en las casas de familia de los radicales que se sentían honradas en hospedarlo.

      Algunas veces me invitó a acompañarlo y guardo de aquellas giras recuerdos imborrables.

      Fue preso político once veces.

      Defendió a los presos políticos ya desde la década del 30, cuando las revoluciones radicales del Tte. Cnel. Pomar y del Cnel. Bosch fracasaron y dejaron el tendal de detenidos.

       Ayudó a  los exiliados.

       Como Presidente de la Unión Cívica Radical dió el gran discurso del 27 de julio de 1955 por LR3 Radio Belgrano.

      Hacían diez años que la radiofonía estaba vedada a la oposición.

      Frondizi afirmó con claridad, y sin ofensas para nadie, que las bases morales, jurídicas y políticas para hacer posible la pacificación a la que había llamado el Presidente Perón, estaban en el respeto irrestricto a las libertades y garantías constitucionales, y explicó concretamente las soluciones que ofrecía su partido para los diversos problemas políticos, sociales y económicos del país. Las calles desiertas de las ciudades y pueblos de la República fueron el testimonio de la excepcional expectativa despertada por el discurso de Frondizi entre la población, que se reunió en sus casas, alrededor de la radio, para escucharlo.

      Al día siguiente fue citado por el juez federal Gentile para que se explicara acerca del contenido de  su alocución!

       El 1° de mayo de 1958 el Presidente Frondizi recibió al país en medio de gravísimas dificultades de todo orden,  que lo hacían poco menos que inviable.

       A ello se sumaron mas de 30 tentativas de golpe de estado, huelgas insurreccionales, actividad terrorista, complots internacionales –como el de los documentos cubanos- y una oposición política que, salvo excepciones, fue sistemática, rencorosa, cerril, e irracional. No pocos de sus exponentes  formaban parte del elenco estable del golpismo, como los definió aquel  gran ministro del Interior que fue Alfredo Vítolo.

      En medio de semejante ambiente,  Arturo Frondizi llevó adelante durante su presidencia inconclusa, una obra de gobierno excepcional, hoy  ampliamente reconocida, que tuvo en el Estado de Derecho -que no existe si no se mantiene el orden público-  una base fundamental. 

      A instancia del presidente, el Congreso sancionó la más generosa ley de amnistía que se recuerde, se levantaron las inhabilitaciones políticas y sindicales, se devolvieron los sindicatos y la CGT a los trabajadores, y se derogaron leyes represivas de antigua y reciente data, entre ellas la ley 4144 llamada de residencia, que había sido utilizada como un instrumento de persecución política e ideológica durante muchos años.

      El estado de sitio solo fue implantado por absoluta necesidad, ante la existencia de claras pruebas de violencia insurreccional, evidenciada por hechos manifiestos de sedición y de subversión, y no afectó la subsistencia del derecho a la crítica ni la más plena libertad de prensa.

        En menos de cuatro años y en aquel  ambiente, el gobierno del Presidente Frondizi, acompañado lealmente por su Partido, la Unión Cívica Radical Intransigente, sus diputados y senadores, los gobernadores de las provincias y un equipo de colaboradores de primer orden, no solo reinstaló en el país  la vigencia del  Estado de Derecho.Estableció el Estatuto del Docente, la enseñanza universitaria libre y apoyó y financió como nunca antes a las universidades nacionales cuya autonomía fue plenamente respetada, extremos éstos que deseo destacar especialmente en este año del Centenario del gran movimiento de la Reforma Universitaria.

      Tras la sanción, a iniciativa del Presidente, de la ley de nacionalización de los hidrocarburos, Frondizi  libró y ganó la Batalla del Petróleo, alcanzando el autoabastecimiento en  tres años,  mientras los críticos de todas las layas se desgañitaban atacando esa política absolutamente exitosa.

      En 1985 el Presidente Alfonsín, desde Texas, lanzó el Plan Houston, abriendo las puertas al capital extranjero para explotar hidrocarburos en nuestro país. La tan combatida política petrolera de Frondizi, era renovada por Alfonsín, que, así, venía a darle la razón.

      El autoabastecimiento se volvió a perder durante la administración kirchnerista.

      Ahora, después de   dos años y medio del gobierno actual, seguimos en veremos, esperanzados en Vaca Muerta, mientras el aumento de los precios del petróleo vuelve a atenazarnos por nuestra dependencia de la importación.

      El gobierno de Frondizi también libró y ganó la Batalla del Acero, y el 25 de julio de 1960 se inauguró en San Nicolás el primer alto horno de América del Sur.

      Junto con eso, se dio un gran y  fuerte impulso a la producción industrial en todos los órdenes y a la  tecnificación del campo –cuya producción estaba estancada a niveles de los años 20- a través del INTA y de CAFADE, y a la pavimentación de 13.000 kms. de caminos.

      Todas iniciativas y obras de gran trascendencia para la Nación y para las provincias.

      Al recuperar la vigencia de las instituciones, el país recuperó también su prestigio en el plano internacional y el Presidente supo establecer sólidos vínculos personales con líderes de la talla de su SS Juan XXIII,  Eisenhower, Kennedy, De Gaulle, Adenauer, Nerhu, Gromiko, Andreotti, Fanfani, Terracini,  Kubistchek, Quadros, etc. Inauguró así la llamada “diplomacia presidencial” y amplió el horizonte de la política exterior argentina a India, China y Japón.

      Si Arturo Frondizi me estuviera escuchando, estoy  seguro que a esta altura se habría fastidiado, me habría interrumpido y con tono seco me habría dicho:  Sí, pero es hora de dejar de hablar de lo que hizo mi gobierno en su tiempo, y en cambio hay que pensar y hablar sobre lo que falta por hacer, que es tanto!

       Y hubiera agregado: que a nadie se le ocurra invocarme para      recitar las soluciones de 1958 como un catecismo, infalible y suficiente, a aplicar sin más a los problemas concretos de 2018.

      Y, una vez más, hubiera tenido  razón.

      Lo que sí interesa es el método y el espíritu que inspiraron la acción de gobierno de Arturo Frondizi.

      Porque han pasado 60 años desde que asumió la Presidencia, el mundo y el país son otros.

      Hay nuevos riesgos, y nuevos problemas, que hay que estudiar y conocer para poder afrontarlos y resolverlos.

      Se vive en la era digital, en la era de la revolución del conocimiento y de la genética, en la era de la robótica, de las comunicaciones.  Quien quede atrapado en la brecha –países o personas- resultará marginado.

       Mientras tanto, desgraciadamente, en Argentina estamos ensimismados en una discusión surrealista  sobre el pago de  la cuenta de la luz y del gas, mientras nos agobian los records de gasto público y de presión impositiva, el déficit fiscal y de cuenta corriente y una inflación endémica, en un contexto económico que unido a la incertidumbre política y a la pésima performance argentina de  décadas, aleja a la inversión productiva nacional y extranjera.

      Los problemas del país, que son serios, graves, y reiterados hasta el aburrimiento, solo podrán ser resueltos ejecutando una política realista, impulsada por una capacidad de hacer que supere a la costumbre de opinar y sustentar discusiones de museo.

       Una política constructiva que supere la actitud mental predominante entre demasiadas personas de la así llamada clase dirigente, que oscila entre la soberbia verbal, la ineptitud y una inercia resignada.

      Argentina exige dramáticamente conocimiento, inteligencia, medios adecuados a los fines.

      Y además, una acción consecuente del Gobierno, que convoque a todas las fuerzas interesadas en el progreso del país a un gran Acuerdo Argentino, sobre la base de un programa de desarrollo y estabilización, y no de mero ajuste que no entusiasma a nadie, un programa claro y concreto con sentido nacional, que sea capaz de despertar la esperanza colectiva.

      Arturo Frondizi ejerció la Presidencia hasta el 29 de marzo de 1962, en que fue derrocado por un golpe cívico-militar, que empezó a gestarse ya antes de que asumiera el gobierno, cuya ejecución corrió por cuenta de un grupo militar minoritario y ofuscado, incitado por aquellos políticos opositores que formaban parte del elenco estable del golpismo.

      La justificación final del golpe fueron los resultados de las elecciones de marzo de 1962.

      Los golpistas, que estaban absolutamente histéricos, decían que esos resultados abrían las puertas al regreso del peronismo.

      Falso, porque el partido del Presidente, la UCRI, ganó las elecciones a nivel nacional con el 25,2% de los votos, y la UCRP alcanzó el 18,7%. El peronismo logró el 17,8% mientras el resto se lo dividieron distintos partidos, desde los conservadores a los socialistas.

      Salvo la UCRI que se mantuvo firme junto al Presidente, los partidos más importantes de la oposición -con excepción, dicho sea en honor a la verdad, de los peronistas, que advirtieron, aunque  tarde, el abismo al que se precipitaba el país- se negaron a cualquier solución que no fuera destituir al Presidente.

      Era lo que se habían propuesto y lo lograron

      Cometido ese verdadero crimen contra la Nación, que deshonró a quienes lo instigaron y a quienes lo ejecutaron, la Argentina se precipitó en una caída sin remedio en la decadencia y en la violencia más creciente y espantosa.

      Señoras, señores, queridos amigos, 

      El sueño de Arturo Frondizi -y su accionar de gobierno- fue el de la República democrática, la Nación desarrollada, el país moderno,  la cultura,  el progreso y  la unidad nacional construida sobre la base del reencuentro de los argentinos.

      Su sueño, que evoca al sueño de Alberdi, está incumplido.

      Renovemos su convocatoria, que debe arrancar del fondo del alma argentina, y mantengamos encendida la antorcha que prendió Arturo Frondizi, que nos ayudará a alumbrar  el camino a recorrer.

*Jurista, camarista federal, conjuez de la Corte Suprema, ensayista.

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

INGRESO

  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.org

BUSCAR

SUMARIO por categorías

COMENTARIOS

  • esteban lijalad en REPUBLICANISMO PARA EL ANTROPOCENO: ¿DÓNDE ESTÁS, CLÍSTENES?por Julie Wark* y   Daniel Raventós**
  • Juan Anselmo Bullrich en ENCUENTRO EN RAVENNA, A SETECIENTOS AÑOS DE LA MUERTE DE DANTE ALIGHIERI por Román Frondizi *
  • Juan Anselmo Bullrich en MEDITACIONES EN TIEMPOS DE PESTE Y CUARENTENA por Román Frondizi*
  • Enrique Bulit Goñi en MEDITACIONES EN TIEMPOS DE PESTE Y CUARENTENA por Román Frondizi*
  • Luis Clementi en MEDITACIONES EN TIEMPOS DE PESTE Y CUARENTENA por Román Frondizi*

SUMARIO mensual

  • febrero 2023 (11)
  • diciembre 2022 (6)
  • noviembre 2022 (4)
  • octubre 2022 (2)
  • septiembre 2022 (1)
  • agosto 2022 (6)
  • junio 2022 (11)
  • marzo 2022 (16)
  • diciembre 2021 (8)
  • noviembre 2021 (6)
  • octubre 2021 (8)
  • septiembre 2021 (1)
  • agosto 2021 (9)
  • julio 2021 (4)
  • junio 2021 (2)
  • mayo 2021 (4)
  • abril 2021 (10)
  • marzo 2021 (4)
  • febrero 2021 (10)
  • diciembre 2020 (9)
  • noviembre 2020 (8)
  • octubre 2020 (1)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (5)
  • junio 2020 (3)
  • mayo 2020 (6)
  • abril 2020 (2)
  • marzo 2020 (2)
  • febrero 2020 (8)
  • diciembre 2019 (8)
  • noviembre 2019 (11)
  • octubre 2019 (2)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (9)
  • julio 2019 (1)
  • junio 2019 (9)
  • mayo 2019 (3)
  • abril 2019 (4)
  • marzo 2019 (10)
  • febrero 2019 (2)
  • enero 2019 (4)
  • diciembre 2018 (7)
  • noviembre 2018 (3)
  • octubre 2018 (11)
  • septiembre 2018 (6)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (28)
  • junio 2018 (8)
  • mayo 2018 (2)
  • abril 2018 (5)
  • marzo 2018 (5)
  • febrero 2018 (1)
  • enero 2018 (7)
  • diciembre 2017 (6)
  • noviembre 2017 (3)
  • octubre 2017 (9)
  • septiembre 2017 (5)
  • agosto 2017 (2)
  • julio 2017 (4)
  • junio 2017 (6)
  • mayo 2017 (12)
  • abril 2017 (6)
  • marzo 2017 (7)
  • febrero 2017 (6)
  • enero 2017 (10)
  • diciembre 2016 (9)
  • noviembre 2016 (9)
  • octubre 2016 (14)
  • septiembre 2016 (14)
  • agosto 2016 (13)
  • julio 2016 (19)
  • junio 2016 (9)
  • mayo 2016 (25)
  • abril 2016 (9)
  • marzo 2016 (16)
  • febrero 2016 (14)
  • enero 2016 (3)
  • diciembre 2015 (17)
  • noviembre 2015 (12)
  • octubre 2015 (14)
  • septiembre 2015 (19)
  • agosto 2015 (6)
  • julio 2015 (5)
  • junio 2015 (2)
  • mayo 2015 (7)
  • abril 2015 (10)
  • marzo 2015 (4)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (6)
  • diciembre 2014 (5)
  • noviembre 2014 (9)
  • octubre 2014 (12)
  • septiembre 2014 (9)
  • agosto 2014 (11)
  • julio 2014 (22)
  • junio 2014 (1)
  • mayo 2014 (6)
  • abril 2014 (6)
  • marzo 2014 (4)
  • febrero 2014 (7)
  • enero 2014 (4)
  • diciembre 2013 (3)
  • noviembre 2013 (4)
  • octubre 2013 (5)
  • septiembre 2013 (3)
  • agosto 2013 (7)
  • julio 2013 (7)
  • junio 2013 (4)
  • mayo 2013 (8)
  • abril 2013 (14)
  • marzo 2013 (12)
  • febrero 2013 (8)
  • enero 2013 (6)
  • diciembre 2012 (6)
  • noviembre 2012 (7)
  • octubre 2012 (4)
  • septiembre 2012 (15)
  • agosto 2012 (15)
  • julio 2012 (14)
  • junio 2012 (19)
  • mayo 2012 (11)

 
 
 
 
 
 


© 2012 Con-texto


Diseño y desarrollo : www.juroky.com.ar

rss Comentarios RSS valid xhtml 1.1 design by jide powered by Wordpress get firefox