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MATEMÁTICAS, POLÍTICA E IZQUIERDAS por Carlos Gabetta*

| 31 mayo, 2016

Fuente Perfil 21-5-2016

La polémica suscitada por las declaraciones de Adrián Paenza, reconocido matemático, gran divulgador de las matemáticas y conductor de Científicos Industria Argentina en la TV Pública, permite reflexionar sobre las relaciones entre una “mente científica” y la política. Esta última, como se sabe, no es una ciencia exacta, aunque Carlos Marx y otros la arrimaron bastante a ese ideal.
Científicos… es un excelente programa, de utilidad pública, pero las declaraciones de Paenza al reiniciar su tarea prueban que el dominio de la lógica matemática no siempre garantiza conclusiones políticas lógicas. Si excluimos la mala fe, la descripción que hizo Paenza sobre sus dudas respecto a “trabajar para este gobierno” expresan una ilógica apreciación de los hechos. En primer lugar, porque durante el gobierno anterior, que Paenza defiende en todo su derecho, cualquiera que hubiese dicho algo semejante habría sido despedido de inmediato. Para muestra, el caso del periodista Juan Miceli, despedido en 2013 luego de preguntarle a un diputado kirchnerista, durante las graves inundaciones ocurridas en La Plata, “por qué la ayuda llegada desde todo el país de manos anónimas, sin identificación partidaria, era distribuida por militantes con la camiseta de La Cámpora”. Es sólo un ejemplo. Cristina Fernández no dio jamás una conferencia de prensa. En cambio, Paenza dijo lo que dijo y luego siguió –y seguirá, esperemos– tan campante con su programa. No sólo eso; este gobierno reconoció la buena gestión del ministro en Ciencias y Tecnología, Lino Barañao, manteniéndolo en su puesto. Y en materia de libertad de expresión exhibe hasta ahora un comportamiento democrático, como prueba justamente el mantenimiento de programas no necesariamente oficialistas. La propia “prensa monopólica” no ahorra críticas al Gobierno, aunque a veces, todo hay que decirlo, porque no es todo lo neoliberal que se espera de él. En suma, que Paenza sabe que el orden de los factores no altera el producto, pero en este caso deberá admitir que omitió algún factor en sus cálculos y dudas existenciales.

Este asunto no es más que uno en la maraña en que hoy por hoy están sumidas “las izquierdas”, con pocas excepciones, respecto a la evaluación de aciertos, desaciertos y desviaciones de los diversos gobiernos populistas. La crisis planetaria que atraviesa la izquierda se prolonga porque ésta ha renunciado, contra toda su propia historia, a apoyarse en los “facts”, los hechos, como quería Bertrand Russell, matemático, filósofo y político. Ha abandonado las utopías de la razón para retornar a las ilusiones del pensamiento religioso. No acepta; niega u omite los “facts”, que contradicen sus ilusiones; sólo incorpora aquellos que ratifican su fe. El devenir social es ahora una foto, bella e inmóvil, por lo tanto siempre igual a sí mismo. Así, las izquierdas y los progresistas, desde los desvaídos partidos comunistas a la alicaída socialdemocracia, entienden que la corrupción política, sindical y de Estado populista no debería ser denunciada, porque eso “hace el juego de la derecha”.
Pero si la derecha, liberal o conservadora, se ha apropiado de esas banderas, es porque la izquierda y el progresismo han renunciado a ellas, confundiendo regímenes populistas con izquierda y progresismo. Y aun si ésa fuese la intención: ¿la corrupción y el autoritarismo; el clientelismo, no deberían ser combatidos? Ahí tenemos el caso del Partido de los Trabajadores de Brasil, que llevó adelante una política económica y social progresista, pero “descuidó” esos factores…
De éstas y otras confusiones viene la ausencia de una alternativa socialista democrática, en el sentido que ésta tiene de utopía de la razón y también de progresos concretos.
La historia transcurre en círculos sucesivos, decía el napolitano Vico. El problema, cada vez, es saber si van hacia arriba o hacia abajo.

* Periodista y escritor.

 

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RIÑÓN, HÍGADO Y CÓRNEA: GANGAS EN EL MERCADO SIRIO DE ORGANOS por Nazanín Armanian*

| 31 mayo, 2016

Fuente: diario on-line Público.es, 24 may 2016

Señalaba Marx hace un siglo y medio que el modo capitalista de producción convertía la fuerza de trabajo en una mercancía para que la gran mayoría de los seres humanos se ofrecieran “libremente” a ser explotados por una clase planetaria de delincuentes burgueses. Un sistema que hoy, sin careta, nos ha convertido directamente a un artículo más del mercado, donde se nos compra-venden enteros o ‘desintegrados’, vivos o muertos, al por mayor o por pieza.

Y para cosificar a cientos de millones de personas en el menor tiempo posible, ¿qué situación mejor que la de estos largos conflictos armados?

Si bien existía en Oriente Próximo unos pequeños mercadillos de tráfico de órganos (ante los ojos de los autoridades), las guerras imperialistas que azotan la región en las últimas décadas han hecho disparar el índice de pobreza entre sus desesperadas gentes, atrayendo a las mafias internacionales de órganos humanos, que antes tenían que secuestrar a sus víctimas para cubrir la demanda.

Ahora, cerca de 100 millones de afectados por dichas guerras hacen que los traficantes, que recorren la región y, sobre todo, los campos de refugiados afganos, iraquíes y sirios, reciban tanta oferta de órganos ‘no esenciales’ como riñones. La increíble oferta ha hecho, además, bajar los precios, animando aún más a la industria criminal.

Según el Departamento de Medicina Forense de la Universidad de Damasco, entre 2011 y 2014 se habían realizado unas 20.000 operaciones de extracción de órganos en las zonas fronterizas del país. La Organización Mundial de la Salud debe actualizar su informe que afirmaba en 2014 que cada año se trafica con cerca de 7.000 riñones en el mundo.

Los vendedores

Los pobres entre los pobres, que ya pusieron en alquiler su cuerpo en el turbio mercado del sexo, o vendieron incluso a sus hijas a algún “marido”, ofrecen lo único que les queda con la falsa ilusión de sobrevivir durante un poco más, a pesar de sus efímeros beneficios: con su dinero pueden comprar alimentos, ropa de invierno, o pagar un viaje lleno de incertidumbre y peligro hacia cualquier sitio que no sea el infierno de la guerra.

El negocio es muy simple: las partes cierran el trato en menos de una hora. Luego, y sin realizar ninguna prueba previa, se traslada al todavía propietario del órgano a un piso ubicado en un edificio residencial de Beirut, por ejemplo. Allí, será operado por los doctores de Frankenstein que no dan ninguna garantía de sobrevivir a la intervención, mientras sí que cuentan con equipamientos más avanzados para garantizar la vida del órgano extraído. Tampoco se les informa de los riesgos físicos y psicológicos por desprenderse de la parte de su ser, y además, de esta manera.

No existen cuidados tras la operación, ni analgésicos. Los ‘pacientes’ regresan a su ‘casa’ en taxis.

Una gran parte de los vendedores mueren durante o tras la operación. Los tribunales sirios recibieron, entre los años 2011 y 2014, unas 20 denuncias de los familiares de las personas fallecidas en el comercio de órganos. Incluso, en el suelo europeo se baraja que parte de los miles de menores refugiados que han desparecido -¡a pesar de que el continente está sembrado de cámaras de vigilancia y cientos de miles de policías!-, han sido víctimas de éste tráfico. Nunca se sabrá de la mayoría de ellos.

Los vendedores de órganos que sobrevivan serán marcados físico y emocionalmente para siempre. Tampoco podrán realizar duras labores físicas. El hecho de que en su mayoría habían sido trabajadores ‘no intelectuales’, significa que se enfrentarán a un futuro de dependencia y miseria. La guerra, en esta zona, ha acabado incluso cualquier debate sobre la bioética.

Los compradores

En este negocio están implicados delincuentes libaneses, turcos, sirios, iraníes, iraquíes o israelíes, entre otros. La Policía turca anunció el pasado diciembre la detención del veterano traficante israelí Boris Volfman, fichado años atrás en su paso por Kosovo, Azerbaiyán y Sri Lanka. Estaba convenciendo a los refugiados sirios para vernder sus órganos.

La organización criminal ha repartido el trabajo entre varios grupos, y cada uno está especializado en un órgano: En Beirut, un tal Abu Hussein, conocido como el ‘Gran Hombre’, dirige la compra de riñones, que antes eran extraídos de palestinos y ahora de sirios y afganos. Otros van a arrancarles la córnea o el hígado de sus víctimas.

Los principales beneficiarios de este crimen muy organizado son los intermediarios de los receptores millonarios que pagan por un riñón. Un promedio de 85.000 dólares, de los que 2.000 serán destinados al vendedor y el resto va directamente a las cuentas bancarias de los mercaderes.

En España, un libanés odrecía 50.000 euros a inmigrantes sin papeles para comprarles su hígado. Las complejas y costosas pruebas de compatibilidad de estas personas (unos 16.000 euros), realizadas en una clínica privada, fueron las que levantaron la sospecha de los médicos. Este es el caso típico de una demanda concreta y urgente. Se estima que hasta un 40% de los receptores ‘no vip’ de órganos mueren por falta de compatibilidad del órgano o por los informes falsos sobre el ‘donante’.

Lo habitual es que el órgano sea depositado en ‘bancos’ clandestinos para luego venderse al mejor postor de entre decenas de miles de pacientes que en todo el mundo esperan un nuevo órgano. Por cierto, entre los clientes se encuentran los millonarios ancianos que desean rejuvenecerse con una nueva córnea o un nuevo riñón.

De este negocio también se han forrado los diferentes grupos terroristas, como el llamado Estado Islámico, que operan en la zona. Este grupo ejecutó en 2015 a 12 médicos iraquíes por negarse a extraer los órganos de los cuerpos de las personas que habían sido previamente asesinadas.

Parar las guerras es un deber revolucionario, y paliar el sufrimiento y la desesperación de los afectados por la barbarie armada también. Se debe perseguir el rastro de la cuantiosa ayuda prometida por la Unión Europea a los refugiados sirios en Turquía además de controlar a las autoridades que la van a manejar.

*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona.

 

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UNA INACEPTABLE CONVERSIÓN por Alberto Medina Méndez*

| 31 mayo, 2016

Lamentablemente las sociedades repiten muchas de sus propias historias y en ese devenir las ilusiones de algunos casi siempre se desvanecen frente a las predecibles mutaciones por las que atraviesa la clase política. No es solo un fenómeno local, sino también un comportamiento casi universal.

Mientras ciertos sectores de la política ocuparon un espacio opositor despotricaron contra el abuso de autoridad, la concentración del poder, la manipulación periodística y la dilapidación de recursos por parte del Estado.

Es tiempo de que algunos reflexionen y recuerden aquella frase que se le atribuye al gran escritor Jorge Luis Borges cuando dice que "hay que tener cuidado al elegir a los enemigos, porque uno termina pareciéndose a ellos".

Como sucede casi siempre, la rueda en algún momento gira, los ciclos finalmente culminan y los dirigentes se suceden intercambiando sus papeles. Los que transitaron por una vereda cruzan a la otra, los que estuvieron de un lado del mostrador deben luego estar en el opuesto.

Mientras no están en funciones muchos advierten acerca de los errores de los gobernantes, denuncian sus excentricidades, señalan el derroche irresponsable de recursos públicos y las maniobras políticas tendientes a controlarlo todo, ponen en evidencia los intentos de establecer mordazas mediáticas y critican casi todas las decisiones del poderoso de turno.

Un día llega la bisagra, ese instante especial en el que se concreta el cambio de signo y los que estaban afuera quedan adentro. Desde ese mismo momento se inicia una nueva transformación personal y grupal que parece ser inevitable, totalmente inexorable.

Los que antes reprobaban ciertas actitudes de sus circunstanciales rivales políticos tienen ahora la responsabilidad de conducir el barco y entonces todo lo que previamente parecía abominable se torna mágicamente aceptable e imprescindible y merece ser defendido con uñas y dientes.

Muchos aun no han comprendido para qué fueron elegidos y siguen confundidos del mismo modo que los que gobernaron antes. No son los dueños del poder. En todo caso son los administradores de la coyuntura. No vinieron a darle felicidad a la gente, sino a asegurarse que todos los individuos dispongan de esos derechos inalienables que les pertenecen y que con esas garantías, cada ciudadano tenga la oportunidad de construir su propio plan de vida, sin la participación de los ocasionales gobernantes.

Todo vuelve al principio. Lo que antes era derroche ahora parece indispensable. Las extralimitaciones del pasado ya son parte natural del ejercicio del poder. Habrá que recordarles a todos que los abusos, son eso, un atropello y ninguna alquimia lingüística lo modifica o atenúa.

La llegada al poder parece generar algo que ni los mismos protagonistas logran identificar con suficiente claridad. Siempre dijeron que criticar en una sociedad civilizada era vital. En su nueva posición consideran que esos elementos disonantes son funcionales a sus adversarios y entonces pretenden que las voces discordantes no se hagan escuchar demasiado.

Ya no apelan a los fascistas métodos de sus antecesores. La nueva modalidad es que los planteos se hagan por lo bajo, en privado, sin levantar mucho el perfil. Sostienen que quienes juzgan su accionar cotidiano ponen "palos en la rueda" y quieren regresar al pasado. Lo que no quieren ellos son críticas, pero aun conservan cierto pudor para desdecirse a sí mismos.

Esta escenografía se repite en casi todos los asuntos de gobierno. El poder político se termina pareciendo, tal vez sin querer, a un abanico donde los matices abundan pero en el fondo todo permanece absolutamente intacto.

Unos pontifican sobre la necesidad de un Estado enorme otorgándole un rol omnipotente. Le asignan una misión grandiosa y justifican todo tipo de delirios porque eso avala el saqueo institucional a los individuos y el derecho a apropiarse de una parte de su esfuerzo de la mano de la ley.

Los otros, dicen lo que parece opuesto planteando que el Estado debe ocuparse de algunos aspectos pero no debe estar presente en tantos asuntos cotidianos. Pese a ese discurso, continúan con la inercia, amparados en el ardid intelectual de que resulta imposible desarmar el núcleo del andamiaje vigente, porque eso sería políticamente inviable.

Dicho de otro modo. Los que quieren un Estado grande lo hacen diciéndolo a viva voz, mientras que los que simularon estar en las antípodas, ya en el poder encuentran múltiples y creativas excusas para sostener buena parte de la estructura imperante. El resultado es previsible, casi todo sigue igual, aunque ahora con una cosmética más civilizada y menos burda.

Lo más preocupante tiene que ver con las actitudes humanas, con esa dinámica que hace que una persona correcta, honesta e integra, acepte mansamente torcer sus ideales y desde su nuevo lugar de oficialista recite lo que jamás le hubiera tolerado a ninguno de sus predecesores.

No se trata de un proceso evolutivo en el que se cambia de opinión porque una construcción superadora desplaza a otra de menor consistencia. En todo caso, lo que hace que esa persona claudique es su nuevo contexto de poder, su imperiosa necesidad de sostenerse en su flamante conveniencia.

Este incidente no hace que los "chicos malos" sean héroes, porque su hipocresía es demasiado evidente como para colocarlos en ese altar. Ellos ya no tienen camino de regreso, aunque tampoco les importa demasiado.

Lo que realmente asusta es que los pocos "buenos de la película", una vez que acceden al poder se ven tentados a iniciar un proceso sin retorno, progresivo, gradual, donde pierden la humildad, se creen los dueños del poder, abandonan una a una sus convicciones y terminan  pareciéndose a los que abominaban hasta hace poco tiempo atrás.

No se puede confiar en que los poderosos se regulen a sí mismos. Es una tarea cívica la de poner las cosas en su lugar y hacerles entender a todos que el poder es efímero, que vinieron a cumplir una misión breve, a ser una etapa más a lo largo de la historia y no a quedarse para siempre.

No hay dudas de que lo que ha quedado atrás es peor, pero eso no hace que todo lo de ahora sea intrínsecamente bueno, ni que oponerse a ciertas decisiones actuales implique desear que se retroceda. En todo caso se trata de un legítimo anhelo de que los que están sean realmente diferentes y hagan lo que tienen que hacer sin pretextos. Sería triste concluir que las luces del poder y las "alfombras rojas" terminan invitando irremediablemente a una inaceptable conversión.

*Periodista.Consultor Privado en Comunicación, Analista Político,Conferencista Internacional, Presidente de la FUNDACIÓN CLUB DE LA LIBERTAD, Miembro de la Comisión Directiva de la RED POR LA LIBERTAD,Columnista de INFOBAE en Argentina,Columnista de DIARIO, EXTERIOR de España, Columnista de EL CATO de EEUU,Conductor del los ciclos radial  y televisivo EXISTE OTRO CAMINO.Ha publicado más de 470 artículos en 15 países de habla hispana

Premio a la Libertad de la Fundación Atlas 2006

Premio Periodista del Año de Corrientes, por Fundación Convivencia en 2002 y 2011

Premio Corrientes por la labor periodística en 2013

 

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EL HAMBRE, UNA CUESTIÓN DE SEGURIDAD MUNDIAL por Enrique Yeves*

| 31 mayo, 2016

Fuente: Other News

ROMA, may 2016 (IPS) – Desesperado, frustrado y sin perspectivas de futuro, el 17 de diciembre de 2010 el tunecino Mohamed Bouazizi se echó encima un bidón de gasolina y se prendió fuego. Así estalló la revuelta popular que derribaría la dictadura en su país de Zine el Abidine Ben Ali, en el poder desde 1987, y crearía un efecto dominó en otros países de Oriente Próximo y del norte de África.

Sucedió en la pequeña ciudad de Sidi Bouzid pero podría haber sido en cualquier otro lugar del mundo golpeado por el alto precio de productos tan básicos como el pan. Paradójicamente, Mohamed era vendedor de frutas y su sueño era comprar una camioneta con la que ampliar el negocio.

La crisis global de los precios de los alimentos en 2008 coincidió con revueltas en más de 40 países y con la caída de varios gobiernos como los de Egipto y Libia, poniendo de relieve el vínculo entre seguridad alimentaria e inestabilidad política. Las protestas en Túnez y otros países fueron inicialmente manifestaciones contra los altos precios de los alimentos.

No fue esta la única causa sino más bien el detonante de una indignación pública con raíces más profundas, pero con un denominador común.

En 2011 un alza similar de los precios de los alimentos volvió a provocar nuevos conflictos internos o exacerbar los existentes en numerosos países, tal y como puede apreciarse claramente en el gráfico que acompaña este artículo: cuando la curva de los precios de los productos alimentarios se eleva a picos extremos el impacto en la inestabilidad política y social es bien evidente.

La falta de alimentos o, para ser más precisos en el argumento, de la capacidad de adquirirlos –es decir, la pobreza– es una de las amenazas a la seguridad y a la vida de las personas que más rápidamente prende la mecha del enfrentamiento y más alarga los conflictos.

No puede haber paz sin seguridad alimentaria, ni seguridad alimentaria sin paz. Son dos conceptos que se refuerzan mutuamente.

Cuando la FAO se creó en 1945 el mundo resurgía de la Segunda Guerra Mundial y sus fundadores sabían que la Organización debía desempeñar un papel vital en la búsqueda de la paz. Por eso, ya entonces, señalaron en el preámbulo de la Constitución que “La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nace de la necesidad de paz y de la necesidad de librar al mundo de la miseria. Las dos son interdependientes. Eliminar la miseria es esencial para una paz duradera”.

Setenta años después de la creación de la FAO, la comunidad internacional ha reforzado esa idea con la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, basada en la premisa de que no puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible.

El vínculo entre la alimentación y la paz fue también la base de la concesión del Premio Nobel de la Paz 1949 a Lord Boyd Orr, el primer director general de la FAO. Al aceptarlo, afirmó con clarividencia: “El hambre está en el centro de todos los problemas del mundo. A menos que las personas tengan qué comer, los tratados se quedarán en nada”.

Por eso la seguridad alimentaria es un prerrequisito para la paz y para la seguridad mundial y el hambre debe ser considerada una cuestión de seguridad mundial.

Más si cabe en un mundo globalizado, en el que todo lo que pasa en un lugar del mundo afecta al resto.

Y también por eso las medidas de estabilización de precios de los alimentos y las redes de protección social son instrumentos fundamentales para la prevención de conflictos violentos.

Es por todo ello que el director general de la FAO, José Graziano da Silva, ha lanzado una clara señal a la comunidad internacional de la imperiosa necesidad de afrontar el tema de la inseguridad alimentaria en el sentido más amplio del término al dirigirse el pasado mes de marzo al Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y poner de relieve la relación de interdependencia entre hambre y conflicto así como de su influencia en la desestabilización de las sociedades y el agravamiento de la inestabilidad política.

A raíz de dicha intervención, el Consejo de Seguridad ha solicitado a la FAO que mantenga regularmente informados a sus miembros de la situación alimentaria en los países más críticos.

Es por todo ello que erradicar el hambre es, no solo una obligación moral, sino una necesidad crucial para garantizar un futuro para todos. Mejorar la seguridad alimentaria puede ayudar a construir una paz sostenible, e incluso a prevenir posibles conflictos. Sabemos que las acciones para promover la seguridad alimentaria pueden ayudar a prevenir las crisis, mitigar su impacto y promover la recuperación posterior. Y está claro que la prevención exige abordar las causas más profundas de los conflictos, entre ellas el hambre y la inseguridad alimentaria.

Los conflictos son un factor clave en las crisis de seguridad alimentaria prolongadas y el círculo vicioso se repite una y otra vez. Durante los mismos, hay tres veces más probabilidades de padecer hambre que en el resto del mundo en desarrollo, mientras que los países con niveles más altos de inseguridad alimentaria son también los más afectados por los conflictos. Así lo confirman casos que van desde Siria y Yemen a Sudán del Sur o Somalia.

El postconflicto de Angola y Nicaragua, la situación de Ruanda después del genocidio y la de Timor Oriental posterior a la independencia, son otros casos que nos muestran que la paz y la seguridad alimentaria se refuerzan mutuamente. De lo contrario, la situación desemboca en un recrudecimiento de la violencia.

El fracaso para impulsar la seguridad alimentaria puede poner en peligro los procesos de estabilización, un riesgo al que se enfrentan actualmente Yemen y también la República Centroafricana, donde la mitad de la población sufre inseguridad alimentaria.

Ese fue precisamente el tema central de una reunión celebrada a finales de abril entre el director general de la FAO y el nuevo presidente de República Centroafricana, Faustin-Archange Touadera, que pidió a la FAO su apoyo para lograr con éxito la estrategia de desarme y reinserción de los grupos armados del país redoblando los esfuerzos en el sector agrícola para que la población pueda satisfacer sus necesidades básicas.

Promover el desarrollo rural puede también facilitar los esfuerzos de construcción de paz. Un ejemplo muy concreto y actual es el trabajo conjunto de la FAO con el gobierno de Colombia para implementar proyectos de ejecución rápida para mejorar la seguridad alimentaria y el desarrollo rural en un esfuerzo por consolidar el acuerdo de paz que, previsiblemente, se alcanzará pronto.

Los esfuerzos internacionales en favor de la paz serán más efectivos si incluyen medidas para impulsar la resiliencia de las familias y las comunidades rurales, ya que son ellos y sus medios de vida los que sufren la mayor parte de los daños en los conflictos.

Pero para todo ello el hambre, en el centro de multitud de conflictos, debe ser considerada una cuestión de seguridad mundial.

*periodista, especialista en temas de política internacional y actualmente es director de Comunicación de la FAO.

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EL PAÍS DEL DISPARATE por Carlos Alberto Kreimer*

| 27 mayo, 2016

Witold Gombrowicz en su Diario Argentino, hace una referencia a nuestro país como el lugar de la desmesura. Refiere que los argentinos cuando hablamos sobre nuestras proximidades somos inteligentes y sensatos, pero fuera de ese espacio nos gobierna la desmesura. Cuenta que estando en una ciudad que no cita y podemos inferir es Tandil, conversó con un empleado superior de una empresa metalúrgica y, refiriéndose a su trabajo, todas sus expresiones eran lógicas e interesantes; pero llevado a la historia afirmó muy suelto de cuerpo que en el enfrentamiento de La Calera en Córdoba en 1955 los muertos superaban la decena de miles. Se me ocurre seguir en esta línea para arribar a otro exceso, el país de los disparates.

Comencemos por el mundo sindical.

Quién es seguramente el más importante dirigente sindical del momento –que reunió en una convocatoria y movilización más de un centenar de miles de concurrentes- al otro día concurrió a un almuerzo con la Señora Mirtha Legrand y le llevó de regalo una valiosa joya. Criticado por ese hecho afirmó que su precio no era tan alto y que lo pagó su esposa en varias cuotas con su tarjeta de crédito. O sea que parecería que el problema fuera el precio y no que un dirigente sindical de ninguna manera puede hacer ese regalo. Es que, muy campantemente, los dirigentes gremiales cuando se le pregunta su profesión dicen sindicalistas y es así admitido naturalmente porque nadie cuestiona que dicha actividad debería ser una militancia y no un trabajo. Y si ello fuera poco se resisten con uñas y dientes a toda norma que exija hacer pública su declaración patrimonial. El más importante filósofo patrio ya los dijo: “…quevachache si ya murió el criterio…”

En SUTEBA (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de la Provincia de Buenos Aires) el Secretario General es Roberto Baradel. Todos los años cuando comienzan las clases lo vemos en los medios y si pone el pulgar para arriba comienzan las clases, pero si lo inclina hacia abajo se postergan. No es políticamente correcto decir que su imagen no inspira la confianza de un maestro al que le confiaríamos nuestros hijos; aunque este señor puede ser un profesor de filosofía distraído por sus elucubraciones a quién, por tal motivo, poco le importa su aspecto. Pero ocurre que el mencionado dirigente de los maestros y profesores, solo se desempeñó como celador. O sea su tarea de trabajo –que hace años que no la ejerce ya que goza (a lo mejor por suerte para los alumnos) de licencia gremial- se limita a pasar lista y ponerle una falta a los que no concurren y media a los que llegan tarde, pero ahora se especializó en la defensa corporativa de maestros y profesores. Es absolutamente inexplicable que los docentes que se dicen imbuidos del espíritu de la escuela Sarmientina tengan como máximo representante a un celador; ¿no sientes vergüenza? Además Baradel afirma que la calidad de la enseñanza no es buena porque los establecimientos carecen de bibliotecario, o sea que lo que le importan más al celador es la cantidad de afiliados cotizantes que la suerte de los educandos. Adelante con el filósofo de marras “…Ya nadie comprende si hay que ir al colegio/o habrá que cerrarlos para mejorar…”

Sigamos. En el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH) ejerce la mayor jerarquía el Señor Víctor Santa María. El cargo en realidad de la agrupación de los porteros fue heredado del padre don Jesús San María. De donde se sigue los cargos sindicales, como en las monarquías se heredan, ya que el actual dirigente no ha sido portero sino, en el mejor de los casos, hijo en la portería. Adelante con este curioso caso. El actual dirigente abjura de la nominación de porteros de sus representados y exige que se los llame encargados de casa de renta. Tanto es ello así que ha planteado al organismo que castiga la discriminación (INADI) denuncias a quienes llamaron públicamente porteros a los encargados. Desde luego que ninguna prosperó ya que, en su caso, habría que cambiar varias letras a los tangos (“…portero suba y diga…” “…no hay porteros ni vecinos…”, etc.) y modificar la legislación (el decreto reglamentario de la ley de propiedad horizontal –firmado por Perón- refiere las comodidades del portero en los edificios). Pero un organismo del referido portero (perdón, encargado), se hizo cargo del cotidiano PAGINA12 y el hecho fue festejado con copas y alegría por los reconocidos periodistas y pretendidos izquierdistas, y todo se explica. Importa poco los antecedentes del dueño si va a pagar los sueldos cuando ya no lo hace el Estado. Continuemos con el filósofo: “…la biblia contra el calefón…”

Sigamos con los intelectuales

Insólitamente en su momento fue creada una Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional. Ese organismo en un país teocrático como el persa donde existen institucionalizado los “Guardianes de la Revolución” y como máxima autoridad el “Consejo de Expertos” sería arto comprensible, pero en una democracia occidental la mera creación parece un dislate. Quién fuera (ya que la SCEPN ha sido disuelta por la actual administración) su máxima autoridad el Dr. Ricardo Forster ha expresado recientemente su deseo: “Que al gobiernos de Macri le vaya mal para evitar que se vuelva al neoliberalismo”. ¿Cómo entender este ansia de un autonominado intelectual de izquierda? Descartando que un izquierdista pretenda volver a década que lo tuvo como animador y dejó un tercio de la población bajo la línea de pobreza (Observatorio Social de la UC) y cuatro millones de niños en el desamparo (UNICEF), solo podemos suponer ese deseo si piensa Forster que de continuar el deterioro social se llegará a una revolución que termine con la sociedad capitalista clasista y, entonces, ahora todo está claro. El Dr. Forster estará convencido que es necesario en tal contexto unificar el Pensamiento Nacional, ya no como en Irán sino como en la URSS. En una sociedad sin clases sociales no tiene cabida la disidencia partidocrática de los países capitalistas porque no hay burguesía y, entonces, con criterio stalinista solo explica la oposición la insania y lo locos al hospicio. Este deseo oculto pero razonable debe inspirar al revolucionario izquierdista que abjura, seguramente, del desarrollo capitalista que obstruye la conquista del poder por el proletariado. Continuemos con el filósofo: “…Al hombre lo ha mareao el humo, al incendiar/y ahora entreverao no saber dónde va/Voltea lo que ve por gusto de voltear…”.

Y para no cansar con los ejemplos remitámonos al otro intelectual de izquierda el Lic. Horacio González que en la misma década se opuso terminantemente a que el Premio Novel de Literatura Mario Vargas Llosa (no de Economía) inaugurara la Feria del Libro, de donde todo análisis ideológico debería comenzar por sus novelas. Valgan unos mínimos ejemplos en un rápido paneo. Tanto en La ciudad y los perros como en Pantaleón y las visitadoras produce, desde la realidad, la ficción y la ironía, una feroz la crítica al militarismo y a los militares peruanos. Las sangrientas dictaduras de Odría y Trujillo, son tratadas con un acabado conocimiento de los hechos en Conversaciones en la catedral y La fiesta del chivo. La izquierda y la guerrilla peruanas son abordadas en La historia de Mayta y Lituma de los lAndes. La vida de la trasgresora feminista Flora Tristán, utopista y militante precoz como mujer de principio del siglo 19 es descripta con lujo de detalles producto de una seria investigación, al igual que la de su nieto Paul Gaugin (compartiendo ambos una vida desmesurada a contrapelo de todas las convenciones de su tiempo) en El paraíso en la próxima esquina. La trayectoria de Roger  Casement desde la referencia a la brutal explotación de los caucheros denunciando la mentira del pseudo filántropo Leopoldo II) en el Congo y en el Perú, hasta su rebelión como irlandés que, junto con su homosexualidad, lo llevan a la horca, son considerados en El sueño del celta. ¿Ninguno de los libros y los personajes allí tratados –que es lo que en definitiva importa y perdura de un escritor- conduce al Lic. Horacio Gonzalez a cuestionar a Vargas Llosa? Caben solo dos conclusiones: o no lo leyó, o desde el pretendido progresismo K a la obra del peruano –que es el motivo del Nobel y no sus simpatías políticas- no le entra una sola bala. Pero hagamos un juego de ficción. ¿Qué habría pasado si en la primera Feria porteña del Libro de 1975 (con el peronismo en el poder) el invitado a inaugurarla hubiera sido otro indiscutible Nobel de la lengua castellana: Pablo Neruda?. ¿No le reprocharía su Oda a Stalin a quién llamó “el más grande de los hombres sencillos” ; que forma parte de su obra poética galardonada por los suecos y no de sus adhesiones políticas? Y hubiera sido invitado a inaugurar la Feria a Gabriel García Márquez –otro galardonado con el Nobel- que adhirió fanáticamente a un régimen dictatorial como el de Cuba o en su momento a Georgie Borges que elogió en entrevistas personales a Pinochet y Videla, y de los peronistas dijo “ni buenos ni malos, incorregibles”; en estos casos ¿le habría pedido el director de la Biblioteca Nacional a los organizadores que cambien de intelectual? Y colmando todo razonamiento a Vargas Llosa la dictadura de Onganía le prohibió uno de sus libros (La tía Julia y el escribidor) Vuelvo a nuestro filósofo: “…vos resultás haciendo el moralista, un difrazao…sin carnaval…”

Pasemos a los políticos

Desde la ex Presidente de la Nación, hasta sus Ministros, Secretarios de Estado y altos funcionarios, son citados como imputados o procesados por la justicia por la investigación de delitos que pudieran haber cometido en el ejercicio de la función y entregan un escrito, redactado por sus abogados, negándose a responder preguntas que les formularán los respectivos jueces. Y cuando son abordados por los periodistas explican que nada tienen que ver con la imputación y las leyes procesales los autorizan a su negativa y manifestación. Esta conducta parece estar naturalizada como correcta. O sea “somos inocentes y nada tenemos que ver con la imputación” pero no contestamos la indagatoria. Este disparate está naturalizado. Los llamados a la justicia no son presuntos delincuentes como cualquier otro imputado, tiene responsabilidades políticas y una elemental obligación ética de responder toda pregunta de un Juez. Cualquier ciudadano de bien que se considera inocente responde toda indagatoria.  Pero es así, dale que va. Volvamos al filósofo: “…El malevaje extrañao/me mira sin comprender/me ve perdiendo el cartel/de guapo que ayer brillaba en la acción…”

Finalicemos (por ahora) con los universitarios

Las estadísticas oficiales que nadie ha cuestionado, nos dicen que el ingreso irrestricto de la universidad pública democrática determina que solo el 35% de los aspirantes que hacen los cursos o exámenes de ingreso llegan a la universidad. De ese ínfimo porcentaje solo el 10% se gradúan. Y si lo dicho fuera poco de los graduados solo el 1% son de clases bajas a quienes, en las profesionales liberales, les cuesta ingresar al mercado de trabajo por sus créditos sociales. ¿Universidad democrática para quién? Algún importante académico escribió, hace ya varias décadas, que estamos ante un “bolsa de trabajo” de desocupados. Se afirma que si de ante mano conociéramos los que egresan, por menos precio podríamos becarlos para que estudien en Cambridge. No es de extrañar entonces que los docentes universitarios protesten por sus salarios jugando al fútbol en horas pico de labor frente al obelisco. Bien dijo el filósofo que inspira estas reflexiones: “…lo mismo un burro que un gran profesor…”

FINAL

El autor de estas líneas aclara lo obvio: el filósofo de mentas no es otro que Enrique Santos Discépolo que le enseñó: “…en tu mezcla milagrosa de sabiondos y suicidas, yo aprendí filosofía…”

 

*Socio del Club Político Argentino

 

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EL CAMALEÓNICO FASCISMO DE IZQUIERDA por Roberto Rodríguez Vagaría*

| 27 mayo, 2016

El partido que detenta el poder en Venezuela y amenaza a la oposición con ejercicios militares sumados a milicianos agresivos, se autoproclama bolivariano y socialista.

Desestiman la verdadera ideología nuclear que tuvo Simón Bolivar, trastocada a sí mismo por luchas intestinas que le tocó vivir y que modificaron sus ideas y aún contradecirse palmariamente y adhieren a un socialismo impostado que desconoce la eficacia y los valores que el socialismo puede sostener en una sociedad abierta.

No encuentran mejor cauce que prepararse para la guerra civil en vez de comprender como funciona la economía y que prescribe su Constitución.

El fracaso económico y administrativo los deja poco a poco sin legitimidad en el Parlamento. No hubo un Simón Bolivar socialista y el latinoamericanismo es por definición: diversidad.

El bolivarismo del siglo XXI, en realidad es un fascismo de izquierda, como sostenemos desde hace años, solo en parte influido por la irrelevante teorización de Heinz Dieterich Steffan (“Socialismo del Siglo XXI”) y mentan los chavistas al socialismo a la cubana como una fórmula de dominación, no de humanización, lo que constituye la contradicción inicial.

La segunda contradicción es que no respetan la Constitución que redactaron.

Sus admiradores en la Argentina , no sólo se han concentrado en el kirchnerismo, dejando al descubierto su debilidad ideológica y conceptual o su compromiso con una identidad no asumida.

La vinculación indisoluble del fascismo de izquierda con el populismo propició en estilo de Hugo Chávez, del matrimonio Kirchner (en un escalón inferior) y de otras expresiones latinoamericanas más difusas, que enlistan: un recetario administrativo muy conflictuante, dominador, prejuicioso, manipulador, excluyente, conducido en una avenida de doble mano, en la que tanto se maniobra  por izquierda como por derecha y se gira sin interesarse en el color de los semáforos, lo que caracteriza la tercera contradicción relevante.

La izquierda que conocíamos y reconocemos en Lenin, instituye el valor de la Humanidad y no de la Nación porque es patricida y solo humanitaria con quienes piensan parecido como camaradas de ruta o individualistas no integrados al PC que se los reconocía como elementos “progresistas” por el Komintern. Sabíamos que los PCs eran clasistas y reclaman, habitualmente, el monopolio para armar un frente o ejercer la dictadura táctica y pasajera(?) del proletariado. Así percibíamos que no eran fascistas.

¿Siempre ha sido así?

La socialdemocracia era más fácil de reconocer, visitar, leer en Laski, Charles Anthony Raven Crosland (“El Futuro del Socialismo”, 1956); Adam Przeworsi (“Capitalismo y Socialdemocracia”,1988) y en Antony Giddens (“La Tercera Vía”, “La Tercera Vía y sus Críticos”, 2001) y Willy Brandt que siempre estuvo a mano. Admite discutir, disentir, votar, elegir libremente, abandonar el gobierno, turnarse en la alternancia, reconoce áreas de actividad privada para el capital, otras mixtas, señala las que considera estratégicas para el Estado y admite no tener razón.

Tampoco todo socialismo es socialista como les ha tocado admitir a los miembros de la Segunda Internacional. Ni tampoco el liberalismo es unívoco.Pero, están lejos de autoengañarse y travestirse.

No siempre es tan obvia o tan sutíl la diferencia entre fascistas de derecha y fascistas de izquierda, entre socialistas genéricos y socialistas de “izquierda”; entre nacionalistas de izquierda y socialismo nacional o nacionalismo estatista y corporativo. Muchos movimientos mezclan conceptos y se deslizan de carril dando lugar a la cuarta contradicción: ser o parecer.

El fascismo de izquierda es un aporte sudamericano a la comprensión de la naturaleza mutante del gen de una ideología política que nació en el sector más extremo del Partido Socialista Italiano y recorrió un andarivel zigzagueante en Italia, que lo llevó a defender el “deber nacional” (en 1922)  armando el Fascio Nazionale dei Combattimenti, antes, en Milán, en 1919 y a saltar de la lucha de clases a la “unidad de clases”.Igual que en Sudamérica, el zigzagueo les hizo perder los rastros identitarios a los puristas de las ideologías y a las presuntas izquierdas autodefinidas, que antes se referenciaban en la palabra de Palmiro Togliatti y hoy en el ex comunista turinés Gianni Vattimo (“Adiós a la Verdad”; “Comunismo Hermenéutico”), en vez de leer a Giovanni Sartori (“Qué es la Democracia”) que les puede ayudar con el ADN a no travestirse.

Los fascistas italianos se desayunaron que eran “de derecha”, para dramatizar el tamaño de la confusión, por estímulos externos y porque Palmiro Togliatti, desde el PC, les dirigió un llamado por un Manifiesto, para que “no cometieran el error histórico y dialéctico de reforzar a la burguesía industrial con el Corporativismo di Stato (Consejo Nacional de las Corporaciones) y la dejaran en mejores condiciones para concentrase en la lucha contra el comunismo”(sic).

Ni Togliatti ni Trotsky advirtieron que el fascismo podía interesar vivamente a los trabajadores de Italia y Sudamérica y que una suficiente presión sobre los industriales les daría el apoyo, allá por el 2 de noviembre de 1922 y por aquí, más que la captura de la burguesía y la cooptación del proletariado, era indispensable controlar a la Justicia.

La génesis del chavismo es fascista por su concepción de la fuerza, su nacimiento militarista, la verticalidad, el descontrol discursivo, virado al castrismo por admiración a la dictadura y al control social y a esa tradición camaleónica de las dos veredas que resulta heredera de las apologías de la década argentina  de los años 30 y se nos presentan como ejemplo en la síntesis de Tacuara a Montoneros y así se introduce al movimientismo peronista como rama de la izquierda nacional y más tarde al kirchnerismo como pátina setentista. En Venezuela no fue menos confuso. Pero es el mismo sendero identitario dual.

La exportabilidad de la propuesta fascista desde Italia tuvo por núcleo el Corporativismo,el espíritu de combate y estado de guerra para levantar la moral media, el apasionamiento, la emotividad irracional, la vestimenta simbólica con colores o inscripciones que aún podemos ver. No la intelectualización teórica de apariencia científica de la izquierda marxista, sino el decadentismo del Relato Heroico de una realidad apasionada e inexistente. Típicamente fascista.

Recordamos que el Corporativismo arma Parlamentos por derecha con Francisco Franco y por izquierda con Tito en aquella Yugoslavia, hoy desmembrada.

El condimento indispensable del populismo, es la aparente solución momentánea a problemas acuciantes, que requieren soluciones profundas, auxiliadas por la ciencia comparada, la mesura y no por el empujón y la retórica.

El populismo es imprescindible al fascismo de izquierda porque relaja las tensiones sociales, aparentemente, por un tiempo y distrae y profundiza el autoritarismo inmanente.

Lo que parece de izquierda es de derecha y lo que parece progresista puede ser aberrante, según quien lo haga y quien lo diga.

El fascismo fundante, el de Italia, tuvo formulación teórica tardía, ya con Mussolini en el poder, para justificarlo, con argumentos parecidos en estilo a Carta Abierta, en pluma de Giovanni Gentile y Alfredo Rocco. Escribieron una vez organizado el tipo de gobierno, iniciada la dictadura, cerrado el Parlamento.

Pero los fascistas entre 1915 y 1922 citaban a marxistas respetados, como George Sorel (“Reflexions sur la Violence”); a Gaetano Mosca (“Teorica dei Governi e sul Governo Parlamentare”) o al antidemocratismo de Vilfredo Pareto (“Trattto di Sosiologia Generale”). Buscaban argumentos, antes y ahora, para :  partidizar al Poder Judicial y a las FFAA, acogotar a la prensa crítica, manipular el deporte, perseguir y premiar empresarios, verticalizar en obediencia al movimiento obrero, acorralar a las iglesias, financiar escritores, artistas, académicos, como ya vieron dos generaciones atrás en Venezuela y Argentina. En un período común entre 2003 y 2015 asistimos a un proceso de emulación de ambos gobiernos con dichas fórmulas.

Chávez dijo interpretar sin contradicciones a Bolivar, Perón y Fidel Castro, a riesgo de parecer tan solo Perez Gimenez y la tragedia montonera.

Precisamente por eso se puede concebir como de izquierda las estupidizantes provocaciones de Ernesto Laclau,  lanzadas desde el corazón del Imperio Británico y aquellas ampulosidades insidiosas de Juan José Hernández Arregui que empujaron a tantos jóvenes a la violencia asesina (“La formación de la Conciencia Nacional”; “Nacionalismo y Liberación”; “Peronismo y Socialismo”, 1972; “Peronismo y Liberación”, 1974) y no pertenecer a la izquierda de la “superioridad moral”.

Esta confusión va de la mano con la pretensión de que es de izquierda el planteo general, por ejemplo, de un viejo conservador nacionalista y antibritánico, que se creyó radical por dos minutos y pro peronista sin destino: Arturo Jauretche. Criado y fallecido en la derecha y aupado como de izquierda por la ignorancia militante.

El chavismo es un fascismo de izquierda porque pensó erguirse sobre la insuficiencia pro socialista de Dieterich Steffan y terminó retrocediendo hacia las milicias armadas y al Ejercito aplaudidor. ¿Hay mayor simbología?

Ha sido posible en la Argentina idealizar comportamientos organizacionales desde Montoneros a la jujeña Tupac Amaru, pero lo que no pueden omitir, ni obviar, es confrontar con la tesis histórica del fascismo de manual y las variantes fascistoideas, aquí y en Venezuela.

Las corrientes de pensamiento del catolicismo nacionalista argentino y las variantes del izquierdismo en clave cubana y acento militarista,convergen para creer unos y otros, que son lo que no son, tanto en el Río de la Plata como en Caracas.

Veamos:  el fascismo es una descripción de la sociedad organizada, un camino a una unión nacional indivisible e integrista. Es una idea del gobierno autoritario para totalizar una Nación y prepararla para confrontar con el enemigo interno y el enemigo externo omnipresentes. Es la pretensión de evitar el conflicto social acallando al contradictor. Es anular la lucha de clases y la discusión con muy buenas ganancias para empresarios y dirigentes sindicales.Es expertizarse en aparentar logros espectaculares y simbologías de vestuario. Es la afirmación que dentro del Movimiento todo y fuera de él, nada. Es perpetuarse. Vestirse de rosadito, de rojo, de azul y blanco, de gualda, es cuestión de épocas y relatores.

Indudablemente hay dos vertientes de fascismo, porque ante todo, es una conducta política, un proceder y un espejo en el que mirarse y donde los demás los vemos.

*Abogado. Político radical. Consultor del CARI en política internacional

 

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CONFESIONES DE UN SUPUESTO PENSADOR por Loris Zanatta*

| 27 mayo, 2016

Esta nota apareció en Infobae el 26 de mayo de 2016,  en contestación a una agresiva nota de Julio Bárbaro**, del 22 de mayo 2016,  en el mismo medio

Según me fue señalado, el señor Julio Bárbaro, a quien no tengo el placer de conocer, pero me dicen que es persona muy famosa e influyente, me obsequió con una serie de contumelias. Y lo hizo en forma pública, a través de las páginas de Infobae. Cuando lo leí, me quedé perplejo: ¿Qué le habré hecho a ese señor? Por un lado, me ningunea: dice que lo aburro. ¡Cómo lo entiendo! Sería suficiente con no hacerme caso, con hacer zapping. Sin embargo, al rato me basurea: me acusa de querer enseñarles “a los pueblos” cómo comportarse. Nada menos. ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Qué pueblos? No lo sé, ni lo dice. Reconozco que la tarea me quedaría muy grande. Igual le agradezco: podía escribir que soy un imbécil antipueblo, como seguramente piensa, pero se autolimitó, se contentó con decirme que soy un “supuesto pensador”. Admito: llegué a la conclusión de que, más que aburrirlo, lo molesto, y que no pudo resistir la tentación de gritarme y de gritarlo, atacándome a mí, personalmente, y a ninguno de mis escritos en especial.

Aunque sospecho —se deduce de su escrito— que lo que no pudo tragarse fue mi artículo sobre el Papa populista, que en Argentina publicó Criterio y que salió publicado en otros idiomas también. Artículo sin duda muy crítico hacia el pontificado, pero también muy respetuoso en el tono y en el contenido; respeto al que yo no tuve derecho: ¿por no ser papa? El fin, el señor Bárbaro no perdió tiempo en discutir mi mensaje: fue directo al mensajero.

En un primer momento pensé no contestar: ya estoy bastante acostumbrado a la intolerancia, a la violencia verbal. El otro día otro señor me escribió para intimarme de lavarme la boca antes de hablar de Cristina Kirchner. Claro que le obedecí y lo hice al instante. De todos modos, pensé no defenderme, aunque me resultara medio feo que se me ofendiera así, gratuitamente, sólo por discrepar de mis ideas, a lo mejor pensando que al estar tan lejos, en Italia, no me enteraría, no contestaría, no tendría quién me defendiera.

También pensé que una polémica entre un Bárbaro y una sanata sonaría medio ridículo y que

con razón la ocasión para inventar chistes.

Al final, sin embargo, me decidí a contestar, aunque sea brevemente. Por dos razones. La primera, la menos importante, es personal. Lamento tener que ocupar un espacio público con cuestiones personales que a nadie le interesan, pero a esto me obliga la ofensa. El señor Bárbaro, decía, escribe con evidente afecto que soy un “supuesto pensador”. ¿Medio violento, no? Y un poco arrogante también. Pero bueno, hasta aquí estoy de acuerdo con él. Más: pienso que todos haríamos bien en pensarnos como supuestos pensadores, en no tomarnos demasiado en serio. Quiero aclarar, sin embargo, que fue demasiado generoso. En realidad, soy apenas un historiador, no un pensador, que tampoco sé de qué se trata. Más vale precisarlo, porque luego mi ardiente admirador se hace aún más atrevido: como si fuera mi vecino, o un familiar, como si pudiera mirarme a través de los ojos de mis gatos, les cuenta a sus lectores mi triste vida de intelectual que por la mañana se levanta, supongo que muy tarde, se sienta en su escritorio, supongo que después de haber jugado al golf en su cancha privada, y comienza a pontificar sobre el mundo; de espaldas “al pueblo”, por supuesto, que allá afuera sufre y trabaja. ¿De dónde saldrá tan banal estereotipo? ¿La SIDE o la CIA le habrán informado sobre mi estilo de vida? Quiero tranquilizarlo. En primer lugar, como historiador no me siento a escribir antes de haber revisado fuentes y textos a montones, lo que, le aseguro, es un trabajo duro, muy duro para quien lo hace con escrúpulo y devoción; en segundo lugar, no crecí, si esto le sirve al señor Bárbaro como certificado de pureza social, en el ambiente que él se imagina. Probablemente porque se deja demasiado guiar por los estereotipos, típica antecámara 

del paredón. Yo soy de familia obrera, hijo de militantes comunistas, buena gente y muy “popular”. ¿Le parecerá bien esto? Igual tengo mis ideas: no le pido compartirlas, ni esforzarse de entenderlas, pero por lo menos no banalizarlas.

La segunda razón que me convenció a contestar es la más importante. Y es que al leer el ataque del señor Bárbaro no pude evitar pensar: ¡vaya, cómo me da la razón! ¡Qué cristalino ejemplo de visión populista del mundo! El mecanismo es consabido y típico de la visión maniquea de los populismos, todos los populismos.

Para él, el mundo es así de simple: está el bien y el mal, nosotros y ellos, los amigos y los enemigos, los Zanatta y “los pueblos”. Eso es: “los pueblos”, qué linda palabra, cómo llena la boca evocar el pueblo, una comunidad mística, virtuosa: al hacerlo, ya se está del lado justo de la historia. Quien se santifica con el pueblo adquiere una superioridad moral incontestable. Del lado opuesto están los que no tuvieron el encuentro con la gracia, intelectuales insensibles, gente mala además de aburrida: sin salvación posible, son el demonio. ¿Qué importa si en nombre del pueblo, del popolo, delVolk, se han cometido los peores abusos? Sutilezas.

Es curioso, porque en realidad yo no me percibí nunca como un “intelectual”, sino como una persona que hace un trabajo intelectual. Lo mismo que el señor Bárbaro, entiendo, que tampoco creo que trabaje en una mina o de conductor de ómnibus. Pero, claro: él está del lado del pueblo, yo no. Debe ser por eso, por esa superioridad ética originaria, que no se esforzó en criticar nada específico, en discutir una idea, en poner un interrogante. Y a falta de argumentos, pegar: sacó la cachiporra y me sirvió el aceite de ricino, hasta largar el cachetazo. Amén. ¿Qué satisfacción pegarle al intelectual, no? En nombre del pueblo. ¿Qué pueblo? Boh.

 

*Es historiador, profesor de Historia de América Latina en la Universidad de Bolonia, Italia. Es autor de “Perón y el mito de la nación católica. 1943-1946”, “Historia de la Iglesia argentina” (con R. Di Stefano), “Breve historia del peronismo clásico” y “La Internacional justicialista. Auge y ocaso de los sueños imperiales de Perón”, entre otros.

** El señor Julio Bárbaro es  “opinólogo”, habitualmente convocado  por distintos medios locales  donde suele emitir  conceptos laudatorios sobre el ex Presidente Perón, “El Pacificador”, como lo llama. El tiempo que  le demanda esa tarea debe haberle  impedido acercarse a la extensa obra de un historiador de la talla de Loris Zanatta que ha dedicado su vida al estudio del fascismo y del peronismo como una de sus expresiones más cabales. Se olvida el señor Julio Bárbaro de un nombre que muchos argentinos tendrán en la memoria y que se llamó José López Rega y de su Alianza Argentina Anticomunista AAA, que acompañó a Perón en la tarea pacificadora de los últimos años de su vida (Nota de la Editora de con-texto)

 

 

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RESISTIR LOS LLAMADOS AL ENFRENTAMIENTO por Román Frondizi*

| 21 mayo, 2016

publicado en LA NACION el 20 de mayo de 2016)

   No es una novedad que el país enfrenta una difícil situación moral, política, social y económica, consecuencia de tantos errores acumulados y, especialmente, de los desaciertos de la gestión del gobierno anterior. Sin embargo, los fuertes sentimientos que ella genera no deben nublar la comprensión  de lo que ocurre.

   Hay que evitar que se lleve al país a deslizarse lentamente hacia un falso clima de guerra de pobres contra ricos, alimentado con pie en algunas realidades dolorosas por cierta oposición farisaica que parece haber llegado recién ahora al país que gobernó durante doce años y  que se niega a aceptar no solo que fue derrotada en las urnas, sino su propia responsabilidad política y, en ciertos casos, también penal.

   Hay que evitar aquel clima, que alimenta el rencor social y enfrenta a las personas, sin ignorar que la cuestión principal pasa por poner en acción soluciones concretas y eficaces  a los conflictos sociales, políticos y económicos, que no debemos simplificar mirando nada más que al síntoma personificado en una oposición fundamentalista que desea que al gobierno le vaya mal.

   El espíritu de “resistencia” a ultranza que anima a ese tipo de oposición  es una plaga. Es un engranaje que pretende llevar cada día al país hacia un enfrentamiento inaceptable y estéril en el ámbito de un gobierno constitucional elegido libremente que hace apenas cinco meses ha llegado al poder. En nombre de nuestros valores democráticos, debemos rechazar ese llamado al enfrentamiento. La única victoria que pueden esperar los fanáticos es llevarnos a una suerte de impasse de la fuerza que no es sino un mal atajo.

   Enfrentamos, entre otros, cuatro adversarios temibles. Ante todo, la inflación, un problema que carcome el bolsillo y la moral de la gente empezando por los sectores de ingresos fijos, que son sus víctimas predilectas. En segundo lugar, el temor a la violencia criminal, imprevisible y omnipresente, que genera un deseo de seguridad difícil de colmar. La experiencia enseña que los ataques de la criminalidad desbordada favorecen el decaimiento de los valores democráticos, el deseo de seguridad predispone a sacrificar libertades. Tuvimos  una tristísima experiencia durante los años terribles del terrorismo y la represión ilegal.

   Otro enemigo es la repulsa, la crispación a la que pareciera apuntar el discurso de la división y la exclusión, que crea debilidad y lleva a replegarse sobre si mismo. Debemos evitar la polémica inútil y la demagogia partidista, que evidencian que la apuesta es salvarnos de un narcisismo decadente que oscurece el diálogo sobre las cuestiones de fondo.

  Por último, pero no por ello menos importante, la corrupción. No puede quedar impune por ningún motivo. De lo contrario habrá un inevitable menoscabo de los cimientos morales de la República.

   Este es un momento en el que cada uno tiene un deber que cumplir. Seamos coherentes.  Actuemos dentro del marco insustituible de la Constitución Nacional con sentido de unidad, con responsabilidad y sangre fría animados por un espíritu de solidaridad y de paz.

*Ex Juez de la Cámara Federal de La Plata. Ex Conjuez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación 2001-2003.

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TRUMP: UNA EXASPERACIÓN ACOMPAÑADA por Roberto Rodríguez Vagaría*

| 21 mayo, 2016

Si queremos acercarnos al fenómeno social que implica Donald Trump entre los norteamericanos de formación conservadora, sin darnos por ofendidos, mejor haríamos en observar el profundo y perturbador cambio que se va dando en la sociedad  norteamericana, siempre propensa a ciertos tipos de desequilibrios y escozores étnicos y culturales, dulcificados por los éxitos económicos.

Trump es el emergente de lo que consideran los republicanos de base que hay: una agresión sin pausa al espíritu norteamericano fundador, al federalismo, al individualismo creativo, al capitalismo competitivo, a la homogeneización de la religiosidad del Tanak (Antiguo Testamento) y de los Evangelios, leidos reiteradamente con amplitud de interpretación personal.

En los EEUU lo que parece populismo termina por no serlo, porque el sistema de universidades, fundaciones, prensa escrita y medios y el Poder Judicial, terminan por impedirlo desde la racionalidad y el debate.

La composición de la sociedad norteamericana muta dramáticamente y ya no resultan mayoría los que se consideran herederos de la tradición que construyó y rehizo a los EEUU.

Aquellos siempre fueron europeos septentrionales, blancos pálidos, protestantes cristianos que atrajeron a otros parecidos y a los judíos de Europa Central que edificaron una nueva Jerusalén.

Este grupo humano de diferentes-parecidos no se nutrieron de la cultura indígena y rezagaron a la población negra, que fuera captada por el Evangelio, antes que por el ascenso social, que también llegó con el tiempo.

Barak Obama con su solo nombre y tez simboliza un excepcional cambio histórico.

Tuvieron sus momentos de gloria partidaria con los frutos de la victoria en la Segunda Guerra, con el dominio del comercio internacional y en promover la desaparición de la Unión Soviética.

Estas etapas notables coincidieron con gobiernos conservadores, ya desde el siglo XIX, con la victoria de Lincoln en la Guerra de Secesión (1861-1865 ; el aprovechamiento de Dwight Eisenhower (1953-1961) de la victoria del 45 y el gran comunicador Ronald Reagan (1981-1989) que presidió el fin beneficioso de la Guerra Fría.

Tiene motivos el norteamericano medio para ser y sentirse republicano “mayoritario” y “directriz”.

Mientras la sociedad se transforma ante sus ojos y sus piés ya pisan otra alfombra. Se cuestionan, se desesperan, imprecan, dicen cosas en voz alta que todos comentan con voces acústicas.

Los que no elaboraron el Credo Político-Religioso (que son su esencia como Estado Superpotencia), pero están, van creando un mosaico que une, por temporadas, el Partido Demócrata: los inmigrantes latinoamericanos, los asiáticos (japoneses, chinos, vietnamitas, coreanos); los recién llegados indios, paquistaníes, libaneses y sirios e iraquenos como iraníes, son de tal tenor demografico que sin el apoyo de las comunidades negras e hispanas no se gana la presidencia.  “Un signo de inestabilidad, de inseguridad y decadencia”, según la mirada de los votantes de Trump , de las uniones cristianas, de los judíos religiosos y los dirigentes republicanos emergentes que generan opinión en sus bases, acicateados por estos y por nucleamientos como el Tea Party Movement, que es solo uno de tantos.

Está en el aire que la mitad de la población no tolera a la otra mitad o a un cuarto, al menos, con reciprocidad : fenómeno que ha conmovido a Europa en los últimos 30 años con mucha sangre derramada: los límites de la convivencia.

Es un lugar común referirse a Martin Luther King para plantear el cambio en la era de Lyndon B.Jhonson (presidente demócrata, sucesor de Kennedy, 1963-69).

Busquemos el cambio que duele en otros dos gestos de los dirigentes negros:a)- El Blak Power (1968) y elPartido de las Panteras Negras (Huey P.Newton, Bobby Seale, Malcom X, 1966). b)- la islamización de vastos sectores negros que promovieron un fenómeno ya conocido: el antisemitismo, la condena permanente a Israel, la primera oposición al lobby judío de Nueva York, desde el Ku Klux Klan.

Allí nace la personalización del fervor anti Obama.

Los conservadores que dan alas a Trump consideran que “los mexicanos, que no paran de infiltrase, son analfabetos en castellano y en inglés, católicos paganos milagreros que jamás leyeron la Biblia; solo jardineros, mucamas, choferes, peones, que no se necesitan y que portan las secuelas lógicas de un país que parece fallido en muchos aspectos troncales”(sic).

Si ya estaban preocupados por la islamización de Cassius Clay en 1964 y el tono de los consejos que recibía y el cataclismo del 11 de septiembre de 2001, la irrupción de Estado Islámico, el colapso de Siria, el naufragio de los proyectos de democracia árabe con el auxilio del Corán, la motivación creciente de ese fanatismo religioso autodestructivo, los ha terminado de encrespar y determinar.

Para promover a Reagan y a los Bush (1989-1993/2001-2009), las consignas era otras y en “otro”país. Eran: superar el síndrome de la derrota en Viet Nam y la fortificación del capitalismo expansivo globalizante.

La globalización no les parece que diera los resultados esperados y hasta el NAFTA defraudó a los neo republicanos y obreros industriales de hoy día. Este es un punto de inflexión fundamental en el nuevo pensamiento proteccionista “Primero América”.

Para la base republicana no importan las aparentes contradicciones del programa exterior porque en el sustractum están las ideas de H.Kissinger sobre “el equilibrio de poder desde posiciones de poder” y el liderazgo disuasivo de Washington sobre sus propios aliados más remisos desde la Guerra de Yugoslavia a la Guerra de Irak.

Si antes insistían con el libre comercio, ahora no.

Siempre se consideraron más prudentes que los demócratas en el intervencionismo global. Hay un retorno de Teddy Roosevelt (1901-1909) y su escenificado Big Stick, el nacionalismo del Medio Oeste y la mentalidad popular del Oeste.

La recomposición necesaria del Partido Republicano traerá una nueva plataforma, aunque esta expresará su disgusto por la deformación de los valores propios y por los límites a la diversidad.

En el fondo, se detienen ante cuestiones étnicas y religiosas, con el empeño que pusieron en cuestiones fiscales y seguridad de país. No son extremistas. Son gente desesperada.

Para colmo de males, los republicanos advierten un resurgimiento del racismo anti blancos. No ya de la negritud y sus justificativos, sino de los hispanos y sobre todo de los mexicanos : que votan “hispano”, no demócrata o republicano.”Carecen de ideología democrática y votan conveniencias raciales de Grupo, que se ofrecen como condición de apoyo”, explican. “Se meten en el gueto, no aprenden inglés, no se asimilan al Credo Constitucionalista de Lincoln”; sino, parodian: “Mi grupo étnico primero, dame mis conveniencias y te daré mi voto”.

Aparentemente, crece sin consentimiento otra sociedad cambiante y paralela. Para los conservadores la diversidad ya no es un capital, sino un despropósito inmovilizador.

El cambio no deseado étnico-social y el orgullo ante los efectos del terrorismo, la desindustrialización no pactada y el impacto de las más alta tecnología en la sociedad del trabajo personal, apañan y acunan esta reacción conservadora desalineada y revulsiva de los valores sobreentendidos, aun, para ellos mismos.

Veremos en junio como llega el mensaje para todos.

Si el lector da vuelta como una media los argumentos narrados, de ese revés, surge el socialdemócrata Bernard “Bernie”Sanders, para quien la diversidad norteamericana en el verdadero capital y el individualismo histórico un escollo. En tanto Hillary cabalga sobre el final prestigiado de Obama y el aura kennediana de su marido y ex presidente.

Nunca tan dividida en los siglos XX y XXI la sociedad norteamericana. Nunca tantos ofendidos.

Pero, no podrán quienes triunfen en noviembre ignorar los argumentos de los derrotados, tan contrastantes.

A estos blancos conservadores los acompaña una exacerbación desesperada y a Hillary Clinton la desesperación de no lograr aplicar un programa demócrata desde los tiempos de su marido economista, Bill Clinton (1993-2001).

*Abogado. Político radical. Consultor del CARI en política internacional.

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ALBINÍSIMAS por Albino Gómez*

| 20 mayo, 2016

Publicadas en la PRENSA el 10  de abril del 2016

SOBRE LA REVISTA “PLAYBOY”

Nuestra Representación ante las Naciones Unidas, en 1958, tenía sus oficinas en un piso 14 de la calle 56 entre la Quinta y la Sexta avenidas. En el piso 15 del mismo edificio funcionaba la redacción de la ya  famosa revista “Play Boy”. Quienes trabajábamos en el piso 14, entonces bastante jóvenes, hubiésemos deseado que nuestro techo fuese de vidrio, deseo nunca cumplido. La historia es que en 1953, su fundador, Hugh Hefner, hijo de Metodistas devotos (menos mal), consiguió las fotos de Marilyn Monroe, desnuda, tomadas para un calendario. Ese primer número vendió 55.000 ejemplares. A los diez años ya vendía tres millones  mezclando desnudos con sesudos reportajes y notas intelectuales  con firmas importantes. Hoy. Los desnudos son tan masivos que ha dejado de publicarlos.

 

UNA EXPRESIÓN DE ANTINORTEAMERICANISMO HISTÓRICO

“La felicidad de Estados Unidos es la institución más onerosa que pesa sobre el mundo”.

Roque Sáenz Peña (1889)

 

ARGENTINA

Supersticiosa y milagrera: Pero de cristiana, muy poco.

 

ABUELA A LA NÓRDICA

Contó la actriz Liv Ullmann que quedó muy marcada por un diálogo que mantuvo siendo niña con su abuela:

Liv: Abuela, te amo.

Abuela: ¿Tú sabes qué es lo que más me lastima?

Liv: No lo sé, abuela.

Abuela: Entonces, ¿cómo puedes amarme?

Pobre Liv Ullman, tener semejante abuela.

 

AFECTO Y RECONOCIMIENTO

En nuestro país, el afecto se recibe de los amigos, la importancia, de los enemigos.

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AMOR Y AMISTAD

La amistad suele durar más que el amor porque no exige exclusividad, permite la pluralidad. De todos modos, la amistad no puede producir los milagros que logra el amor. Incluso la valentía y la capacidad de riesgo que nace del amor no tienen en cuenta peligro alguno. Además, la capacidad de entrega no escucha ninguna forma de raciocinio. Muy difícilmente esos niveles puedan sr alcanzados en la amistad. Por ello la amistad no puede sustituir al amor.

 

UNA FORMA DE LA FELICIDAD

Se le atribuye a Borges haber dicho que los libros son una forma de la felicidad, que no puede más que aumentar si es compartida.

 

DIFERENCIAS

Los hombres mueren, los animales se extinguen. Pero hay excepciones

 

LOS ANÓNIMOS

Si usted recibe un anónimo, no se haga problema por ello. Simplemente tómelo como de quien viene.

 

*Diplomático, escritor y periodista

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