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UNA SEMANA EN NUEVA YORK JUNTO A VICTORIA OCAMPO por Albino Gómez*

Con-Texto | 27 enero, 2019

A 40 años del fallecimiento de la intelectual argentina, pionera de la presencia femenina en las artes, el autor recuerda cómo la conoció:

Publicada en diario Perfil el 27-1-2019

 

Como el domingo 27 se cumplen 40 años de su fallecimiento quisiera recordarla, porque cuando corría el año 1959 y yo cumplía mi primer puesto diplomático en el exterior como secretario de embajada, en nuestra Misión Permanente ante las Naciones Unidas, cuyo embajador era Mario Amadeo, hombre del oficio y con una gran preparación cultural, que le permitía decir de memoria páginas de Shakespeare en inglés o partes de La Divina Comedia en italiano, además de hablar con fluidez un francés casi literario.   Mientras yo desarrollaba tareas de delegado alterno en dos comisiones, me ocupaba de todo lo atinente a las relaciones con la prensa local y los periodistas acreditados en las Naciones Unidas, que se disputaban los reportajes al embajador Amadeo, por sus idiomas y por su capacidad de sintetizar sus intervenciones a través de discursos, a los pocos minutos que requerían los apretados tiempos de la radio o la televisión.

Festival.Una mañana, me dijo el embajador que durante una semana dejara mi rutina de trabajo para recibir y acompañar durante una semana a la escritora Victoria Ocampo, que llegaría a Nueva York para hacer invitaciones personales para un Festival de Cine que tendría lugar en Mar del Plata. Claro está que Victoria Ocampo conocía bien Nueva York y hablaba con fluidez el idioma inglés, pero sería importante manejarle su agenda,  a través de llamadas telefónicas para concertar las entrevistas y facilitarle sus desplazamientos mediante un automóvil que proveería la Misión. Yo, ya dedicado al periodismo y  además lector permanente de Sur, casi no podía creer semejante honor y placer.

Ella se alojaba como habitualmente lo hacía en Manhattan, en el Waldorf Astoria, y apenas comenzado mi trabajo  quedé sorprendido por su llaneza en el trato, su gran cordialidad y su lenguaje tan argentino desde el punto de vista de la oralidad. Aproveché esos dos primeros días para preguntarle sobre Ortega y Gasset y sobre muchos otros escritores que había alojado en su residencia. Estábamos en eso, cuando inesperadamente para mí, como ella no tenía tiempo para viajar a California, invitó a Nueva York y alojar  a su costo en el Waldorf, nada menos que a Igor Stravinsky con su mujer Vera. De modo tal que los días siguientes, que fueron cinco o seis, yo circulaba todo el tiempo con ellos tres. Y seguía pensando que todo era como un sueño, porque además amaba la música de Stravinsky desde mis veinte años, cuando escuché por primera vez la Consagración a la Primavera. Por otra parte, mientras recorríamos las calles de Manhattan o nos sentábamos a la mesa de un restaurante o bar, para beber o comer, todas esas charlas, principalmente en francés, con algunos toques de inglés, y algún comentario gracioso o irónico que ella hacía para mí, en puro argentino.  Por todo eso, es que hasta hoy en día,  no me perdono el  no haber llevado un diario de esa semana, pero ocurre que todo  era todo tan intenso humana e intelectualmente, que se me iba el tiempo entero en vivirlo, porque por las conversaciones, pasaban por críticas duras a veces, u otras, de alabanzas, a músicos y escritores y los nombres de Richard Strauss, Zweig, Debussy, Picasso, Gide,Valery, Schönberg, Virginia Woolf, Sartre, Thomas Mann, Diaguilev y tantos otros, eran mencionados como personas absolutamente familiares. Como se habla simplemente de amigos o personas de trato diario y regular.

Finalmente, el embajador le ofreció una recepción en el Metropolitan Club, que me tocó  organizar, donde aparecieron todavía más famosos: artistas como Maureen O’Hara, profesores universitarios neoyorkinos y dramaturgos argentinos como Omar del Carlo, cuya ópera Proserpina y el extranjero, con música de Juan José Castro,  había obtenido un importante premio. Periodistas argentinos como Enzo Ardigó, que representaba a Julio Korn, lo cual implicaba un conjunto de revistas como Radiolandia y otras, que representaban lo que hoy llamamos “la farándula” cuya conducta comparada con la de hoy, era casi monacal. Pero que tenían que ver con el Festival de Cine, tarea para la cual estaba Victoria Ocampo en Nueva York. Tampoco podía faltar en esa recepción el periodista argentino, Horacio Estol, que conocía  mejor Nueva York, barrio por barrio, que el más neoyorkino de los neoyorkinos, y que era el corresponsal de Clarín y escribía diariamente su famosa columna “Luces de Broadway”, además de funcionar como un cónsul honorario y permanente porque no había joven argentino, estudiante o profesional que, ante cualquier problema, a cualquier hora de la noche, dejara de llamarlo aun sin conocerlo, para pedirle consejo o que lo sacara de alguna situación crítica. También me di el gusto de presentarle a Astor Piazzolla a Stravinksy, porque se lo había prometido y él no me creía, porque de donde podía yo conocer a Igor Stravinsky, ya que no le había comentado las circunstancias que me lo habían permitido y que solo le conté después, cuando le conseguí una larga entrevista personal a la cual le llevó sus partituras para que viera toda la influencia que tenía de él, y que basta hoy con  escuchar su tema “Tres minutos con la realidad” para darse cuenta de todo lo que tomó Piazzolla de Stravinsky,. Lamentablemente, los días pasaron volando, pero cuando volví a Buenos Aires pude seguir frecuentando a Victoria, que me invitó  generosamente muchas tardes de sábados o domingos para tomar  el té y seguir conociendo a maravillosas personas y escritores argentinos de su amistad. Incluso, como yo trabajaba todo el día con el Presidente Frondizi, en Olivos y en la Casa de Gobierno, encaramos oficialmente un proyecto de ella para hacer Song et Lumiere en la Quinta Pueyrredón. Todavía conservo hoy un ejemplar de Sur donde me publicó un poema y la edición de su libro “Habla el algarrobo” con una dedicatoria  que recuerda nuestras charlas en San Isidro y en Nueva York, y que guardo como momentos inolvidables de vida.

*Periodista, escritor y diplomático 

 

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UN NUEVO FANTASMA ATORMENTA EUROPA por  Roberto Savio*

Con-Texto | 20 enero, 2019

Fuente: Other News

A partir de la derrota de Teresa May en el parlamento ha quedado claro que un nuevo fantasma está atormentando Europa. Ya no se trata sólo del fantasma del comunismo que destapó el Manifiesto de Marx en 1848 sino del fantasma del fracaso de la globalización neoliberal, que ha regido sin oposición desde la caída del muro de Berlín hasta la crisis financiera de 2009.

Los gobiernos gastaron en 2008 la asombrosa cifra de 62 billones de dólares para salvar el sistema financiero y casi la misma cantidad en 2009 (ver Britannica book of the year, 2017). Según el estudio publicado por el Banco de Reserva Federal, esto sucedió a un costo de 70.000 dólares por cada estadounidense.

Las instituciones económicas abandonaron con retraso la macroeconomía que estaban utilizando hasta entonces para evaluar el crecimiento del PNB y comenzaron a interesarse en la forma en que se redistribuía el crecimiento. Por ende, el FMI, el Banco Mundial (también debido a la insistencia de los estudios de la sociedad civil, sobre todo los elaborados por Oxfam), llegaron a la conclusión que se estaba gestando un enorme problema de desigualdad.

Por supuesto, si los 117 billones de dólares se hubieran distribuido a la gente, ese dinero habría provocado una notable expansión del consumo, aumentando las manufacturas, los servicios y los fondos para las escuelas, los hospitales, la investigación, etc. Pero los pueblos quedaron totalmente marginados de las prioridades del sistema.

Bajo el gobierno de Renzi en Italia, 20 mil millones de dólares fueron destinados a salvar cuatro bancos, mientras que los subsidios para la juventud italiana podían calcularse ese mismo año en mil millones de dólares en el mejor de los casos.

Por tanto, después de la crisis de 2008-2009 todo se desintegró. En todos los países de Europa (con excepción de Portugal y España, que ahora se ha puesto al día) surgieron partidos populistas de derecha y el sistema político tradicional comenzó a desmoronarse.

Los nuevos partidos resultaban atractivos para los perdedores de la globalización: los obreros cuyas fábricas habían sido trasladadas a donde los costos fueran más bajos para maximizar las utilidades; los pequeños tenderos desplazados por la llegada de los supermercados; los que quedaron redundantes ante las nuevas tecnologías, como la Internet, en el caso de las secretarias; los jubilados cuyas pensiones quedaron congeladas para reducir el déficit nacional (en los últimos 20 años la deuda pública se había duplicado a nivel mundial). Se había abierto una nueva brecha entre quienes disfrutaban de la globalización y los que fueron sus víctimas.

Es evidente que el sistema político estimó que debía rendir cuentas a los ganadores y los presupuestos se inclinaron a su favor.  Los centros de población tuvieron prioridad porque ahora vivían en ellos el 63% de los ciudadanos. Los perdedores se concentraban mayormente en el ámbito rural, donde se hicieron muy pocas inversiones de infraestructura. Por el contrario, con el pretexto de la eficiencia, se cortaron muchos servicios: líneas de ferrocarril suspendidas y hospitales, escuelas y bancos cerrados.

La gente se vio obligada a trasladarse con frecuencia varios kilómetros para ir al trabajo y a utilizar un auto para ello. Un aumento modesto de los precios del combustible provocó la rebelión de los chalecos amarillos. No ayudó que de los 40 mil millones que obtiene el gobierno francés de los impuestos a los recursos energéticos, menos de la cuarta parte regresó a favor de la infraestructura del transporte o de los servicios.

Las universidades, los hospitales y otros servicios en los centros de población sufrieron mucho menos, fueron focos de excelencia donde no faltó el transporte público, y una nueva brecha se abrió entre esas poblaciones y las del ámbito rural, entre los que habían cursado estudios y recibido instrucción y los que quedaban alejados y atomizados en el interior.

Surgió una nueva brecha y el pueblo votó en contra del sistema de los partidos tradicionales que los había ignorado. Este mecanismo fue el que elevó a Trump al poder y provocó la victoria del Brexit en el Reino Unido. Esta brecha está provocando la eliminación de los partidos tradicionales y auspiciando el regreso del nacionalismo, la xenofobia y el populismo. No está trayendo de vuelta a la derecha ideológica sino a las derechas e izquierdas viscerales, con escasa ideología …

Todo esto debiera ser obvio …

El sistema está dirigiendo su atención a los perdedores por primera vez, pero ya es demasiado tarde. La izquierda está pagando la drástica ilusión de Tony Blair, quien, considerando que la globalización es inevitable, decidió que sería posible dejarse llevar en la cresta de la ola. Entonces, la izquierda perdió contacto con las víctimas y mantuvo la lucha por los derechos humanos como su principal identidad que la distinguía de la derecha.

Eso fue bueno para las ciudades, donde los gays y los LGBT, las minorías (y las mayorías, como las mujeres) podían congregarse, pero distaba de ser una prioridad para los del interior.

Mientras tanto, las finanzas continuaron creciendo, convirtiéndose en sí mismas en un mundo que ya no estaba vinculado a la industria y los servicios, sino a la especulación financiera. La política pasó a ser subordinada. Los gobiernos rebajaron los impuestos a quienes escondieron la increíble cantidad de 62 billones de dólares en paraísos fiscales, según lo señala Tax Justice Network. Se estima un flujo anual de 600 mil millones de dólares, el doble del costo de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas.

Además, los Papeles de Panamá, aunque sólo revelaron un pequeño número de propietarios de cuentas, identificaron al menos a 140 políticos importantes de 64 países: el primer ministro de Islandia (que se vio obligado a renunciar), Mauricio Macri de Argentina, el presidente Petro Poroshenko de Ucrania, un grupo de socios cercanos de Vladimir Putin, el padre de David Cameron, el primer ministro de Georgia, y así sucesivamente.

No es de extrañar que los políticos hayan perdido su brillo y que ahora se los considere corruptos, inútiles o ambas cosas.

En el actual orden económico, Emmanuel Macron actuó racionalmente rebajando el impuesto a los ricos para atraer inversiones. Pero ignoró por completo que para aquellos franceses que tienen dificultades para llegar al fin del mes, ésta era una prueba de que estaban siendo totalmente ignorados. Y los sociólogos coinciden en que la verdadera “primavera” de los chalecos amarillos fue su búsqueda de la dignidad.

Es irónico que los partidos británicos, especialmente el  Conservador y el Laborista, debieran estar agradecidos por el debate sobre el Brexit. Es obvio que el Reino Unido está cometiendo un suicidio, tanto en términos económicos como estratégicos. Con un Brexit ‘duro’, sin acuerdo alguno con la Unión Europea, podría perder al menos el siete por ciento de su PIB.

Empero, la brecha que permite la victoria del Brexit en todos los pueblos, las ciudades, los sectores económicos y financieros, los académicos, los intelectuales y todas las instituciones, ha confirmado el temor de los habitantes del interior. Pertenecer a la Unión Europea era rentable para las élites, pero no para ellos. Escocia votó en contra porque ahora tiene un programa distinto al de Inglaterra. Y esta brecha no va a cambiar con un nuevo referendo.

El hecho de que Westminsteer, la cuna de la democracia parlamentaria, no sea capaz de alcanzar un compromiso es una prueba fehaciente de que el debate no es político sino un choque de mitologías, como la idea de retornar al antiguo Imperio Británico. Es semejante a la idea de Donald Trump de reabrir minas de carbón. Contemplamos un pasado mítico como si fuera nuestro futuro. Esto es lo que propició la explosión de Vox en España, por parte de quienes creen que la vida en la época de Franco era más fácil y barata, que no había corrupción, que las mujeres se quedaban en su lugar y que España era un país unido, sin los separatistas de Cataluña y el País Vasco. Corresponde a lo que Jair Bolsonari está explotando en Brasil, presentando a la dictadura militar como una etapa en que la violencia era limitada. Nuestro futuro es el pasado …

En consecuencia, esta brecha –una vez que el Reino Unido resuelva de una manera u otra su dilema del Brexit– pasará a ser parte integral de la política normal y provocará, como en otras partes, un declive dramático de los dos principales partidos tradicionales. A menos que, mientras tanto, los partidos populistas, xenófobos y nacionalistas se hagan cargo del gobierno y demuestren que no tienen la respuesta a los problemas que han identificado tan acertadamente.

                                                                           Roma, enero 2019

————————-

*El fundador y presidente de OtherNews, Roberto Savio, la brújula de OtherNews, es periodista, experto en comunicación, comentarista polí­tico, activista por la justicia social y climática y defensor de la gobernanza mundial. En 1964, fundó la agencia de noticias IPS Inter Press Service, del cual fue Director General durante muchos años.

 

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LAS MIGRACIONES SON LA MAYOR CRISIS DEL SIGLO por Raúl Zibechi *

Con-Texto | 13 enero, 2019

Nunca habíamos tenido en América Latina crisis relacionadas con las migraciones forzadas como las que están sucediendo en los años recientes. Las más atendidas por los medios de comunicación son los desplazamientos de poblaciones centroamericanas hacia Estados Unidos y de venezolanos y haitianos hacia casi todos las naciones sudamericanas. La cuestión de los migrantes empieza a ser un tema político candente que tiende a profundizarse en el futuro inmediato.

Pero las migraciones transfronterizas suelen ocultar los desplazamientos internos en los países, que abarcan una población sensiblemente superior, probablemente el doble que las migraciones entre naciones. Un estudio del Instituto Igarapé titulado Migraciones invisibles: la crisis de desplazamiento forzado en Brasil, echa luz sobre este fenómeno.

El trabajo, coordinado por la investigadora Maiara Folly, aborda los desplazamientos forzados entre 2000 y 2017, tiempo en el que gobernaba casi en exclusiva el Partido de los Trabajadores (PT 2003-2016). Aunque Brasil recibe refugiados de unas 80 nacionalidades, sobre todo venezolanos y haitianos, las migraciones internas son –como señala el informe– prácticamente invisibles.

El resultado es que en esos años casi 9 millones de personas (8 millones 855 mil 752) fueron desplazadas contra su voluntad, debiendo abandonar sus hogares por las más diversas causas, todas ellas relacionadas con el modelo hegemónico de acumulación por desposesión y sus consecuencias; 72 por ciento, 6.4 millones, fueron desplazados a raíz de desastres naturales o provocados por otras personas: inundaciones, desbordes de cauces, tempestades, degradaciones de largo plazo, como erosiones y sequías que, según el estudio, afectan sobre todo a las áreas periféricas y económicamente desfavorecidas.

Dentro del mismo rubro de desastres, aparecen otros factores, como incendios, ruptura de represas y colapso de edificaciones, que deben ser atribuidas directamente a la acción humana, sin olvidar que los llamados desastres naturales son producto directo del modelo de acumulación vigente.

Los proyectos de desarrollo, el segundo capítulo analizado, desplazaron 1.2 millones de personas. Se trata por un lado de mega-actos como la Copa Mundial de Futbol y las Olimpiadas, que llevaron a la ampliación de aeropuertos, carreteras y líneas del Metro. También deben considerarse las obras desarrollistas, como puertos, autopistas, infraestructura para energía eléctrica y minería. Por último, dentro de este capítulo deben incluirse las obras de urbanización y saneamiento, que hemos optado por definir como extractivismo urbano, porque es una de las facetas del modelo de acumulación por despojo/desposesión.

La tercera causa de desplazamiento forzado es la violencia rural y urbana, que llevó a que 1.1 millones de personas se vieran forzadas a abandonar sus viviendas. Los actores de esta violencia son tanto estatales como privados, policías y bandas criminales, especialmente activas en defensa de terratenientes ante campesinos sin tierra y pobres del campo.

Esas 9 de millones de personas desplazadas representan casi 5 por ciento de la población de Brasil. Pero en algunas regiones especialmente sensibles, como Amazonas y Acre, territorios de expansión del extractivismo, alcanzan 26 y 16 por ciento de la población, respectivamente. Que uno de cada cuatro habitantes del Amazonas, que tiene frontera con Perú, Colombia o Venezuela, sean desplazados forzosos, habla por sí solo de las tremendas consecuencias del modelo que padecemos.

Por otro lado, casi 6 millones de desplazados lo fueron por inundaciones y desbordes de ríos, lo que muestra hasta qué punto el cambio climático se está convirtiendo en caos climático, que afecta siempre a los más pobres, negros y pueblos originarios del continente.

En sus conclusiones, el informe del Instituto Igarapé destaca que siendo tan alto el número de desplazados forzados, no hay ninguna respuesta oficial, ni órgano encargado de recoger datos y acompañar a las víctimas de migraciones forzadas, ni políticas públicas de protección o compensatorias. No lo hubo bajo los gobiernos del PT, ni lo habrá ahora que gobierna la ultraderecha.

Por último, quiero destacar que las migraciones son consecuencia de un modelo que los zapatistas han bautizado como cuarta guerra mundial. No hay forma de perderse. Basta con mirar quiénes son los afectados para descubrir quiénes son los perpetradores: el 1 por ciento que se beneficia con las grandes obras de infraestructura, con la especulación inmobiliaria y todos aquellos emprendimientos que provocan el cambio/caos climático.

El PT de Lula es responsable de la mayoría de estos desplazamientos forzados. El progresismo llevó adelante obras que ni siquiera la dictadura militar había sido capaz de realizar, como la represa de Belo Monte, que causó gravísimos daños a los pueblos originarios de la Amazonia, como viene denunciando implacablemente la periodista Eliane Brum (goo.gl/DKX7pz).

La ultraderecha es hija de este progresismo.

—————————–

* Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales. ALAI, América Latina en Movimiento. Artículo publicado por La Jornada de México y El Clarín de Chile.

 

 

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CENTENARIO DE  LA REFORMA UNIVERSITARIA 1918-2018 por Gustavo A. Brandariz*

Con-Texto | 13 enero, 2019

Se celebra en este año (2018) el primer Centenario de la Reforma Universitaria, hecho histórico originado en la acción de estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, que trascendió los límites de la Docta iluminando la modernización educativa y cultural en todos los centros universitarios de la República Argentina y, más allá de sus fronteras políticas, en ámbitos universitarios e intelectuales de Latinoamérica, España e incluso otros países.

Los episodios sucedieron entre marzo y octubre de 1918, iniciándose con una huelga estudiantil y culminando con el triunfo de la Reforma reclamada. Durante siete meses, las universidades de Córdoba, La Plata, Buenos Aires, Tucumán y Santa Fé, fueron escenarios de

una epopeya heroica protagonizada por jóvenes estudiantes imbuidos de un idealismo impregnado del pensamiento que, desde la Emancipación americana y bajo el influjo iluminista inicial, venía transformando el país y creando instituciones libres y progresistas.

Desde 1911, el Colegio Nacional de Buenos Aires integraba la Universidad, de modo que los hechos también ocurrieron en su ámbito intelectual. Más aún: no pocos de los protagonistas de 1918 tuvieron vinculación importante con el Colegio. Pensadores influyentes como José Ingenieros, Alejandro Korn, Juan B. Justo, Augusto Bunge, Nicolás Repetto y Alfredo L. Palacios, eran Ex alumnos. También lo era Osvaldo Loudet, primer presidente de la FUA, Federación Universitaria Argentina, nacida de aquellos hechos. Y también José Nicolás Matienzo y Telémaco Susini, primer y segundo interventor de la Universidad de Córdoba, cuyos nombramientos marcaron triunfos decisivos del movimiento estudiantil reformista, antes del triunfo final con la tercera intervención, del Ministro José Santos Salinas. Y fueron protagonistas también Florentino Sanguinetti, futuro Rector del Colegio, así como Agustín de Vedia, futuro Profesor. Y muchos más.

Con frecuencia, los historiadores han ubicado a la Reforma en un contexto universal de evolución de las ideas políticas, sociales y educacionales. Los hechos, nacidos de circunstancias locales, estuvieron en todo momento impulsados por estudiantes y profesores

de elevados principios y claras convicciones culturales que se inscribían en el gran movimiento

de las ideas de su tiempo, con antecedentes filosóficos y políticos que superaban ampliamente un conflicto inmediato.

En 1916, el año en que por primera vez fue electo democráticamente un presidente de la República Argentina por medio del sufragio universal -masculino- obligatorio y secreto, dispuesto por la Ley Sáenz Peña, el poeta cordobés Arturo Capdevila pronunció una

conferencia acerca de los incas. El tema habría interesado a Belgrano, Moreno o San Martín, pero un siglo después de la Independencia, irritó a sectores políticos influidos por las ideas reaccionarias que en Europa causaron la Primera Guerra Mundial. En 1917, en ese contexto de

creciente irritación, un conflicto en Medicina, en la Universidad de Córdoba, adquirió una magnitud inusitada.

La resistencia estudiantil fue creciendo y el 14 de marzo de 1918 estalló la primera huelga de estudiantes de la UNC, fue constituido el primer Comité Pro Reforma y fue lanzado el primer manifiesto. Un gran acto público, en el gran Teatro Rivera Indarte, dio al movimiento una dimensión nacional. El 11 de abril, un decreto del Presidente Hipólito Yrigoyen dispuso la primera intervención de la Universidad cordobesa, nombrando interventor al notable jurista José Nicolás Matienzo, descendiente directo de aquel Oidor Juan de Matienzo que propició la creación del Virreinato del Río de la Plata. Hombre de ideas democráticas avanzadas y tratadista del derecho, Matienzo gozó del apoyo estudiantil para reformar el Estatuto de la UNC actualizándolo según el modelo más moderno por entonces, el de la Universidad Nacional de La Plata, fundada por Joaquín V. González sobre la base de una previa universidad provincial.

Con la Intervención Matienzo fue reabierta la UNC, culminando así la primera fase de la Reforma.

Pero el movimiento estudiantil ya había crecido de un modo inédito: en el acto del Rivera Indarte había quedado consolidado un ideario y había sido lanzada una plataforma que iba mucho más allá de la resolución de un conflicto circunstancial. Al movimiento cordobés, ya se habían sumado Buenos Aires, La Plata, Santa Fé y Tucumán. En abril había sido fundada la FUA – Federación Universitaria Argentina, cuyo primer presidente fue Osvaldo Loudet. En 1920 lo fue Gabriel del Mazo, futuro autor de uno de los libros fundamentales sobre la Reforma, desde la perspectiva radical, como Julio V. González lo fue del otro, desde la mirada socialista.

Los estudiantes de Córdoba habían comenzado a imprimir, en un modesto mimeógrafo que se conserva en el Museo cordobés de la Reforma, La Gaceta Universitaria, aludiendo intencionadamente a la hoja revolucionaria de Mariano Moreno de 1810. Matienzo procedió con recta conducta de jurista democrático. Pero el movimiento aspiraba ya a mucho más que una actualización legal. El nuevo Estatuto era prolijo y moderno, pero no incluía todavía una

participación estudiantil orgánica, que por entonces nadie imaginaba. Con nuevo Estatuto pero el mismo cuerpo de profesores, la elección de nuevas autoridades conformó al principio a los estudiantes, que vieron con buenos ojos a los nuevos decanos. Pero la elección crucial era la de Rector, y allí el respetado Dr. Enrique Martínez Paz, que contaba con el franco apoyo estudiantil -alentado desde Buenos Aires por José Ingenieros y otros intelectuales relevantesresultó

derrotado por el candidato opuesto a la Reforma, Dr. Antonio Nores. Con esa elección, legal pero inaceptable para el movimiento estudiantil, quedó rota la continuidad institucional.

El 15 de junio de 1918 estalló en Córdoba la revolución universitaria. Tomaron el Rectorado, declararon la segunda huelga estudiantil de ese año y las manifestaciones estudiantiles, acompañadas por parte de la ciudadanía, ganaron las calles céntricas. La huelga de los

estudiantes recibió el apoyo de personalidades como Francisco Barroetaveña -el revolucionario de 1890, autor de ¡Tu quoque juventud! En tropel al éxito, José Benjamín Zubiaur -el fundador

de La Fraternidad estudiantil, ex rector del Colegio de Concepción del Uruguay y co-fundador del Comité Olímpico Internacional-, Leopoldo Lugones -el poeta Director de la Biblioteca Nacional de Maestros-, de Telémaco Susini -el médico especializado con Louis Pasteur- de

José Ingenieros, Alfredo L. Palacios, Juan B. Justo, Mario Bravo, Rodolfo Moreno (h). Muchos de los mayores intelectuales del país alentaban a los jóvenes recordando las luchas de los próceres en favor del progreso. Y los tres más activos dirigentes de la Federación Universitaria de Córdoba -Enrique Barros, Horacio Valdez e Ismael Bordabehere- telegrafiaban a las otras federaciones del país saludándolas con las palabras del Himno Nacional: "Libertad, libertad,

libertad!". Entretanto, un Rector electo asumía inútilmente un cargo custodiado por el Ejército y la Policía y respaldado sólo por grupos políticos de su afinidad.

“La Universidad -ha escrito Osvaldo Loudet- ha sido siempre en todo organismo social, el cerebro luminoso de ese organismo”. En Córdoba, en junio de 1918, los estudiantes revolucionarios no protestaban por asuntos de interés personal, sino por principios universales que se abrían paso rompiendo barreras de un orden que todavía frenaba el progreso científico y cultural. ¿Porqué la rebelión estalló en Córdoba? Ha explicado con detalle Julio V. González que fue allí porque en Córdoba, por entonces, eran más evidentes y palpables los males de

una tradición cerrada, opuesta a todo mejoramiento.

El 21 de junio de 1918, La Gaceta Universitaria publicó el documento clave, que es conocido con el nombre de Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, y cuya redacción se debió a la pluma de Deodoro Roca, aquel joven inolvidable e insoslayable al cual Horacio Sanguinetti le ha dedicado un libro imperdible. El texto empezaba con una dedicatoria: "La juventud argentina de Córdoba, A los hombres libres de Sud América. Manifiesto de la F.U. de Córdoba". Escrito

en un tono de fervor cultural y patriótico, se iniciaba así: "Hombres de una República libre, acaban de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación

monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen.

Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan.

Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana. La rebeldía estalla en Córdoba y es violenta porque aquí los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo".

Enfocando ahora la cuestión, afirmaba: "Nuestro régimen universitario –aun el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico".

Pero el Manifiesto no se limitaba a la crítica de un régimen anquilosado, trasnochadamente clerical y favorable a las camarillas. Prevalecía en el documento el contenido filosófico, pedagógico y propositivo, e iba al centro de las cuestiones de importancia: "El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o un maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de

los estudios.

La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando. Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden.

Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia".

El altruísmo y el idealismo del Manifiesto tampoco era un utopismo ingenuo: "La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombre ni de empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad.

Las funciones públicas se ejercitaban en beneficio de determinadas camarillas. No se reformaban ni planes ni reglamentos por temor de que alguien en los cambios pudiera perder su empleo. La consigna de “hoy para ti, mañana para mí”, corría de boca en boca y asumía la

preeminencia de estatuto universitario. Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo a mantener a la universidad apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas. Las lecciones, encerradas en la repetición interminable de viejos textos,

amparaban el espíritu de rutina y de sumisión. Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de los dogmas, trataban de mantener en clausura a la juventud, creyendo que la conspiración

del silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia".

Y con un lenguaje que recordaba al manifiesto que antecede a las Palabras Simbólicas del joven Esteban Echeverría de 1837: "La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el

derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa".

Terminando con un saludo de escala continental: "La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación, saluda a los compañeros de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia".

Firmaban: Enrique F. Barros, Ismael C. Bordabehere, Horacio Valdés, presidentes. Gumersindo Sayago, Alfredo Castellanos, Luis M. Méndez, Jorge L. Bazante, Ceferino Garzón Maceda, Julio Molina, Carlos Suárez Pinto, Emilio R- Biagosch, Ángel J. Nigro, Natalio J. Saibene, Antonio Medina Allende y Ernesto Garzón.

El 23 de junio de 1918, de 9.000 personas salieron a las calles cordobesas y el 30 de junio hubo una manifestación mayor. Un mes después, el Primer Congreso Nacional de Estudiantes

Universitarios cerraba el segundo período de la Reforma Universitaria con 8 sesiones y 47 propuestas aprobadas. Paralizada y clausurada por tiempo indeterminada, la Universidad Nacional de Córdoba seguía viva en el cuerpo estudiantil.

Entonces, el 2 de agosto, un nuevo decreto presidencial dispuso una segunda intervención de la UNC, suspendiendo a todas sus autoridades y nombrando como nuevo interventor al Dr. Telémaco Susini, el eminente médico y profesor propuesto por Enrique Barros. Científico comprometido con las cuestiones sociales y educativas, Susini era liberal, progresista, reformista y laicista. Y había demostrado, como médico, que la muerte de Fray Mamerto Esquiú

-el orador de la Constitución Nacional, opuesto al colonialismo clerical- no había sido una muerte natural. Susini había saludado en el inicio de la Reforma "a la aurora de un nuevo día de libertad y de redención". Su nombramiento conmovió a la que José Ingenieros nombraba

como Corda Frates, y produjo la renuncia del efímero Rector Nores y de sus principales sostenedores.

Entonces, se produjo un momento de vacilación oficial: el conflicto se escalaba. Al pie de una estatua enlazada y derribada con la fuerza de un automóvil, apareció un cartel: "En Córdoba sobran ídolos y faltan pedestales". Unos 15.000 manifestantes salieron a la calle cantando La Marsellesa. Se formó el Comité Pro Córdoba Libre. En las voces de Saúl Taborda, Arturo Orgaz, Deodoro Roca, Arturo Capdevila y otros más, la Reforma ya era un conflicto nacional. El mismo gobierno que había nombrado a Susini pero no lo puso en funciones, vivió en su seno el debate profundo que había sido planteado, y, finalmente, el 23 de agosto de 1918, el propio Ministro de Instrucción Pública, el riojano José Santos Salinas -Maestro Normal formado en el Mariano Acosta y con destacados méritos- se hizo cargo de la tercera y última intervención a la Universidad Nacional de Córdoba: la revolución universitaria había triunfado. Pero todavía faltaban hechos.

Ante una nueva demora, el 9 de septiembre 83 estudiantes de Córdoba tomaron nuevamente el desierto Rectorado en nombre de la Federación Universitaria de Córdoba, subieron a la terraza y desplegaron al tope del mástil la bandera de la F.U.C. Fue aquella la foto icónica de la Reforma, la que identifica hoy también la celebración del Primer Centenario. La que se halla en los membretes oficiales, en los afiches, en internet.

Bajo la dirección de la F.U.C., la Universidad reabrió sus puertas, se dictaron clases, se tomaron exámenes. La nueva Proclama estaba fechada en Córdoba Libre, aquel día 9 de septiembre. Pero una compañía del Regimiento 13 de Infantería y otra del Regimiento 4 de

Ingenieros -armadas con sus fusiles Mauser, arrestaron a los 83 estudiantes, mientras una gran cantidad de población aplaudía a los rebeldes. Entonces, el Gobierno Nacional envió finalmente al interventor y aceptó sin condicionamientos el triunfo del movimiento reformista. La llegada a Córdoba del Ministro Salinas fue un día de fiesta en la Universidad. En nombre de la F.U.C., Enrique Barros hizo entrega al Ministro de la institución.

Con el triunfo del movimiento estudiantil, fue revisada la constitución de todo el Cuerpo de Profesores, se modificaron el Estatuto, los Planes de Estudios y se reorganizó la Universidad.

Ahora se ponía en marcha el plan propuesto desde junio: 1º Participación orgánica de los alumnos en las Asambleas Universitarias, 2º Periodicidad de la Cátedra, 3º docencia libre.

Nacía, para el mundo universitario el Gobierno Tripartito. El 9 de octubre el Poder Ejecutivo aprobó el nuevo Estatuto de Córdoba. Casi un mes antes, el 11 de septiembre, el Gobierno Tripartito había sido aprobado en la Universidad de Buenos Aires y aprobado por el P.E.N.

Como el Abate Sieyès en la Revolución Francesa, el Ministro Salinas había reconocido en el Tercer Estado la voz de una potencia transformadora y progresista.

Pero los hechos sucedidos entre marzo y octubre de 1918 no se agotaron en 8 meses, y un siglo después, no por ningún motivo, estamos recordándolos. Especialmente porque aquello que movió a los estudiantes de entonces se inscribió en la historia de los grandes movimientos intelectuales progresistas de la Humanidad y hoy se lo puede ubicar como un significativo hito emancipatorio, apelando a un neologismo elocuente. Aquellos jóvenes pensaron el futuro y nos

legaron un mensaje de perenne actualidad: Los dolores que quedan son las libertades que faltan. La perpetua lucha por la libertad y la perpetua lucha por el conocimiento, la perpetua misión de la Universidad. Ahora, además, se agregaba una nueva dimensión: la preocupación por las cuestiones sociales, como lo señalaba ya desde 1915, en Tucumán, Gregorio Aráoz Alfaro. La Universidad no volvería a ser una institución endogámica como las prácticas absolutistas la habían alejado temporariamente de su esencia universal.

La Universidad de Bolonia -la primera del mundo- había nacido de un impulso estudiantil. París le siguió en Francia. Oxford siguió a París. Una rebelión estudiantil en Oxford fundó Cambridge.

Un egresado de Cambridge fundó Harvard. La nueva imagen visual institucional de Bolonia fue diseñada por nuestro Miguel Sal, un egresado de la Universidad de Buenos Aires y del Colegio

Nacional de Buenos Aires. La Universidad de Buenos Aires nació en 1821 para sostener y defender la libertad intelectual.

Juan María Gutiérrez, formado en el antecesor Colegio de Ciencias Morales, y Rector de la U.B.A. entre 1861 y 1873, escribió que "La misión de la universidad, no puede ser otra que la de dispensar la ciencia" y por lo tanto -escribe Julio V. González glosando a Gutiérrez, "nada tiene que ver, por tanto, con los "oficios" y "profesiones" de que el Estado tiene necesidad para desarrollar las actividades que le son propias y exclusivas". "Las universidades –agrega Gutiérrez- bajo la dirección inmediata del Estado y del gobierno, se convierten en máquinas que tienen la pretensión de producir inteligencias y aun caracteres que se amolden a propósitos siempre perniciosos en todo país libre y especialmente en los republicanos." Aquella contundente claridad adquiere hoy plena actualidad ante el resurgimiento del pensamiento heideggeriano en materia universitaria, que fue sustento del nazismo en su política educativa, subordinando la universidad a la "razón de estado", a supuestas vacancias laborales o a supuestas prospecciones y mediciones de "calidad".

La Reforma Universitaria actualizó a 1918 el pensamiento esencial de la institución universitaria como reunión universal e inteligente de personas -estudiantes y maestros- en torno a la ciencia.

Por eso mismo la Reforma, nacida en Córdoba, se expandió como movimiento de ideas en forma inmediata a todos los centros universitarios del país. Pero también por esos motivos se expandió rápidamente por hispanoamérica a Uruguay, a Perú (Víctor Raúl Haya de la Torre,

Luis Alberto Sánchez, Andrés Towsend Ezcurra), a Colombia (Germán Arciniegas), a México (José Vasconcelos), a Cuba…

Y a España, en donde los estudiantes buscaron en la voz de José Ortega y Gasset las precisiones sobre la Misión de la Universidad, y para ellos pronunció su notable conferencia del 9 de octubre de 1930 "Sobre reforma universitaria", en el Paraninfo de la Universidad

Complutense. La universidad ha de ser una institución de la cultura, para facilitar la formación de un sistema vital de ideas, no una caja de repetición de dogmas o una escuela de formación profesional sin sustento teórico ni crítico. "El carácter catastrófico de la situación presente europea -decía Ortega- se debe a que el inglés medio, el francés medio, el alemán medio son incultos, no poseen el sistema vital de ideas sobre el mundo y el hombre correspondientes al

tiempo. Ese personaje medio es el nuevo bárbaro, retrasado con respecto a su época, arcaico y primitivo en comparación con la terrible actualidad y fecha de sus problemas. Este nuevo bárbaro es principalmente el profesional, más sabio que nunca, pero más inculto también –el ingeniero, el médico, el abogado, el científico".

De acuerdo con las Bases establecidas en el Estatuto de la Universidad de Buenos Aires, aprobado por la Asamblea Universitaria el 22 de julio y el 11 de noviembre de 1960, aprobado por el Ministerio de Educación y Justicia de acuerdo con lo establecido por la ley 23.068 y puesto en vigencia nuevamente por el decreto 154/83, ratificado por ley 23.068, al restablecerse la Democracia en la Argentina y la Autonomía Universitaria:

I.- La Universidad de Buenos Aires es una entidad de derecho público que tiene como fines la promoción, la difusión y la preservación de la cultura. Cumple este propósito en contacto directo permanente con el pensamiento

universal y presta particular atención a los problemas argentinos.

II.- La Universidad contribuye al desarrollo de la cultura mediante los estudios humanistas, la investigación científica y tecnológica y la creación artística. Difunde las ideas, las conquistas de la ciencia y las realizaciones artísticas por la enseñanza y los diversos medios de comunicación de los conocimientos.

III.- La Universidad es una comunidad de profesores, alumnos y graduados, Procura la formación integral y

armónica de sus componentes e infunde en ellos el espíritu de rectitud moral y de responsabilidad cívica. Forma investigadores originales, profesionales idóneos y profesores de carrera, socialmente eficaces y dispuestos a servir al país. Encauza a los graduados en la enseñanza y en las tareas de investigación, y a través de ellos estrecha su

relación con la sociedad.

IV.- La Universidad es prescindente en materia ideológica, política y religiosa, asegura dentro de su recinto la más amplia libertad de investigación y de expresión, pero no se desentiende de los problemas sociales, políticos e ideológicos, sino que los estudia científicamente.

V.- La Universidad, además de su tarea específica de centro de estudios y de enseñanza superior procura difundir los beneficios de su acción cultural y social directa, mediante la extensión universitaria.

VI.- La Universidad estudia y expone objetivamente sus conclusiones sobre los problemas nacionales; presta asesoramiento técnico a las instituciones privadas y estatales de interés público y participa en las actividades de empresas de interés general.

La Universidad Nueva, como la llamó Palacios, se consolidó rápidamente. Sobre bases de instituciones ya existentes, el ministro Salinas propició la fundación de la Universidad Nacional

del Litoral, creada por Ley el 17 de octubre de 1919, y de la Universidad Nacional de Tucumán, fundada en 1921, que nacieron así con el espíritu reformista. Después de cada eclipse autoritario, la universidad reformista renació en la Argentina con renovado ímpetu pese a los periódicamente renovados intentos reaccionarios de someter a la Universidad a la "razón de Estado", la planificación centralizada, las estadísticas eficientistas o el compromiso político con

los gobernantes ocasionales.

A cien años de 1918, la Reforma Universitaria sigue siendo una luz que nos ilumina: Los dolores que quedan son las libertades que faltan.

26 de julio de 2018

 

*Arquitecto e investigador

 

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