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TESTIGOS DEL PERONISMO REAL por Esteban Lijalad* quinta entrevista

Ernestina Gamas | 31 mayo, 2013

Con esta entrevista continuamos con la serie realizada por nuestro colaborador Esteban Lijalad

Ludovico Ivanissevich Machado

Esteban Lijalad   Quisiera una breve autobiografía suya…

Ludovico Ivanissevich Machado:   Nací en 1927 en Buenos Aires, así que vaya calculando la edad…Estudié la primaria en un colegio inglés privado y la Secundaria la empecé en Mendoza porque mi padre estaba haciendo trabajos de hidráulica allí. Y después seguí  acá en el Nacional Sarmiento, donde fui compañero- no de clase pero sí de colegio- de Martínez de Hoz. Y allí fui abanderado, en fin, un alumno sobresaliente. Después ingresé en la Universidad, con grandes dudas, pero ingresé en Ingeniería, porque mi padre era ingeniero, entonces  me parecía que me correspondía entrar allá. Entré en el año 44. Salí en el 52 porque perdí un año por un surmenage. Con lo que mis padres, para “despejarme” me mandaron a Europa y ahí pude hacer cosas interesantes para mi formación cultural. En ese momento estaba el Protocolo Franco-Perón, por el cual nosotros le dábamos trigo casi gratis a España. Como la comunidad internacional la tenía aislada a España…Así que a los argentinos nos recibían de una manera espectacular. Ya al ingresar a la Universidad había una gran politización.

EL: En su casa se hablaba de política?

LIM:  Bueno, mi tío fue Ministro de Educación de Perón. Oscar Ivanissevich. En cambio mi padre era rotariano, y era liberal. Pero se querían mucho como parientes. Discutían mucho, especialmente con Mamá, que era fanáticamente antiperonista…Así que imagínese.

EL:O sea, usted entró a la Facultad con algún recelo respecto del peronismo. Se le confirmó?

LIM:  En la Facultad ya había habido una liquidación de profesores. Incluso mi padre renunció. El era profesor de Ingeniería Sanitaria y en un momento dado hicieron no recuerdo qué cosa, algo muy prepotente por parte del Gobierno  y él renunció para no estar en esa situación de sometimiento porque le obligaban a firmar una adhesión al Gobierno. Yo, tiempo después, era ayudante de Cátedra y me obligaban a que estuviese afiliado al Partido Peronista y yo no me afilié. Entonces no seguí la carrera docente, se interrumpió mi carrera.

EL: Le exigían que fuera afiliado…quienes?

LIM: Ah sí. El Decano. Los Decanos ya eran nombrados por el Gobierno, no eran elegidos por el Gobierno Tripartito, sino que eran Decanos Interventores, designados a dedo. Entonces, era de alguna manera ofensivo, pero todavía funcionaba en los primeros años el Centro de Estudiantes en la Facultad. Cosa que después, en el 50, ya estaba fuera, expulsado. El Centro fue expulsado de la Facultad.  Dejaron que tuviese un local lejano.

EL: Usted militaba en alguna agrupación

LIM: No, yo todavía no militaba en nada, hasta el quinto año. Estaban o los Reformistas o la  lista Independiente, que decía que no quería la política en la Universidad. Cuando se crea la Confederación General Universitaria, la CGU, que era la agremiación del Gobierno, en la Facultad en total había doce miembros, más no había. Los alumnos, aun los Independientes, no eran peronistas. Entonces, en ese momento, se disuelve la lista Independiente, se dividen. Quedan como una nueva agrupación reformista, pero más a la derecha. No eran comunistas, pero eran reformistas. Pero estaba la gente del socialismo.. y yo no me sentía interpretado por ellos, y entonces con los que eran de inspiración cristiana- en ese momento en Europa había triunfado la Democracia Cristiana- y nosotros  tuvimos una gran influencia de eso. Era una gran apertura frente al catolicismo tradicional de acá que era muy nacionalista, muy de derecha.

EL:Y muy cercanos al Gobierno

LIM: Sí, claro. Para nosotros se producía un contagio de lo que sucedía en Europa. Para nosotros Jacques Maritain era un referente. El “Humanismo Integral” es el libro clave de él. Yo era postconciliar antes de que hubiera habido el Concilio Vaticano…Los tradicionales eran Mario Amadeo, los nacionalistas de derecha…

EL: El Padre Meinville…

LIM:   Uh! No, ese era nazi directamente, terrible. Nosotros estábamos cerca de Monseñor de Andrea y  de  Franceschi  que dio una vuelta y se puso en contra del Gobierno.

Entonces creamos la Agrupación Humanista Renovadora, que fue la primera agrupación cristiana que apareció en toda la Universidad, se nos vino detrás toda la derecha, y los reformistas tenían miedo de que en las primeras elecciones del Centro llegáramos a ser mayoría. Así que entonces vinieron a vernos a los fundadores y nos dijeron si no queríamos esperar un año más para presentarnos. Estábamos muy inseguros, recién empezando y al final quedamos amigos íntimos. A mi me nombraron Presidente de la Comisión de Cultura- el Centro ya era clandestino- Así que había una unión entre los reformistas y nosotros, muy grande. Pero entre nosotros había necesidad de una fundamentación filosófica que no fuera materialista. No era confesional de ninguna manera, sino íbamos a tener a todos los sacerdotes de la Curia encima. Ahí empezó el Humanismo, en la Facultad de Ingeniería.

EL: Recuerdo que en los 70 aun se hablaba del Humanismo de una de las grandes corrientes universitarias, junto al Reformismo. Después irrumpieron los peronistas.

LIM:  Sí, así fue. Entonces, viendo el eco que tenía, empecé a hablar con gente afín de Medicina, de Farmacia, de Derecho y a formar grupos fundadores de agrupaciones Humanistas en cada una de esas facultades.

EL: No había referencia nacional en ese entonces

LIM: No, no. El Partido Demócrata Cristiano fue posterior, fundado en Rosario, en la casa del dr.  Lewis que era amigo nuestro. Ayarragaray que venía de la derecha, Lewis y Ordóñez eran los primeros que formaron el grupo político. Pero nosotros estábamos solos, aun no estaba ese grupo. Fuimos como un germen , fui de la Junta Promotora

EL: No era fuerte en Córdoba el Humanismo ?

LIM:  No, en Córdoba como ellos son cordobeses y eran “aparte”,  decidieron  llamarse Personalistas. En cambio en Bahía Blanca, en Rosario fuimos instalándonos.

EL: Tengo entendido que Julio Bárbaro viene del Humanismo

LIM: Sí, señor. De Agronomía y Veterinaria.

EL: Que sentía en relación al país, al Gobierno peronista

LIM: En una de las reuniones de la Federación Universitaria , yo era delegado de la FUBA ente la FUA, entró la policía y nos metió a todos presos. Estaba prohibido hacer reuniones sin pedir autorización 15 días antes. No se podía hacer una reunión ni siquiera privada. Eso era así.

EL:Estas cosas hoy las escucha un joven y no lo puede creer. Que se deba pedir autorización en la Universidad para hacer una reunión.

LIM: Había que pedirle permiso a la policía. Pero no lo hacíamos, por eso caímos presos. Caímos con Weinschelbaum, con Selser  con quien nos hicimos grandes amigos y que cuenta todo esto en un libro. Estábamos presos y viene él y de repente ve un grupo, de distintas facultades, reunidos en un rincón, que estábamos rezando el rosario en Villa Devoto. El  se quedó conmovido y dijo “Es la primera vez que veo católicos que estén de mi lado”. El se acercó mucho a mí, era socialista, trabajaba con Alfredo Palacios. Fue recomendado por Palacios en La Prensa para trabajar.

EL: Antes de la confiscación, supongo

LIM: Sí, claro. Esa fue otra de las cosas que pasó como índice de la falta total de libertad de prensa. Nunca hubo menos libertad de prensa que en esa época.  Nosotros sacábamos un periódico clandestino que se llamaba “Testimonio” un periódico que salio 4 o 5 veces.

EL: EL asunto es que ustedes estaban presos y rezaban el rosario y los otros no entendían nada.

LIM: Los otros chochos  de ver una cosa novedosa, una cosa muy, muy…Eran grandes pabellones, nos trataron bien. Tenía un miedo de que nos pegaran. En otras oportunidades se ponían en fila y les pegaban a los que iban pasando.

EL: Eso fue lo peor que sufrió en lo personal en esos tiempos

LIM: Sí, a partir de entonces nos cuidábamos más. Hacíamos funciones de cine y de música y  ahí avisábamos, venía la policía y verificaba.

EL: Volviendo un poco atrás. Usted el 17 de octubre del 45 ya estaba en la facultad. Tiene algún recuerdo de ese hecho

LIM: Sí, claro apedrearon mi casa! (risas) Parece que un chico que estaba en nuestro departamento  tiró un cohete a la gente que pasaba y los tipos se pararon  y apedrearon la casa, así que, ese recuerdo lo tengo. Yo todavía no estaba en la Universidad, no participaba en las marchas que hubo de la oposición. Yo estuve en Plaza San Martín, donde hubo un tiroteo. Mataron a un médico, Ottolenghi. Para nosotros era una cosa fachistoide, completamente fachistoide. Con los antecedentes de Perón que había sido Agregado militar en Italia…Para nosotros el fascismo de Perón era un dato de la realidad, nadie dudaba de eso. En ese momento era así. Luego fue cambiando como producto de las circunstancias. El empezó a darse cuenta que con esa manga de inútiles como Farrel- pobre hombre- no podría avanzar. Por eso con la Acción Social iba a obtener una base de apoyo muy importante para tener una salida… Entonces el se fue transformando poco a poco también, fue un proceso dialéctico. Se acercó gente del radicalismo, Forja. Entre los socialistas estaba Borlenghi, pero era gente más corrupta. No era la mejor gente, pero en cambio Jauretche y el grupo de Forja, gente a la que he respetado. Pero Borlenghi o entre los radicales, Quijano…

EL: Como veían a Evita

LIM: Como un instrumento de Perón, sí, como un instrumento. No tenía ninguna cultura, no tenía realmente ninguna ideología política ni nada. Era una persona de una gran vivacidad y de una ambición tremenda. Se supo convertir en exclusiva de Perón, sonsa no era. Pero no tenía cultura, no tenía ideología, sus discursos eran vacíos, incluso su libro, escrito por otro. Era pobrísimo su discurso, siempre reiterativa, pero la verdad es que la enfermedad hizo que su figura…en fin. Mi tío era tan peronista que lo llamaban Evanissevich, en La Vanguardia. Esto no lo puedo asegurar, no tengo pruebas, pero parece que cuando le dijo a Perón, “mire, su mujer está muy enferma” – el era una eminencia como cirujano- y vino el famoso cuento de la cachetada, no se si  hubo o no una cachetada pero hubo una “excomunión “ ahí. Evita se enteró de alguna manera y no quiso saber más nada con él. El desapareció, nunca volvió. Muchos años después fue ministro de Isabel.

EL: El era de derecha

LIM: El era de derecha si. El le anunció a Perón la enfermedad. Ante la gente, a mi no me consta, no puedo…el era mudo, no comentaba nada, era muy callado. Pero, me consta que se habían distanciado y cuando muere Evita él no sabía que hacer. Mi Mamá misma le dijo “Mire, usted tiene que ir a darle el pésame” Entonces cuando fue a dar el pésame, Perón le dijo “Ay Ivan, si le hubiéramos hecho caso, si ella le hubiera hecho caso”. Eso si me lo contó.

EL: Como vivió, como cristiano, la ruptura de Perón con las Iglesia, que lo había apoyado durante mucho tiempo..

LIM: Claro, yo les dije a todos. “Vieron? (risas) Vieron que era como yo decía?” Esa era mi posición, ahora todos se habían dado cuenta de que había algo ..

EL: Cómo se desencadenó el conflicto? Perón hizo algo, la Iglesia hizo algo, no me lo termino de explicar

LIM: Por que se produjo no? Estoy tratando de explicar qué pasó…Yo creo que es por el Poder. El Poder es tremendo, el poder te lleva a absorber más y más. Ya no había nada que no fuera peronista. No  había una radio, diarios,  solo La Nación. Yo me acuerdo de Caggiano diciendo que “hay que subirse al tren, hay que subirse al tren”, era un obispo muy peronista. Todos los católicos veían al Gobierno peronista como algo bueno…y de repente se produce una ruptura. Cómo fue el hecho, la verdad, no me queda claro. Estuvo la marcha de Corpus Cristi: Convocó la Iglesia pero vino todo el mundo, los opositores. Pero se veía ahí, ya a los curas, con sotanas, ya arengaban a sus grupos, la cosa ya estaba mal. Después vino la quema de iglesias, donde la gente decía “leña, leña”, después del intento revolucionario de junio del 55. Y él les dijo “Vayan ustedes a dar leña”

EL: La Iglesia a pesar de eso que es lo más grave que le puede pasar, que les queman iglesias…en Rusia los comunistas hicieron algo parecido y fueron excomulgados. Pero acá, la Iglesia, siempre siguió siendo properonista, a pesar de eso, o no?

LIM: En ese momento no. Años después, sí.  Perón fue a reconciliarse, hizo algunas maniobras para eso. Había sido excomulgado. El fue y pidió una reconciliación.

EL: Usted, hacia el final del gobierno, tuvo una actividad política, se organizó para la posible caída del Gobierno

LIM: Yo soy pacífico por naturaleza, pero en ese momento con todo lo que pasaba, a un amigo que estaba en los grupos organizados, de apoyo a la Revolución, los Comandos Civiles, le presenté amigos de nuestro grupo para que fueran y participaran.  Pero yo no, porque era inútil, no sabía manejar un arma.

EL: La cosa entonces venía por ahí, por los tiros, por la posibilidad de apoyar una revolución

LIM: Sí, si , no hay  ninguna duda. Y cuando triunfa la Revolución, el primer ministro de Educación que nombra Lonardi, Dell Oro Maini. Yo ya me había recibido, pero me vinieron a ver con David Viñas, para que fuéramos a verlo a Dell Oro, para  pedirle que nombrara un Rector que fuera realmente representativo de lo que era la Universidad, que no fuera a nombrar un tipo de derecha…Y entonces yo encabecé esa delegación de estudiantes y graduados, lo fuimos a ver a Dell Oro y le pedimos eso, y fue así como designó a José Luis Romero, que no era para nada de su factura ideológica. Yo me sentí protagonista.

En la Revolución de septiembre yo participé en los festejos, fuimos a recibirlo a Lonardi al Aeropuerto, él venía de Córdoba, fue una alegría para mí. Después fue un poco de desilusión, las marchas  y contramarchas. Cuando subió Aramburu yo era de los que estaba a favor, frente a lo que eran los “lonarditos”, ese grupo que volvía a ser la derecha

EL:   Luego del 55, tuvo alguna actividad política, fue invitado a participar de algún gobierno

LIM: Yo fui promotor del Partido Demócrata Cristiano. La primera comisión, pero después de eso todo el grupo de Ordóñez y compañía, copó de alguna manera, el partido, lo que nosotros llamábamos la derecha. Entonces, yo me dije, no, para estar acá en una lucha interna… eso causó mi retiro. Y en lo político yo no intervine más en nada. Me ofrecieron, en la Revolución misma, yo era muy amigo de Muñiz, que luego fue canciller, pero yo no quise. Mi vocación era la Ingeniería y me fue muy bien.

En la Universidad si, el Movimiento Humanista llegó a ser mayoría. Ahí sí, me vinieron a ver “ustedes los graduados, los que tienen más experiencia tienen que estar con nosotros, porque ahora podemos imponer un Rector nosotros”. Entonces en esa búsqueda full time, me la pasé buscando qué Rector se podía proponer para elegir por la Asamblea, porque teníamos mayoría. A la tercera votación salió Olivera. Y Olivera me pidió que lo acompañara como Secretario General de la Universidad y ese fue el cargo público que tuve durante cuatro años. Ya estaba Fernández Long  en el rectorado  cuando el golpe de Onganía. Y él hizo una declaración que comenzaba con la frase “En este día aciago…” Un mes después, Onganía intervenía la Universidad.

——————————————-

* es sociólogo e investigador cultural

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INCONSTITUCIONALIDADES EN EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA por Jorge N. Noro Villagra*

Ernestina Gamas | 27 mayo, 2013

Para con-texto          

  El Consejo de la Magistratura fue introducido en la Constitución Nacional de 1994  para despolitizar (o, como prefieren algunos, despartidizar) la designación, remoción y sanción de los jueces federales y nacionales. Designación que hasta entonces era realizada a propuesta del PE y el acuerdo del Senado de la Nación.

            Pese a la importancia del tema y seguramente por falta de los acuerdos necesarios, los constituyentes si bien dieron las pautas esenciales para su integración, delegaron en los legisladores la conformación definitiva del Consejo de la Magistratura (básicamente el número de miembros y el peso del  ámbito académico  y científico). Tal delegación carecería de importancia si no fuera por la costumbre de quienes lideran las mayorías de turno, de intentar hacer decir a la Constitución lo que ellos desean que diga, según sus intereses o según soplen los vientos.

            El artículo 114 de la Constitución Nacional dispone que el Consejo sea “regulado por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de ambas cámaras, integrado periódicamente de modo tal  que se procure el equilibrio entre la representación de los órganos políticos resultantes de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal. Será integrado asimismo por otras personas del ámbito académico, en el número y la forma que indique la ley…”. 

            El equilibrio dispuesto por la CN se refiere a los estamentos político, judicial y abogadil. “Los órganos políticos resultantes de la elección popular”  son el Ejecutivo y el Legislativo (ambas Cámaras del Congreso, en conjunto, no separadas): ambos integran el estamento político-partidista  y conforman una de las tres patas del equilibrio dispuesto con los otros dos estamentos. Este equilibrio no fue respetado con la primera ley del Consejo de la Magistratura, menos con la segunda y totalmente anulado con la recientemente aprobada por el legislativo.

            Si bien nadie discute que  la reforma pretendió despolitizar o despartidizar el nombramiento y remoción de los jueces mediante la participación de estamentos ajenos a la política (en especial de jueces y abogados,  además de académicos y científicos), en los hechos la mayoría de los políticos no lo admitieron (al menos siendo  legisladores). Reitero, el equilibrio dispuesto debe ser logrado en una mesa de tres patas en la que la primera la conforman los políticos-partidistas,  otra los jueces, otra los abogados, mesa en la que también deben sentarse académicos o científicos pero cuyo equilibrio esencial está dado por las tres patas señaladas; esto exige que la integración de cada uno de los estamentos principales (político-partidista, judicial y abogadil)  deba ser igual o al menos similar a la de cada uno de los otros dos.-

            Tan no lo admitieron los políticos legisladores que, en la primera conformación del Consejo el estamento político-partidista contó  con 9 miembros (1 por el PE, 4 por los senadores y 4 por los diputados) sobre 20. Cada uno de los  otros dos estamentos principales contó: el judicial con 5 miembros (en realidad 4 elegidos por sus pares, más el presidente de la C.S.) y el abogadil con 4; además integraban el Consejo 2 miembros por los académicos y científicos. Que el estamento político-partidista  casi doblara al estamento judicial (9 a 5) y más que duplicara al abogadil (9 a 4) violentó la Constitución Nacional.

            Dejo de lado en el análisis: si el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación debió o no integrar el Consejo (no lo dispone la Constitución), o si éste forma parte del estamento judicial o del político (en el debate parlamentario, para algunos resultaba innegable que la Corte, por más que sea la cabeza del Poder Judicial de la Nación, por el peso político que tienen sus decisiones es un órgano político; aunque ello es discutible, la información periodística de la realidad de aquel momento les dio la razón). También dejo de lado si el Poder Ejecutivo debe tener su representante, cuando, por mandato constitucional, ha de intervenir en la elección de uno de los tres seleccionados por el Consejo, o si deben integrarlo senadores ya que el Senado también intervendrá, al dar o denegar el acuerdo al candidato que elija el Poder Ejecutivo. Al ser este último uno de los “órganos producto de la elección popular” e integrar el senado  otro de esos órganos, ello es a mi juicio ineludible, pero la participación legislativa (diputados y senadores) debe ser una sola y totalizar un número similar al de estamento judicial y al del estamento abogadil,  ante el fin buscado por la reforma en este punto: despolitizar o despartidizar.

            Para justificar el desequilibrio en la primera integración del Consejo, se dijo en la discusión parlamentaria de  entonces (con argumentos que aún se esgrimen) que equilibrio no es igualdad numérica y que aquél se logra en la ley con la integración dispuesta y el juego de las mayorías necesarias para dar quórum y aprobar ciertos temas. Es decir, con el "juego" que los políticos y los partidos manejan mejor que nadie y que en el caso se aplicó nada más y nada menos que a la designación y remoción de los jueces de la Nación, garantía última del ciudadano frente a cualquier atropello.

            En su segunda conformación el Consejo quedó integrado por 13 miembros: siete políticos-partidistas (1 por el PE, tres por los senadores, tres por diputados), 3 jueces, dos abogados  y un académico. Es decir que el peso del estamento político-partidista se aumentó, pasando de uno menos que la mitad a uno más que la mitad; para lograrlo no solo mantuvieron el desequilibrio antes señalado sino que lo profundizaron al disponer que el estamento abogadil tuviera un representante menos que el judicial y excluir a la CS del Consejo.-

            En la nueva conformación recientemente aprobada desaparece todo posible equilibrio, no sólo por cómo se integra el Consejo, sino también por la desaparición de las mayorías agravadas que antes se exigían para aprobar temas fundamentales (vgr. designación y pedido de remoción de jueces, para las que sólo será necesario la mayoría absoluta de los miembros del Consejo), con lo que el pretendido justificativo de que  permitían el equilibrio también desaparece.

            Ahora, sobre 19 miembros, 7 serán políticos-partidistas netos, 3 abogados, 3  jueces y 6 representantes del ámbito académico y científico. Si bien a primera vista aparece disminuida la cantidad de políticos, la inconstitucional forma de elección por el voto popular coloca  a jueces, abogados y académicos en un claro rol político, ya que sólo accederán a las listas partidarias compartiendo explícitamente las propuestas políticas de los partidos que los lleven y seguramente participando de sus campañas con promesas propias de los políticos, todo lo cual  indudablemente no solo pone en peligro la independencia que se espera de los jueces, sino que la destruye.

            Dije que es inconstitucional la forma de elección pues la reforma de 1994 habla de “representación de los órganos políticos .., de los jueces  … y de los abogados…”y es innegable que cualquier representante sólo puede ser elegido por los representados y por ende la de jueces y la de abogados sólo puede ser  por ellos elegida. Esto es tan indudable que a ni al gobierno se le ocurre pretender  que el representante del PE o de los legisladores deba ser elegido por el voto popular a diferencia de lo que impusieron para los otros estamentos (judicial, abogadil y científico-académico), lo que a su vez pone en descubierto la duplicidad del relato y discurso oficial. Por lo demás la integración del Consejo  “en el número y la forma que indique la ley” se encuentra en un párrafo referido exclusivamente a las “personas del ámbito académico y científico”, por lo que mal puede pretenderse que éste  párrafo permite que la ley pueda disponer que la forma de elección de representantes de jueces y abogados pueda ser realizada mediante el voto popular.

            Se desnaturaliza también lo dispuesto por la CN al establecer un número de académicos-científicos (6) que supera a cada uno de los estamentos judicial (4) y abogadil (4) en un 50%. La redacción y sintaxis del art. 114 de la CN permite afirmar que el núcleo de la integración del Consejo debe ser el “equilibrio” entre los estamentos político-partidistas, los representantes de los jueces y los representantes de los abogados, equilibrio que no puede ni debe ser desnaturalizado por el incremento desmesurado de académicos-científicos, mucho menos cuando se elegirán por el voto popular, lo que de por si los politiza-partidiza violando el espíritu de la reforma constitucional en este punto y ubicando a los elegidos en el estamento político-partidista, que pasa así a más que triplicar al estamento judicial y al abogadil.-

            La real despolitización o despartidización dispuesta por la Constitución de 1994 no podrá ser llevada a cabo mientras la corporación política mantenga sus oídos cerrados. Una muestra más de ello es que en la  regulación del Consejo se dispone actualmente, como antes, que la remoción de los miembros representantes de jueces y abogados puede ser realizada por los 2/3 del total del cuerpo, mientras que si fueran senadores, diputados o representante del PE el cuerpo sólo podrá “recomendar” su remoción a la Cámara correspondiente y al PE, respectivamente !!! La diferencia sólo tiene explicación en la defensa de la corporación política.-

            Mientras el arco político no asuma en su totalidad el mandato constitucional, tendremos los problemas que tenemos.

                                                                              mayo de 2013

*Ex juez de la Nación

           

 

            

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SOBRE EDUCACIÓN por Tomás Abraham*

Ernestina Gamas | 26 mayo, 2013

*Publicado en Clarín, 23 de mayo de 2013

Suele decirse que Tomás Abraham es un filósofo provocador. Su mayor provocación, probablemente, sea que se anima a pensar con libertad, y no teme pagar por eso el precio de quedarse solo. Responsable de haber introducido el pensamiento de Michel Foucault en nuestro país, director del Colegio Argentino de Filosofía y autor de numerosos libros (el último, El no y las sombras, fue publicado este año por Eudeba), Abraham es, además de filósofo, docente. Desde hace casi 30 años enseña Filosofía en el Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires, además de dar clases en varias universidades argentinas y extranjeras. En esta entrevista con Clarín Educación, luego de dar una charla en el ciclo Ser Director de la Universidad Di Tella, Abraham reivindica el valor del esfuerzo, asegura que estudiar es un oficio y que el argumento de la “inclusión” no debería encubrir lo que él llama “la mediocridad cultural de la clase media”.

–¿Por qué prefiere hablar de “estudio” antes que de “educación”?
–Me parece que cuando se habla de educación, se simula. Todo el mundo habla de educación: dirigentes empresariales, fundaciones, periodistas… Es como hablar de ética: todo el mundo habla de ética, y todos están a favor. A mí me gusta hablar de enseñar, es decir, de lo que pasa entre maestros y alumnos. ¿Qué es enseñar, aprender, estudiar? Eso es lo interesante y es un tema del que nadie habla. Hay una indiferencia social y cultural hacia el profesor de biología. No hacia el que contiene al chico, a la educación sexual, al arte de vivir, al gabinete psicopedagógico, a los derechos humanos. Para eso hacen cola. Pero el profesor de biología está solo. El tipo al que le gusta enseñar, que lo siente, que le importa, no tiene director de colegio, ni periodismo, ni los elementos ni los recursos para desarrollar sus ganas. Lo mismo el alumno: da lo mismo si se copó o no se copó con la materia. No hay cosa más frustrante que un tipo que tiene ganas y no le dan lugar para sus ganas.

–¿O sea que el gran problema educativo sería la falta de estímulos para esforzarse?
–Todo el tiempo los ojos están puestos en el necesitado, el que no puede, el que “no lo dejaron”. Y ese sector de la sociedad al que todos apuntan no tiene un problema educativo, tiene un problema vital: de hambre, de alimentación, de salud, de cuidado, de vivienda, de urbanización. El discurso de la inclusión es el discurso compasivo, cristiano, para apiadarse de los que menos tienen. Y ese es un sector de la sociedad que no tiene un problema educativo. ¿Qué pasa con los que comen 60 kilos de carne por año? El problema educativo es de la clase media. La misma clase media es indiferente al estudio y lo degrada. Se nota en el periodismo, en el lenguaje de la televisión, en lo que la gente lee. La clase media vive de las revistas y de chimentos de diarios, vive de lo que se llama “la política”, es decir, la farándula, que es más o menos lo mismo.  

–Entonces, ¿el problema de la desigualdad debería quedar excluido del debate educativo?
–El tema es aprender, la mística del aprendizaje. Aprender es algo extraordinario. Lo saben los bebés, el bebé no da abasto del asombro. ¿Qué es aprender? Descubrir el mundo en el que uno vive. El mundo es muy grande y, mientras estamos en él, aprender es vital. Si no aprendés, te morís. Aprender biología, física, química, filosofía, cine, arte te va abriendo el panorama del mundo. Es viajar con la mente y el cuerpo. Eso pasa en una escuela: es lo que te da el profesor, que además está él mismo en pleno proceso de aprendizaje. Hablamos de educación, pero nunca hablamos del oficio, del trabajo de estudiar. Estudiar es trabajar, y trabajar implica esfuerzo, dificultad, frustración, goce. Y además te cambia. Uno no es el mismo: hay una especie de conversión.

–¿Cuál es el valor de la dificultad y de la frustración?
–Todo eso es desafío, es lucha. Esto no es Darwin, no estoy hablando de la supervivencia del más fuerte. Estoy hablando de que todo proceso de trabajo implica vencer un obstáculo, una dificultad. Esto ya lo decía John Dewey, el gran filósofo pedagogo norteamericano; lo decía Nietzsche. Es como hacer bien una nota: vos para eso tenés que laburar. No te “salió así”, es mentira, no existe el don. Incluso si tenés “el don”, lo tenés que trabajar muchísimo. Como Van Gogh: Van Gogh no estaba loco, era un artesano. Las cosas que valen son difíciles, en todos los órdenes de la vida.

–¿En esta capacidad para vencer los obstáculos se va construyendo la “autonomía” de la que hablan algunas pedagogías?

–Nadie se enseña a sí mismo, uno aprende de otros. Un libro es un maestro, los profesores son maestros. Un alumno tiene que hacer su propio camino: eso es un discípulo, alguien que hace su propio camino, que no lo podría haber hecho sin el maestro. El tema está en cómo te separás. El maestro se va a quedar solo, todo buen maestro se queda solo. El maestro que está todo el tiempo con las ovejas dentro del corral no es un maestro, es un tirano. Pero la autonomía siempre tiene que ver con una relación. Hay maestros que te guían hacia tu autonomía. Hay otros que no: les preocupa que no seas desobediente y no te apartes de la línea.

–¿Se puede definir al buen maestro como aquel que guía al alumno hacia su autonomía?
–Yo creo que un docente tiene que hacer una cosa básica, que es enseñar. Él sabe cosas que el alumno no sabe. Él enseña eso, no hay una paridad entre alumno y maestro. No, el maestro está arriba, porque en el aula se enseña y se aprende, y el alumno tiene que estar a disposición del aprendizaje. Y el profesor, enseñar. Como el buen profesor también es estudiante, lo que transmite es su propio proceso de aprendizaje, que es lo que mejor puede entender el alumno, porque va  a transmitir su búsqueda, la pasión de estudiar. Por parte del alumno, lo primero que tiene que hacer es obedecer, ser humilde, trabajar, aprender. Y el docente lo que enseña no es a “ser autonómo”, lo que enseña es bio-lo-gí-a. ¡Terminémosla con las grandes palabras morales y psicológicas!

–¿La docencia, entonces, es inseparable de la investigación?
–Un profe tiene una profesión extraordinaria. ¿Por qué quisiste ser profesor de filosofía? Porque te gusta. Y porque encontraste ahí un sentido que no podés darle a ninguna otra actividad. Poder hacer lo que te gusta es la felicidad. Y se supone que entre muchos profesores, algunos eligieron. A esos les hablo. Al que está porque está, que podría ser verdulero, profesor, comerciante, empleado… a ese le da lo mismo. Pero aquel que eligió, que no se olvide de por qué eligió. Eso es lo primero. No se trata de repetir lo que dijo ni Foucault ni Marx ni nadie. Para eso están los libros: leés los libros y ya está. Uno transmite una información pero pasada por el tamiz de sus pensamientos. Es decir, permanentemente en estado de pensamiento. Por eso hay que investigar.

–Si bien no hay recetas generales, ¿por dónde se puede empezar a mejorar la educación?

-Creo que lo importante es señalar la indiferencia general hacia el estudio. De lo que se trata es de trabajo, y el trabajo del profesor es enseñar y aprender. Y el del alumno es estudiar. Entonces tenemos que ser muy exigentes en eso, como los coreanos y los chinos, los nuevos dueños del mundo. Darle importancia al estudio es darles importancia a los estudiosos, reconocerles el mérito, estimularlos. Sin ninguna finalidad externa; ni para hacerse más rico, ni para ascenso social: todo eso es por añadidura. Simplemente porque es algo vital: la gente se enriquece si estudia y si aprende. Y si no, se embrutece. No hay término medio. La famosa “autonomía” tiene que ver con la posibilidad de elegir, y de tener recursos para poder decir que no. La gente tiene mucho miedo de decir que no, porque se queda sola. Rebelarse no es ocupar un colegio. Rebelarse es tomar otro camino, y eso  implica construir. Ocupar un colegio no es ningún laburo. Eso de que “tomás conciencia de tus derechos”… ¿y los deberes? El derecho se los da la Constitución: te pongo el aula, el colegio y el profe para que vos mañana le des algo a la sociedad. Y si no le das nada a la sociedad, estás en deuda.

 

 

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«EL» O LA ADORACIÓN DEL BECERRO DE ORO por Román Frondizi*

Ernestina Gamas | 18 mayo, 2013

Para Con-texto.

Se está formando en el mundo y en el país un nuevo tipo de sociedad: la sociedad de los ricos sin méritos ni control, sin tradiciones y sin responsabilidad. No de aristócratas, ya que para pertenecer basta tener mucho dinero; no de industriales, porque no importa si se producen buenas o malas mercaderías; no racista, porque no se refiere al color de la piel sino a la cantidad del dinero que se posee, de la que dependen  el barrio en el que se vive, los consumos, las diversiones, las relaciones, las opciones políticas. El criterio de selección para integrar la nueva sociedad es muy simple: o se tienen  los millones, o no se  tienen y entonces no hay ninguna esperanza de formar parte. Es la gran revolución plutocrática, la Cresocracia sin límites legales, sociales ni éticos. Aumentan los impuestos, sobre  todo a los pobres y a la clase media, mientras ellos se autobenefician con “blanqueos”. Ya lo dijo la reina María Antonieta: “Si el pueblo no tiene pan, que coma bizcochos”.

Este estilo de vida, que se viene acentuando en nuestro país, se basa en la resignación del pueblo. La negación de toda regla moral, de todo control institucional produce, sin parar, escándalos, malversaciones, enriquecimientos ilícitos, robo de los bienes del erario. Este capitalismo de amigos, de mentirosos, de aventureros, exhibe a los delincuentes muy tranquilos, esperando al límite los fallos absolutorios de los jueces también amigos, resultado de la subversión de la Constitución y de la aplicación de leyes que pretenden lograr la impunidad eterna. Augurémonos que, como dice el itálico refrán “cosí bel gioco gli duri poco”. Mientras tanto…seguiremos mirando por la ventana?

Vivimos con una bomba de tiempo en el ropero, mientras constatamos que estamos haciendo de todo para  reproducir los errores de ayer: falta unidad de los dirigentes alrededor de cuatro o cinco ideas básicas –sin perjuicio de todas las diferencias que quieran- y de una conducta más noble o, al menos, menos egoísta y mezquina, como reclaman millones de compatriotas.

El Papa Francisco acaba de denunciarlo justo en estos días con todas las letras. Este estilo de vida hace que los seres humanos sean considerados objetos de consumo, utilizables y desechables. La alegría de la vida es cada vez menor, mientras la indecencia,  la violencia y el delito crecen, y demasiada gente vive muchas veces de una manera indigna. La adoración del becerro de oro, explica Francisco, ha encontrado una nueva y despiadada imagen en el culto del dinero y en la corrupción desbordante. Pecadores si, corruptos no!

¿Habrá que recordar que el becerro de oro fue un falso Dios llamado “El”  -¡oh casualidad !-  en el seno del pueblo judío,  al que adoraron quienes vivieron en el camino del materialismo para obtener bienes y riqueza, practicando la mentira y el saqueo, y oprimiendo a los más débiles?

¿Habrá que recordar que  los que persistieron en adorar a “El”  fueron repudiados por Dios, quien se apartó de ellos: “ han rechazado el bien, el enemigo los perseguirá” (Oseas 8: 2,3), y terminaron en el exilio babilónico, esclavizados. Dios se los había advertido (Ez 17:12).?

Más tarde, Aristóteles, en la “Etica a Nicómaco”, escribió que el dinero no puede generar riqueza pues no es un bien sino el símbolo de un bien. Esta tesis fue retomada por Santo Tomás de Aquino, quien la tradujo en “el dinero no produce dinero”, con pié en el Evangelio de Lucas (6,13), allí donde dice “prestad el dinero sin esperar necesariamente la restitución”.

En el siglo XVIII  David Ricardo y Adam Smith establecieron que el valor de un bien no consiste en su capacidad de satisfacer una necesidad (valor de uso), sino en su capacidad de intercambiarse con otros bienes (valor de cambio).Esta capacidad está definida por dos ejes cartesianos: la demanda y la oferta, de cuyo cruce depende el valor de  un bien. El razonamiento parece racional, casi matemático. Pero un siglo después, Marx consideraba  que si el dinero es la “condición universal”  para satisfacer las necesidades y producir, no sería más un “medio” sino el “primer fin”, para conseguir el cual se verá si y en qué medida satisfacer las necesidades y producir los bienes.

Si el dinero, de valor de cambio, se tramuta en el generador de todos los valores, la filosofía griega y la tradición judeo-cristiana sobre las cuales está fundado Occidente resultarían ignoradas y el crepúsculo de nuestra civilización habría empezado.

Revertir este oscuro camino depende de nosotros. Actuemos, defendamos nuestros valores: el trabajo, la dignidad, la justicia, la verdad, la paz, la igualdad, la libertad, la solidaridad, la propiedad.

No seamos cómplices.

¿O vamos a esperar al juicio final? 

________________________________

*El autor es Abogado

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¿DEMOCRACIA REPUBLICANA O DEMOCRACIA POPULISTA? por Francisco M. Goyogana

Ernestina Gamas | 7 mayo, 2013

Publicada en la Gaceta del Club del Progreso

Para una mejor aproximación a la interrogación del título, vale recurrir a un clásico depurado por las múltiples etapas de filtrado a que fueron sometidos los conceptos a lo largo del tiempo. Si se recuerda la máxima de Thomas Jefferson que afirmaba: Cuando la gente le teme al gobierno hay tiranía; cuando el gobierno le teme a la gente… hay libertad, la pregunta inicial comienza a tomar claridad.

Jefferson no creía en la igualdad de los hombres con respecto a la virtud y a la inteligencia, así como tampoco creía que la tarea del gobierno era un trabajo sencillo, fácilmente dominado por el hombre común. Suponía que los hombres de capacidades superiores, eran aquellos adaptados para un cargo público, y su sistema de educación debía tener por objeto asegurarles, sea cual fuere su situación económica, una oportunidad para desarrollarse.

Jefferson creía en el principio y en la práctica de la separación de poderes como garantía necesaria contra el abuso del poder y criticó incluso la falta de transparencia que no preveía una separación suficiente de los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales en la práctica

Jefferson también había elaborado su concepción sobre la necesidad de limitar el mandato presidencial, y su observación más severa estuvo dirigida hacia la omisión de una obediencia a la declaración de derechos que deben ocupar un lugar esencial con respecto a las libertades del individuo.

En su momento, Jefferson consideraba a la Justicia como la guardiana de los derechos fundamentales, en contra de la acción del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, para que la revisión judicial de la legislación, a la que debería ajustarse el Poder Ejecutivo, fuese una función normal y legítima del Poder Judicial. El respeto a la Ley era la base de toda la estructura política, económica y social.

Un ejemplo argentino de obediencia a la ley lo daría Domingo F. Sarmiento, paladín del laicismo, quien mientras fue responsable de la instrucción primaria del Estado de Buenos Aires, que sostenía la enseñanza religiosa en las escuelas, al ser observado por su tolerancia a ese tipo de enseñanza por sectores laicistas afines, respondió que la ley así lo establecía y que debía respetarla mientras tuviera vigencia. Tiempo después, los cambios permitirían de reversión de esa situación con la promulgación de la nueva ley 1420 de enseñanza común, obligatoria, gratuita y laica.

Sarmiento, seguía el mismo rumbo que Jefferson. Ese rumbo era el del pensamiento liberal, filosóficamente entendible desde John Locke en el siglo XVII hasta Raymond Aron en el siglo XX. John Locke era un hombre de la Ilustración, que sostenía que en régimen monárquico, la ley estaba por encima del rey. Por su lado, Aron esgrimía a la democracia como antítesis del totalitarismo, y en ese sentido la denominación de democracia alcanzaba a hombres e instituciones, a pesar de posteriores alteraciones y adulteraciones de su significado

Es evidente que la democracia totalitaria es abiertamente contradictoria de la democracia, tal como se la entiende en los tiempos modernos aplicada a la manera de una forma de gobierno, íntimamente próxima a la que puede considerarse como una definición de democracia. Esta formulación corresponde al famoso discurso de Abraham Lincoln en Gettysburg el 19 de noviembre de 1863, que finaliza con estas palabras: (…) and that government of the people, by del people, shall not perish from the earth. Notablemente, Lincoln no menciona el vocablo democracia. Sin embargo, desde el primer momento aquel deseo se asoció con el mismo, y se constituyó de esa manera, prácticamente, en una definición que, en rigor, nunca fue tal.

¿ Qué dice esta definición ¿ Por lo pronto, parece expresar el significado dieciochesco de forma de gobierno, al decir del (of) pueblo. Pero también parece expresar el sentido reivindicatorio al decir por (by) y para (for) el pueblo. Puede considerarse correcto unir by y for, distinguiéndolos de for. De todos modos esto no afecta en el fondo a la cuestión.

Hay otro aspecto semántico que puede ser considerado. Entre los comunistas se acuñó una expresión que se hizo común: democracia popular. A pesar de su cambiante significación, parece indudable que democracia es un término que siempre, aún etimológicamente, apareció ligado al pueblo y a lo popular. Aquellas expresiones por separado, democracia y popular, parecerían indicar que ya no es así, al menos para quienes las emplean, desde el momento que se hace necesario unir ambos términos con una partícula conjuntiva. Resulta, en consecuencia que para aquellas corrientes y sus derivadas, la democracia en sí, en los tiempos actuales, ya no implica de ninguna manera popular por la insuficiencia en que ha caído esta palabra.

A fines de los años de 1960, cuando nuevas naciones emergían a la vida independiente, la incógnita que se planteaba era cuantas de ellas se volverían comunistas. Hoy, esta cuestión, tan de actualidad en su momento, suena anticuada, y ha sido reemplazada por populismo.

En el tiempo presente no puede haber duda alguna con respecto a la utilización del vocablo populismo, pero en cambio nadie sabe exactamente qué es, a no ser una doctrina o movimiento dotado por su carácter elusivo y proteico, elaborado por aprendices de brujos, que han sido incapaces de establecer un sustrato unitario subyacente para el concepto, o bien designar en el mismo término una cantidad de tendencias desvinculadas entre sí.

El populismo, semánticamente impreciso, muestra partidarios de su empleo como una inclinación a pensar en movimientos ubicados a la izquierda de lo que fue el comunismo soviético, como el trotskismo, el titoísmo, el maoísmo, el castrismo, el chavismo y la actual pretendida ideología de algunos países de Centro y Sudamérica, como estentóreas manifestaciones de psicología política bajo la forma de un elemento de manía persecutoria, agobiadas por un sentimiento de conspiración deliberada y tenaz contra el pueblo. La actitud básica es una aprensión hacia las fuerzas externas desconocidas: opresión colonial, habitantes urbanos con raíces o ramificaciones internacionales, los banqueros, los capitalistas internacionales, etc. Como tal, el populismo se caracteriza por un negativismo peculiar; es un movimiento anti: anticapitalista, antiurbano, antisemita, etc., y también xenófobo, aunque este aspecto por el momento parece oculto en ciertos casos por el fenómeno de los pueblos originarios, a pesar de que todas las poblaciones, antes o después, provienen de algún lado.

En contraste con ello, el populismo idolatra al pueblo, pero con el detalle que los populistas adoran el pueblo de los mansos y sumisos, el pueblo de los miserables, y lo adoran por ser miserables y por sufrir la persecución de los conspiradores.

Todavía, y a pesar de todo, la República conceptual, como organización del Estado cuya máxima autoridad es elegible por los ciudadanos para un período determinado, sigue siendo compatible y válida para asociarse al término democracia, doctrina favorable para la intervención del pueblo en el gobierno, a diferencia de la democracia populista que entrampa a las sociedades en el corto plazo.

La democracia republicana representa al progresismo moderno que sabe que el desarrollo económico y social no será posible mientras se apueste a un pretendido eterno presente y al relato como sustituto de la realidad.

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LA GENIALIDAD DE ROBERTO ARLT por Marcela Solá*

Ernestina Gamas | 6 mayo, 2013

La “noble mentira”, propone Miguel Catalán en su ensayo “Genealogía de la noble mentira”, sigue una línea de filósofos elitistas que empieza en Platón, se reanuda en Maquiavelo, continúa con Nietzsche, Max Weber, Carl Schmitt y Leo Strauss.
Teniendo en cuenta lo antedicho, me interesa hablar sobre las coincidencias entre Roberto Arlt y Leo Strauss. No se conocieron, pero entre la ficción de los Siete locos y el pensamiento teológico político de Strauss hay extrañas coincidencias que me hacen inclinarme ante el genio de Arlt para vislumbrar con anticipación esas corrientes secretas que navegan por debajo de la sociedad de su tiempo y que remontarán a la superficie muchos años después.
Roberto Arlt prefiguró en su ficción a varios personajes y situaciones que más tarde habrían de materializarse en la historia como realidades. Al decir de Martínez Estrada, nada se parece tanto al peronismo como la ficción de Arlt. En su novela “Los siete locos”, muchas de estas intuiciones aparecen en la sociedad secreta liderada por el Astrólogo.(Sólo tenemos que pensar en López Rega). Pero quién diría que el Astrólogo también iba a mostrar varias de las peculiaridades del pensamiento de Leo Strauss, filósofo alemán radicado en los Estados Unidos, que enseñó en la Universidad de Chicago, cuyo pensamiento influyó en los así llamados Chicago Boys y en varios personajes de la política americana que luego tuvieron influencia en los gobiernos de Reagan y George Bush, entre ellos Paul Wolfowitz, adalid de la guerra del Golfo, basada esta en una siniestra mentira.
Roberto Arlt y Leo Strauss, fueron contemporáneos. Arlt nació en 1900 y Strauss, en 1899. Uno en Buenos Aires, el otro en Kirchain, Alemania. Leo Strauss emigró a los Estados Unidos en 1938. En el año 1949 fue contratado como profesor de filosofía política de la Universidad de Chicago, y pasó sus últimos años de enseñanza, entre 1968 y 1973, como profesor honorario en las universidades de California y Maryland. Arlt murió en l944.
En ambos, Arlt y Strauss, la lectura de Nietzsche tuvo una influencia decisiva. Arlt incluyó sus ideas sobre el superhombre de modo paródico a través de esa suerte de filósofo loco que es el Astrólogo y de su sociedad secreta, en su novela “Los siete locos” (1929). Como dice Joaquín Meabe en un artículo sobre Strauss, de Nietzsche a Leo Strauss, sólo los nombres han cambiado. Para comenzar, lo que Nietzsche llama el "superhombre" o "el próximo hombre", Strauss lo llama "el filósofo". No se conocieron, pero misteriosamente el Astrólogo de la novela Los siete locos, y Leo Strauss, coinciden en dos de sus postulados teóricos cuando hablan del poder.
Strauss desarrolló en su pensamiento dos órdenes separados: el orden de lo esotérico (o sea el orden de lo no accesible al iniciado) y el orden de lo accesible al resto. Esas mismas ideas rigen la creación de la Sociedad Secreta creada por el Astrólogo, en la mencionada novela. El Astrólogo y Strauss coinciden en sostener a la mentira como forma de mantener tranquila a la plebe ignorante, y también concuerdan en la idea de que hay que inventar una religión para ella, con el fin de que no se suiciden en masa, como postula el Astrólogo, o para que no cunda el caos como dice Strauss. Sin un sentido al cual atar sus vidas, piensan ambos, la sociedad se vuelve ingobernable. Sólo los elegidos sabrán que el mundo carece de sentido y que Dios no existe. Pero este conocimiento debe ser ocultado a la plebe, porque si no enloquecería y sería imposible de gobernar. Para llevar a cabo sus propósitos de dominación, el Astrólogo ha creado una sociedad secreta, cuyos miembros se hallan clasificados según el grado de ignorancia de los verdaderos fines de la misma. El Astrólogo, cuando describe la ideología de su sociedad secreta dice “La felicidad está en quiebra porque el hombre carece de dioses y de fe” […] La felicidad de la humanidad sólo puede apoyarse en la mentira metafísica […] Desdichados habrá que creerán en esos disparates… y eso es suficiente … Pero he aquí mi idea: esa sociedad se compondrá de dos castas, en las que habrá un intervalo … mejor dicho, una diferencia intelectual de treinta siglos. La mayoría vivirá mantenida escrupulosamente en la más absoluta ignorancia, circundada de milagros apócrifos, y por lo tanto mucho más interesante que los milagros históricos y la minoría será la depositaria absoluta de la ciencia y del poder. De esa forma quedará garantizada la felicidad de la mayoría, pues el hombre de esta casta tendrá relación con el mundo divino […] La minoría administrará los placeres y los milagros para el rebaño. […] Mi idea es organizar una sociedad secreta, que no tan solo propague mis ideas, sino que sea una escuela de futuros reyes de hombres.”
Curiosamente, Strauss se manejaba con los parámetros de una sociedad secreta. Para él, la moral y la religión eran un fraude que un sabio, un “escogido” capaz de entender la verdad oculta del mundo, puede utilizar para movilizar a las masas, para justificar sus teorías o acciones. Por lo tanto, la mentira era indispensable, la “noble mentira”, la llamaba Strauss.
Strauss es ateo para unos, pensador profundamente judío para otros, nietzscheano, platónico o aristotélico, honesto defensor de la democracia liberal americana o consejero potencial de gobiernos autoritarios. El pensamiento de Strauss, tal vez a su pesar, ha transformado a algunos de sus seguidores en algo parecido a una secta. Según comenta Shadia Drury, profesora de Teoría Política en la Universidad Regina en Saskatchewan, en una entrevista, en ella, los así llamados “caballeros”, son los encargados de llevar a la práctica política las ideas straussianas, pero quienes saben la verdad y son los ideólogos, son los “filósofos”. Se da, entonces, lo que Strauss denomina conocimiento exotérico y esotérico. Los primeros serán los “caballeros” y los segundos, los “filósofos”. Llegados a este punto de la similitud, los seguidores de Strauss comienzan a parecer ya sujetos de ficción, mientras que el Astrólogo de Arlt se va contagiando de una curiosa contemporaneidad. Esto hace el arte por la realidad, la transforma en ficción y a través de la ficción, delata su realidad oculta.
Para Strauss la verdad era peligrosa y destructiva para la sociedad y sólo su grupo de iniciados tenía la capacidad de conocerla y afrontarla. Y de esta manera, procederán sus discípulos con los suyos, y así, sucesivamente, se van formando redes, logias straussianas de pensamiento casi secreto, dosificado.
Los filósofos nihilistas, cree Strauss, deberían reinventar el dios judeocristiano, pero ellos mismos deberían vivir como dioses paganos, disfrutando de los juegos que juegan entre ellos así como también de los juegos que juegan con los mortales ordinarios; incluso se le acusa de haber dado pie con su conducta secretista, su apología de la interpretación esotérica de los textos y su terco elitismo, a una red universitaria que funciona como una verdadera secta. Un grupo en donde el culto a ciertos dogmas y sobre todo a la entronizada figura de su fundador son característicos. Se le achaca haber generado la única escuela en la ciencia política norteamericana que funciona como un club elitista, irritante en lo doctrinal y siniestro en su actuación profesional ( SHELDON S. WOLIN: The Presence of the Past, The John's Hopkins University Press, Baltimore,1989, pág. 51)

Nadie considera a Strauss un loco, pero el genial Arlt, a través del Astrólogo, y de los componentes de la Sociedad Secreta liderada por éste, al poner en clave de farsa las mismas premisas, ha puesto al descubierto la locura inherente a una forma de pensamiento basado en la mentira y el secreto, cuando se lo lleva a la acción práctica. Y así, Arlt invierte la sentencia de Marx, de que la historia se presenta la primera vez como tragedia y la segunda como farsa, y presenta como una anticipada farsa lo que los seguidores de la escuela straussiana, algunos de ellos funcionarios públicos en los últimos gobiernos republicanos de Reagan y de Busch, habrían de repetir como tragedia. Ni hablar de lo que habría de suceder en la Argentina, más adelante, cuando el astrólogo López Rega se hiciera presente en la escena política.

Buenos Aires, 5 de mayo de 2013

*Escritora y ensayista

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MONTMARTRE Y EL TANGO por Carlos Manus*

Ernestina Gamas | 2 mayo, 2013

Montmartre es una colina de 130 metros situada en la orilla derecha del río Sena, en el XVIIIème Arrondissement de París (Distrito 18°), conocida por la cúpula blanca de la Basílica del Sacré Coeur ubicada en su cumbre.
“Para conocer el alma de un poeta, dijo Baudelaire, hay que buscar en su obra aquellas palabras que aparecen con mayor frecuencia; esas palabras delatan su obsesión”. “Montmartre” es la palabra que más se presenta en los tangos que recuerdan a París.
El tango se inspiró en las experiencias vividas, soñadas o imaginadas por los poetas en la Butte (la cima) y dejó una innumerable cantidad de composiciones que rememoran a Montmartre.
Nardo Zalko (1941-2011), en el apéndice de su excelente libro París/Buenos Aires. Un siglo de tango , hizo una meritoria recopilación de los tangos que evocan a París, de los cuales he seleccionado algunos que citan a Montmartre:

Piantié de Puente Alsina para Montmartre,
que todos me batían, pa m’engrupir,
“Tenés la pinta criola p’acomodarte
con la franchuta vieja que va al dancing…
¿Qué hacés en Buenos Aires? ¡No seas otario!
Amurá esas milongas del Tabarís…
Con tres cortes de tango sos millonario…
¡Morocho y argentino! ¡Rey de París!”…
¡Araca París! (1930). Carlos Lenzi

… Lejano Buenos Aires ¡qué lindo que has de estar!
Ya van para diez años que me viste zarpar…
Aquí, en este Montmartre, fobourg sentimental,
yo siento que el recuerdo me clava su puñal…
Anclao en París (1931). Enrique Cadícamo

Mamuasel Ivonne era una pebeta
en el barrio posta del viejo Montmartre,
con su pinta brava de alegre griseta
animó las fiestas de Les Quatre Arts.
Era la papusa del Barrio Latino
que supo a los puntos del verbo inspirar…
Pero fue que un día llegó un argentino
y a la francesita la hizo suspirar…
Madame Ivonne (1933). Enrique Cadícamo

… Montmartre es luz, es cocktails, torre ‘e Babel,
abismo del otario, puerto del vivo,
vidriera de los vicios y mostrador
donde se cambia el oro por las mentiras
y se compra al contado el falso amor.
Montmartre…
Place Pigalle… La media noche…
Montmartre…
Cortesana en regio coche
los besos del champán…
La útima copa
la beberé en la boca
perfumada de la mujer de París…
Noches de Montmartre (1932). Carlos Lenzi

Tal vez nadie, ni sus propios poetas, cantaron tanto a ese distrito como los poetas de las letras de tango.

Mayo 1°, 2013
* Licenciado en Administración de Empresas y Escritor

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¿REINA ARGENTINA? por Alejandra Zaragoza

Ernestina Gamas | 1 mayo, 2013

No comprendo. Todos los canales, todo el día, con la coronación en Holanda. Y desde hace varios días, también en diarios y revistas. No se está sobredimencionando el tema? Menos aun entiendo eso de «qué orgullo, una argentina reina!». Bien por Máxima, logró ser reina, y madre de la futura reina de una potencia económica monárquica peeerooo… que yo sepa, para ello esta chica renunció a la ciudadanía argentina, renegó de su padre y de su religión, vino hace unos años en visita oficial representando a un país extranjero y de vez en cuando, casi de incógnito, visita a su familia.
De que «reina argentina» o «argentina reina» hablan?
Alejandra Zaragoza.
sandra4503@hotmail.com

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