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LORIS ZANATTA,  JULIO BARBARO Y LA CUESTION JUDIA. Por Carlos Alberto Kreimer*

| 30 junio, 2016

En el número 664 del 18 de junio de 2016 de la revista cultural Ñ, el militante político Julio Bárbaro identificado con el justicialismo refuta, o trata de hacerlo, la postura del historiador italiano Loris Zanatta con respecto al catolicismo, al Papa Francisco, al populismo y al peronismo. En su respuesta Bárbaro reiteradamente se remite a lo afirmado por el catedrático israelí Raanan Rein sobre la lucha contra el antisemitismo de Perón desde 1947. A contrario sensu se podría leer que el régimen de Mussolini fue antisemita. El argumento central por el cual Bárbaro descalifica a Zanatta al referenciar dos populismos (fascismo y peronismo) es la cuestión judía.

Conviene comenzar señalando que Benito Mussolini gobernó Italia desde 1922 a 1945. Las leyes raciales dictadas en 1938 tuvieron un efecto relativo. Ello cambió cuando la llamada República de Saló a fines de 1943 siendo entonces gobernada Italia por el hitlerismo. No hubo en Italia campos de concentración o exterminio y el traslado de los judíos a los mismos se hizo a partir de setiembre de 1943, cuando Mussolini era ya un títere de Hitler y como muestra la literatura y la filmografía dentro de la península se los trató con un mínimo de respeto.

Hay que remitirse a la narración de Giorgio Bassani, magistralmente filmada por De Sica, “El Jardín de los Finzi Contini”, para comprobar que parte de la elite intelectual y aristocrática judía fue fascista. Se suman los industriales como Camilo Olivetti, turinés que ningún escollo encontró para desarrollar un industria que fue orgullo de su nación en las décadas del 20 al 40. No olvidar a la intelectual judía  Margherita  Sarfatti  que fuera durante largo lapso amante del Duce con gran influencia en el dictado de las políticas culturales.

Pero hay identidades personales que vuelven más disvaliosa la afirmación de Julio Bárbaro.

Primo Levi (también turinés), conocido fundamentalmente como escritor denunciante de la barbarie de los campos de exterminio nazi que lo tuvieron como huésped en Auschwitz (son de su creación, entre otras, obras como “Si esto es un hombre”, “Los hundidos y los salvados”), fue Doctor en Química recibido en la Universidad de Turín. En su juventud y siendo estudiante se opuso al fascismo no como judío sino como liberal, y consecuentemente tal actividad –junto con otros militanes- lo condujo a la cárcel. Como las actividades eran semi clandestinas, no dudó el grupo que existió una delación.  El delator fue otro judío,  Dino Segre que, cuando la persecución racial por la alianza con los nazis, emigra a la Argentina. En este país aparece como escritor bajo el seudónimo “Pitigrilli”, colabora con el peronismo y, según los que lo han conocido y algunos historiadores, se atribuía la redacción de los discursos de Evita y colaboración con “La Razón de mi Vida”.

Sigamos con  Mario Levi Deveali, también Piamontés y nacido en Alessandría,  doctorado en Derecho en  la universidad de Turín y brillante laboralista. Redacta para Mussolini nada más y nada menos que “La carta del Lavoro”. Durante la guerra viene a la Argentina y adopta la ciudadanía patria y pasa a colaborar, siendo una de sus mentes más brillantes, con el peronismo. Revalida su título y es profesor de la materia en la Universidad de La Plata. Es autor o inspirador de importantes leyes de Perón en materia de derecho colectivo, gremial y previsional. Funda y dirige para editorial “La Ley” la prestigiosa “Revista de Derecho Laboral y Previsional” y una similar para “El Derecho”. Así y todo y, seguramente, por las dudas, apocopa su apellido y se lo conoce como Mario L. Deveali. Su hermano, el Ingeniero Deveali, es el presidente de la Necchi Argentina.

Dino Jarach, experto en derecho fiscal, docente en Pavía también viene a la Argentina en 1941 y desarrolla su actividad en el país. Redacta, contratado para ello, normas impositivas para la Provincia de Buenos Aires en 1947.

De lo dicho se sigue que, hasta la alianza con Hitler no tuvo Mussolini ningún problema serio con los judíos que, por lo demás, ya tenían más de una centuria en Italia. Varios e importantes de los intelectuales que lo acompañaron llegaron a la Argentina y en sus especialidades colaboraron con el peronismo.

Loris Zanatta, académico de la Universidad de Bologna, junto con un equipo de docentes, hace más de treinta años que estudia el populismo, el catolicismo en la Argentina y el peronismo. Es autor de casi una decena de libros sobre este tema y sostiene la existencia de identidades entre dos significativos populismos (fascismo y peronismo) como miembros de una misma familia.  No parece feliz ni serio cuestionarlo por el tema de los judíos.

 

*Socio del Club Político Argentino

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MESSI ¿SE HARTÓ DE SÍ MISMO? Por Carlos Berro Madero

| 30 junio, 2016

“Uno debe examinarse todos los días y si encuentra faltas

personales, debe corregirlas. Cuando no se encuentra

ninguna, debe hacerse un esfuerzo aún mayor para

hallarlas” (Xi Zhi)

 

Es posible que Messi -un dotado para el fútbol-, encuentre algunas dificultades para entender en profundidad la reflexión del filósofo chino, habida cuenta del lenguaje casi críptico con que intentó expresar sus sentimientos frente a la derrota sufrida ante Chile por la Copa América 2016, asegurando que no volverá a jugar nunca más con la selección: “ya está, se acabó” (sic). La misma podría ayudarlo con seguridad a descubrir una explicación que le permitiese afrontar una situación que parece haberlo superado psicológicamente.

¿Qué sabemos de lo que piensa en su interior? Muy poco. Retraído y con gestos de alegría, perplejidad y/o tristeza bastante inexpresivos, solo conocemos sus opiniones sobre la vida a través de versiones de los futbolistas argentinos que juegan actualmente en Europa y comparten su intimidad, que lucen hoy como prósperos hombres de negocios y expertos jugadores de “play station” más que ninguna otra cosa.

Lo único que aseguran ellos es que Messi “en algún momento, hablará”. Nos preguntamos con curiosidad: ¿acaso cuando le escriban el libreto adecuado a sus intereses los “sponsors” que lo patrocinan? Es un joven de casi 30 años, que ha generado millones de euros para su peculio con las piernas, logrando al mismo tiempo escamotear con mucha habilidad el cumplimiento con el fisco de España sin alterar ni un ápice su ritmo de vida millonario y, por lo tanto, debería ser instruido por sus familiares y amigos íntimos, acerca del privilegio que ha significado para su vida el uso asombroso de las mismas.

Resulta difícil creer que alguien mimado por sus “fans”, que vive en una sociedad desarrollada rodeado de monumentos grandiosos y una arquitectura urbana exquisita, no haya logrado algún tipo de emoción diferente a la que expresó al perder con sus compañeros el partido final por la reciente Copa América, omitiendo explicar, de paso, la razón por la cual falló al patear “su” penal poco menos que a las nubes.

Sin ofensas, por supuesto.

Todos estos días nos hemos sentido bastante avergonzados al oír algunas voces de compatriotas, que han tratado de hacer oír su voz de aliento al ídolo, PIDIENDOLE PERDÓN POR NO HABER SABIDO “RODEARLO” (sic).

Confesamos nuestra absoluta imposibilidad de entender este sentimiento –desde ningún punto de vista-, que nos coloca en un escenario de abstracciones incomprensibles. Porque lo que ocurrió, simplemente, es que la selección de fútbol perdió con Chile y salió segunda en la Copa América. No fracasó. Perdió, en todo caso, con un equipo que logró un mejor resultado en el marcador.

Que Messi no haya podido contribuir a la victoria como hubiese deseado, no debiera ser una tragedia para él (ni para nadie), y alguien debería hacérselo entender pronto para que pueda secar sus lágrimas.

Si está harto de sí mismo o de su “mala estrella” -como parece-, debería buscar ayuda profesional. Hay muchos terapeutas que lograrían hacerle comprender  que frente a los dramas que nos arrojan a la cara las noticias de todos los días, su determinación luce bastante patética y es un mal ejemplo para miles de niños que lo idolatran.

Finalmente, se nos ocurre recurrir nuevamente a nuestro maestro Ortega para “redondear” estas breves reflexiones con sus palabras: “casi todo el mundo está alterado hoy día, y en la alteración el hombre pierde su atributo más esencial: la posibilidad de meditar, de recogerse dentro de sí mismo para ponerse de acuerdo consigo mismo y precisarse qué es lo que cree, lo que de verdad estima y lo que de verdad detesta. La alteración le obnubila, le ciega y LE OBLIGA A ACTUAR EN UN FRENÉTICO SONAMBULISMO”.

Se las dedicamos no solo a Messi (a través de quienes puedan interpretárselas), sino también a muchos argentinos que han exhibido por estas horas la pasión de un espíritu adolescente.

carlosberro24@gmail.com

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LA POLÍTICA Y SUS CIRCUNSTANCIAS por Alberto Medina Méndez*

| 24 junio, 2016

La humanidad se ha acostumbrado a simplificar razonamientos y obtener conclusiones sin evaluar demasiado el contexto. Intentar abreviar pasos y omitir procesos intermedios siempre ayuda a comprender ciertos complejos hechos y de ese modo explicarlos, sin rodeos, de un modo sencillo.

No es una metodología necesariamente errónea, salvo cuando esa modalidad se exacerba al extremo y se pretende, desde allí, establecer conclusiones definitivas, totalmente absolutas e irrefutables.

El comportamiento humano no es una ciencia exacta. La actitud de la sociedad frente a cada hecho es habitualmente difusa, diversa y puede identificarse, en ocasiones, alguna tendencia general cuando se analiza la sumatoria de decisiones individuales. Es justamente eso, una matriz global, un resumen imperfecto de las determinaciones de muchos que coinciden mayoritariamente en alguna dirección.

Si bien la generalización es una práctica muy difundida que ayuda a explicitar en pocas palabras conductas sociales, cuando se trata de la política, el riesgo de que la misma caiga en la inexactitud es permanente.

Por eso cuando se dice que una sociedad ha elegido tal o cual sistema político, ha apoyado a un sector partidario o a otro, hay que tener siempre en claro que dicho acompañamiento es, en el mejor de los casos, es relativo y solo una foto del momento en el que se produjo esa votación ciudadana.

Los electores se inclinarán en un sentido definido pero esa decisión la toman evaluando una larga lista de incidentes aislados que fueron sopesados por los votantes y que influyeron, cada uno de ellos marginalmente en esa determinación que solo expresa su apreciación en ese instante específico.

Si esa compulsa se hiciera nuevamente unos pocos meses después, el resultado podría ser bien diferente. Inclusive pudo ser diametralmente opuesto si los candidatos ofrecidos a la ciudadanía hubieran sido otros, o si el régimen eleccionario utilizado no fuera el oportunamente vigente.

Una característica invariablemente ignorada es la eterna dinámica de las sociedades. Las percepciones se modifican, a veces lentamente y otras a un ritmo más vertiginoso. Nada es definitivo, todo está en movimiento, sujeto a observación constante y cualquier creencia asumida puede modificarse muy pronto. Si no se comprende esta descripción, se pueden sacar conclusiones equivocadas que empujan a tomar decisiones también fallidas.

Los que ganaron lo han logrado en esa ocasión. Eso no implica que repetirán sus éxitos electorales en el futuro. La gente los apoyó en esa coyuntura y no tienen asegurado respaldo infinito. Ni siquiera saben si en este mismo momento cuentan con idéntico sustento electoral.

Ni las encuestas de opinión más afinadas pueden dar fe de ello. En todo caso sirven como un parámetro, incompleto, imperfecto, pero siempre mucho mejor que la instintiva intuición utilizada como única referencia.

Los que comprenden profundamente esta realidad saben que en política siempre se transita por terreno fangoso, que nada es seguro, que hay que hacer las cosas bien, explicarlas con dedicación y cometer el mínimo número de errores posibles.

Nadie puede dar por sentado que ese respaldo obtenido gracias a un clima favorable se sostendrá en el tiempo por arte de magia. Muy por el contrario, las condiciones se modifican, las realidades percibidas subjetivamente por la gente van mutando y lo que antes era bueno, ahora puede dejar de serlo.

En este juego no hay lugar para la soberbia. Quienes caen en las mieles del poder, suelen tener la sensación de que los triunfos son eternos y que nadie podrá sacarlos de su pedestal porque ellos ya han conseguido esa victoria anhelada por tantos, sin advertir que todo está en constante desequilibrio.

Suele pasar que quienes aterrizan allí prefieren ignorar cualquier síntoma de que algo está mal. Filtran intencionalmente todo lo que no encaja en sus paradigmas para sostener la ilusión de que los que lo apoyaron siguen allí, siendo los mismos y que los críticos son solo sus acérrimos adversarios.

La inmensa mayoría de las veces se gana por muy poco y también se pierde por escaso margen. Los fanáticos de un lado y del otro pueden mantenerse inmóviles por un largo tiempo, pero son muchos más los que se replantean a diario su adhesión a un sector concreto o al exactamente opuesto.

Cada vez más gente se declara independiente. Ni siquiera el clientelismo ha logrado retener voluntades a cualquier precio. Todos en algún momento se cansan, se saturan, se agotan y esto sucede ya no por coincidencias o discrepancias ideológicas, sino por posturas personales, actitudes inadecuadas, por las formas, por esa arrogancia que molesta a cualquiera.

No se trata de ser humilde por conveniencia. Eso también se percibe fácilmente, más tarde o más temprano. En todo caso tiene que ver con conservar la claridad suficiente para no perder el norte en ningún momento.

En la historia abundan ejemplos en el que pequeños hechos, meras casualidades y errores aparentemente insignificantes cambiaron el curso de los acontecimientos, inclusive en algunos casos para siempre.

Por eso importa entender como se construye esa secuencia de sucesos y trabajar fuertemente en tener los pies sobre la tierra asimilando que todo es coyuntural, que los apoyos o rechazos en política se corresponden con un instante puntual y que cualquier hecho aislado puede romper el aparente equilibrio y llevar desde la situación actual a una nueva totalmente diferente. En definitiva solo se trata de la política y sus circunstancias.

*Periodista.Consultor Privado en Comunicación, Analista Político,Conferencista Internacional, Presidente de la FUNDACIÓN CLUB DE LA LIBERTAD, Miembro de la Comisión Directiva de la RED POR LA LIBERTAD,Columnista de INFOBAE en Argentina,Columnista de DIARIO, EXTERIOR de España, Columnista de EL CATO de EEUU,Conductor del los ciclos radial  y televisivo EXISTE OTRO CAMINO.Ha publicado más de 470 artículos en 15 países de habla hispana

Premio a la Libertad de la Fundación Atlas 2006

Premio Periodista del Año de Corrientes, por Fundación Convivencia en 2002 y 2011

Premio Corrientes por la labor periodística en 2013

 

 

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POBREZA, URBANIZACIÓN Y VIVIENDAS: entre los mitos del relato kirchnerista y los saldos reales de su gestión por Jorge Ossona *

| 24 junio, 2016

La vivienda y el hábitat constituyen dos indicadores fundamentales para medir los índices pobreza. Una señal inequívoca de la pauperización de una porción importante de las antiguas clases trabajadoras a partir de los 70 fueron las ocupaciones territoriales masivas; germen de nuevas barriadas suburbanas que, para diferenciarse de las estigmatizadas “villas miseria”, dieron en denominarse “asentamientos”. Estos fueron un laboratorio más visible que los viejos barrios populares acerca de cómo los sectores empobrecidos se fueron organizando a lo largo de los últimos treinta años.

La política democrática oscilo, en principio, entre el desconcierto y el ensayo y error para administrar allí problemas sociales hasta entonces desconocidos. Uno de los compromisos que les exigieron a sus jefes comunitarios fue, a cambio del reconocimiento de sus organizaciones como “entidades intermedias”, propiciar su rápida urbanización para lo que ponían a su disposición una buena parte del aparato estatal. Pero a lo largo de los treinta años que lleva la democracia el curso de tales urbanizaciones fue errático y discontinuo, cuando no contradictorio respecto de sus objetivos primigenios. La etapa kirchnerista fue bien elocuente al respecto.

Hacia 2009 desde el Ministerio de Planificación, Infraestructura y Transportes se relanzaron programas de urbanización, regularización dominial y construcción de viviendas de material interrumpidos por la crisis de 2001; aunque dándole un sesgo re centralizador respecto de sus antecesores. Hasta entonces, los programas financiados por fondos de los organismos multilaterales de crédito bajaban desde esa cartera hacia las provincias que debían licitar a las empresas contratistas, confeccionar los planos respectivos y otorgar asesoramiento hidráulico. Los municipios, por su parte, debían efectuar la regularización dominial de los predios, las mensuras, la apertura de calles y la cobertura social de las obras.

La recentralización supuso un puente directo entre la cartera de Planificación y los jefes comunitarios barriales; exigiéndoles  a los intendentes  su nombramiento en dependencias estratégicas para la realización de las obras.  Las organizaciones comunitarias asumieron, así, las tareas de control de su ejecución, la asistencia a los trabajadores y el cuidado y supervisión  de las máquinas y herramientas. No obstante, a diferencia de las etapas anteriores, se excluyó a los vecinos de las cuadrillas para la autoconstrucción de instalaciones y viviendas  sustituyéndolos por trabajadores de la UOCRA asociados a las empresas contratistas; todo un símbolo de las alianzas corporativas trazadas en tiempos de Néstor Kirchner.

Tomemos el caso de un conjunto de barrios ubicados en Villa Fiorito beneficiados por el Programa Mejoramientos de Barrios (PROMEBA). La organización social, que aglutinaba  a varios barrios procedentes de la ocupación de tierras fiscales nacionales, se encargó de efectuar el censo vecinal de sus siete mil setecientas familias. Sin embargo, fueron beneficiadas tres mil quinientas; y de estas, solo fueron regularizadas dominialmente mil setecientas setenta y seis. Las razones de las exclusiones fueron varias; aunque en su mayoría, estrechamente asociadas con los caracteres culturales de la nueva pobreza estructural. Algunos vecinos despreciaban la instalación de cloacas porque para ello debían derribar instalaciones promiscuas anteriores. Otros, no querían el baño dentro de la casa ni la instalación de agua corriente prefiriendo proseguir  su abastecimiento mediante el bombeo desde conexiones clandestinas a la red central. Otros, por último, despreciaban  el agua caliente por el gasto que suponía la compra de termo tanques considerados tan inútiles como las prácticas de aseo cotidiano. Cuatro mil vecinos –casi un 60 %- se resistieron, entonces,  a incorporar a sus hogares en los servicios públicos esenciales ofrecidos por el programa de urbanización.

En cuanto a la construcción de viviendas, el Plan Federal lanzado en 2011 se comprometió a edificar en dos años quinientos cinco “prototipos 0” consistentes en tres dormitorios, cocina, baño y lavadero. Hacia fines de 2014 se habían completado solo tres; dos más, estaban en vías de concluirse; mientras otras setenta y ocho avanzaban a paso de tortuga. El Plan Mejor Vivir, dependiente del anterior y destinado a la construcción de módulos secos –habitaciones-, y húmedos –cocinas y baños- para viviendas más avanzadas, se comprometió a edificar ochocientos veinte; pero solo sustancio setecientos ochenta concentradas en un número menor de hogares porque algunos vecinos recibieron hasta tres módulos; y otros, ninguno. Los intereses clientelares  de los referentes comunitarios explican en no poca medida esa discrecionalidad que se reprodujo en otras situaciones de privilegio.

Por caso, la jefatura del barrio central, cuya organización aglutino a la de los demás logro,  significativamente, la escrituración de  la totalidad de los doscientos cincuenta predios de su barrio. Sin embargo, esa titularidad quedo relativizada por el hecho de que  a diferencia de lo comprometido con la municipalidad en los 90 de destinar solo un lote a cada familia, la falta de supervisión estatal determino que se instalaran hasta tres. Ello  aumento su densidad demográfica  de doscientos cincuenta en seiscientos sesenta núcleos; en parte, a raíz de la epidemia de embarazos suscitada por la AUH aunque también por la especulación inmobiliaria en una zona saturada para nuevas ocupaciones. La precariedad dominial, entonces, continuo; y  al agravarse el hacinamiento, las obras de instalación de servicios públicos se tornaron insuficientes.

Por último, las empresas contratistas, conforme se fueron acentuando la recesión y la inflación, empezaron a incumplir  con las cantidades de materiales y su entrega en los tiempos establecidos. El síndrome sobreprecios-subejecuciones se hizo sentir con fuerza. Los referentes comunitarios debieron establecer arduas negociaciones frecuentemente burladas por los acuerdos espurios entre los jefes de obra de las firmas y algunos vecinos que negociaban bajo cuerdas su prosecución pero  proporcionando materiales  de menor calidad. Hacia mediados de 2013, el proyecto se fue aletargando en coincidencia con el vencimiento del plazo de su ejecución total. Un año más tarde, quedo virtualmente paralizado; repitiendo el sino trágico de las experiencias anteriores que el “proyecto nacional” y su “modelo de inclusión” supuestamente venía a erradicar para siempre.

En suma, la nueva experiencia urbanizadora termino exhibiendo un carácter caótico, acentuando el contraste entre regiones barriales  privilegiadas y otras marginadas y al afeamiento general de la vecindad; un dato no menor en los contenidos culturales de la pobreza. Los conflictos entre regiones privilegiadas y marginadas se plasmaron en rivalidades y enfrenamientos violentos entre vecinos y aun dentro de familias. Resultados parciales, insuficientes y contraproducentes  que no hicieron más que reafirmar  una  pobreza estructural densa y dura en uno de sus aspectos más cruciales: la vivienda y el hábitat.}

*historiador y miembro del Club Político Argentino

 

 

 

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MAGISTERIO UNIVERSAL de  SÓCRATES   Y  D. F.  SARMIENTO por Guillermo Gagliardi*

| 24 junio, 2016

 "Debo deciros qué manual de especialización os aconsejo que aprendáis de memoria y que así lo conservéis en vuestra alma para siempre: es la ‘Apología de Sócrates’, por Platón. Asentaréis los pies en la tierra firme, tomaréis contacto con un hombre verdadero, sentiréis que una fuerza inmensa despierta en vosotros, os sostiene y os conduce”.

(Ezequiel Martínez Estrada: “Homilía a los estudiantes” 1958; en su “Para una revisión de las Letras Argentinas”, 1967, p. 173).

1.- Conciencia de su Destino.

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO (1811-1888) ejemplifica la célebre fuerza  de SÓCRATES  en la “Conciencia” de su  “Destino”, superior, y en su Voluntad férrea por seguir esos mandatos.

 Ambos en el juicio preciso de M. Estrada “no enseñan otra profesión que la de la ciudadanía espiritual, que a mi juicio es la auténtica jurisdicción de la soberanía y de la libertad del hombre” (ob. cit., p. 176).

Observó justamente el filólogo alemán Werner Jaeger (1888-1961), refiriéndose al maestro ateniense, que ya “la seguridad inquebrantable con que sigue su Camino  desde el primer momento, es el signo de su Grandeza” ( “La herencia de Sócrates“, en su “Paideia: los ideales de la cultura griega”, Fondo de Cultura Económica, 1980,  p. 408; 1ª ed. completa, 1957). Esta figura eminente del pensamiento universal ha sido calificada por el sabio renano como “el fenómeno pedagógico más formidable en la historia del Occidente” (ob. cit., p. 403-404).

Para ellos la Política ha sido una vocación, una misión, un apostolado, un “martirologio”.

Respecto del primero, Jorge L. García Venturini  refiere en su “Politeia” (1978, cap. II) “su muerte  hará de él para siempre el modelo de un Gran Repúblico”. El escritor uruguayo, idealista,  J. E. Rodó (1871-1917) en su “Liberalismo y Jacobinismo”, de 1906, insiste que “Sellando su amor de la verdad con la resolución del sacrificio, daba el ejemplo del testimonio sublime de los mártires, de que el Cristianismo recibiría su prestigio y su fuerza” (“Obras Completas”, 1967, p. 272).

Pertenecen a la estirpe de los “reformadores morales”, es decir, de aquellos que “no se satisfacen con revelar una idea y propaganda sino que tienen como condición esencialísima suscitar un entusiasmo, una pasión, una fe”.

Propagadores de ideas “sanas”, Inquietadores y luchadores entusiastas.

“El haber nacido en cualquier extremo de esta tierra nos impone deberes y misión como herencia, que no nos es dado repudiar” declara el Sísifo cuyano en 1883.

En su discurso en Los Andes (Chile), en abril 8 de 1884, reconocerá que lo que ha ejercido fue “una misión más que personal, siguiendo los impulsos de una vocación” (Obras Completas, ed. Luz del Día, tomo 22).

2.- Los ejemplos de Moral.

Desde su adolescencia el argentino admira, imita, lee y propone el ejemplo de Benjamín Franklin (1706-1790), símbolo del “ejercicio de la inteligencia como instrumento de trabajo”,  el “self-made-man” yanqui,  “en moral avanza sobre Sócrates y sobre la moral misma de Jesús…”.

Símbolo del Patriotismo “útil” y de “virtudes prácticas” (“Robinson es una Nación”, 1886, en sus “Discursos Populares”, vol. II, ed. cit., p. 316).

“Locos de luz” como apreció en 1911  Leopoldo Lugones en su bella “Historia de Sarmiento”. Integran la sagrada familia espiritual de los ”que se desmesuran hacia arriba” (ver R. O. Abdala: “La condición genial de Sarmiento”, “La Prensa”, 31-12-1988). 

Don Faustino festeja su 75º cumpleaños impartiendo a sus amigos y “simpatizadores”, consejos docentes de sentido clásico, auténticamente socráticos. Declara: “Una máxima política comprobada por los siglos, os dejaré como un legado” (“Obras Completas”, tomo 22, “Discursos Populares”, ed. cit., p. 354).

La entereza moral y el imperio del Bien y la Justicia, sostiene, erigido en un verdadero Sócrates sudamericano, son los pilares básicos de la dignidad de los pueblos:  éstos “se suicidan, cuando dan en creerse a sí mismos inmorales, degradados y corrompidos”. La virtud brilla en los pueblos libres. 

Uno y otro, según Alfredo Orgaz en su “Linaje espiritual de Sarmiento” (en Boletín del Instituto S. de Sociología e Historia, nº 2, 1965, p. 213-226) trasciende la “seguridad interior”, “esa paz inefable, de quienes saben que al hombre de Bien no le sucede nada malo ni en la vida ni después  de la muerte, porque los dioses no se desinteresan de su destino”.

“Tratad de moveros a prestar atención a la virtud” aconseja  el sabio según la apología de su discípulo principal, procurando “que vuestra alma sea lo mejor posible”. “Ved hoy a vuestros jueces y tened confianza en que la justicia prevalecerá por todas partes”.

La conducta orientada hacia el Bien asegura la realización feliz de la persona humana y el desarrollo seguro de las naciones.

“Lo justo fue para Sócrates una de las armonías de la sociedad humana; y sabéis que sólo la revolución pudo completar la idea del sencillo sabio ateniense, que enseñó a morir sin ostentación por la verdad” declaró en su célebre conferencia “Darwin”, del 30-5-1881, en su “Discursos populares”, 2º vol., Obras, t. XXII, ed. cit., p. 121). 

El “sencillo ateniense”, fue llamado por Cicerón “genio diverso y fecundo”, el filósofo de vida común (“Academicae Questiones” libro I). (léanse también “Dichos memorables de Sócrates” por Jenofonte -431-354 a. C.-, o “Fedón” de Platón, sobre la muerte socrática).

Para J. Ferrrater Mora (“Diccionario de Filosofía”, Alianza, 6ª ed., 1979, t. 4, p. 3080) Sócrates fue “un genio con el cual se dieron las más violentas contradicciones”, de acuerdo con Jenofonte (“Memorabilia”): hombre práctico según  éste, para Platón (427-347 a. C.), un intelectualista.

Los ataques, odios, infundios, siempre han sido abundantes en sus trayectorias: Gálvez, , Furlong, Genta… Aristófanes, Nietzsche… Sócrates lo reconoce: “han nacido muchos odios hacia mí, los más profundos y enconados que cabe imaginar, hasta el punto de brotar de ellos muchas calumnias”. “Pero casi estoy seguro de que con éstas mis palabras me estoy granjeando enemistades, lo cual es precisamente una prueba de que digo verdad, de que está ahì el origen de la calumnia que me han levantado, de que eso es la causa de todo”. “…Ha caído sobre mí una gran animosidad, y (…) son muchos los que la han suscitado..”. “Apología” y la “Autobiografía” y las cartas sarmientinas a sus íntimos, son los textos comparables en este sentido.

3.- Educadores.

 La Educación pública, meta  de toda la trayectoria sarmientina, ha de proponerse el mejoramiento moral, el logro de una conducta  ética superior en el individuo: ése es su ideal pedagógico, socrático. La elevación del sentimiento de la dignidad personal y de la cultura del espíritu, tal como lo propone, por ej., en su “Educación Popular” (1848). 

En sus recuerdos de infancia y adolescencia (Tomo III de sus obras), evoca el sanjuanino con brillo y ternura, con gracia y encanto, la vida y obras del Padre José Castro, una especie de Sócrates provinciano y cristiano.

Sanjuanino, moralista y médico: “¡Ay! Y qué lástima que aquel Sócrates, propagador en San Juan de los preceptos más puros de la moral evangélica, no haya dejado nada escrito (…)”. 

Paradigma de “las virtudes de un santo ascético, las ideas de un filósofo, y la piedad de un cristiano de los más bellos tiempos”. Predicaba sobre los temas cotidianos de las gentes del lugar, desde una gran fe y preparación teológica, pero con un fin humano e inmediato. 

El chileno G. Sanhueza Arraigada afirma que el sanjuanino “es un maestro en el directo  sentido, exacto y humano,  que los griegos daban a la misión social de un Sócrates o de un Platón” (en su “En torno a Sarmiento y la educ. popular”, incluido en “S. y la educ. pública”, varios autores, 1962, p. 68).

Con palabras del filósofo tucumano Alberto Rougés (1880-1945), a quien se les parece por la actividad de su magisterio y sublimidad de sus pensamientos, ambos  poseyeron “una fuerza arrolladora para el Bien, una conciencia profunda de grandes deberes, y un vigor sobrehumano para cumplirlos”.

Estos rasgos socráticos y sarmientinos, fundamentan el alma elevadamente religiosa de tales genios.

Nota Luis Codorniú Almazán que  “un resabio de sus estudios clásicos como autodidacto, o sus meditaciones lo han llevado a la misma posición filosófica que al ilustre fundador de la ciencia de la moral” (en su “Comentarios a la ‘Educación Popular’ de Sarmiento”, en “S. ante la posteridad” compil. por Josefa E. Jorba, ed. Cactus, 1961). 

Convencido constante de que la Ignorancia es madre de males, origen y causa de la injusticia: “Si se conoce el bien no puede cometerse el mal”.

“Para el sanjuanino, el progreso popular evoluciona parejamente con “el mejoramiento de la naturaleza moral”, “en cada uno de nosotros” y “la impulsión de la justicia”, según medita en su “Recuerdos…”·, 1850, cap. “La historia de mi madre”.

Consecuente con su no suficientemente señalado deseo “teorético” y “especulativo”,  declara que desde niño “toméle, desde luego, ojeriza al camino que sólo conduce a la fortuna”, no obstante su descubrimiento del genio  frankliniano. También el otro: “despreocupado de aquello que constituye la preocupación de la mayor parte de los hombres, las ganancias” y se define como “un hombre pobre,  un bienhechor de la ciudad, que se ha visto obligado a desatender sus intereses personales…” (“Apología” platónica).

“Un maestro debiera ser un sabio  en el sentido que los griegos daban a esta palabra, porque él tiene en sus manos la masa amoldable de que va a formarse la sociedad” (cit. en “Sarmiento a la luz de sus confidencias” M. S. Rocca, 1944, p. 62).

Profesa el cuyano un concepto religioso, vocacional y sacrificial de la Enseñanza, el más cimero de sus sentidos. En ambos parangonados,  semejante misión  sacra del Magisterio. “Pues, sabedlo, – explica el griego – esto me lo  ordena dios, yo creo que la ciudad no tiene ningún bien mayor que este servicio que yo presto al dios, éste mi constante andar acá y allá no haciendo otra cosa sino confortaros” (Platón, “Apología”); “es un deber que la Divinidad me ha prescripto…”, común conciencia en ambos, de la Trascendencia de su tarea de modelador de almas.

“El sacerdote – según Sarmiento -, al derramar el agua del bautismo sobre la cabeza del párvulo lo hace miembro de una congregación y lo liga a Dios. El maestro de escuela al poner en manos de los  niños el silabario, lo constituye es un miembro integrante de los pueblos civilizados del mundo, y lo liga a la tradición escrita de la humanidad. El sacerdote le quita el pecado original con que nació; el maestro, la tacha de salvaje que es el estado originario el hombre” (Obras, tomo IV, artículo “Los maestros de escuela”).

4.- Su “demonio” personal.

Se reconocen estimuladores y agitadores de las personas. En ellos sobresale ostensiblemente la generosidad, la simpleza brillante y la centralidad de sus enseñanzas.

Se compara el nuestro con el griego porque, según anota Ricardo Rojas en su “El Profeta de la Pampa”, 1945-: “se cree servido por un genio familiar, al que no llama demonio sino ‘ángel’” (ob. cit., ed. Kraft, 1962). “Varias veces alude a esta especie de gracia divina que, según él, lo asiste” (ìd.). (ver “Encuentro con Sócrates, El Protágoras de Platón: una escuela para docentes” por Emilia Flores de Tejada, en “Homenaje a Aída Barbagelata”, tomo 2, 1994; “Atenas vs. Sócrates” por Jaime Barylko, en su “El aprendizaje de la libertad”, 1994; F. J. Olivieri: “Lo demoníaco en Sócrates”, ‘Anales de Historia Antigua y Medieval’, 1980-1981, Fac. Filos. y Letras, Univ. Nac. Bs. As., p. 242-257; Jorge A. Aja Espil: “Un nuevo proceso a Sócrates”, ‘Anales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas’, t. 13, 1984, p. 85-96).

Justamente en carta a Josefina Pelliza de Sagasta (25-5-1885, recog. en su “Educar al Soberano”, Obras, t. XLVII, ed. cit., p. 128) señala: “Tengo un fatalismo de que he hablado cien veces. Creo en la comunión de las almas simpáticas”. “¿Tendremos Ángel custodio? . Sócrates creía en ello y yo también. Cada vez que necesito algo para mis escritos lo veo delante o lo encuentro sin buscarlo”.

Lo confirma también la alusión de José Ingenieros (1877-1925) en su “El hombre mediocre” (1913): “Pensaba en tal alto estilo que parecía tener, como Sócrates, algún demonio familiar que alucinara su inspiración”. Ese demonio familiar sarmientino consistía en un “espíritu ardiente, abierto, bonachón e irascible”. Córdova Iturburu en su “Vida y doctrina de Sócrates” (1940)  lo señala como “naturalmente, un hombre vehemente y apasionado, accesible de extraordinaria manera a los arrebatos y transportes de la pasión”.

En otro discurso popular, en el año de su 70 cumpleaños: “Imitad mi ejemplo, ¡oh jóvenes!… Vivid sobre todo, sin pedirle permiso al Jefe de Policía, como yo lo he hecho en todos  tiempos” (1881, Obras, t. 22, ed. cit., p. 94). Mensaje libertario, de independencia personal  y obediencia sólo al “demonio” interior, cuyos dictados son inapelables.

Cultor entero del “eros  pedagógico”, condición  indispensable para la Enseñanza, uno y otro  cultivaron amistades juveniles enriquecedoras y virtuosas: Aristóbulo del Valle, Soriano Sarmiento, Saldías… Alcibíades, , Platón , Antístenes, Jenofonte…

 M. de Montaigne (1533-1592) en sus ricos “Esssais” pensaba que ese “daimon” era “un cierto impulso de su voluntad”, inclinación “temeraria y severa” (ob. cit., libro I, cap. XI: “De los pronósticos”), que nos evoca los impulsos visionarios, “prontos y vehementes” del autor de “Argirópolis”, varón íntegro en la práctica del Bien, batallador incansable que hace la guerra regocijadamente.

5.- Socratismo temperamental.

De su socratismo temperamental más hondo parte su utopismo y su humanismo, que primero es claro contento, completa promesa y finalmente  y sobre todo, realización.

 La “utopia fecunda americana” que Pedro Henríquez Ureña, el sarmientino dominicano (1884-1946) definiera en 1925 (”La Utopía de América”, Bib. Ayacucho, 1978), de neta orientación institucionalizadora, de organización socio-política fértil, pensamiento sólido de rebelión y construcción de nuestra identidad espiritual. concepción socrática por su plan, por su teleología ética: impulso programado hacia  el Bien individual y comunitario (“El espíritu platónico”, 1907, en “Obra crítica” de P. H. U., 1960; “Seis ensayos en busca e nuestra expresión”, BABEL, 1926).

“El conocimiento del antiguo espíritu griego, es para el nuestro, moderna fuente de fortaleza, porque la nutre con el vigor puro de su esencia prístina y aviva en él la luz flamígera de la inquietud intelectual” (P. H. Ureña, en su “La cultura de las humanidades”, 1914).

Define su socratismo en la práctica del periodismo político. En su artículo “En todos los terrenos”(“El Nacional”, 4-4-1879; O. comp., t. XL). Critica al partido nacionalista, afecto al terrorismo en la prensa y  expresión de la mente que está siempre agitada “tras de algún sofisma o alucinación del Patriarca, que reconocerá más tarde su error, para levantar otro nuevo sofisma como bandera de reunión”.

Su objetivo en la prensa ha sido sostener ideas claras de orden y distintivas de constitucionalismo, combatiendo acérrimamente los conatos de subversión disolvente, de ilogicidad e impersonalización en el discurso y de retórica patriotera y violenta.

“Nuestra tarea ha sido siempre venir detrás, enderezando estos entuertos, trayendo los ánimos a mejores ideas, con la demostración de la falsedad del principio invocado”. Claras líneas anti-sofistas y asimismo cartesianas.

En su “Las palabras y los hechos” del mismo año (igual tomo), defiende la cohesión meditativa y la ética incorruptible de su pensar ciudadano y su herencia histórica: “Hablamos muy seriamente; en defensa de los principios aceptados por la ciencia y la conciencia y no en sostén de errores…”.

El escritor y jurisconsulto Joaquín V. González (1863-1923) también  observa esa misión preponderantemente mística de ambos personajes (en su  conferencia “Sarmiento”, en el Teatro Colón, el 15-5-1911).

El Yo sarmientino  se desenvuelve a través de una literatura axiológica radical. Ego enérgico, viviente, “suficiente, verdadero y puro”, en infinito diálogo  buberiano con el Tú de la Patria. Fuerza yoica Socrática y Goetheana. Expresión plena, sacra y mística, de un estremecido amor a la Nación y sus connacionales (Martín Buber, “Yo y Tú”, 1922, 2da.  parte: “El mundo del hombre”).

En esta axiología prepondera el Verismo, la llaneza esencial. En este sentido y siguiendo a M. Foucault (1926-1984), entendemos a ambos como “parresiastas”. En la significación griega, el vocablo indica “el que habla francamente”. Siempre en,  desde y por  la verdad. El que ha adquirido el soberano derecho y deber de comunicarla, sin rodeos sofísticos, desnudamente.

En la “polis” ellos representaron al Hombre Valiente, molesto para los  Sofistas, para los retóricos y engañadores de sí mismos y de los demás. Encarnaron esa persona unificada, que sostiene una increíble coherencia entre el decir y el hacer y el ser. 

Ejercieron el coraje de la verdad y encararon de frente todo el Riesgo. “Aléthos Bíos”: vida auténtica. Autárquica. Enemigos de los nepotismos y tiranías. Vidas Libérrimas (Foucault, “Coraje y verdad”, en “El último F.” de Tomás Abraham, 2003, p. 263 y ss.).

“Quien usa la parresía, el parresiasta, es alguien que dice todo lo que él tiene en mente: no oculta nada, sino que abre completamente su corazón y su mente a otras personas mediante el discurso”.  (Ver también: “Sócrates” de R. Mondolfo, 1ª ed., 1955; “El pensamiento antiguo” del mismo autor, tomo 1, ed. 1974, p. 149-171; “Antropología socrática” de J. B. Rino , en su “Hombre, soledad y tiempo”, 1966, p. 43-51; Albin Lesky: “La Ilustración y sus adversarios”, de su “Hist. de la liter. Griega”, Gredos, 1968, p. 524-532; Mondolfo: “La comprensión del sujeto humano en la cultura antigua”, 1979, p. 106-110 y 249-299).

El reduccionismo de algunos sarmientistas, sólo mira su noción “industrialista” de la Instrucción Popular. Pero se ignora lamentablemente, lo fundamental: su ética socrática. Puesto que entendió a la Pedagogía como una Filosofía del Alma Infantil, y no desde la parcial índole positivista del llamado “normalismo” en su significación más degradada, técnica y superficial. “Un maestro debiera ser un sabio” sentencia helénica de don Domingo. El magisterio ha de ser basado  nodalmente en el “conocimiento de la naturaleza del espíritu humano”.

Educación socrática: Sabiduría, “de las propensiones y pasiones que se desenvuelven primero en el niño”. Su Didáctica parte del conocimiento afectivo, del objetivo de elevar el carácter, del amor  al espíritu en formación. Idea de excelencia, nobleza y virtud. . Léase su “Segundo informe del Departamento de Escuelas”, 1858 (en tomo 44 de sus Obras Completas: “Informes sobre Educación”, Sección “Escuelas Normales”, ed. Luz del Día, p. 78). Dirigido el 10-4-1859 a Bartolomé Mitre, entonces Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores de Buenos Aires. Apela allí a la elevación del “carácter moral de la escuela en la conciencia pública”.  “La escuela nos viene degradada desde tiempo inmemorial. La idea que ella trae al espíritu es mezquina, y las imágenes que despierta, humildes”. “Era, pues, preciso reaccionar contra este sentimiento que empequeñece lo que es únicamente grande. Era preciso levantar de repente a toda su altura la Escuela”.

6.-Sus mensajes a la Juventud.

En su “Alocución aceptando la visita de los jóvenes estudiantes de la Universidad y Colegios- Julio 21 de 1883” (Obras, t. XXII): “Quiero daros un derrotero que guiará vuestros pasos en los tortuosos senderos que encontraréis, para abrir a vuestro país el más libre acceso a los hombres y a las ideas”.

 Anticipa el concepto primordial y la realización moderna de lo que los estudiosos actuales denominan la “Cultura Planetaria”. “Como debe desaparecer todo istmo que separe dos mares, debe evitarse que ninguna creencia que divida a los hombres embarace la unión íntima de pueblos; toda distancia entre los hombres y las ideas debe suprimirse”. Misión Universalista y enteramente meta-física. 

Vivo recuerdo socrático le sugiere a Sarmiento en sus “Recuerdos…” y en sus “Memorias” (t. XLIX), sus conversaciones luminosas, “largos coloquios” con su tío el Presbítero José de Oro en 1824 en San Luis.

En esta última obra escribe: “Salido del colegio, oyendo pláticas a lo Sócrates, dos años, -de omni re scibili…-“. Instrucción dialéctica provechosa, decisiva de su razón y voluntad, netamente moral en su finalidad, fue así ese período puntano, en el que aprende, además, a “apasionarme por lo bueno, hablar y escribir duro y recio”, y “yo sentía de día en día que el horizonte se me agrandaba visiblemente”.. “La manera de trasmitirme las ideas -aclara- habría hecho honor a los grandes maestros”. “Tanto nos amábamos maestro y discípulos… Salí de sus manos con la razón formada a los quince años…”.

El naturalista  alemán, Germán Burmeister (1807-1892), que estuvo en Argentina en 1857 y volvió en 1862 y finalmente, durante la Presidencia de Sarmiento, autor de la monumental “Descripción Física de la República Argentina”, en 4 ts., 1876-1879, dedicada  al maestro sanjuanino,  compara al argentino con el ateniense.

Sarmiento, acusado de fatuo y vanidoso, fue por el contrario, un ser bondadoso y ampliamente generoso, “more socrático”.

Protector de los jóvenes brillantes de su época, desde N. Avellaneda, el Ministro de Instrucción Pública durante su Presidencia, a José M. Ramos Mejía, el historiador y psiquiatra, Lucio V. López, Adolfo Saldías, Wilde, Ameghino, etc.

Siempre exterioriza  un certero instinto para descubrir a los seres valiosos, exterioriza un amor sin igual por las criaturas, humanos, animales, plantas…

”Un implacable renovador de viejas creencias” lo llama Aníbal Ponce (1898-1938). De esto derivarán  los múltiples ataques, calumnias, injurias torcidas, impiedad, contra su genio, “siempre agresor, siempre agredido” según aprecia el autor de “La vejez de Sarmiento” (1927), “despertaba en los jóvenes la inquietud de las alas”, los alentaba y guiaba con entusiasmo impar (Obras completas de A. Ponce, Matera editor, 1958, 3ª ed., p. 141). “Sabíase amado por los jóvenes – ahonda Ponce esta etopeya socrática sarmientina- y quería merecer, hora por hora, su confianza ilimitada”..

(Léanse “Los grandes filósofos. I. Los hombres decisivos”, Karl Jaspers, Sur, 1966; “Sócrates” de M. F.- Sciacca, en “Diccionario Literario” González Porto-Bompiani, t. XI, p. 876-878;  “La sonrisa socrática” de A. Marasso, en su “La creación poética y otros ensayos”, 1927).

“Murió en Asunción (Paraguay) con la serenidad de una importante labor cumplida y muchísima más la presentida o iniciada”, “mezcla de resignación y de heroísmo, -según anota Nerio Rojas, político, escritor y psiquiatra, 1890-1971 – que tuvieron los viejos maestros de la filosofía griega”. “Es Gorgias, es Epicuro, es Sócrates. Es la despedida de los grandes, cuya alma se esclarece con un presentimiento de inmortalidad” (en su “Psicología de Sarmiento”, ed. 1961).

“Esa serenidad griega ante la muerte (‘espero una buena muerte corporal’) es la prenda más bella de su espíritu. Ella resume la noble lección pagana que el miedo al infierno nos había hecho olvidar, y que constituyó la dignidad del mundo antiguo: saber morir satisfecho” (Lugones, ob. cit., ed. 1945, Bajel,  p. 63). También: N. Márquez, “Lección de Sarmiento y esencia filosófica de sus ideas” (Boletín del Instituto S. de Sociología e Historia, nº 1, 1953): “Nuestro Sarmiento, como Sócrates en el mundo, es el símbolo más auténtico de la cultura argentina”.

En 1874 en su carta al presidente del Círculo Frentano en Larino (Italia), evoca Sarmiento la aportación de la civilización Greco-romana a través del Renacimiento clásico, más decisiva y vigente, en su opinión, que la Medieval: “la Civilización Griega que tantos problemas sociales resolvió en menos de cinco siglos por el cultivo del sentimiento de lo bello, que no pudo en dieciocho resolver el cultivo religioso del sentimiento moral, puesto que aquél produjo a Herodoto, Aristóteles, Sócrates, Plinio, Tácito y Cicerón…”.

“A más de cristianos, éramos griegos, romanos, y cosmopolitas” en la búsqueda de concretar el Ideal Clásico de la “Humanitas”, de la “Ecumene”, es decir, en palabras de él mismo: “por la posesión de todo el globo por los viajes, de todo el cielo por el telescopio, y  a más de toda la tradición humana…”.

7.-  Filosofía y Modernidad.

“Hasta   la llegada de Sócrates la filosofía antigua enseñó la ciencia de los números, los principios del movimiento, los orígenes de la generación y corrupción de todos los seres; investigó atentamente la magnitud, las distancias, los cursos de los astros, todas las cosas celestes. Sócrates fue el primero que hizo descender la filosofía del cielo y la introdujo, no sólo en los seres, sino hasta en las cosas, incitando a todo el mundo a discurrir acerca de cuanto puede  servir para regular la vida, formar las costumbres y distinguir el bien del mal”   Cicerón.

(Eduardo Schwartz: “Figuras del mundo antiguo”, 1ª serie: Cicerón y San Pablo, Sócrates y Platón; A. Sánchez de Bustamante y Montoro: “Retrato de Sócrates” en “Caras y Caretas”; “W. Dilthey: “La genialidad pedagógica de Sócrates”, en su “Hist. de la Pedagogía”, ed. castellana, Losada, 1968, p. 41-43; Kurt J. Riegner: “Filósofo sin libro”, “La Prensa”, 8-8-1982; “El quinto Sócrates” E. Barbieri, “La Nación”, 13-11-1983; “José Babini: “Los tres Sócrates”, “La Gaceta”-Tucumán, 12-4-1981).-

En 1875, en un discurso parlamentario el mismo Domingo destaca su preferencia por la indagación del concepto de cosas, hechos y palabras: “mi sistema de buscar siempre la definición de las palabras”. Esto es “la filosofía” sarmientina, que él contrapone a “las filosofías”, el  perderse  en discursos infundados: “no vengamos, pues, con filosofías, como dicen los paisanos”.

La cháchara inconsútil distrae de lo que verdaderamente le importa: la causa y la lógica de los hechos e ideas, su influjo concreto en la vida comunitaria.  Abomina, pues, del comercio de las palabras vanas y las ideas puramente especulativas. El juicio por hipótesis o conjeturas le parece “un tejido de errores” (Obras, tomo XIX).

Practica el juicio por la experiencia demostrada, concreto, bien perfilado el objeto, claro y sintético, utilizando lo que llama “el lenguaje de la tierra”, actual, de argumentación racional. (Véase, “Fundamentos políticos de la Argentinidad. 1-Aquí también Sócrates, Platón y Aristóteles” por Matías E. Suárez, en su “Defensa de la Argentinidad”, 1978, p. 83-87; “Nietzsche y Sócrates” Raúl A. Piérola, en rev. “Minerva”, nº 4, 1944, p. 29-35).

El “Problema de la Patria” es fundamentalmente, de organización civil, de espíritu colectivo, de fortaleza espiritual, de valores vitales y morales: en resumen –según precisa Jordán B. Genta (el pensador y escritor nacionalista católico, 1909-1974, autor de “Acerca de la libertad de enseñar…”, “Sarmiento y la Masonería”, 1949, etc.) en su “El filósofo y los sofistas”-  ése es el mensaje que nosotros atribuimos a nuestros genios comparados, “la preeminencia de las virtudes políticas”, “la escuela de la verdadera libertad”, el ideal del “zoon politikon”.

Sus vidas ilustres revisten carácter de paradigmas para el ciudadano, e inspiración para la vida republicana. “Su destino –según Romano Guardini en “La muerte de Sócrates”- encierra una fuerza paradigmática, que sólo encuentra semejanza en muchas figuras de la Historia”.

El escritor Federico Muñoz Cabrera (+1989) en su poema “Sarmiento. Siempre Sarmiento” evoca una etapa de la biografía del maestro, bajo la figura augusta del filósofo griego: “Antes de paladear sabroso vino / de tu lagar cuyano, / bebiste la cicuta del oprobio / en un gesto socrático. / Creyendo dominar tu rebeldía / y valor temerario, / en cárcel infamante te engrillaron / e intentaron matarte, / en una malonada de salvajes, / con la saña feroz de los cobardes. Mas, el ruego materno, / tu leonino coraje / y un ….¡quién sabe, divino!… / te salvó del ultraje. / Después, te desterraron: / …”. En la  estrofa primera, el gesto definitorio: el linaje áureo del genio, el estoicismo, la fortaleza excepcional de sus ideas. En la segunda y tercera, el relato de las circunstancias vitales.

En 1828 el Gobernador de San Juan, Cnel. Manuel G. Quiroga Carril, convoca a la guardia cívica, para enfrentar supuestamente las correrías de los llanistas comandados por  Juan Facundo Quiroga. En realidad el objetivo era colaborar con el  bárbaro riojano como Subteniente. El joven Domingo, del barrio del Carrascal, el ya talentoso hijo de Da. Paula, es convocado como Subteniente.

 En “Recuerdos de Provincia” memoró ese suceso desgraciado. Es citado por el Gobernador, se desacata, altivo, orgulloso y es puesto en prisión. Luego, liberado por la intervención de algunos de sus parientes (J. S. Campobassi, “S. y su época”, t. 1, cap. 3º, secc. 7).

Otro avatar que sufrió nuestro Faustino: en Pilar (Mendoza, 1829), combate sangriento J. F. Aldao (el fraile general, 1785-1845, evocado en una biografía romántica por Sarmiento) vence por sorpresa a los unitarios. Facundo ordena fusilarlo junto con los otros prisioneros.  El jovencito se salva, las autoridades lo entregan a sus parientes (ob. cit.).

Posteriormente, otra experiencia: en 1831, cuando el Gral. José María Paz (cordobés, unitario y culto, 1791-1854) es detenido y vencidas las fuerzas unitarias, Sarmiento se exilia en Chile, el “Tigre de los Llanos” (1788-1835, biografiado admirativamente por el sanjuanino, su lejano pariente) exige, era su costumbre, fuertes contribuciones a los derrotados; entre ellos, Doña Paula Albarracín, sufre esta exigencia por ser madre del  soldado.

Éste escribe una carta  privada insultando al Caudillo. La carta es interceptada. Quiroga llama a su presencia a la abnegada madre, la amonesta y previene que su hijo sería fusilado (Campobassi, ob. cit., cap. 3º, secc. 10).

8.-  Conducta Cívica.

 Hemos de tener muy en cuenta que los altos ideales sarmientinos, la frondosa imaginación civilizadora y los superiores guías de su conducta cívica, lo han salvado, elevado su moral ante las pruebas y fracasos vitales. 

Ya mayor, le escribe a su hermana en 1867: “…¡Todas las miserias de mi vida (…) Dios mío!. Esto es demasiado. En fin no me falta esperanza y valor (…). Tranquilícense pues” (en Revista el Museo Histórico Sarmiento, a. 1, nº 1, 1956, p. 117). Tenacidad bestial, seguridad de carácter, han marcado siempre sus decisiones y criterios.

En su memoria sobre el “Estado de las Repúblicas Sudamericanas a mediados de siglo” (en el tomo XVI de sus Obras), propone don Domingo sus ideas de instrucción popular e inmigración, como solución factible para el ascenso, historico, social, político e industrial, de nuestras naciones.

Don Benjamín Poncel lo ataca desde la prensa porteña por su fatalismo y sofismas con respecto a sus ideas raciales. El sanjuanino discute y rebate tales apreciaciones en una carta del 11-10-1853 y en un siguiente artículo “Las Razas·” en “La Crónica” (recogidos en el tomo referido de sus Obras). No acepta la oposición educación popular / inmigración europea que observa Poncel. Invoca al sistema de preguntas según Sócrates propone en su “Mayéutica”, como único ajustado para fijar y establecer unívocamente estas irrebatibles verdades.

El término griego era “maieutiké”, arte de las parteras, como Fenaretes, la madre del filósofo. Método  dialéctico entre maestro y discípulo para llegar a la esencia o caracteres universales de las cosas.

Como Platón lo anota en su “Teetetes o de la Ciencia”, este sistema de preguntas, dudas y respuestas, para arribar  a definiciones cada   vez más generales y precisas con el objeto claro de desembocar en  la verdad, “permite saber si lo que engendra la reflexión”, “es una apariencia engañosa o un fruto verdadero”. “Si no mediara entre nosotros todo el ancho de la América, su refutación no habría tenido lugar, por inoficiosa; y a tenerlo, hubiéramos podido fijarlo en términos precisos para interrogaciones recíprocas. El sistema de Sócrates es admirable para descartar todo argumento no motivado, y hacer decir lo que las generalidades envuelven de oscuro y de indeterminado…”.

J. C. Gómez Haedo en su estudio “Sarmiento y el Uruguay” ve al maestro del Zonda como una suerte de “Sócrates alucinado”, por su mística de la Educación, su pasión por la propaganda escolar, su voluntad de “abrir el surco” “entre el fragor de la batalla” y sembrando  “a voleo, más ganoso a menudo de dilatar el campo de la siembra…”.

Nobilísima generosidad de sus fines,  apostolado de la palabra activadora,, libre y positiva,  de su campaña progresista, une el carácter del filósofo griego y del político sanjuanino: he ahí la epopeya de sus trayectorias  y mensajes (aut. cit., “S. y Avellaneda. El Congreso de Belgrano”, varios autores, Museo Hist. S., 1939, p. 19).

9.-  Política como Iluminación.

Domingo es el único estadista americano que traza un bosquejo de calidad y base socrática  respecto de su actividad pública. El gobernante ha de propender a aumentar la fuerza de producción de los ciudadanos en su triple dimensión, intelectual, industrial y moral. Fundamenta una teoría y una práctica mayéuticas del gobierno.

Política entendida al modo del maestro griego, como Iluminación, como parto de las conciencias, “elevando el carácter moral” de las gentes. El poder de una nación depende, cree convencidamente,  de la capacidad ética de los individuos que la componen. Pues en todo piensa como en la frase de una carta a Mitre, desde Chile en 1852: “Me persuado que no hay más camino que el recto, que el justo y honrado de llegar a toas las cosas”.

En el “Gorgias” platónico,  Sócrates enseña a Calicles que la bondad de  toda cosa o hecho se manifiesta en virtud de un orden, que le es exclusivo. Consecuentemente la razón de los planes y actos de un gobierno, es el pensamiento más caro a su entendimiento, son buenos y promueven el bien, dado ese carácter. Orden y sensatez ejecutiva y legislativa, “cósmica” o universal como primero la denominó Pitágoras en el sentido etimológico de conjunto, equilibrio para el Bien. “La igualdad geométrica desempeña un papel importante , tanto entre los dioses como entre los hombres”.

Desorden es caos, implica anarquía y desigualdades inquietantes para el Estado (analogía con la antinomia Salud / Enfermedad en Medicina y en el Gobierno de los Estados – Justicia / Injusticia, expuesta en la “República”). “Y también será necesariamente valiente” sostiene el griego, valentía en proclamar y realizar lo conveniente.

En el “Gorgias” expone su teoría de la “Eudemonía”, la tendencia al “obrar bien”, en procura de la felicidad y bienestar de los ciudadanos, es el norte medular, evidentemente, de la conducta sarmientina como Estadista.

Su noción  del Gobernante y su base axiológica, tal como lo expresa por ejemplo en  1849 en “La Crónica” de Santiago de Chile o en “El Mercurio” de Valparaíso, acusa una clarísima  raíz socrática. Jenofonte nos informa sobre el relieve que el maestro otorga al “sentimiento moral vivo” (palabras de Sarmiento) que debe inspirar al buen gobernante.

Sus decisiones han de provenir de sus convicciones más profundas, de su saber más aquilatado, elevando el alma individual y colectiva. “Cual gobierno, tal la palabra”. Ésta, como ejemplo y manifestación de las ideas, como poder de hacer, como energía directora,  “guía de los espíritus”, ejercicio de la conciencia ética del que manda. La palabra socrática del autor de “Educar al Soberano”, ejecutiva y docente, “apoyada en una vida sin mancilla,  en una conciencia rígida” (A. Alderete, “Sarmiento y ‘La Crónica’”, 1971, p. 35-52; en las  Obras de S., t. 9: “Instituciones Sudamericanas” y t. 10: “Legislación y progresos en Chile”).

“La obra de Sarmiento no es tan sólo erección de edificios, sino demolición de cuanto obstruía la mirada hacia ese infinitivo lleno de promesas” (Alderete, ob. cit., p. 166).

El ejercicio gubernativo entendido como orientación, dirección de conciencias, despertándolas o mejorándolas. Tarea máxima de dignidad y responsabilidad.

En carta a Demetrio Peña de diciembre de 1845 (“Más-a-fuera”, en su “Viajes”) recuerda  el argentino a Sócrates, a quien equipara con el navegante y cartógrafo genovés Cristóbal Colón (1451-1506), con Cervantes (1547-1616),  el explorador James Cook (1728-1779) y el político ilustrado Bernardino Rivadavia (1780-1845, Presidente 1826-1827), el sufrimiento por la ingratitud de sus coetáneos. “¡Triste pero ordinaria recompensa de las grandes acciones y de los grandes hombres!. ¡Es la humanidad una tierra dura e ingrata que rompe las manos que la cultivan, y cuyos frutos vienen tarde…!” reflexiona ante la memoria del ateniense, del estadista utópico argentino, del famoso autor del “Quijote”, del incomprendido descubridor de América y del explorador inglés que descubrió varias de las más importantes islas del Pacífico.

Estos genios en sus extraordinarios menesteres padecieron injustamente “la estupidez de las naciones”. Todos ellos, en “expresión sublime de desdeñosa compasión”, “cada uno de ellos al morir, han pedido a Dios que perdone a sus compatriotas!”.

Desde Gotinga en 1847 (ob. cit.) integra a Sócrates en su Martirologio de la Civilización, peraltado patrimonio de todos los Hombres. “¿Por qué no honraríamos nosotros a Colón y a Cook, a Sócrates y a Franklin, a Gutenberg, a Bufón, a Cuvier?. ¿No nos pertenecen de derecho como a todos los que han aprovechado de sus trabajos?”.

En “Educación Popular” (tomo XI de sus Obras completas) el sanjuanino analiza métodos de enseñanza nacionales y extranjeros, como el de M. Morin sobre lecto-escritura. Para ejemplificar su didáctica, de interrogación, dicción y ortografía en las escuelas primarias francesas, utiliza el tema de la vida de Sócrates, su instrucción y  origen de actividades filosóficas (ob. cit., ed. Luz del Día, p. 320-321).  El peculiar hijo de Sofronískos y Fainarate, cantero que participó en la erección del Partenón, y la madre, comadrona,  y discípulo de Anaxágoras (de la escuela jónica, 500-428 a.C., introdujo la noción de “nous”, mente, pensamiento; el primer maestro  de filosofía en Atenas), se transforma en recurso y motivo de exposición de una metodología de enseñanza-aprendizaje, que él ha observado provechosamente en el sistema educativo parisino en sus viajes (1845-1847, en sus Obras, tomo V).

10.- De “Apología de Sócrates”:

-“Me atraje enemistad de parte de muchos. y esto es lo que me ha de condenar” (28 a)..

-“he aquí, en efecto, señores atenienses, la verdad. en el puesto que alguien se coloca, allí, me parece, debe permanecer arriesgándose y sin prevención contra la muerte ni ninguna otra cosa más que contra el deshonor” (28 d).

-“El dios me ha aplicado a la ciudad de un modo análogo, para que los despierte, persuada y reproche a cada uno en particular, sin cesar el día entero…” (30 e).

-“El  que yo me haya despreocupado de todas mis cosas, y me haya mantenido descuidando mis propiedades durante muchos años y ocupándome en cambio siempre de las cosas de ustedes…” (31 b).

-“suficiente testigo, en efecto, creo es el que yo ofrezco de que digo verdad: mi pobreza” (31 c)

-“No esperen entonces de mí, señores atenienses, que haga frente a ustedes cosas que no considero honorables, ni justas, ni religiosas…” (35 c-d).

Según explica el crítico y docente A. Pagés Larraya, basándose en juicios de Martínez Estrada, “El severo patrón ético” sarmientista surgía de su frecuentación excepcional y asimilada, de los pensadores estoicos, “y más expresamente de la ‘Apología de Sócrates’”. Virgiliano y socrático, ciceroniano y homérico, don Domingo era un soberbio “enamorado de los mitos clásicos y de las grandes epopeyas greco-latinas” (autor cit., “El adiós de Sarmiento”, en Boletín  de la Academia Argentina de Letras, 1991, nº 221-222, p. 370 y 378).

Como el maestro de Platón en su “Apología”, Sarmiento también podría admitir que “nos equivocamos cuando nos figuramos que la muerte es un mal, siendo así que, para el hombre de Bien, no podría haber  más ni en esta vida ni en la otra; pues los dioses no son indiferentes a nuestra suerte”.

Confiésase al morir según Platón, condenado por “creer en otras cosas demoníacas nuevas” (26 b2 – 28 a 4). Aclara sobre la muerte de Sarmiento, el Dr.  Nerio Rojas (ob. cit., p. 103): “Así murió este hombre batallador: tranquilamente. Es la muerte serena, mezcla de resignación y de heroísmo, que tuvieron los viejos maestros de la filosofía griega.  Es Gorgias, es Epicuro, es Sócrates. Es la despedida de los grandes, cuya alma se esclarece con un presentimiento de inmortalidad”.

Mauricio Rosenthal en su “Sarmiento y el teatro” (1967, p. 108): “En todos los instantes se levantarán en  corazón las columnas que todavía restan del Partenón. En todas las instancias, en los episodios más importantes de su vida…”.

 (Conrado Eggers Lan: ed. de “Apol. de S.” Platón, Eudeba, 1971, espec. p. 69-110;, A. Tovar: “Vida de Sócrates”, 2ª ed., 1955; René Kraus, “Vida pública y privada de S.”).

El peculiar ensayista Héctor A. Murena (1923-1975) en “El nombre secreto” (1969 (antes en “Ensayo sobre subversión” 1962) estudia la voz de la ‘Propaganda Fidei’, la de Saulo de Tarso y la voz de la Revolución, la de Sócrates. Sarmiento lo ubicamos entre uno y otro. Parte de su fervor por la difusión de escuelas, la propaganda enciclopédica del saber masivo, la Ilustración americana, y se propone un cambio, del fanatismo religioso y la Barbarie, al Progreso de la ciudadanía.

La voz del autor de “Educación Común” adquiere la entidad considerable de voz de la transformación republicana. Grito del inconformista (Sarmiento  es un grito según Eduardo Wilde). Es el Constructor de la Organización Nacional, el que, cual  el “tábano ateniense” no cesa, no, de “amonestar y aconsejar” (ob. cit., “La voz de la Revolución”, p. 54-55).

Como  uno en Grecia, el otro, en la ciudad americana, intenta introducir nuevas Divinidades, anuncia y busca febrilmente convertir al pueblo al culto de nuevos Dioses: la Biblioteca y la Escuela popular, el libro. Y sacrificando en sumo grado su persona  por el lema adoptado de “Servir a la Humanidad”. “Descuidando-como alegò el sabio griego- lo que la mayoría cuida, el dinero, el hogar, el ser estratego caudillo y las conjuraciones o sediciones ciudadanas!. (v. “La razón en la trampa. La superioridad de Sócrates sobre los sofistas atenienses” por Ignacio Blas, en “La Prensa”, 12-2- 1995; “Sócrates, la naturalidad y la muerte”, Carmen Gándara, en su “El mundo del narrador”, 1968, p. 182-185, y en revista “Realidad”, 1949).

Sócrates fue, simbolizó, el “Filósofo incómodo” para su tiempo, como el cuyano, el político molesto, agudo, gritón, pendenciero, adelantado…

Comedor, callejero y danzarín, hijo de una “comadrona”. Bebedor siempre lúcido y burlón, así lo evoca justamente Alfonso Reyes en su “Las burlas veras. 2º ciento”, 1959, incl. en sus “Obras Completas”, México, t. XX, p. 152). “insistió en que su  misión para con la ciudad era la misión providencial del tábano para con el caballo: excitarlo y hacerlo brincar” (autor y loc. cit., también “La persona de Sócrates, tan mordiente”, íd., t. XIII, p. 89, “La crítica en la edad ateniense”, 1941).

Maestros  y parteros del alma, del alumbramiento interior, en el encendimiento y apertura al Bien y la Belleza. “Dice la mitología griega que cuando Zeus quiere derramar bienes y alumbrar el camino de los mortales, siembra entre ellos un alma grande hecha de luz, de sabiduría y de bondad, en la persona de un sabio, un artista o un héroe” escribe el escritor y político Benjamín Villafañe h. (1877-1952) en su “Motivos de la selva y de la montaña”, 1952, p. 108).

Paul Groussac (1848-1929) evocó al argentino en diversas ocasiones (1904, 1920, p. ej., en su “El viaje intelectual”, 1ª y 2ª serie) “entre sublime y grotesco”, “rugoso y desarmónico, con su abollada máscara de Sócrates guerrero”. Su inmensa presencia le sugiere “a un tiempo el pórtico de Atenas y el antro del Cíclope”. En definitiva, “uno de los seres  más extraordinarios que me fue dado contemplar”.

Francisco Romero (1891-1962), el ensayista y docente sarmientino, autor de “Teoría del hombre” y “El hombre y la cultura”  entre otras contribuciones magistrales, dijo de Alejandro Korn (el médico y pensador, 1860-1936) lo que nosotros apreciamos en Sarmiento socrático: “Como en el caso de Sócrates, su verdadera obra, fue un movimiento, una conmoción de los espíritus, cierta atmósfera que supo crear a su alrededor…” (en “Sistema filosófico” de A. Korn, Nova, 1959, p. 9). (F. Romero: “La cuestión socrática”, en rev. “Nosotros”, a. 22, nº 227, abr. 1928, p. 111-114).

Juan B. Terán, historiador y escritor argentino en su “Espiritualizar nuestra escuela” enfoca a Sarmiento socrático. “Alma de Maestro” por su efusividad y sinceridad, su llaneza, su desinterès y generosidad. Y sobre todo, se asemeja al filósofo griego por su docencia ética y su “eironeia”, su fervor de enseñar polemizando, gritando, contradiciendo, desbordando. Es “partero” y padre a la vez, guía, iluminador. Maestro activo que enaltece al educando y busca la emancipación de su intelecto y la formación de su conciencia. Práctico y riguroso, pero también intensamente humano y sensible.

“Aprendizaje y magisterio constante, puede decirse que, como los peripatéticos griegos, enseñó por donde anduvo, dándose el caso frecuente de detenerse en las calles a explicar un tema y conversar con cualquier desconocido” César Godoy Urrutia: “Recuerdo e interpretación de Sarmiento” (en “S. Cincuentenario de su muerte”, 1939, t. II). Se advierte el “more socrático” en el temperamento de maestro y de amante incondicional del conocimiento.

Julio del C. Moreno: Discurso (en “Sarmiento. Cincuentenario…”, t. I, p. 445, 1939): “Sarmiento fue maestro en el amplio y augusto sentido del vocablo.  Maestro como Sócrates, como Cristo, sacerdote laico que hace de la escuela un templo”.

Martín García Mérou: “Sarmiento” ídem, anterior, p. 470): “habiendo en su fisonomía, como en su corazón y su talento, rasgos de Sócrates y de Pericles…”.

“Esta es la recompensa que los pueblos tienen prontita para los redentores desde Sócrates hasta nuestros días”. Adelanta así los sufrimientos de su vida pública posterior, su “martirologio” por la Santa Causa de las Escuelas. Y se prefigura su interesante parangón con el griego. Él también tiene la divina pasta de despertador y libertador.

Destino individual y nacional están unidos en su persona Considera su acción de estadista constructor como obra de “redención colectiva”, de alcance continental, , universal, de fines cristianos. Redentor como Sócrates, a quien se refiere en sus “Viajes” (1847), carta desde Ruán dirigida a Carlos Tejedor el 9-5-1840. Al evocar con entusiasmo las doctrinas sociales del pensador francés, utópico, crítico de la economía capitalista,  Charles François  Fourier (1772-1837) observa que fue derrotado por los intereses creados y privilegiados de siempre: “y lo colgaron, nada más natural. Así se ha hecho siempre con los que han venido a turbar la tranquilidad pública con nuevas doctrinas”.

15.- Conclusiones.

Adelanta el sanjuanino su propia gesta civilizadora que luego desarrollará en su país con ímpetu y pasión extraordinarios.

(Ver “Sócrates educador” Susana A. Orden, en rev. “Antártica siglo XXI”, 1994, nº 1, Fundación Cultural A. Castex; “Lo viejo y lo nuevo del método socrático” Margarita Costa, en su “Filosofía y formación humana”, Instituto de Investigaciones Educativas, 1978, p. 5-8; “Sócrates y la conciencia del Hombre” Micheline Sauvage, Aguilar; “Arquéalo, maestro do Sócrates” A. J. Cappelletti, rev. de Filosofía, La Plata, nº 9, p. 79-96, 1960; “Por el camino de Sócrates o ensayo sobre una metafísica de lo pedagógico” F. W. Torres, Córdoba, 1945 “Sócrates, Galileo, Leopardi y otros ensayos de Estética” Giovanni Turín, Partenón, 1947).

“Casi podría asentirse que tuvo conocimiento en la fuente –Platón o Jenofonte- de la dialéctica socrática, pues el ‘Facundo’ es un diálogo tremendo entre él y la tiranía” (Emiliano Oliva, “La estructura institucional argentina a través del ‘Facundo’”, 1946, p. 44). Destaca el Dr. Oliva en su serio estudio el “núcleo socrático” de las ideas sarmientinas, por su afán tenaz por la verdad ilimitada y por su tensión dialógica crítica, libremente discutidora.

“Difícilmente reitiraráse en nuestra historia un caso análogo al del prócer, de más congénita y corajuda vocación por la verdad” (ob. cit., p. 46). Escribe reveladoramente Sarmiento: “Llevo adelante mis ideas, a la luz del día, por la prensa, por los libros, por los periódicos, por la discusión” (“Crónica”, 1849).

El escritor y diplomático español Salvador de Madariaga (1886-1978), en su “Europa y América”, “La tradición socrática cristiana”: el socratismo sarmientesco consiste en el espectáculo formidable de su voluntad fuerte y su intelecto libre, abierto, sin prejuicios.

Karl Popper (1902-1994, filósofo y sociólogo) en su “La sociedad abierta y sus enemigos” (Planeta, 1992, p. 186): “Debido a su insistencia en el lado humano del problema político (…). Era el aspecto inmediato, personal, de la sociedad abierta, lo que a él le interesaba (…). Sócrates era un maestro”. Era un devoto y un práctico el Bien y del Desinterés. Fue “el maestro-político” de fe “demasiado fuerte”. Cultor intransigente de la Libertad de pensamiento.

Sarmiento es un genio americano y español en su esencia.

Concreto en sus ideas, obsesionado por su aplicación. El centro de interés de su lema es el Hombre.

Su mente y corazón obedecen sobre todo a la Pasión (Ver S. de Madariaga: “The genius of Spain”, 1922, “De Galdós a Lorca”, 1960, y “Ingleses, franceses, españoles”, 1929).

Hispano en su realismo y en su misticismo. Su prédica y acción de Estadista y Pedagogo tiende a un Humanismo liberal, sostenido calurosamente, entre polémicas y fracasos y  realizaciones titánicas.

Energía volcánica muchas veces, desorganizada. Firmeza  y progresismo caracterizan su personalidad.

Socrático en su individualismo, su primordial mensaje de Libertad. Cristiano en su interés humanitario,  en sus planes de mejoramiento de la persona humana integral.

“Evita la abstracción, rehuye la especulación pura y aborrece el bizantinismo”, así define Madariaga al Genio Hispánico.

Rinde culto a la urgencia de la acción. Su vitalismo nietzscheano condice con  su trayectoria pública y privada.

“No  ceso en absoluto durante el día entero de aguijonearos…” (“Apología”, ed. cit., p. 210).

Sócrates, como el otro, nos sigue observando: “mis queridos atenienses, os quiero y os amo, pero obedeceré al dios antes que a vosotros y en tanto tenga aliento no cesaré de filosofar y de amonestar y aconsejar a vosotros. …Me absolváis o no, no haré otra cosa, aun cuando me exponga a morir mil veces”.

 

*Profesor de letras y bibliotecario, autor del libro "Testimonios de un Hacedor", y variados  artículos sobre literatura y  sobre Sarmiento

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LA FORMIDABLE DIMENSIÓN ÉTICA DEL PERIODISMO por Ariel Dulevich Uzal*

| 23 junio, 2016

En las circunstancias por las que atraviesa el país, la celebración anual del “Día del Periodista”, instituido por  el primer Congreso Nacional de Periodistas realizado en 1938 en la “Docta”, motivan algunas reflexiones desde la perspectiva ciudadana y en relación a la conjunción de valores que se mimetizan con la noble profesión de quienes desde su ejercicio, ilustran al país sobre los aconteceres de su diario devenir,  expresan libremente su pensamiento,  nutren a la opinión pública  y educan al soberano, dotándolo de los elementos de juicio que le permiten acceder a los “mandantes” al conocimiento requerido para elegir con responsabilidad a sus “mandatarios”, evocando la figura contractual con que el preclaro pensamiento de Rousseau definió el vínculo entre pueblo y gobierno, en esta forma superior de convivencia que es la democracia.

El elegido para la recordación, fue el 7 de junio de los primeros días patrios y a solo una semana de nuestra Revolución de Mayo, oportunidad en que se fundó la “Gaceta de Buenos Aires” por la inspiración del Mariano Moreno, considerado el principista e ideólogo de aquella gesta, quien haciendo expresa alusión al sistema representativo al que se aspiraba y a la insoslayable condición que demandaba, en cuanto a ilustrar el conocimiento de la cosa pública, sostuvo: “cuando todos van a tener parte en la decisión de su suerte, nadie ignore aquellos principios políticos que deben reglar su resolución”. La denominación a que se apeló entonces era la “libertad de imprenta”, que claramente aludía a la libre publicación de ideas políticas y la expresión por escrito del pensamiento, sin limitaciones ni represalias, considerado cronológicamente nuestra primera fundamentación de la libertad de prensa, tal como hoy la entendemos.

En el ámbito descripto de tan alta significación republicana –y lamentablemente de idéntica manera en muchos otros-, hemos emergido después de casi doce años de una etapa oprobiosa en que se apelaron a todos los medios del poder -empleado sin pudor ni legitimidad-, para coartar e impedir la libertad de prensa, manipulando la opinión pública a través de una vasta red mediática sostenida con los dineros públicos a través de una corrupción inédita en el país, convertida en maquinaria que agobiaba a la sociedad con una sistemática y permanente campaña de reiteración de ficciones, imposturas y calumnias, sostenida para acallar por el temor y el escarmiento, las voces críticas y ahogar los pocos medios de prensa que subsistían a la persecución constante, con la finalidad de imponer la verdad única del “relato”, minando la consciencia colectiva y  adoctrinando a los jóvenes y a quienes no lo eran tanto, pero fueron permeables. Así la intolerancia, la descalificación de la discrepancia, la exaltación de la adhesión al culto de la obsecuencia y el servilismo incondicional al Jefe -o Jefa-, y hasta un revisionismo que intentaba torpemente fabricar una nueva historia, que dividía al país en réprobos y elegidos, era moneda corriente en escritos y palabras de quienes medraban en nombre de intereses creados, traicionando la ética de la profesión que hoy reivindicamos.

Se hace manifiesto que respiramos otra atmosfera de libertad en que el periodismo, a través del libre ejercicio profesional, ha recuperado plenamente su derecho –convertido en deber deontológico que su oficio le impone-, no solo por la veracidad en la información que se brinda, sino por el ejercicio sin limitaciones a su derecho de crítica a quienes nos gobiernan y que también beneficia a aquellos -y los hay-, que defienden la “década ganada”.

En este marco, cabe celebrar en el “Día del Periodismo”, el galardón que una Entidad internacional de reconocido prestigio en la materia ha brindado a Clarín a través de su CEO, por la defensa inquebrantable de la libertad de prensa, soportando durante estos años una permanente agresión a través de una batería de actitudes que fueron desde el ataque físico a sus dependencias, hasta la sanción de leyes exclusivas para despojarle, y tantas otras rayanas en la ilegalidad más extrema. El autor de esta nota fue testigo –no exento de vergüenza como argentino-, hace solo un par de años, del bochornoso espectáculo de ver a un Ministro Nacional de Turismo, inaugurando una Exposición Internacional ante delegaciones extranjeras e incluso Ministros de países vecinos, con un cartel de buen tamaño abrochado a su traje que rezaba: “Clarín miente”. ¡No hay que olvidarse de estas cosas que padecimos!

El Sr. Héctor Magnetto al aceptar la distinción, que sin duda nos honra a todos los argentinos, destacó la labor de los periodistas del Matutino, precisamente un equipo de redactores cuyas plumas denunciaron los excesos del régimen e informaron con veracidad y valentía, a una ciudadanía que pudo así imponerse de la declinación de los valores morales que sufría la Nación. Vayan estas reflexiones en homenaje a los periodistas de todos los medios que no declinaron ante la prepotencia y la persecución, e hicieron honor al legado Moreniano.  

                                                                       7 de junio 2016

*Educador.


 

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JUSTIFICACIONES QUE INSULTAN  por Alberto Medina Méndez*

| 22 junio, 2016

La corrupción es un fenómeno social que no merece contemplación alguna. Cuando la sociedad siente que se la ha engañado, robándole no solo sus recursos económicos sino también sus ilusiones, no precisa justificadores seriales que ensayen explicaciones insólitas que agravian a todos.

Es imprescindible que los aberrantes hechos del presente no solo sirvan para el debate coyuntural, sino que sean el puntapié inicial para revisar el fondo de la cuestión e implementar los cambios que eviten que sucesos de este tipo se puedan repetir cíclicamente y con tanta frecuencia.

Esta vez lo que horroriza tiene que ver con lo ordinario y lo burdo, con lo grotesco y esa ausencia de barreras inhibitorias de los protagonistas. El descaro absoluto, la falta total de pudor, la desaparición del mínimo aceptable de decoro es lo que, en todo caso, impresiona e impacta.

Ese dirigente político, que haciendo uso de su depravada mentalidad, apela al patético recurso argumental de minimizar la importancia de lo acontecido, aduciendo que otros actores inducen al corrupto en cuestión desde posiciones diferentes, ofende a la sociedad e insulta su inteligencia.

Cuando un "mercachifle" ofrece dinero a cambio de favores comete un delito pero además abusa de la gente en provecho propio. Nadie sensatamente puede defender esa postura. Pero ponerlo en un pie de igualdad con el funcionario que fue colocado allí por quien ha sido electo por la sociedad para administrar lo de todos, es un tremendo error conceptual.

Los que ocupan un lugar en el gobierno, llegan ahí de la mano de elecciones populares, en las que los partidos políticos ofrecen a la sociedad propuestas y también personas que las representarán para generar un círculo virtuoso que impactará en sus vidas de un modo favorable.

Por el contrario, ese ciudadano que algunos definen equivocadamente como "empresario", no es más que un mero "traficante de privilegios", alguien que no ofrece servicios para satisfacer a la sociedad, sino que comercia amparado en la existencia de oscuras normativas que le permiten obtener un cuestionable provecho personal.

Ese deshonesto personaje de esta historia es un simple "ratero", un delincuente común, que jamás ha sido seleccionado por la sociedad directamente, ni tampoco de un modo indirecto. Es un bandido, un pillo,  pero que no representa a nadie. Por eso no está en la misma situación que el funcionario que le ha posibilitado construir su pérfido negocio.

No es relevante, desde un punto de vista ético, establecer categorías de culpabilidad, porque no importa demasiado en qué lugar de esa escala se coloca a cada malandrín, sino su inobjetable lugar en ese proceso diseñado para consumar el perjuicio final.

Pero tampoco se debe aceptar tan mansamente esa suerte de pretexto argumental que cierto sector de la política intenta utilizar para minimizar sus propias culpas, que claramente existen por acción o por omisión.

Si las más altas esferas forman parte de ese perverso plan de saqueo sistemático al Estado, resultan especialmente repudiables no solo por su nefasto cinismo, sino también por su inocultable actitud delictual.

Pero aun si no fueran cómplices directos de  semejante estafa social, tendrían responsabilidades por su evidente negligencia, su indisimulable inoperancia y esa manifiesta incapacidad para conducir un gobierno.

No es saludable detenerse frente a la anécdota. Hay que evitar que la vergüenza convierta a esto que ha ocurrido otra vez, como en tantas otras oportunidades, en solo un eslabón más de una interminable cadena.

Para eso es preciso comprender la naturaleza de la corrupción. No es un accidente, ni un hecho fortuito que brota porque un par de inmorales se ponen de acuerdo. Es un suceso que se concreta gracias a la potestad que tienen los gobiernos de decidir discrecionalmente sobre la vida de la gente.

Si esa facultad no estuviera habilitada no habría margen por donde pasar, y estos indecentes no tendrían la chance de llevarlo a cabo. El problema no es la moralidad de las personas, sino la permeabilidad de un sistema que genera hendijas por donde filtrarse con comodidad, a espaldas de todos.

Si no se quiere seguir transitando este humillante camino no alcanza con reclamar más controles, ni tampoco con mejorar el proceso de selección de los que tendrán la tarea de conducir. La labor implica destruir los pilares de un esquema intrínsecamente corrupto que viene asociado al poder que cualquier gobierno dispone para tomar decisiones inconsultas.

Es tiempo de mirarse en el espejo, y de asumir la parte que le toca en suerte a cada uno. Mucho de lo que ocurre tiene que ver con decisiones erróneas, pero también con ciertas visiones sobre los asuntos públicos que conforman una gran fantasía alejada de la verdad. La presencia de paradigmas distorsionados hace que muchos supongan que las cosas son como deberían ser y no como realmente son. Por eso insisten y se repiten.

A estas alturas ya no se trata de juzgar a los corruptos por el volumen de sus fechorías, sino por lo que hacen a diario. Eso implica independizar la magnitud de lo hecho de sus respectivos actos delictivos. No es significativo clasificar a los ladrones por la dimensión de lo apropiado. Importa, en todo caso, establecer con claridad quiénes son finalmente los malhechores.

El país tiene una enorme oportunidad entre sus manos. La puede dejar escurrir entre sus dedos nuevamente como en tantas otras ocasiones en el pasado, o puede tomar "el toro por las astas" y enfocarse en el núcleo del problema, para que eso no suceda nunca más, o al menos para que si ocurre no aparezcan otra vez estas justificaciones que insultan.

*Periodista.Consultor Privado en Comunicación, Analista Político,Conferencista Internacional, Presidente de la FUNDACIÓN CLUB DE LA LIBERTAD, Miembro de la Comisión Directiva de la RED POR LA LIBERTAD,Columnista de INFOBAE en Argentina,Columnista de DIARIO, EXTERIOR de España, Columnista de EL CATO de EEUU,Conductor del los ciclos radial  y televisivo EXISTE OTRO CAMINO.Ha publicado más de 470 artículos en 15 países de habla hispana

Premio a la Libertad de la Fundación Atlas 2006

Premio Periodista del Año de Corrientes, por Fundación Convivencia en 2002 y 2011

Premio Corrientes por la labor periodística en 2013

 

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ALTAS EXPENSAS y más disparates por Carlos Kreimer*

| 22 junio, 2016

No hace mucho me he referido a “los disparates argentinos” y ahora me remitiré a alguna consecuencia de los antes enumerados y a otros nuevos.

Expensas – El sindicato que agrupa a los neologísticamente llamados “encargados”, pero en la antigüedad y aún en el idioma coloquial “porteros” de casas de departamentos, goza de condiciones de recaudación extraordinarias. El líder de esa agrupación (ya sea SUTHER o FATERYH) es Víctor Santa María que heredara el sindicato como en anterior oportunidad señalara y, a favor de una representación patronal débil y disgregada y un Ministerio de Trabajo complaciente, ha logrado un convenio colectivo con canonjías increíbles.  Además de las cuotas sindicales y las contribuciones para Obra Social el gremio se queda con un 2.5% (aportado el 1.5% por “el consorcio”) para una Caja de Protección Familiar administrada por el sindicato y todos los seguros (maternidad, vida, desempleo, discapacidad, enfermedad, riesgos del trabajo, etc.) son pagados por los consorcistas pero contratados por el sindicato. No existe un página que informe cuánta plata se junta con estas contribuciones, pero sería bueno conocerla y es de esperar que la nueva legislación sobre información pública ayude a esclarecer estos datos. Víctor Santa María que supo presidir el Partido Justicialista de la CABA es ahora por ese espacio diputado del ParlaSud (conjuntamente con Milagro Sala y José López). Con la plata de los consorcistas (propietarios o inquilinos) ha fundado un establecimiento de enseñanza terciaria (“Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo”) donde se ofrecen carreras que existen en los similares institutos públicos y privados y se ignora cuantos estudiantes tienen, pero por averiguaciones personales se sabe que son pocos. Además controla el sindicato una red de medios de comunicación (radios AM y FM que habría que averiguar su audiencia, y revistas) a los que últimamente y en medio de festejo progre agregó PAGINA12. O sea que cuando en el próximo mes los pagadores de expensas vean acrecentadas las mismas en un cuarenta por ciento, no sufran ya que están contribuyendo con toda la administración y los escribas del “periodismo militante”. Como dijera un periodista militante la “corrupción democratiza” y es cierto ya que antes a PAGINA12 la pagaba el Estado con el aporte de todos los contribuyentes y ahora solo aportan los inquilinos y propietarios de departamentos.

Corruptos y derivaciones – En este tema los disparates son tan abrumadores, con solo leer los titulares de los medios, que  me referiré a los que considero han pasado inadvertidos.

El procesado Lázaro Báez ha remitido a los Ministros de la Cámara de Apelaciones que interviene en su caso, una carta manuscrita, no solo con firma ológrafa sino además sorprendentemente con impresión digital (¿será para advertir que aún la conserva y escapó al tratamiento de Pérez Corradi?). En dicho escrito sostiene que “…a mediados del mes de setiembre del 2015, con anterioridad a las elecciones generales, vi al Doctor Casanello en la quinta de Olivos, mientras estaba esperando para entrevistarme con la entonces presidenta Doctora Fernández; ustedes tienen todos los medios para corroborar lo dicho…” A partir de allí gran revuelo (cotejo de celulares etc.) para saber si estaba o no en ese lugar Casanello hecho que niega el Juez y la Presidente. Pero insólitamente se pasa por alto la confesión de lo más importante: ¿Qué hacía en la quinta presidencial y en espera para ver a la presidente uno de los más importantes contratistas de obras públicas de la década pasada y con una fortuna que no cabe duda es el resultado de la corrupción, en esa fecha? ¿Cuál es el motivo de la entrevista y la audiencia que le concede la más alta magistratura? Esta omisión de los periodistas y la justicia es inexplicable.

El jefe de la bancada opositora camporista en diputados se aparta del caso José López asegurando que “por los curas pedófilos no se puede juzgar a la Iglesia”. Habría que aclararle al legislador que su argumento es muy débil, ya que el problema en Boston, en Alemania y en otros lares –que ha expandido el escándalo- más que los curas pedófilos son los obispos que los protegieron.

Discutir proyectos e ideas – La nueva administración ha producido un documento llamado “El Estado del Estado” que en cada una de sus afirmaciones sobre lo encontrado el 10 de diciembre de 2016 es aterrador. Resulta paradójico y es una muestra de la baja calidad de la política, que ninguno de los responsables de las distintas áreas que abarca el documento haya objetado el mismo. Y es aún peor que el oficialismo no destaque tal circunstancia que descalifica a cada uno de los ahora opositores y responsables de tal investigación. Esta circunstancia es más importante que el debate de la corrupción que aparece como la consecuencia y el origen de “El Estado del Estado”

 

*Socio del Club Político Argentino

 

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UNA PULSEADA QUE TIENE MÁS DE POLÍTICA QUE DE FE por Luis Alberto Romero*

| 2 junio, 2016

Fuente Clarín 2-6-16

Semanas atrás, Cristina Kirchner lanzó la propuesta de un frente social que integrara a todos los grupos dispuestos a oponerse al gobierno de Macri. Me pregunté entonces si tendría la capacidad y la paciencia para dialogar, escuchar y negociar, tan diferentes de las que acreditó desde el poder. Aparentemente el papa Francisco se ha hecho cargo de esa tarea, que conoce y probablemente le divierte.

Uno tras otro, todos han pasado por Santa Marta, llevándose mensajes y comentarios, ambiguos y contradictorios, pero convergentes en su objetivo: cercar a Macri. En estos días ha conseguido una figurita difícil: Hebe de Bonafini. La otra parte de su tarea consiste en poner a Macri en su lugar, retomar lo de Cristina, con su desplante del 10 de diciembre y reproducirlo en su propio estilo. Como sugirió Gabriela Michetti, Macri es esperado en Santa Marta, para una charla y un mate.

Los historiadores llamarían a esto “la humillación de Canossa”. Fue algo que ocurrió en 1077, cuando el Papa y el emperador se disputaban la supremacía ecuménica. Luego de excomulgar al emperador, Gregorio VII se encerró prudentemente en el castillo de Canossa. Enrique IV, que vio peligrar su autoridad, allá marchó a implorar el perdón. En pleno invierno cruzó los Alpes y caminó descalzo, apenas cubierto con el hábito del peregrino, para arrodillarse ante la puerta del castillo. Gregorio lo hizo esperar tres días bajo la nieve, antes de abrirle la puerta y perdonarlo.

La anécdota ilustra la manera como la Iglesia imaginó durante mucho tiempo su relación con los poderes terrenales: el César en lo suyo, pero sometido a Dios y a la Iglesia. Las cosas siguieron por otro camino. Las monarquías católicas afirmaron su primacía y más tarde, en el siglo XIX, los estados liberales adoptaron el laicismo: un Estado neutral y las creencias religiosas -todas- en el ámbito de lo privado.

A fines de ese siglo el papado lanzó un contraataque, de gran eficacia. La Doctrina Social de la Iglesia dio a la “cuestión social” una respuesta diferente a la del capitalismo y el socialismo. Contra los principios liberales de individuo y contrato político, sostuvieron que la sociedad era un organismo vivo, conformado por partes o cuerpos, cada uno con una función dentro de un orden que emanaba de Dios. Contra Rousseau, se volvía a Santo Tomás, pero con una nueva belicosidad, pues se convocaba a los católicos, conducidos por sus clérigos, a reconstruir el reino de Dios en la tierra.

En la Argentina esta propuesta, que arrinconó al liberalismo, encarnó en el peronismo, y se expresó en el ideal de la Comunidad Organizada. Si bien el César no quedó tan subordinado como lo pretendía, la Iglesia se aseguró un lugar no solo en las cuestiones morales sino en la práctica social y política cotidiana, regulando los conflictos y administrando los consensos.

El papa Francisco se ha formado en este ambiente, en el que la doctrina vaticana se mezcla con la política peronista. Como Papa, ha predicado en todo el mundo en favor de los pobres y de la caridad, y ha criticado el capitalismo, el consumismo, el liberalismo y la vida moderna. Loris Zanatta señaló que la palabra “república” está ausente de sus discursos.

Tras Francisco está el padre Jorge Bergoglio, quien durante años desarrolló en Buenos Aires un trabajo tanto o más de político que de pastor de ovejas. A la imagen de cura de los pobres, cuidadosamente cultivada, sumó un trabajo paciente de constructor de redes y alcanzó un poder que le permitió enfrentarse a presidentes belicosos. Por entonces no sonreía mucho.

Un poco como Pío Nono, intransigente ante el Estado liberal, y otro poco como político que ha marcado su territorio, ve en Macri un competidor que puede hacer resurgir algo del Estado laico. El Presidente no es un militante del laicismo, pero cree en los individuos, en el valor de su esfuerzo y en su derecho a ganarse la felicidad en este mundo. Sin duda, confía en los empresarios y el capitalismo, pero también en el Estado, su función reguladora y su necesaria independencia de los poderes corporativos, entre ellos el de la Iglesia.

En esta pulseada no está en juego la fe sino, simplemente, la política. El padre Jorge quiere ser el “patrón de la vereda” y está moviendo sus piezas para forzarlo al acatamiento, como Gregorio VII al emperador. Un viaje a Santa Marta, una conversación respetuosa y la aceptación de algunas de sus recomendaciones le permitirían a Macri aliviar el cerco tendido, tras el cual se reacomoda hoy el cristinismo. Con ella el padre Jorge desarrolla otro juego; ya se verá quién utiliza a quién. Muchos de los amigos de Macri se suman a los voceros papales para recomendarle que se amigue con Francisco. No hay duda de que las ventajas inmediatas son muchas, pues lograría atemperar los conflictos y, sobre todo, evitar que los clérigos, duchos en esto, los sumen y los potencien. Hasta es posible que Macri pueda transitar este camino con dignidad, e imprimirle su propio sentido a la reconciliación. Será una payada digna de Santos Vega y Juan sin Ropa.

¿Cómo terminará? Es difícil que Macri pueda ganarla, pues el padre Jorge, presente en un Francisco lanzado a tareas más generosas y ecuménicas, no cesará de acosarlo mientras tenga aliento. En cambio, Macri habrá perdido autoridad, y sobre todo, la oportunidad de comenzar a reconstruir el Estado laico que la Argentina supo tener, hace mucho.

*Historiador, Miembro del Club Política Argentino

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