• INICIO
  • EDITORIALES
  • PLURIMIRADAS
  • ESPACIO CULTURAL
  • ESPACIO DE HUMOR
  • CARTAS DE LECTORES
  • ARCHIVOS
  • ENVIAR TEXTOS

INDIGNACIÓN, DESENCANTO Y TENTACIÓN POPULISTA por José Armando Caro Figueroa*

| 25 abril, 2016

Es harto probable que en casi todos los puntos del planeta, la mayoría de sus habitantes experimente un creciente desencanto por la situación que les toca vivir. Por lo general, las visiones ciudadanas de la crisis se revuelven dentro de los estrechos límites provinciales.

Es así, por ejemplo, como desde Salta, tendemos a vivir y soportar las dificultades atribuyéndolas a la fatalidad, al Gobernador o a la larga hegemonía de los conservadores de injusticias y privilegios. Existen, por supuesto, comprovincianos ilustrados que incorporan datos nacionales a su diagnóstico de la crisis: el régimen unitario que concentra todo los poderes en la “zona núcleo”, la herencia recibida de décadas anteriores, la corrupción o las vacilaciones del flamante Presidente de la Nación.

Pero lo cierto es que el mundo entero bulle tras la constatación de que las antiguas y no tan antiguas certezas que nos permitieron progresar o vivir con la ilusión de que el progreso era posible y estaba a la vuelta de la esquina, ya no sirven para abordar eficaz y legítimamente los problemas económicos, sociales, ambientales, o políticos.

Son muchos los europeos y sudamericanos que se sienten, de alguna manera, expresados por el tango “Desencanto” (Discépolo): 

“Y pensar
que en mi niñez
tanto ambicioné
y al soñar forjé
tanta ilusión.
Oigo a mi madre aún,

la oigo engañándome
porque la vida
me negó las esperanzas
que en la cuna me cantó
”

Sobre todo cuando los Gobiernos, las patronales, los gurúes o los formadores de opinión prometen a los menos favorecidos mejoras futuras a cambio de sacrificios y concesiones presentes. Son muchos los casos en donde estas concesiones no fueron seguidas de las inversiones, los empleos ni las mejoras prometidas. Y es esto lo ha que deteriorado los grandes consensos económicos y laborales.

El occidente desarrollado

Permítaseme la audacia de ensayar aquí una explicación que, superando las fronteras locales y nacionales, incorpore algunos datos occidentales o, más precisamente, europeos.

La constatación genérica podría expresarse del siguiente modo: Todos los complejos equilibrios alcanzados en occidente tras la segunda guerra mundial están rotos o a punto de quebrarse.

Asistimos, en primer lugar, a una exacerbación de las desigualdades, fruto de la voracidad de quienes detentan poder y riquezas, de la crisis de todas las fórmulas conocidas de Estado del Bienestar, y de las resistencias al avance de la democracia constitucional.

Las grandes riquezas locales y globales han desarrollado mecanismos para sobreponerse a las competencias de los Estados nacionales, eludir su fiscalidad y sus poderes regulatorios. En paralelo, los instrumentos nacidos de la autonomía colectiva para favorecer la distribución de la riqueza -los derechos de protesta, sindicalización y huelga, entre otros- languidecen a consecuencia del descrédito de los actores sociales, de las renovadas estrategias del capital para esterilizarlos, o del lento declive del principio de solidaridad.

Los paraísos fiscales y la relocalización de activos o de fábricas, son los instrumentos que facilitan -hoy por hoy- la existencia de niveles desconocidos de concentración de la riqueza.

La democracia representativa y sus límites

En el terreno acotado de la política se han producido –y continúan produciéndose- verdaderos cataclismos. La constatación de que muchas de las reglas electorales nacionales (aquellas que transforman votos en escaños o bancas) favorecen a los partidos coaligados para monopolizar el “régimen”, así como la crisis de identidad de la izquierda europea son buenos ejemplos de lo que pretendo expresar.

Tengo para mí que el llamado “consenso socialdemócrata” permitió superar, al menos en occidente, las peores consecuencias de la segunda guerra mundial y alumbró los “treinta gloriosos años”. Tras la primera y segunda crisis del petróleo, la derecha moderada y el socialismo democrático prolongaron consensos alrededor de las medidas que -con suerte dispar- se propusieron abatir sucesiva o simultáneamente el desempleo, la inflación y el estancamiento. Ese mismo consenso, no exento de conflictos internos, apostó por la unidad de Europa y la globalización de los intercambios.

¿Punto de inflexión o de no retorno?

La crisis económica mundial de 2008 inauguró el ciclo que hoy padecemos y que ha oscurecido el panorama ideológico y político del amplio espacio plurinacional al que la Argentina -por encima de aventuras autárquicas-, pertenece.     

Los partidos tradicionales de izquierda y de derecha que han gobernado los países europeos desde aquel lejano 1945 atraviesan severas crisis de identidad. La permanencia excesiva en el poder y, consecuentemente, la escasa alternancia fomentaron la corrupción política y adormecieron los debates en muchos de los países de la Unión Europea.

Este abrazo de derechas e izquierdas construyó verdaderos regímenes cerrados y oligárquicos, en donde los programas electorales de cada fuerza y los comportamientos de sus líderes tendieron a parecerse hasta extremos insospechados.

En el terreno de las relaciones laborales sucedió algo parecido: Las políticas “socialmente responsables” han terminado de integrar a los sindicatos de izquierda dentro de un régimen en donde las luchas obreras pierden fuerza y eficacia y en donde la idea de solidaridad de clase es remplazada por identidades corporativas.

Todo lo cual no niega ni desconoce que la acción combinada de partidos políticos de corte laborista o socialista y de sindicatos afines logró, en Europa, importantes mejoras históricas en materia de bienestar general y de condiciones de trabajo.

Sucede, empero, que en las últimas tres décadas estas mejoras se han reducido y que las fuerzas del mercado han logrado trasladar costos a los jóvenes, a las mujeres, a los emigrantes y a las personas de difícil inserción laboral.

En varios países, la indignación ciudadana presenta comportamientos cíclicos. En otros, está sirviendo para crear nuevas fuerzas políticas y sociales que cuestionan en bloque al “régimen” que permitió hasta aquí gobernar a esa suerte de entente cordial formada por conservadores, liberales, socialistas y comunistas; se trata de un sólido y aceitado bloque ideológico que irradia su actuación y sus consignas en los ámbitos electoral, académico, cultural y de las comunicaciones sociales.

Mientras en la Argentina y en varios de nuestros países vecinos gana adeptos la necesidad de reemplazar el populismo (en sus diversas manifestaciones) por un republicanismo en condiciones de consolidar la democracia, la paz interior y el bienestar general, en ciertos países de la Europa comunitaria surgen fuerzas de derecha y de izquierda que intentan construir alternativas populistas y, en tal empeño, miran hacia nuestros “regímenes” nacionales e incluso hacia algunos de nuestros intelectuales de relieve.      

Pero dejemos a los europeos resolver sus desafíos, y esforcémonos nosotros por encontrar los caminos autónomos que nos conduzcan a las grandes metas del Preámbulo de nuestra Constitución.  

 

  *Ex Fiscal de Estado de la Provincia (1973), ex Ministro de Trabajo de la Nación (1993/1997)

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

PERO LADRÓN … NO por Carlos Alberto Kreimer*

| 20 abril, 2016

En el enero del año 1943 muere el General Agustín Pedro Justo quién era además ingeniero recibido en la UBA.  Al fallecer dejó como herederos a dos hijas mujeres y uno varón llamado Liborio, militante trotskista quién, para esos menesteres, firmaba como Quebracho o Lodobón Garra en innumerables textos de su creación. Su padre fue el presidente de un sexenio muy polémico; para algunos el gran gobernante que sacó al país rápidamente de la crisis de los treinta y, para otros, el siniestro aliado al imperialismo inglés que gobernó, según un periodista cordobés que ganó inmortalidad solo por esa definición, la década infame. Cuando visitó el país en el año 1936 el presidente del Franklin Roosevelt en su homenaje se reunió la asamblea legislativa que presidía Agustín Justo, y durante la sesión se escuchó un grito en las galerías Abajo el Imperialismo proferido por el hijo Liborio o Quebracho. Fue detenido varios días y su progenitor solo evitó los maltratos policiales.

El trámite sucesorio de Justo fue manejado, como era costumbre en la época, por el hijo varón (la madre había muerto unos meses antes). Insólitamente la familia del expresidente creía que estaban en la ruina, a punto tal que abrió la sucesión con beneficio de inventario habilitando la feria judicial porque el plazo para esa opción era muy breve. El muerto debía una suma importante (entre otras menores) al Banco de la Nación que uso para remodelar su caserón de la calle Federico Lacroze nro 2154 que aún existe intacto, para mejor acomodar la biblioteca de libros históricos y artísticos de 28.000 ejemplares (con varios incunables) que era considerada única en el continentes. Esa biblioteca le fue ofrecida al gobierno resultante de la revolución de 1943 por el precio del inventario judicial (unos dos millones de dólares actuales) con el caserón de regalo (cuyo precio ahora se debe acercar a de la biblioteca), pero el ministro Alberto Baldrich (claro fachistoide) rechazó comprarla (no le gustaba, seguramente, el legado de un aliadófilo masón con un hijo trotskista que realizaba la oferta). Lamentablemente esa biblioteca terminó desguazada en Perú donde fue vendida por su valor y trabajosamente cobrada, ya que Quebracho rechazó una magnífica oferta de la Universidad de Texas, para evitar que esos libros se los llevara el imperialismo. Es una verdadera lástima que el trotskista Quebracho no hubiera seguido la conducta de León Trotsky que destinó todo su valioso archivo a la Universidad de Harvard en EEUU., donde aún se conserva incólume y es consultado por los interesados en la temática.

Durante el trámite sucesorio los herederos se enteran sorprendidos un hecho que ignoraban. Existía en el Banco de Londres una caja de seguridad a nombre del padre. Ordenada por el juez pertinente la apertura con escribano y en compañía de Liborio, se encuentra una importante suma de dinero necesaria para hacer frente al crédito del Banco Nación. Un trámite sucesorio sin conflicto entre herederos es meramente administrativo (en alguno países se hace sin intervención judicial). Pero Liborio Justo presenta sun largo escrito (cuatro carillas)

donde da cuenta de la diligencia y explica, sin que nadie lo exija, que su padre había ahorrado esa suma de su sueldo para el pago del crédito que adeudaba. Quebracho que había escrito un libro La Patria Avasallada donde acusaba a su padre ser un agente del imperio…pero ladrón no.

 Esa era la moral de la izquierda que vale la pena recordar en estos convulsionados momentos. Ya Juan B. Justo, que fuera un importante cirujano, al regresar de su especialización en Francia en 1990 impuso en el quirófano la asepsia conforme los descubrimientos de la medicina europea, imponiendo una orden: las manos limpias las uñas cortas. Dedicado luego a la política y siendo el fundador del Partido Socialista, también en la política impuso el mismo precepto. Para todo militante progresista o izquierdista la honestidad de los funcionarios y los activistas fue siempre un principio indiscutido. De donde se sigue que quién lo niega –sea cual fuere su justificación- es ajeno a ese espacio.

*Autor de “El destino de la Biblioteca del General Justo” (publicado por Todo es Historia)

Miembro del CPA.

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

EL TURNO DE LOS DESCARADOS por Alberto Medina Méndez*

| 20 abril, 2016

Parece asomarse lentamente el tiempo de encerrar en la cárcel a algunos corruptos. Sin embargo, no se vislumbra con claridad, un plan serio, integral y concreto para desarticular las verdaderas causas de la corrupción.

Es posible que se estén dando algunos pasos en la dirección adecuada, recorriendo una línea de progresivos avances. Es necesario que los que se apropiaron del dinero de la gente no queden impunes. Si todo esto ocurre finalmente, será una excelente señal para el presente y el futuro del país.

Aun no se sabe si lo que viene aconteciendo es parte de una venganza organizada desde la corporación judicial, una meditada decisión política o solo un ataque espasmódico de moralina ventajista. El resultado final puede ser igualmente muy positivo, con independencia de las motivaciones que han llevado a este repentino despertar cívico y a esta inusual valentía republicana nacida desde las entrañas de este cuestionado sistema.

Más allá de las innegables implicancias favorables de estas noticias que todavía conmueven, desmontar las profundas raíces de la corrupción doméstica, de esa maquinaria arraigada por décadas, precisará de muchas otras acciones y no solo de este mero conjunto de loables intentos aislados.

Esta puede ser una enorme bisagra en la historia política, sobre todo por su significativo valor simbólico.  De algún modo, desde ahora mismo se puede hacer bien lo que casi nunca se hizo adecuadamente. Los corruptos no merecen clemencia alguna. Ellos tampoco la han tenido en ningún momento y sus remordimientos no aparecieron jamás, ni siquiera ahora.

El inocultable cinismo que ostentaron varias generaciones de dirigentes políticos es tremendamente ofensivo para todos. Demuestra una total falta de respeto a los ciudadanos, a esos mismos a los que se les ha mentido reiteradamente sin sonrojarse y sin ningún pudor. Sin dudas, esa despreciable actitud amerita, como mínimo, un castigo moral equivalente.

Para esto no sirve demasiado el endiosado gradualismo que invita a quedarse a mitad de camino. Claro que hay que avanzar caso por caso y continuar por ese sendero, pero importa mucho hacerlo con total determinación y suficiente potencia, para no caer en la eterna tentación de ocuparse solo de algunos emblemáticos incidentes, de seleccionarlos con un sentido político y haciendo gala de un indisimulable oportunismo.

Siempre ha sido una preocupación la impunidad ante la ley, pero hay que invertir también muchas energías en conseguir que los corruptos reciban además un contundente rechazo ciudadano, no solo porque corresponde, sino porque esa es la mayor garantía de que si la estrategia legal tropieza, no podrán continuar con sus fechorías como si nada hubiera acaecido.

Esta casta de inmorales tiene cierto talento para acomodarse a los nuevos escenarios a una gran velocidad, logrando que buena parte de la sociedad olvide todo lo sucedido sin pedir explicaciones por ese evidente cambio. El modo eficiente de terminar con esta patética historia es asegurarse que los corruptos tengan su merecido, pero que también los "colaboracionistas de siempre", no se escapen de ciertas normas haciéndose los despistados.

Una importante cantidad de dirigentes han sido, no solo funcionales por omisión, sino que han cooperado a cara descubierta con esos mismos a los que hoy les han soltado la mano, demostrando además, sin disimulo, sus escasos escrúpulos, su cruel personalidad y su indecencia crónica. .

Los delincuentes que se quedaron con el fruto del esfuerzo de la gente merecen todo el repudio. Pero ese premio también debe ser para aquellos otros que además de colaborar con las andanzas de los malhechores, deambulan por ahí como si nada tuvieran que ver, como si lo ocurrido no se hubiera logrado también gracias a su imprescindible complicidad manifiesta.

Esta actitud de hacerse los distraídos nos los exculpa de nada.  Hicieron lo que hicieron con total convicción. No fueron obligados a punta de pistola a hacer lo que no deseaban. Recibieron beneficios directos por sus posturas públicas y contribuyeron enormemente a construir el andamiaje político de ese perverso poder que fue el instrumento para ejecutar tantas atrocidades.

Es necesario mirar hacia adelante y dar vuelta la página de una vez, pero para hacerlo es indispensable que no se cuelen por los resquicios los secuaces de los forajidos de la política que aun pululan por ahí y pretenden pasar desapercibidos como si ellos no fueran parte central del problema.

Las sociedades siempre evolucionan con los individuos que disponen en un momento determinado y eso incluye a sus dirigentes. Hay que generar el marco de oportunidad para arrepentirse genuinamente. Si se cometieron errores bien vale asumirlos a viva voz, confesar los desaciertos sin eufemismos y comprometerse de un modo diferente para lo que viene.

Lo que no parece razonable es intentar que algo cambie con la participación protagónica de los mismos actores, con gente que no tiene miramiento alguno para delinquir, y que además exhibe una ausencia de códigos de lealtad con sus ideales y sus amigos, que los muestra como lo que son.

Un personaje que mira para otro lado, que ahora descubre mágicamente que, en el pasado, se cometieron delitos que fueron denunciados hasta el cansancio, que de pronto se sorprende ante la inmensa nómina de abusos de poder que emergen a diario y las reiteradas arbitrariedades que han quedado al desnudo, no merece tampoco respeto ciudadano alguno.

La lucha permanentemente contra la corrupción es un deber de todos. Encarcelar a los corruptos también. Pero es necesario además asumir las equivocaciones del pasado reciente con hidalguía. En ese proceso resulta vital ocuparse de esos pícaros que intentan hacerse los desentendidos. Para ellos también están las normas legales, pero si esas reglas no alcanzan para ponerlos en su lugar, será entonces la sociedad la que tendrá que recurrir a las urnas para que pronto sea también el turno de los descarados.

*Periodista.Consultor Privado en Comunicación, Analista Político,Conferencista Internacional, Presidente de la FUNDACIÓN CLUB DE LA LIBERTAD, Miembro de la Comisión Directiva de la RED POR LA LIBERTAD,Columnista de INFOBAE en Argentina,Columnista de DIARIO, EXTERIOR de España, Columnista de EL CATO de EEUU,Conductor del los ciclos radial  y televisivo EXISTE OTRO CAMINO.Ha publicado más de 470 artículos en 15 países de habla hispana

Premio a la Libertad de la Fundación Atlas 2006

Premio Periodista del Año de Corrientes, por Fundación Convivencia en 2002 y 2011

Premio Corrientes por la labor periodística en 2013


 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

ACABAR CON LA SINIESTRA ESPIRAL DEL TRÁFICO Y CONSUMO DE DROGAS por Federico Mayor Zaragoza*

| 20 abril, 2016

Fuente Other News

El 19 de tuvo lugar en las Naciones Unidas una Sesión Especial de la Asamblea General sobre las Drogas, con el fin de “promover una profunda revisión de las actuales políticas y enfoques”.

El narcotráfico es una auténtica y gravísima amenaza a la estabilidad mundial y, después de muchos años, está sucediendo lo peor: se acepta como un “efecto colateral” del sistema económico, de la desequilibrada y confusa gobernación global que ha situado al mercado como protagonista de la política planetaria, en lugar de los principios democráticos.

Mientras siga siendo un fabuloso negocio, no habrá solución por la fuerza. Porque pueden acallar muchas voces, porque pueden matar sin contemplaciones, porque pueden comprar muchas armas y voluntades, porque pueden ocultar y lavar su negro dinero en paraísos fiscales.

Está claro que el precio no tiene el menor efecto disuasorio y que, urgidos por la extrema dependencia y apremio del consumo, los adictos son capaces de todas las extorsiones, chantajes, coacciones, afrentas familiares…

Dejémonos impresionar por la desazón y tristeza de un drogadicto. Y tratémoslo como todo ser humano se merece. Advirtamos, alertemos, asistamos… pero sin consentir que el narcotráfico siga constituyendo hoy uno de los mayores y más graves problemas de delincuencia y de terrorismo.

Está claro que la solución no es mirar hacia otro lado mientras en las discotecas y salas de fiesta se ofrece todo tipo de “droga” y, lo que es peor, algunos barrios “malditos” se abandonan a su suerte.

Está claro que no es un problema de seguridad y solución militar, sino un tema de sanidad pública. Hay que desmontar con vigor, con la cooperación de todos los servicios de inteligencia, el terrible andamiaje capilarmente extendido en todo el planeta.

La drogadicción produce efectos muy negativos en la salud –sobre todo en las neuronas-, en la voluntad, en la vida de los drogadictos. Y de los familiares. He visto tantas familias destrozadas, empobrecidas, arruinadas en todos los sentidos, por el consumo de droga. En último término, por las dimensiones del tráfico y su impacto económico y delictivo, el consumo de drogas afecta a la sociedad en su conjunto.

El problema de las drogas es la demanda, no la oferta. Los Estados Unidos se pasan la vida rastreando, con grandes efectivos militares, en los países de origen para evitar, inútilmente, que se inicien las distintas “rutas de la droga”… pero no controlan el consumo interno. Apresan a muchos “capos” de otros países pero muy pocos en su propio territorio.

Como en el caso del alcohol y del tabaco, es un tema de honda repercusión patológica, y deben realizarse amplias campañas para educar a los potenciales consumidores y alertar debidamente a la sociedad, para que sepan antes de iniciarse a lo que se exponen, y tratarlos luego –al igual que se hace con los afectados por el tabaco o el alcohol- en las instalaciones hospitalarias apropiadas. Hay que apelar a la responsabilidad de toda la sociedad porque es un drama que, progresivamente, afecta a todos.

Insisto en que deben conocerse muy bien los efectos nocivos que comporta su consumo. Pero el prohibicionismo, como ha destacado Aracely Manjón, ha constituido un error profundo, con mafias que afectan a la seguridad de países enteros, traficantes que se convierten en asesinos y drogadictos que hace de su vida, a escala personal y familiar, una inmensa tragedia.

Una parte de los problemas de Afganistán –y de los relacionados con los talibanes- desaparecerían si, súbitamente, no fuera negocio cultivar la amapola. El 90% de la heroína que se consume en el mundo procede de Afganistán. Y cada hectárea de dormidera proporciona unos 13.000 dólares anuales… cuando la de los cereales no pasa de 500.

Lo mismo sucedería en Colombia y otros países de la “gran avenida” de América Latina, como las de los países de América Central y México: mientras produzca pingües beneficios, habrá narcotraficantes, desde los pequeños “camellos” hasta los grandes, distantes y ocultos jefes de los “cárteles”, que blanquean los cuantiosos fondos en los paraísos fiscales. En contra de lo prometido en el “rescate” de las instituciones financieras en la reunión del G20 en 2008, la regulación de las actividades bancarias ilícitas y delictivas no ha tenido lugar y los paraísos fiscales siguen estando colmados por las mafias y los ciudadanos insolidarios que evaden capitales.

Sólo la “normalización” de su distribución, terminaría de una vez con la trama mafiosa de extrema violencia que hoy es propia del narcotráfico. Sería un golpe decisivo, que haría desaparecer una de las mayores lacras que afectan a la humanidad. Creo sinceramente que es la única forma de eliminarla, porque ya está demostrado que no se elimina por la fuerza.

Europa debería liderar esta gran decisión a la que se oponen algunos de buena fe, y otros para defender los inmensos intereses que obtienen… sin reparar en los dramas personales y familiares que originan y que no afectan a sus conciencias porque hace tiempo que las vendieron.

Aquí, de nuevo, la existencia de unas Naciones Unidas fuertes y dotadas de la autoridad imprescindible sería fundamental para hacer frente a este terrible reto.

Es necesario, pues, en esta como en tantas otras cuestiones, un replanteamiento radical. Hay que abordar el tema sin prejuicios, sin posiciones inamovibles que desoyen cualquier sugerencia de cambio.

Con todas las advertencias, con grandes campañas de movilización, se lograría que hubiera, como sucede hoy con el consumo del alcohol y del tabaco, una clara conciencia de los riesgos que representan, pero se terminaría con la innecesaria y siniestra espiral de la violencia personal y colectiva que representa el entramado actual. Con un gran clamor popular debería, de una vez, procurarse que desaparecieran –como ya he indicado antes- los paraísos fiscales. La voz de la gente debe ya, en la nueva era que se avecina, tomar en sus manos las riendas del destino común. Son medidas muy difíciles no sólo por el inmenso andamiaje que hay que desmontar, utilizando las fuerzas de seguridad cuando sea necesario, sino por la inercia que la “sociedad instalada” siente ante toda modificación de rumbo.

Creo que es conveniente recordar en este punto que en España, el alcoholismo produce hoy más adicciones y trastornos que la droga…

Uno mi voz a la de quienes, como hizo Carlos Fuentes -¿cuántos asesinatos se han sufrido ya en México en la guerra contra el narco?- aconsejan sabiamente y con conocimiento de causa sobre el tema. Pero los “capos” se resisten porque saben, como Al Capone, que con la reducción del precio se les acabaría rápidamente su maléfica empresa. Hace poco, el ex Presidente de Colombia y hoy al frente de UNASUR, Ernesto Samper, declaraba que es urgente un cambio de actitud “porque hemos sido duros con los débiles y débiles con los duros”.

Ruth Dreifuss ha hecho un llamamiento, con toda la autoridad que posee, para la abolición inmediata de la pena de muerte relacionada con el tráfico y consumo de drogas. En Indonesia, en Arabia Saudita, en Irán… son muchas las ejecuciones que han tenido lugar en los últimos años por esta razón. Aparte de la enorme afrenta que representa para los derechos humanos, reitero en que no tiene el menor efecto disuasorio.

En resumen, no hay que estigmatizar a los usuarios, sino involucrar decididamente a todo un sistema de gobernación que hasta ahora ha consentido tráficos de toda índole a escala supranacional y que es incapaz de clausurar de una vez los paraísos fiscales. Mientras haya paraísos fiscales habrá tráficos, delincuencia internacional, mafias. Desde los más poderosos y ricos hasta los que en barrios y suburbios pobres y marginados constituyen los últimos emisarios de este sistema “capilar” de terribles consecuencias.

A los adictos hay que ayudarles a que logren re-hacerse, a recuperar el dominio de sí mismos, para que vuelvan a “ser”, para que vuelvan a vivir plenamente el misterio de su existencia. Y a los narcotraficantes hay que llevarles ante los tribunales y, todavía mejor, conseguir que desaparezcan haciendo que no valga nada su “mercancía”.

Las Naciones Unidas llevan varios años estudiando las distintas dimensiones del tema y nuevas opciones. Es la única institución que tiene capacidad y altura para hacerlo. Ha llegado el momento de adoptar, sin demora, medidas con gran firmeza.

*Político y bioquímico español. Licenciado en Farmacia con premio extraordinario en la Universidad de Madrid, se doctoró en 1958. Miembro de la Real Academia de Farmacia desde junio de 1976 ha escrito numerosos libros sobre su especialidad científica. En 1987 publicó Mañana siempre es tarde.

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

¿ES «PROGRE» DESCOLGAR UN CUADRO? por Carlos Alberto Kreimer*

| 20 abril, 2016

A cuatro décadas del golpe militar que derrocó al gobierno constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón (Isabelita), que vive y la historia reclama su testimonio, parece que para condenar la dictadura los actos simbólicos opacan a los documentos. En esta suerte de controversia sobre los últimos doce años de gobierno, hay militantes del “relato” que sostienen que todos los errores son tolerables ante la satisfacción personal que tuvieron cuando se descolgaba el cuadro de Rafael Videla de la galería en donde figuran los directores de la Escuela Militar.

El relato histórico exige rigor integrando en un discurso lo bueno y lo malo hecho por los protagonistas. De la “línea Mayo-Caseros” donde solo se concebía el rosismo como la mazorca que gritaba “viva la santa federación y mueran los salvajes unitarios” para cumplir la profecía de Mármol (“…ni el polvo de tus huesos la América tendrá…); se pasa al extremo elogiando a Rosas como el único defensor de la soberanía nacional contra los vende patrias de Rivadavia, Echeverría, Sarmiento, Mitre y otros. La historia maniquea o conspirativa, es así narrada para la coyuntura política con sus inmutables mitos. Se parte de una conclusión previa elaborada seleccionando los hechos y los protagonistas que se muestran como insobornablemente buenos o irredimiblemente malos. El discurso histórico se exhibe un collage para ser usado como justificación política

A lo dicho se debe agregar la censura oficial o autocensura de los relatos. En las escuelas se leía “El Crimen de la Guerra” de Alberdi sin el prólogo original, porque el tucumano no hablaba bien del General San Martín y el Padre de la Patria es impoluto.  Esta lógica pervive en plena democracia practicando otro prólogocidio en el “Nunca más”, ya que los guerrilleros han pasado a ser héroes y el cuestionamiento de sus conductas no es progresista.

Ilustra Ceferino Reato (“Operación Primicia”) que el ataque de los montoneros al cuartel de Formosa (en pleno gobierno constitucional en octubre de 1975), no solo dejó el trágico saldo de una docena de muertos de cada lado, sino que fogoneó el golpe de marzo de 1976. Los muertos militares eran en su mayoría conscriptos y peronistas. Ocho de los guerrilleros muertos en ese acto criminal e irresponsable figuran en el monumento a las víctimas del Terrorismo de Estado en la Costanera Norte y sus familias accedieron a las indemnizaciones legisladas para las víctimas del Proceso. Los deudos de los colimbas perciben una modesta pensión militar. Esta triste circunstancia forma parte de lo que se busca por un sector: mostrar a los guerrilleros, hayan hecho lo que hicieron, como redentores y es en esta línea que Ebe de Bonafini proponga que en el Museo de la Memoria se exhiban “las metrallas que portaron nuestros muchachos”.

Se recuerda de María Elena Walsh el valiente artículo en agosto de 1979 publicado en Clarín y titulado “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes”, pero se suprimió la parte del texto que dice: “…Que las autoridades hayan librado una dura guerra contra la subversión y procuran mantener la paz social son hechos unánimemente reconocidos. No sería justo erigirnos a nuestra vez en censores de una tarea que sabemos intrincada y de la que somos beneficiarios..”  Vale la propia reflexión de la Walsh en ese texto: “…nuestra cultura parece regida por un conjuro mágico: no nombrar para que no exista…”

En los finales de 1961 el Presidente Arturo Frondizi visitó la India. Formaba parte de su ideario una conciliación e integración definitiva de los distintos grupos nacionales y así acercó a su gobierno a nacionalistas católicos con judíos (por primera vez ministros y gobernadores), liberales con marxistas, socialistas y conservadores, etc. Incluso con el tiempo modificó el nombre de su pertenencia llamándolo Movimiento de Integración y Desarrollo. Hay ahora un reivindicación merecedora de sus breves e importantes cuatro años de gobierno (también recortada y acrítica, sin el plan Conintes, la movilización militar de los trabajadores ferroviarios, etc.)  Contaba don Arturo a su regreso del viaje a la India, que en el despacho del Pandit Nehrú se sorprendió cuando vio los retratos de todos los gobernadores verdugos ingleses. Interrogado por esa peculiar circunstancia Nehrú simplemente contestó: “forman parte de la historia de la India”. Era absurdo negar el pasado por doloroso que fuera y el reconocimiento total y no ciego formaba parte del ideario de Frondizi. La integración nacional excluye las mutilaciones.

Es en este marco que vale analizar el acto simbólico por el cual el presidente Néstor Kirchner ordenó descolgar el cuadro de Rafael Videla que lucía en el Colegio Militar en el lugar donde se recuerdan a la totalidad de los directores de ese establecimiento. El hecho merece el análisis del personaje que cumplió la orden, y el significado del acto. 

Descolgó el cuadro el General Bendini –a la sazón Jefe del Ejército- que había tenido un importante mando en la Patagonia cuando Kirchner era gobernador en la zona, y afrontaba un juicio penal por haber usado la chequera oficial para atender gastos personales (al decir de Bernardino Rivadavia “confundió el erario con el peculio”) y hacía cualquier mandado para salvar su cabeza (se lo habían prometido y no se pudo cumplir porque la justicia terminó con su carrera militar y jefatura porque estaba “hasta las tetillas” y era imposible truchar la causa) El cuadro fue descolgado entonces por manos sucias.

En cuanto al hecho en sí ¿qué les diremos a las futuras generaciones cuándo recorran esa galería, que Videla no existió como director del Colegio Militar? ,(“negar para que no exista”). No sería más lógico dejar el cuadro y poner al pie una información sobre el funesto personaje, aun arriesgándonos a que otros actores también con criterios maniqueos pretendan agregar: “fue defendido por Cuba y el Partido Comunista donde militaban” y allí una lista de los “K” congresistas, funcionarios, escribas, intelectuales, banqueros, que lograron realizar sus apetencias moldeadas en la formación stalinista.

La historia entendida como una lucha facciosa para lo cual se la mira con un solo ojo no ayuda a establecer la verdad.

*Socio del Club Político Argentino

 

 

 

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

EL LARGO CAMINO HACIA LA POBREZA ESTRUCTURAL (IV y última parte) por Jorge Ossona*

| 10 abril, 2016

Los cambios culturales: juvenilizacion, “emocionalismo”, y los nuevos valores de la exclusión

El empobrecimiento supuso consecuencias culturales que, compartidas con el resto de la sociedad, en los sectores populares adquirieron implicancias específicas. Tal es el caso del desprestigio de la adultez –aun así, mucho menos acentuado que en las clases medias y altas- y la consiguiente exaltación de la juventud como valor superior. Esta juvenilizacion acentuó, asimismo, otras consecuencias culturales de gran calado. En efecto, en el marco  de las nuevas relaciones laborales, los jóvenes fueron priorizados como fuerza de trabajo por su mayor maleabilidad y menor problematicidad respecto de aquellos adultos socializados en el régimen anterior. Conforme fueron pasando los años, la conciencia de los derechos sociales se fue desdibujando; al tiempo que la fragmentación salarial fue operando un disciplinamiento más sólido

Los jóvenes fueron desde los 80 quienes mejor expresaron la crisis de las subjetividades colectivas e individuales anteriores. Hasta la reconversión, ser trabajador suponía una identidad muy compacta conjugada con la política –en general, peronista- y religiosa –en su inmensa mayoría, católica- . El transito del sector industrial a los servicios y la caída de la ponderación y contención de los sindicatos condujo a la nueva masa de trabajadores juveniles a optar por identidades nuevas de fuerte emotividad expresiva procedente de los medios masivos de comunicación y el deporte. Las nuevas solidaridades concomitantes  fueron forjando sentimientos y lazos afectivos espontáneos  que ya no pasaban por el orgullo de la especialización laboral y el peronismo sino más bien por la música, el deporte, y el barrio.

Crecientemente escindidos de los modelos patriarcales por todas las razones antes enumeradas, los jóvenes constituyeron comunidades nuevas bien expresadas por el concepto genérico de “bandas” reunidas en las esquinas o en plazas. Allí confluían los ocupados, los semiocupados y los desocupados así como los desheredados  por el estallido de sus familias convirtiendo a esas agrupaciones en un campo propicio para su explotación política o delictiva. Al respecto, las barrabravas y el narcotráfico fueron ganando posiciones desde los 90 en adelante; aunque también grupos musicales que luego plasmaron estilos emblemáticos de la marginalidad como la cumbia villera.

Tampoco fueron ajenas a todo este proceso las nuevas identidades religiosas en detrimento del catolicismo como el pentecostalismo, diversos evangelismos, y otros cultos como El gauchito Gil, San La Muerte o diversas variantes de la umbanda. Todas ellas evocan de una religiosidad nueva en la que el bien y el mal conviven de manera compleja legitimando de manera sagrada la vida de la marginalidad y aun del delito. En el caso de los nuevos pobres de clase media, la incidencia religiosa fue menor aunque no por ello despreciable; así como el arraigo de estilos musicales que en los 90 abarcaron el campo del denominado rock barrial. A diferencia de las experiencias pioneras de los 70, este adopto un contestatarismo populista, localista y “antisistema”. La cumbia, en cambio, apunto más a exaltar orgullosamente el nuevo modo de vida estigmatizado por el resto de la sociedad bajo la forma de estereotipos como “negro”, “villero” asociados al delito.

 Poco margen quedaba  en ese discurso al trabajo sindicalizado y a un peronismo que fue reemplazado por las citadas comunidades emocionales fundadas en un presente continuo y un futuro dudoso y hasta despreciado. La emotividad se potenciaba en ciertas circunstancias colectivas regadas por la droga y el alcohol cundiendo el “descontrol” denominado en la jerga barrial como “bardo”. La marginalidad condujo, por último, a una socialización fragmentaria en la que convivían la calle, la escuela, la familia y los institutos correccionales y penitenciarios generando nuevos “códigos”.  Estos preservaban de la ética anterior su jerarquía poco igualitaria y fuertes relaciones de reciprocidad cuya trasgresión se pagaba con brutales castigos corporales, violaciones y hasta la muerte. La muerte juvenil se convirtió en parte del paisaje sociocultural de barrios y cementerios públicos con todas las torsiones culturales de rigor.

Los cambios socioculturales, por último, pueden ser evaluados tomando como referencia algunos valores emblemáticos de los sectores populares argentinos a lo largo del siglo anterior. El empleo, la casa propia y la educación fueron hasta fines de los años 70 el trípode de aquello que Luis Alberto Romero denomino la “sociedad móvil y democrática” bien representada por la densidad de sus clases medias a cuyo ingreso, asimismo, aspiraba la mayoría de los trabajadores. Un somero repaso sobre el estado actual  de esos valore puede  facilitar su comprensión desde la citada perspectiva cultural.

Con un acervo de tres generaciones,  en el núcleo duro de la nueva pobreza el trabajo estable  es despreciado y sustituido por otros más volátiles conjugados con diversos tipos de subsidios “focalizados”. Estos no excluyen  eventuales actividades  mucho más retributivas  como la participación periódica en los lucros del delito organizado y el narcotráfico. Las denominadas “estrategias de supervivencia” devinieron así en un estilo de vida en el que el ahorro y el progreso han sido sustituidos por la astucia y el oportunismo y un consumismo que no repara en medios para alcanzar sus fines en torno a la adquisición menos de la vivienda que de electrodomésticos, automóviles, motos o viajes.

Hacia principios de los 80, las ocupaciones compulsivas de tierras libres en sustitución del viejo sistema de loteos prohibido durante la última Dictadura dieron nacimiento a los nuevos asentamientos villeros. Allí, la propiedad de la vivienda ha sido remplazada por el “dominio” de predios que durante los últimos años se fueron hacinando triplicando su densidad poblacional y agravando los déficits de servicios públicos elementales. Un estamento de especuladores inmobiliarios asociados a la política supervisan junto a los referentes territoriales las operaciones de compra, venta y traspaso entre vecinos y parientes o connacionales. Los barrios devinieron en ámbitos de una sociabilidad intensa y hermética. En una sociedad históricamente portadora de espacios públicos  amplios y generosos compartidos por todos, en los nuevos barrios pobres ya  no “se pasa” sino que “se entra y se sale” pagando los debidos peajes a los “dueños de distintos territorios”.

Las escuelas han trocado su papel promotor social por otros complementarios de la alimentación y contención psicológica y emocional de niños y adolescentes procedentes de familias frecuentemente desestructuradas. Un indicador sugestivo es la deserción escolar solo contenida por clubes deportivos portadores de programas focales que prometen carreras asociadas menos al “progreso” que a la “gloria” como las del futbol asociadas a un ideal de vida de dispendio y de placer. Simultáneamente, cobraron auge los bachilleratos  especializados en Educación Física y las carreras en fuerzas de seguridad en sociedades en las que  la portación de un arma –particularmente si es “oficial”- ofrece una respetabilidad diferencial.

Por último, la ciudadanía es concebida menos individual que grupalmente –“en banda”- regida por jefaturas autoritarias de diversos orígenes y naturaleza. Hemos ahí otra cuestión fundamental: la utilidad política de la pobreza descubierta por la nueva clase política a partir de la comprobación, dudosa al principio, de su “gobernabilidad”. las dirigencias partidarias  municipales han hallado en los nuevos contornos colectivos de la ciudadanía una estupenda posibilidad de ejercicio de prácticas clientelares  en torno a la producción del voto que si bien no alcanza –al menos hasta ahora-para definir una elección nacional, suele garantizar, si, las municipales sobre las que se cimienta el edificio político. Este régimen exige de intermediarios genéricamente reconocidos como punteros, un universo  en el que conviven  referentes que luchan  en contra de la la marginalidad; con otros asociados a la expoliación de narcos, empresarios textiles, comerciales y de la construcción, organizaciones delictivas y barrabravas en comunión orgánica con el estamento político.

Suele atribuírsele este estado de cosas al “modelo capitalista” inspirado desde 1976 por el denominado “neoliberalismo”. En contra de su cualidad esencialmente excluyente, el kirchnerismo se auto legítima atribuyéndose  una lucha a brazo partido en contra de sus máximos representantes: las “corporaciones” y los “grandes grupos económicos concentrados”. Existe una mirada alternativa que contempla a la política  como su principal responsable asociada a empresarios  prebendarios que han encontrado  en ese mundo subterráneo la posibilidad de una explotación  que no registra precedentes en la historia nacional.

*Historiador y miembro del Club Político Argentino

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

LA CORRUPCIÓN POLÍTICA ESTÁ DESTRUYENDO A LA JUSTICIA PENAL por José Armando Caro Figueroa*

| 10 abril, 2016

Casi todos los argentinos quieren acabar con la corrupción política, castigar a sus responsables y obligarlos a devolver los bienes mal habidos.

Sin embargo, pasan los años y este clamor social no encuentra una respuesta jurídicamente válida que, además, resulte proporcional a la magnitud de los hechos que a diario se denuncian.

Esta insatisfacción ciudadana tiene que ver con una realidad que debería avergonzarnos: La Argentina carece -a estas alturas- de jueces y fiscales verdaderamente independientes y en condiciones de abordar los casos de corrupción vinculados con la política. En Salta ocurre otro tanto a raíz del férreo control que el Poder Ejecutivo ejerce históricamente sobre la judicatura penal y el ministerio público, además de los consabidos compadrazgos provinciales.

Aquel fenómeno que denominaré “politización de la justicia penal” es el resultado de la confluencia de actuaciones originadas siempre en la cúpula del poder político de la Nación y de la Provincia. Comienza con la selección de magistrados afines, continúa con un sistema de presiones (a veces brutales y otras veces sutiles) sobre los encargados de investigar y castigar, y culmina con jueces y fiscales travestidos en actores políticos que, cuando no buscan sus propios fines, agilizan o ralentizan los procesos al ritmo que marcan los pactos políticos, las tensiones sociales y mediáticas, o la injerencia de los llamados poderes fácticos.

Hoy, triste es reconocerlo, todos los actores que se mueven dentro o alrededor de la justicia penal juegan -peligrosa y embozadamente- a la política; con el agravante de que nuestra vida política está surcada por odios y sed de venganzas. El juego apunta, en unos casos, a asegurar impunidades; en otros, a forzar condenas o legalizar linchamientos. La exasperante demora en los trámites, cuando no busca prescripciones o momentos más favorables al imputado, obedece al designio de jueces y fiscales de blindarse contra maniobras agresivas provenientes del sistema político o de escalar en su carrera judicial.

Por otra parte, ese mismo sistema político ha omitido diseñar o poner en marcha instituciones que bien pudieran atenuar la politización de la justicia penal. La falta de constitución del Tribunal de Ética Pública, el pánico de las sucesivas mayorías a las “comisiones parlamentarias de investigación”, la negativa de los altos funcionarios a comparecer ante las Cámaras del Congreso a dar explicaciones cuando son objeto de sospechas fundadas, la politización de la Oficina Anticorrupción (que unas veces persigue y otras apaña según los intereses del poder), son muestras de aquellas omisiones que no hacen sino agravar el panorama de la lucha contra los delitos que afectan a la administración del Estado.

En este sentido, suena cuanto menos extraño que un sector de la opinión pública reclame la comparecencia del Presidente Macri ante la prensa y desdeñe su comparecencia ante la justicia o ante el parlamento para explicar asuntos que hacen a su anterior trayectoria empresarial.

La designación de jueces y fiscales “militantes”, la utilización perversa de los servicios de inteligencia o de emisarios e influyentes, los aprietes entre bambalinas, el control por los gobiernos de los jurados de enjuiciamiento y de los consejos de la magistratura, son algunas de las vías utilizadas para disciplinar a los magistrados penales y para ganar tiempo y espacio en favor de aquellos que contra toda evidencia y contra la lógica republicana sueñan con la impunidad.

Los actores políticos en situación de minoría entretejen relaciones de complicidad con los medios de comunicación y con la opinión pública, orientadas a erosionar o destruir a quienes disfrutan de posiciones de mayoría. Pero, ni bien las posiciones en el mapa político cambian, las actitudes giran: las ansias de transparencia de las anteriores minorías ceden a la opacidad a la que aspiran las nuevas mayorías; los antiguos aliados se desconocen y atacan con la misma furia que antes destinaban al caído oficialismo.

En el panorama actual, la enorme energía que despliegan encumbrados personajes del mundo de la política para pronunciarse sobre los actos de corrupción de los “otros” no muestra sino una voluntad de influir y si acaso controlar los pronunciamientos judiciales. Si estos personajes de gran audiencia mediática apostaran de verdad por una justicia independiente, deberían quizá guardar silencio o circunscribir su actividad a los recintos parlamentarios o incluso judiciales; cuando vociferan lo hacen para condicionar a los jueces y en procura de sentencias favorables a sus tesis políticamente orientadas. Los políticos de todo signo deberían seleccionar jueces independientes y dejarlos actuar.

Nuevos actores contra la corrupción

La emergencia de una opinión pública especialmente sensibilizada y asqueada por la corrupción de sus dirigentes, ha contribuido a conformar un nuevo actor dentro de los procesos penales. El juicio que día a día emiten los medios de prensa o los simples ciudadanos a través de las redes sociales, influye ciertamente sobre el ánimo y las endebles convicciones de ciertos magistrados.

La “gente” (ese anónimo actor que introdujera en nuestro vocabulario el recordado Chacho Álvarez) desea castigos fundados en denuncias, en sospechas o en evidencias no judiciales; un deseo que se emparienta con linchamientos y ordalías y se aparta del concepto de juicio justo y de las garantías que le son propios.

Esta parafernalia orientada a castigar, encubrir o absolver está, como no, destruyendo también el derecho penal democrático basado en los principios de “tipicidad”, presunción de inocencia, debido proceso, plazo razonable, inexistencia de delito sin ley previa, prescripción, y trato humano a presos y condenados.

Los montoneros asesinaron a Aramburu y, según fuentes fiables, a Rucci en virtud de códigos penales privados, sectarios y mesiánicos. Los dictadores de los años 70 asesinaron en las sombras sin respetar principios ni leyes. Los jueces militantes de la década kirchnerista crearon un derecho penal del enemigo para negar la prisión domiciliaria a ancianos militares procesados o condenados. Cierta “gente” pide la condena (o la indagatoria) de los hijos para forzar la confesión de los padres.

Muy recientemente jueces y ministros cedieron a las nefastas exigencias que pretenden vincular los proceso penales con el espectáculo, y toleraron el escarnio al que fue sometido el imputado señor Ricardo Jaime en el momento de su detención, olvidando que la Constitución garantiza derechos incluso a los condenados por cualquier delito. Dejaron en el tintero el sabio enunciado del artículo 18 in fine de nuestra Constitución Nacional.

Deberíamos intentar frenar la politización que destruye la justicia. En este sentido, sería saludable reemplazar –por las vías que marca la Constitución- a los jueces federales y provinciales que han dado muestras de subordinación al poder de turno y de oportunismo político, por magistrados capaces, independientes y honrados.

El Presidente Macri debería poner todo su empeño en esta tarea. A su vez sería de utilidad que el Gobernador Urtubey renunciara al control que ejerce sobre el Ministerio Público y se decidiera a profesionalizar el Consejo de la Magistratura, cerrando así un ciclo de amiguismo y nepotismo impropio de una democracia constitucional.

En estos desafíos se juegan la salud de nuestra república, el bienestar y la paz de los argentinos. También la libertad, el honor y los derechos de cada uno de nosotros.      

 

*Ex Fiscal de Estado de la Provincia (1973), ex Ministro de Trabajo de la Nación (1993/1997)

 

 

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

LA CODICIA COMO SINÓNIMO DE INEPTITUD por Alberto Medina Méndez*

| 10 abril, 2016

Cuando se trabaja con esmero, se pueden lograr brillantes resultados. El corolario de la tarea bien hecha, de la capacidad de resolver los problemas de la sociedad en el marco de un mercado competitivo, de satisfacer necesidades de un modo óptimo, muchas veces permite generar riquezas.

En cambio, en el ámbito estatal, el único modo de acumular mucho dinero es apelando a la corrupción. Los salarios en el sector público pueden ser inclusive elevados, según la posición que se ocupe, pero jamás se comparan con las significativas ganancias que se pueden lograr en el sector privado.

Sin embargo, en estos países, en el ranking de hombres más acaudalados, invariablemente aparecen dirigentes políticos que ostentan fortunas sin ningún pudor. No es necesario abrir una investigación judicial para darse cuenta de que esos dineros se han logrado recurriendo a negocios espurios.

Nadie puede acumular tantos recursos, en un cargo público con su salario formal. A lo sumo, siendo austero y administrándose muy bien, puede llevar adelante una vida acomodada pero jamás tan ampulosa como la que se le conocen a tantos personajes siniestros por estas latitudes.

La mayoría de los analistas intentan explicar el flagelo de la corrupción enfocándose en sus causas y consecuencias, pero tal vez valga la pena detenerse un poco en comprender como funcionan sus protagonistas.

Es posible entender, aun sin compartir sus criterios, la actitud de algunos que creen que su llegada a las oficinas públicas se constituye en su gran oportunidad para hacerse ricos. Ellos toman esa ocasión como la gran chance para salvarse. Saben que esa circunstancia durará poco tiempo y que si hacen negociados pueden cambiar su situación actual para siempre.

Es evidente que no tienen escrúpulo alguno y que les importa muy poco su eventual desprestigio personal. Algunos apuestan a pasar desapercibidos y que nunca nadie registre sus andanzas, pero su destreza para el disimulo es invariablemente efímera. Tarde o temprano terminan desplegando un patrimonio que jamás podrán justificar.

Indudablemente, su descredito no los incomoda tanto. En su escala de valores disponer de dinero es más relevante que su propia honra. Los tiene sin cuidado lo que opine la sociedad sobre ellos, ni siquiera lo que sus amigos y familiares piensen o la indigna herencia que le dejarán a sus hijos.

Una arista que no se analiza con suficiente profundidad es la otra cara de esa actitud lamentablemente tan cotidiana, de ir por lo ajeno sin pudor alguno, de quedarse con el fruto del esfuerzo de otros, y hacerlo con el descaro y la impunidad que tantas veces se ejercita sin recato.

Ese corrupto que utiliza su poder circunstancial en el Estado, para apropiarse del dinero que no le corresponde, no solo es un delincuente que infringe leyes y un inmoral por su ausencia de principios éticos.

Este individuo, es un incapaz, alguien que no dispone de ninguna habilidad, ni talento, para generar una riqueza legítima y bien merecida. Su valoración sobre sí mismo es muy limitada, casi nula. El no se cree apto. Sabe que no podrá desarrollarse por sus propios medios y el único camino que le queda para lograr su meta es  saquear, sin contemplaciones, a los ciudadanos.

Ni siquiera tiene el coraje de los malhechores que le quitan todo a la gente a cara descubierta. El corrupto es un ser mucho más despreciable aún, porque además de sus burdas acciones diarias, es un cínico sin límites porque habla de la corrupción, como si él no fuera parte esencial de ella. Utiliza palabras como "honestidad" y "transparencia" en su lenguaje habitual, y lo hace a sabiendas de su real comportamiento, lo que lo convierte en un personaje mucho más repugnante.

La corrupción es un fenómeno aberrante, pocas veces combatido con inteligencia. La sociedad supone que solo se trata de elegir a los honestos, sin comprender el complejo entramado estructural que ha sido pergeñado por algunos para que cualquier energúmeno ignorante se aproveche de esas enormes grietas instaladas deliberadamente en el sistema.

Se podrán minimizar los hechos como estos, pero no se eliminarán de raíz hasta que no se logre desmontar el desmesurado tamaño del Estado, la eterna discrecionalidad de sus decisiones y su sombrío accionar.

En ese contexto, seguirán desfilando nefastos personajes por la vida política, sin distinción ideológica ni partidaria. Pero es trascendente entender que los corruptos, no solo son detestables sujetos que se apoderan de lo impropio con absoluta hipocresía, delincuentes de guantes blancos que se aprovechan de la gente, sino también personas que no valen la pena, que no tienen ninguna aptitud y cuya autoestima está por el suelo.

Ellos han elegido voluntariamente el camino del mal, el más humillante de los senderos. Legarán a sus hijos una inmensa fortuna a cambio de que convivan con la pesada carga de sus apellidos. Su patrimonio es la prueba más irrefutable de su absoluta impericia. Ellos solo pueden obtener dinero robando. Jamás podrán ufanarse de haber construido un imperio genuino, ni sentirse orgullosos de su esfuerzo. Es probable que no tengan remordimientos, ni se arrepientan nunca, pero la sociedad jamás los respetará, ni les dará reconocimiento. Su codicia es sinónimo de ineptitud.

*Periodista.Consultor Privado en Comunicación, Analista Político,Conferencista Internacional, Presidente de la FUNDACIÓN CLUB DE LA LIBERTAD, Miembro de la Comisión Directiva de la RED POR LA LIBERTAD,Columnista de INFOBAE en Argentina,Columnista de DIARIO, EXTERIOR de España, Columnista de EL CATO de EEUU,Conductor del los ciclos radial  y televisivo EXISTE OTRO CAMINO.Ha publicado más de 470 artículos en 15 países de habla hispana

Premio a la Libertad de la Fundación Atlas 2006

Premio Periodista del Año de Corrientes, por Fundación Convivencia en 2002 y 2011

Premio Corrientes por la labor periodística en 2013


 

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

DINÁMICA SOCIAL DE LA ESPERANZA, VIDA Y OBRA DEL DOCTOR JUAN LAZARTE por Fabiana Mastrángelo

| 10 abril, 2016

El contenido de la obra

            El libro de Fabiana Mastrangelo relata la biografía de Juan Lazarte (1891-1963) quien fuera médico, sociólogo y escritor – con una treintena de libros y cientos de artículos publicados -. Se formó en ciencias naturales y biológicas en Buenos Aires y La Plata, en genética en Estados Unidos con Morgan (Premio Nobel de Medicina).

Cuando regresa de Estados Unidos, se radica en la ciudad de Córdoba para estudiar Medicina. En junio de 1918 estalla el movimiento de la Reforma Universitaria al que apoya decididamente desde el primer momento, tanto en la movilización estudiantil de ese año como al darle un contenido más allá de lo pedagógico en la órbita doctrinaria, social y americana. José Ingenieros fue para Lazarte, el “único, entre los intelectuales, que luchó por una Reforma verdaderamente revolucionaria”. En esa época fue importante para él tomar contacto con Alfredo Palacios que, además de ser profesor brillante en la Universidad de La Plata, fue elegido como el primer diputado socialista de América.

            Juan era un hombre de estudio y también de acción, se lo puede ver en la foto emblemática de la toma de la Universidad Nacional de Córdoba, trepado en el frente de la misma. Al año siguiente escribe en la Gaceta Universitaria del que fue director en los años 1920 a 1922. Mientras el movimiento se consolidaba y expandía, se incorporó a la plana mayor directiva como delegado al Consejo Superior de la universidad y se hace amigo de Gregorio Bermann, Deodoro Roca, Jorge Orgáz, Barros y otros. Años después, en 1935 escribió un libro sobre la Reforma Universitaria donde desarrolla las líneas y la trayectoria de ese movimiento.

En el campo del gremialismo médico fue uno de los gestores más importantes en organizar y fundar la Federación Médica de Santa Fé y miembro titular de su Comisión directiva desde 1933 a 1953. Junto a otros colegas y a partir de su "entusiasmo creador" fundó la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA) de cuya revista, editada en Buenos Aires, fue director y editorialista desde su creación hasta su fallecimiento en 1963.Actualmente el "Instituto Universitario de Salud Juan Lazarte", organismo dependiente de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Rosario, la Asociación Médica de Rosario y la Universidad Nacional de Rosario, se dedica a la formación de postgrado en salud. Sobre la obra de Juan Lazarte comenta el doctor Ernesto Taboada – Médico y Secretario del Instituto de Salud Juan Lazarte –  que tiene vigencia por su aporte conceptual para la integración de la medicina social y por su enfoque del trabajo médico-social.

            Lazarte tuvo su centro de acción en Buenos Aires, Rosario, Santa Fé, Córdoba y Santiago de Chile. Vivió con su familia, desde el año 1923 hasta su fallecimiento (1963), en la localidad  santafesina de San Genaro, próxima a Rosario, y desde allí trabajó como médico rural, escritor, sociólogo y participó en movimientos sociales, cooperativos, gremiales y en la creación de colegios y bibliotecas populares de las ciudades mencionadas. Por intermedio de Lazarte el gobierno santafesino contrató al gran médico catalán, Dr. Emilio Mira y López que organizó los servicios psiquiátricos de Santa Fé, a principios de la década del ´40, y hoy el hospital psiquiátrico de  esa provincia lleva su nombre. Lazarte, también fue profesor de sociología en la Universidad Nacional de Rosario (1956-1963), viajaba semanalmente desde “su San Genaro” para dictar clases hasta su fallecimiento el 19 de julio de 1963.

            Trabajó, también, como médico rural sin interrupciones hasta sus últimos días. En San Genaro, durante cuarenta años atendió su consultorio día y noche, cuando la gente lo necesitaba. Su hija Alma Lazarte comenta que “atendía a los pobres gratis y no se limitaba sólo a atender sino que les enseñaba. Curaba no sólo con su práctica de médico sino también con su magnetismo. Creía y amaba lo que hacía. A veces lo venían a buscar a las cuatro de la mañana, en invierno y lo llevaban en sulky porque era la única forma de llegar a ciertos lugares del campo y con lluvia”. Fue reconocido y querido por sus colegas, por sus pacientes y por el pueblo. A través de su labor en la Confederación Médica Argentina, mantenía contacto con otros médicos rurales también reconocidos, como René Favaloro que ejerció durante doce años en Jacinto Aráuz, pueblo de La Pampa; Esteban Maradona, el llamado “doctorcito Dios” de la selva formoseña; y Marcos Meeroff que también ejerció como Juan – a quien consideró uno de sus maestros – en un pueblo del interior santafesino.

         

Las partes de la obra “Dinámica social de la esperanza” de Fabiana Mastrangelo

       

PARTE I

Vida y obra del doctor Juan Lazarte

        

La formación de Juan Lazarte

La Reforma Universitaria de 1918 en el pensamiento y la vida de Juan Lazarte

San Genaro: la familia, el estudio y el trabajo médico-social

Lazarte, maestro social

El trabajo amoroso y constante de su esposa Nina en San Genaro

El humanismo de un librepensador

Mi padre, un librepensador por el doctor Omar Lazarte

              Características de un librepensador

              Modelos de librepensadores en Juan Lazarte

Admiración y afinidades principistas con Lisandro de la Torre

El pacifismo en Juan Lazarte

Aportes a la medicina social y al gremialismo médico

              Doctor Emilio Mira y López

              El Instituto Juan Lazarte de Rosario, Santa Fé

              Posgrado – Investigación – Asistencia Técnica

                     Entrevista al Dr. Carlos Bloch, Director del Instituto Juan              

                     Lazarte (2009)

                     Un enfoque integral del proceso salud-enfermedad

                  

 PARTE II:  Anexo Documental

Palabras de despedida, en San Genaro, al Dr. Juan Lazarte por el Dr. Sergio Provenzano (Presidente de la Confederación Médica Argentina)

        Presidente de la Confederación Médica de la República Argentina

Palabras de despedida, en San Genaro, al Dr. Juan Lazarte por el Dr. Carlos Stelzer (Presidente de la Federación Médica de Santa Fé)

        Presidente de la Federación Médica de la Provincia de Santa Fé

Dr. Juan Lazarte, Su fallecimiento

        Revista de la Confederación Médica de la República Argentina

           Julio 1963 Nº 94

Lazarte y el gremialismo médico argentino  por Ángel Invaldi

Juan Lazarte. El sentido de su evocación.

       Apuntes sobre su personalidad, su vida, su obra

       Publicación del Instituto de Salud Juan Lazarte

Problemas de Medicina Social por Juan Lazarte

*Fabiana Mastrángelo es historiadora y educadora

 

 

Comments
Sin Comentarios »
Categorias
PLURIMIRADAS
Comentarios RSS Comentarios RSS
Trackback Trackback

INGRESO

  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.org

BUSCAR

SUMARIO por categorías

COMENTARIOS

  • esteban lijalad en REPUBLICANISMO PARA EL ANTROPOCENO: ¿DÓNDE ESTÁS, CLÍSTENES?por Julie Wark* y   Daniel Raventós**
  • Juan Anselmo Bullrich en ENCUENTRO EN RAVENNA, A SETECIENTOS AÑOS DE LA MUERTE DE DANTE ALIGHIERI por Román Frondizi *
  • Juan Anselmo Bullrich en MEDITACIONES EN TIEMPOS DE PESTE Y CUARENTENA por Román Frondizi*
  • Enrique Bulit Goñi en MEDITACIONES EN TIEMPOS DE PESTE Y CUARENTENA por Román Frondizi*
  • Luis Clementi en MEDITACIONES EN TIEMPOS DE PESTE Y CUARENTENA por Román Frondizi*

SUMARIO mensual

  • febrero 2023 (11)
  • diciembre 2022 (6)
  • noviembre 2022 (4)
  • octubre 2022 (2)
  • septiembre 2022 (1)
  • agosto 2022 (6)
  • junio 2022 (11)
  • marzo 2022 (16)
  • diciembre 2021 (8)
  • noviembre 2021 (6)
  • octubre 2021 (8)
  • septiembre 2021 (1)
  • agosto 2021 (9)
  • julio 2021 (4)
  • junio 2021 (2)
  • mayo 2021 (4)
  • abril 2021 (10)
  • marzo 2021 (4)
  • febrero 2021 (10)
  • diciembre 2020 (9)
  • noviembre 2020 (8)
  • octubre 2020 (1)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (5)
  • junio 2020 (3)
  • mayo 2020 (6)
  • abril 2020 (2)
  • marzo 2020 (2)
  • febrero 2020 (8)
  • diciembre 2019 (8)
  • noviembre 2019 (11)
  • octubre 2019 (2)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (9)
  • julio 2019 (1)
  • junio 2019 (9)
  • mayo 2019 (3)
  • abril 2019 (4)
  • marzo 2019 (10)
  • febrero 2019 (2)
  • enero 2019 (4)
  • diciembre 2018 (7)
  • noviembre 2018 (3)
  • octubre 2018 (11)
  • septiembre 2018 (6)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (28)
  • junio 2018 (8)
  • mayo 2018 (2)
  • abril 2018 (5)
  • marzo 2018 (5)
  • febrero 2018 (1)
  • enero 2018 (7)
  • diciembre 2017 (6)
  • noviembre 2017 (3)
  • octubre 2017 (9)
  • septiembre 2017 (5)
  • agosto 2017 (2)
  • julio 2017 (4)
  • junio 2017 (6)
  • mayo 2017 (12)
  • abril 2017 (6)
  • marzo 2017 (7)
  • febrero 2017 (6)
  • enero 2017 (10)
  • diciembre 2016 (9)
  • noviembre 2016 (9)
  • octubre 2016 (14)
  • septiembre 2016 (14)
  • agosto 2016 (13)
  • julio 2016 (19)
  • junio 2016 (9)
  • mayo 2016 (25)
  • abril 2016 (9)
  • marzo 2016 (16)
  • febrero 2016 (14)
  • enero 2016 (3)
  • diciembre 2015 (17)
  • noviembre 2015 (12)
  • octubre 2015 (14)
  • septiembre 2015 (19)
  • agosto 2015 (6)
  • julio 2015 (5)
  • junio 2015 (2)
  • mayo 2015 (7)
  • abril 2015 (10)
  • marzo 2015 (4)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (6)
  • diciembre 2014 (5)
  • noviembre 2014 (9)
  • octubre 2014 (12)
  • septiembre 2014 (9)
  • agosto 2014 (11)
  • julio 2014 (22)
  • junio 2014 (1)
  • mayo 2014 (6)
  • abril 2014 (6)
  • marzo 2014 (4)
  • febrero 2014 (7)
  • enero 2014 (4)
  • diciembre 2013 (3)
  • noviembre 2013 (4)
  • octubre 2013 (5)
  • septiembre 2013 (3)
  • agosto 2013 (7)
  • julio 2013 (7)
  • junio 2013 (4)
  • mayo 2013 (8)
  • abril 2013 (14)
  • marzo 2013 (12)
  • febrero 2013 (8)
  • enero 2013 (6)
  • diciembre 2012 (6)
  • noviembre 2012 (7)
  • octubre 2012 (4)
  • septiembre 2012 (15)
  • agosto 2012 (15)
  • julio 2012 (14)
  • junio 2012 (19)
  • mayo 2012 (11)

 
 
 
 
 
 


© 2012 Con-texto


Diseño y desarrollo : www.juroky.com.ar

rss Comentarios RSS valid xhtml 1.1 design by jide powered by Wordpress get firefox