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HUGO GAMBINI por Esteban Lijalad*

Con-Texto | 20 junio, 2019

Con motivo de la reciente desaparición del gran periodista Hugo Gambini, con-texto quiere rendirle homenaje re-publicando una entrevista que le hizo Esteban Lijalad y que fue publicada en este sitio en septiembre del 2012.

Despedimos al tan honesto y lúcido representante del periodismo argentino con  admiración por una trayectoria ejemplar. 

 

TESTIGOS DEL PERONISMO REAL por Esteban Lijalad (tercera entrevista)

Con-texto -| 15 septiembre, 2012

 

Hugo Gambini

 Esteban Lijalad:  Como sabrá, estoy interesado en escuchar a los testigos, a los que conocieron y sufrieron el primer peronismo, ese que en la leyenda construida aparecía como una Edad Dorada que había que recuperar. Le voy a pedir una autobiografía básica suya

 

Hugo Gambini:  Bueno, yo terminé el Nacional en el año 51. Cuando yo termine estaba el peronismo: entre los estudiantes no había peronistas, en general la gran mayoría eran antiperonistas, porque las familias eran antiperonistas y ellos también. Casi todos, porque no había de qué agarrarse. El Ministro de Educación era , primero, Ivanissevich que se mandaba discursos que en el colegio lo pasaban por parlantes, era muy alcahuete, muy chupamedias. Se refería a Evita como “Señora Presidenta”…Y después vino Armando Méndez San Martín, que fue el que  cambió los libros del colegio primario , el que puso los libros esos donde había una ilustración de San Martín y abajo decía “Viva Perón”. ¿Y que tiene que ver San Martín con Perón?

Las familias de clase media no eran peronistas, sobre todo en la Capital donde siempre le costó ganar al Peronismo. Tanto es así que Subiza que era uno de los ministros de Perón, cambia todas las circunscripciones, junta Recoleta con Mataderos, para sacar votos por acá y por allá. Para una elección que la ganó por unos cien mil votos, el peronismo metió a todos los diputados, y entró solo un diputado por la minoría. Digamos , como colado, en una elección que era más pareja, digamos un 60 a 40.

 

EL: A pesar que era muy chico, tiene algún recuerdo del 17 de octubre del 45?

 

HG: El 17 de octubre tengo recuerdos muy vagos, pero lo que tengo son muchos testimonios de amigos míos, incluso de la familia, por que se comentaba en mi casa eso. Yo vivía en Floresta, para mi la vida era ir a jugar a la pelota en el potrero de enfrente, pero la política me llamaba la atención, me gustaba. Mi hermano tenía seis años más que yo y a él le atraía la política. En relación al 17 de octubre se hablaba que había gente que había venido de afuera, de Berisso, de Ensenada y que iba a Plaza de Mayo y que todos estábamos esperando que pasaba con Perón y de pronto aparece de nuevo- el hasta ese momento estaba preso,- hablando por radio a las doce de la noche, una cosa muy rara, nadie entendía muy bien, ¿Qué pasó en la Plaza? Había ido gente a ver que sucedía. Pero en realidad no pasó nada, en comparación con todo lo que se inventó después. Debe haber habido a lo sumo diez mil personas, no más, que es mucho para la época. Yo tiempo después encontré un texto de él, una explicación que se publicó en alguna imprenta del Estado. Y ahí Perón lo describe como un problema interno entre militares. Perón tenia mucha oposición en el Ejército, pero sus partidarios van desplazando a los que se oponía. Por el lado de los sindicatos Perón tenía el apoyo de Cipriano Reyes, que era el que manejaba todo Berisso, con el sindicato de la carne, era un dirigente muy importante. En la parte política, había políticos que venían del nacionalismo y del conservadorismo de la Provincia de Buenos Aires. Cámpora era uno de ellos, esos los maneja el que después fue Canciller, Bramuglia, que organizó el apoyo de los políticos a Perón. Volviendo al 17 de octubre: en el momento no fue un hecho tan importante como después se lo caracterizó después, poco menos que la Revolución Francesa. No fue eso. Un amigo bastante mayor, que estaba haciendo la conscripción contó después que todo fue tranquilo, que no había tanta gente. La policía era properonista, así que no hubo represión. No hubo destrozos, la gente se comportó muy bien.

En el año 51 termine el secundario y al año siguiente, cuando cumplí 18 años, me afilié al Partido Socialista, porque yo tenía una vocación política. Me afilié en el local de Flores y tenía una militancia muy precaria. Recuerdo cuando incendiaron la Casa del Pueblo, todos fueron pero yo no. Lo que había en esa época era una propaganda oficialista que era asfixiante, no se podía zafar de eso. Ponías la radio, y hablaban de Perón. Los diarios o estaban clausurados, los de la “contra”, o eran diarios peronistas. Las radios  eran todas peronistas, estaba la Cadena de emisoras. Después apareció la televisión, también peronista. Ibas al cine, pasaban noticieros, eran  peronistas, Sucesos Argentinos. Era insoportable. Carteles ni hablemos, los sindicatos colgaban sus carteles de apoyo a Perón. Había propaganda en los colegios, propaganda en todos lados. Las calles: las calles se llamaban Perón, 17 de octubre, Eva Perón, los pueblos, las provincias, había una propaganda peronista asfixiante. Todo eso nos tenía bastante podridos a todos, a los estudiantes ni hablemos, sobre todos los universitarios que fueron los que hicieron la gran batalla. Ahí Gibaja tuvo una gran actividad porque era el presidente de la FUBA. En cambio los obreros eran peronistas, porque les habían dado lo que ellos querían. Pero había algunos pequeños focos antiperonistas, sobre todo los ferroviarios estaban en contra, los telefónicos habían hecho una huelga, las chicas telefonistas, las torturaron. Porque se había generado , además de la propaganda, una represión que la manejaba un señor llamado Solveira Casares que era un militar  que se pasó a la Gendarmería y lo habían mandado al norte donde había estado manejando los institutos penales y era un cabrón, un tipo que tenía  gente para darles la “biaba” a los políticos. Porque los delitos comunes se pagaban en la cárcel,  iban presos, nada más. Pero los delitos políticos ni figuraban. Cosa que si alguien le aplicaban la picana, nadie se enteraba. Pasó con el estudiante Bravo que casi se les fue, lo tuvieron que soltar, porque los universitarios hicieron una gran alharaca con eso “Donde está Bravo?”. Y aparece por ahí, lo curaron, lo vistieron, lo bañaron, le dieron la ropa de él planchadita…y lo soltaron por el Gran Buenos Aires, Todo eso fue incubando obviamente la revolución, porque había un problema en el Ejército. Las mujeres de los militares le decían “Viejo, como es esto? ¿estamos en contra de la Iglesia? “ Lo que pasa que Perón entró en conflicto con la Iglesia, que hasta ese momento lo acompañaba. Hubo un episodio en Córdoba el día de la Primavera, que se hacían tradicionalmente unos actos , unos festivales de bailes estudiantiles y la UES , que era el organismo juvenil de propaganda que tenía el Gobierno en los colegios, le había aparecido una oposición en Córdoba. La Iglesia había movido para el 21 de septiembre un gran desfile de carrozas y lo hizo con más gente que el peronismo. Era más importante el desfile que hizo la Iglesia que el que hizo la UES en Córdoba..A raíz de eso se le piden explicaciones al Obispo y este dijo “nosotros no hicimos nada especial, la Acción Católica busca atraer a la juventud…” Eso fue mal visto y comenzó a haber un enfrentamiento, que no existía antes. El gobierno quería que hubiera una Iglesia Peronista – ahí se le fue la mano-. Eso pasa a Buenos Aires y la cosa se va caldeando, porque la UES va tomando cada vez más fuerza. Lo que pasa es que cuando muere Evita, Méndez San Martín dijo que había que hacer algo para alegrar al General, entonces le inventó la UES con la base de los clubes colegiales que había en los colegios. La UES se divide en la rama femenina y la rama masculina, la rama femenina , le da una sede , en la Quinta de Olivos, donde vivía Perón. Y la sede masculina estaba en la calle Suipacha. El hecho es que a partir de estos problemas, las mujeres de los militares empezaron a cuestionar cosas del gobierno. En los púlpitos se empezó a hablar mal del Gobierno, cosa que no habían hecho hasta ese momento. Empiezan a hablar mal de la UES, diciendo que era todo una especie de “farándula”, que no era tanto, pero se vivía así, y todo eso va empujando al Ejercito a juntarse con la Marina. La Marina estaba en contra, nunca fue peronista. En el Ejército comienza haber una oposición al Gobierno. Está Lonardi por un lado, y Aramburu por el otro. Aramburu era el jefe de la Revolución , pero no se animaba a salir . En cambio, Lonardi dice, “si no salimos tal día, no salimos nunca”. Y se arma la conspiración y va Lonardi a Córdoba y levanta la Escuela de Artillería si mal no recuerdo.

EL: Volviendo a su historia

HG: Cuando termino el secundario entro a Arquitectura, pero estuve un año nada más. Estaba en el Partido, participé en la creación del Centro de Estudiantes , pero tenía una actividad muy simple, muy de barrio: pegaba carteles, pero durante el Peronismo no podíamos hacer nada, nos juntábamos nada más. Me gustaba el periodismo. Cuando se produjo el levantamiento nos reunimos para comentar las noticias, aunque la radio no informaba nada. La única radio que hablaba era la voz de la libertad, de la base de Puerto Belgrano que era la que hablaba de la revolución. La gente de la calle quería saber qué pasaba. En la radio había un programa que hacía Camarota y Delfor que había tomado una película norteamericana que transcurría en medio de la selva., y siempre que había un ruido o algo sorpresivo un tipo preguntaba “qué pasa” y otro le contestaba “deben ser los gorilas, deben ser”. Y eso se hizo popular y hasta se armó un cantito con eso “deben ser los gorilas, deben ser” y la gente como no sabía que pasaba con la revolución y lo repetía como respuesta a “que pasa?” “Deben ser los gorilas” y ahí salio la palabra gorila, porque durante el peronismo esa palabra no existió. El que estaba en contra era un “contrera”.

No sufrí nada en carne propia.  Con el peronismo se había producido una especie de “destape” sexual, Entonces , a los 18 años ya pude ir a ver un espectáculo prohibido para menores, donde aparecían señoritas…Era el “Florida”. Y recuerdo que a las ocho y veinticinco (hora que en la radio se repetía todos los días que Evita “había entrado en la inmortalidad”). en ese teatro se cierra el telón y sale una de las chicas, vestida con un traje sastre, tapadita, y dice “vamos a hacer un minuto de silencio en homenaje a la Señora Eva Perón”. Nos paramos todos, un silencio absoluto. Cuando terminó, volvió el show, con chicas en corpiño, etc. Había una mezcla. El Peronismo empezaba a promover cosas que “atentaban contra las costumbres”: una ley que equiparaba los hijos naturales con los reconocidos, pero  ejemplo. Todas las leyes que son progresistas, como la del Divorcio ocurren cuando Perón se pelea con la Iglesia, como parte del conflicto, antes no, estaba todo igual. El Peronismo hace un vuelco en ese momento, hay un ablandamiento de las costumbres.

Empieza a haber una cierta oposición a algunas medidas del gobierno por parte sus mismos aliados, como los sectores nacionalistas, a raíz del acuerdo con la Standard Oil, que fue muy resistido. Jauretche, por ejemplo, renuncia al Banco Provincia porque querían que el deniegue unos créditos a La Prensa.

Hubo gente que con los años pasó del antiperonismo a acercarse al peronismo. Yo eso nunca lo entendí. A mi no me pasó eso. Yo lo que viví, lo viví. Yo puedo aceptar muchas cosas del peronismo. Más que las leyes sociales, que muchas ya estaban, lo que hizo Perón fue crear los Tribunales laborales, que hacían cumplir las leyes. Le dio una dignidad al trabajador que hasta entonces no la tenía, eso fue importante.

Lo que hubo fue una pérdida de valores, que hasta hoy se ve. No hay respeto a los valores. El Peronismo fue culpable de eso. Además se creó una especie de alcahuetería que yo describo en mi libro, se inventaban cosas increíbles. Se modificaron las circunscripciones para que el peronismo gane en la capital, en la Provincia va Aloé que era impresentable, Mercante era un genio al lado de Aloé, un tipo sensato. En la segunda etapa, en segundo gobierno, el Peronismo hizo todos los desastres que puede hacer un gobierno. Que no tenía porqué, por que los votos los tenía, la gente lo votaba ¿para que carajo hace todo eso?. No tenía sentido: cambiaba el nombre de las calles, de las provincias, una alcahuetería. Se rajaba a los empleados públicos que no eran peronistas. Dividió el país, porque hubo enfrentamientos entre gente amiga, que no se podían ver, se peleaban. Todo eso muy fue muy nocivo. Era como una sobre actuación.

La desaparición de Evita lo único generó fue que Perón se sintió libre para hacer lo que se le ocurría, sin la critica que le podía hacer Evita. Aparecen personajes siniestros como Méndez San Martín, Subiza era un tipo siniestro. Era un abogado que en octubre del 45 lo esconde a Perón en una quinta que él tenía por el Tigre. Subiza es un tipo muy intrigante.

La muerte de Evita genera toda una alcahuetería, un exceso en el cumplimiento del luto, se para el país 15 días. Evita era distinta a Perón, era muy fanática, de tomar las cosas con muchas vehemencia. O te quería o te odiaba y te hacía sentir las dos cosas. Es lo que le paso a algunas actrices, como Libertad Lamarque, a Niní Marshal.

Una anécdota previa a esto, fue como Perón insistió que la mujer de Guardo- el Presidente de la Cámara de Diputados- acompañara a Evita en su viaje a Europa. A pesar de ser madre reciente, la Sra. De Guardo no pudo negarse a la presión de Perón. La acompaña en su gira, pero al volver Guardo había caído en desgracia, Perón no lo recibe, hasta lo borran de las fotos…

 EL: Se puede hacer un balance del Peronismo, por qué sigue vigente

 HG:. El Peronismo sacó a la luz a lo más negativo que tiene el argentino como ser humano, lo puso a relucir. Es una opinión personal. Sacó la cosa jodida, todo lo que antes se respetaba, ahora no se respeta. El Peronismo fue rompiendo  barreras, límites para hacer determinadas cosas.

Hubo un día en que Frondizi iba a hablar por radio, después de 10 años, un opositor podía hablar por la radio. El hecho de que Frondizi pudiera hablar por radio hizo que el país pareciera a un partido entre Argentina y Brasil, hay que estar  en casa y poner la televisión. La gente quiso estar en su casa a las 9 de la noche para escucharlo a Frondizi, que no dijo nada del otro mundo, pero era una voz diferente. Eso fue fundamental. El país entero se paró para escuchar a alguien en contra del gobierno. La gente estaba en contra del Gobierno, era una manifestación muy importante. El Peronismo, con la idea de Comunidad Organizada nunca le había dado lugar a la oposición. Después esta la Orden secreta Nro. 1, que era algo así como el cinco por uno. Cualquiera podía delatar a una persona sospechosa de opositora. La Orden es una orden interna que se la da a los subordinados. 

 Para terminar, el libro La Historia del Peronismo yo lo hice en base a las notas que había escrito en Primera Plana , en una sección que se llamaba así: Historia del Peronismo. Sobre todo centrado en el periodo de 1946, cuando sube Perón a la presidencia hasta el 55 cuando cae. También algo hay de la revolución del 43, pero no es mucho. Lo que yo hice fue corregir esas notas porque había muchos errores, había muchas rectificaciones de cartas de lectores, gente que agregaba datos…Bueno, yo tomé todo eso , lo actualicé, lo depuré, lo puse bien “pipí cucú” y cuando estuvo hecho salio el tomo 1 y el tomo 2. El tomo 1 es la primera presidencia y el segundo la etapa 52-55, que es más divertido…porque ahí están todos los desastres que se pueden hacer desde un gobierno, ahí los hizo todos. Es la segunda parte. Y después me preguntaban ¿y el tercero cuando sale? Ese lo tuve que empezar de cero, porque va desde la caída de Perón  hasta la llegada de Alfonsín. Tuve que entrevistar a mucha gente…Yo lo que hice en la primera parte fue entrevistar a gente que habían sido funcionarios del gobierno de Perón y gente que había estado en contra: diputados, políticos. Y no hubo ninguno que me desmintiera todo lo que yo puse en el libro. Yo, por eso, lo doy todo por bueno, nadie me discutió nada.

*Sociólogo (UBA 1972) Investigador de Opinión Pública, procesos de mercado y Comunicación Social. Experto en investigación mediante el uso de encuestas. Titular de las consultoras Aresco (1984-87) Equas (1987-91) Sofres Ibope (1991-1993) Consultora Tesis (1993-2003). Asesor del Ministerio de Educación de Argentina, Área de  Evaluación de Calidad Educativa (1996-1999)- Consultor PNUD ARG. 97/025 (2002-2004) Docente de la Universidad Nacional  Tres  de Febrero  en la Maestría en Generación y  Análisis de Información Estadística (2003-2004)Actualmente Director del GOP, Grupo de Opinión Pública de Comunicaciones Sudamericanas S.A ( htpp://consultoracs.com/cs/gop/ )

 

 

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TRES JUNIOS EMBLEMATCOS DE LA TRAGEDIA ARGENTINA DEL SIGLO XX Y SUS ECOS CONTEMPORANEOS por Jorge Ossona*

Con-Texto | 20 junio, 2019

En junio se conmemora los fallecimientos de dos próceres de nuestra emancipación: los generales Martin Güemes y Manuel Belgrano. El azar determino que fuera también en ese mes testigo de tres episodios emblemáticos de nuestra historia reciente: la Revolución del 4 de junio de 1943, el intento fallido de golpe en contra del presidente Perón el 16 de junio de 1955 que preludio su caída, y la rendición de las tropas argentinas en las Islas Malvinas el 14 de junio de 1982. Un hilo invisible entrelaza a los tres episodios y ayudan a comprender de algunos problemas irresueltos de nuestra cultura política.

En 1943, se sustanció el segundo golpe de Estado exitoso desde la Organización Nacional. Las Fuerzas Armadas se movilizaron masivamente para voltear al débil pero voluntarista presidente conservador Ramón Castillo. Los medios de la época ilustran hasta qué punto los jefes militares fueron acompañados por una masa de civiles enfervorizados que creían adivinar en el movimiento la consecución por fin exitosa de una revolución radical luego de varios intentos fallidos a lo largo de la década del 30. Dicho fervor se nutría de un nacionalismo antibritánico de enorme difusión popular a raíz de la denuncia por el senador Lisandro de la Torre respecto de las oscuras negociaciones del Tratado Roca Raciman de 1932 que acabó clausurada por el asesinato de su compañero de bancada y por su propio suicidio poco después. El incendio de colectivos y de tranvías de la Corporación de Transportes británica corroboraba simbólicamente el repudio.

Pero otras corrientes más poderosas subyacían al pronunciamiento. En primer lugar, la naturalización del protagonismo militar en la política; explicable, en parte, por el efecto demostrativo del mundo del siglo XX. No fortuitamente, el golpe se produjo en medio de una segunda guerra que por entonces ya se había tornado en contra de la alianza nazi fascista que la había disipado. Luego, por la maduración de las concepciones nacionalistas que aspiraban a terminar con la inseguridad de ciertas regiones de las elites sobre la consistencia nacional una sociedad diversa y plural de origen inmigratorio.

Por fin se había puesto al descubierto una esencia nacional incluso anterior a la propia Constitución en torno de dos pilares institucionales: el Ejército y la Iglesia. Mientras que el primero termino concibiéndose –y también concebido por vastos sectores de la sociedad- como la “reserva moral de la Patria” asediada por enemigos ocultos y acechantes; la segunda encarnaba al “espíritu nacional” cristiano con su propia formula de organización social mística y homogénea fundada no en la razón sino en el amor. En junio de 1943, la Cruz se asoció con la Espada y ambas avanzaron definitivamente en contra del pluralismo liberal de 1853. Poco después, el joven coronel Perón habría completar la formula añadiéndole el “pueblo” encuadrado en los “cuerpos orgánicos” definidos por el Estado.

Doce años más tarde, sin embargo, el peronismo colisionó en contra del esencialismo católico. Las causas que escalaron el conflicto siguen en discusión; pero es posible establecer una matriz sustentada en la familia democrática de masas en la que el peronismo se inscribió: su progresiva transformación en una religión política con sus actos litúrgicos, sus mandamientos, sus santos, y sus cruzados. La violencia verbal estigmatizante de los “enemigos” que se negaban a reconocer su representación natural del Pueblo y de la Nación devino en violencia explícita al compás de la clausura de todos los espacios opositores.

Con la reelección presidencial indefinida por la Constitución reformada en 1949 y corroborada en 1952, la oposición comenzó a jugar el juego golpista. Algunos dirigentes incluso se organizaron en contra del autoritarismo gubernamental mediante la violencia clandestina. Sus “comandos civiles” depositaron en 1953 un explosivo en la boca del subte de una Plaza de Mayo atestada de peronistas reunidos en uno de los actos de la liturgia oficial. La réplica no se demoró y otros comandos habilitados por la inequívoca aquiescencia policial procedieron al incendio de varios edificios emblemáticos del país plural: el Jocquey Club, el Comité Capital de la UCR y la sede del Partido Socialista.

Dos años más tarde, el 16 de junio de 1955, una facción de aviadores navales aprovecho la reivindicación que se les había encomendado del Gral. Belgrano y de Eva Perón a raíz de la quema de una bandera y un busto de la “Jefa Espiritual de la Nación” durante la procesión de Corpus Christi para intentar derrocar al gobierno. Procedieron al bombardeo de la Casa Rosada para matar al presidente y finalmente de una Plaza de Mayo surcada por civiles. Fueron asesinadas unos cuatrocientos ciudadanos. Por la noche, ya sofocada la insurrección, bandas armadas de militantes peronistas procedieron a incendiar varias iglesias de la Capital. El régimen, perplejo, oscilo entre convocatorias a la reconciliación y una la recaída en la radicalidad a raíz de la irreductibilidad opositora en medio de un país al borde de la guerra civil.

El 14 de junio de 1982, las tropas argentinas exhaustas  comandadas por el Gral. Mario benjamín Menéndez se rindieron ante las británicas en el territorio de las Islas Malvinas reconquistadas dos meses antes. La derrota coronaba el destino del golpe militar de marzo de 1976. Durante su transcurso, las FF.AA. habían llevado hasta extremos desconocidos su mesianismo en contra de una civilidad acusada de incubar irresponsablemente enemigos de la Patria mucho más peligrosos que los “cipayos vende patrias” sindicados por el peronismo o los del “marxismo-peronista” de los antiperonistas entre 1955 y 1963: la denominada “subversión apátrida internacional”.

Los custodios de la Nación procedieron a escarmentar a la sociedad mediante una cruzada que abolió toda restricción jurídica en nombre de sus designios superiores. La violencia clandestina estatal alcanzo límites insospechados con su saga de centros de detención ilegales, torturas y desapariciones. Una vez aniquilado el enemigo interno, el mesianismo militar intento realizarse mediante su finalidad primigenia. Primero, fue un conflicto limítrofe con Chile en torno de tres peñones al sur de Tierra del Fuego que su propio faccionalismo abortó; y luego, la gesta en archipiélago austral.

No están claros cuales eran sus objetivos primigenios. Pero así como calcularon mal la reacción del gobierno británico, también lo hicieron respecto de una mayoría social cuyos exponentes más entusiastas marcharon enfervorizadas a la Plaza de Mayo a celebrar una epopeya  en la que la pasión nacionalista cifraba la ilusión entre mágica y romántica de abrir el camino definitivo hacia el “destino  de grandeza” de la Nación. Ya no habría de haber sitio para las negociaciones sin que esa mayoría las interpretara como una imperdonable claudicación respecto de los sagrados intereses de la Patria. Los militares cayeron entonces en su propia trampa marcando el fin de su mesianismo y abriendo cauce la actual democracia.

Luego de casi cuatro décadas de ejercicio ininterrumpido todavía resuenan los estertores de aquella saga del siglo XX. Durante la última década, se han desempolvado términos que el aprendizaje democrático había abolido como “cipayos” y “vende patrias”. Asimismo, se ha vuelto a abusar de la palabra “traidor” para descalificar a adversarios; una mácula naturalizada en el vocabulario de la política democrática indicativa de peligros latentes. Porque es bueno recordar que las violencias más irrevocables siempre comienzan en la palabra.

* Miembro del Club Político Argentino

 

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CRISIS DE DESPLAZADOS EMPEORA POR FALTA DE FONDOS Y DE VOLUNTAD POLÍTICA por  Thalif Deen*

Con-Texto | 9 junio, 2019

 

Fuente Other News

Un nuevo informe del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) resalta que las 10 mayores crisis de desplazados que hay en el mundo y que dejaron sin hogar a millones de personas, han empeorado debido a la negligencia política, la escasez de fondos y la falta de atención de los medios.

El secretario general de la organización no gubernamental, Jan Egeland, aseguró a IPS que la asistencia humanitaria debe brindarse en función de las necesidades, y solo de las necesidades. Sin embargo, cada día millones de personas desplazadas son desatendidas porque han sido golpeadas por una de las llamadas crisis olvidadas o los dólares necesarios se han agotado.

El Informe Global sobre Desplazamiento Interno, publicado en mayo por el observatorio sobre el tema del NRC, destaca que los países que sufrieron crisis de desplazamiento en 2018 se ubican en su mayoría en África, con Camerún a la cabeza de la lista, seguido por la República Democrática del Congo, la República Centroafricana, Burundi, Malí, Libia y Etiopía.

Los tres restantes, según la lista de NRC, fueron Ucrania, Venezuela y Palestina.

“Esta lista deprimente debe servir como una llamada de atención para todos nosotros. Solo atrayendo la atención a estas crisis, aprendiendo sobre ellas y ubicándolas en un lugar importante en la agenda internacional, podemos lograr el cambio tan necesario”, dijo Egeland, quien fue subsecretario general para Asuntos Humanitarios y coordinador de Ayuda de Emergencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Martin Scott, profesor en la británica Universidad de East Anglia y autor principal de un informe sobre “El estado del periodismo humanitario”, dijo a IPS que estudios como el del NRC deberían ser un primer paso para elevar la atención sobre las crisis olvidadas, pero ello no sucede por la falta de la cobertura que merecen de los medios de comunicación.

“Lo que se necesita es una evaluación clara de por qué estas crisis de desplazamiento reciben tan poca cobertura. En parte, es un reflejo de modelos de negocios que están rotos en la mayoría del periodismo internacional, lo que significa que los medios de comunicación a menudo tienen dificultades para proporcionar una cobertura consistente con el valor público real (de esas crisis)”, argumentó.

Pero también es un reflejo de las prioridades políticas y las agendas de los países más poderosos, que reflejan y siguen a menudo los medios, agregó Scott.

De hecho, estos informes, señaló, también llaman la atención sobre lo que no funciona, en general, dentro del periodismo internacional.

“Pero hay medios de comunicación que regularmente informan sobre crisis de desplazados como estas, tal como Devex, News Deeply, The New Humanitarian e Inter Press Service (IPS)”, señaló. “Es importante destacar su trabajo, para que las audiencias sepan que hay una cobertura de estas crisis que pueden seguir”, declaró.

Egland, por su parte puso como ejemplo lo que está sucediendo en Camerún sobre la desatención de las crisis de desplazados, en que a su juicio la comunidad internacional actúa como un conductor que va dormido al volante y responde con “un silencio ensordecedor” a los asesinatos brutales, las aldeas quemadas y el desplazamiento masivo de personas.

Recordó que hasta ahora el conflicto ha desarraigado a medio millón de personas en el suroeste y el noroeste de Camerún. Cientos de pueblos han sido incendiados. Los hospitales han sido atacados. Los trabajadores de salud temen ser secuestrados o asesinados.

Más de 780.000 niños han visto cerrar sus escuelas y miles de personas sobreviven actualmente escondidas entre los arbustos, sin haber recibido ayuda humanitaria alguna.

Tampoco se han realizado hasta ahora grandes esfuerzos de mediación, no hay grandes programas de ayuda, un mínimo interés de los medios y muy poca presión sobre las partes para que dejen de atacar a los civiles.

“Esta cultura de parálisis de la comunidad internacional tiene que terminar. Todos los días se permite que el conflicto continúe, la amargura se está acumulando y la región se acerca más a la guerra”, dijo Egeland, quien visitó en abril el país de África central.

El Consejo Noruego para los Refugiados está pidiendo que se preste mayor atención a todas las crisis olvidadas para evitar el sufrimiento de millones de personas vulnerables.

“Esta lista deprimente debe servir como una llamada de atención para todos nosotros. Solo atrayendo la atención a estas crisis, aprendiendo sobre ellas y ubicándolas en un lugar importante en la agenda internacional, podemos lograr un muy necesario cambio”, dijo Egeland.

Al preguntarle si la ONU y la comunidad internacional se estaban quedando atrás en su apoyo, Tiril Skarstein, también de NRC, dijo a IPS: “Creemos que la comunidad internacional no está haciendo lo suficiente para resolver estas crisis. La falta de voluntad política para encontrar soluciones a estas crisis es frecuentemente resultado de la falta de intereses geopolíticos en el área”.

Sin embargo, señaló, también hay algunos países en la lista de los que tienen crisis de desplazados donde varias potencias mundiales tienen intereses en el conflicto. Eso coloca la situación de los desplazados en un punto muerto y una falta de soluciones políticas, como es el caso de Palestina o Ucrania.

Sobre si la falta de fondos obedece a la negligencia por parte de los donantes occidentales o más bien a limitaciones financieras internas dentro de los países donadores, Skarstein dijo que la clave es que la asistencia humanitaria se dé solo en función de las necesidades.

Sin embargo, es más fácil destinar los fondos humanitarios a algunas crisis y no a otras. A menudo, “vemos un vínculo estrecho entre la cantidad de atención de los medios que recibe una crisis y la cantidad de fondos humanitarios. Algunas de las crisis en la lista de crisis olvidadas recibieron menos de 40 por ciento del financiamiento (promedio) el año pasado”, dijo.

“Pero también hay un déficit general de financiación, admitió.

El año pasado, solo se financió alrededor de 60 por ciento del total de los llamamientos humanitarios de la ONU y las organizaciones asociadas.

“Esto significa que necesitamos que todos los donantes aumenten su apoyo humanitario para poder satisfacer las necesidades humanitarias reales, y también necesitamos nuevos donantes, incluidas varias economías emergentes, para intensificar esa ayuda”, planteó.

Sobre la razón de que las crisis olvidadas correspondan principalmente a naciones africanas, en comparación con las asiáticas y latinoamericanas, Skarstein dijo que “desafortunadamente, las crisis en el continente africano rara vez aparecen en los titulares de los medios o llegan a las agendas de política exterior antes de que sea demasiado tarde”.

La falta de financiación y atención política tiene consecuencias devastadoras para los pobladores civiles, que no reciben protección contra los ataques, ni el alivio necesario cuando han tenido que huir de sus hogares en busca de seguridad, argumentó.

La mayoría de los que huyen se dirigen a los países vecinos o son desplazados dentro de su propio país. “Sin embargo, el hecho de que la mayoría de estas personas no se presente en nuestras puertas aquí en Europa, por ejemplo, no elimina nuestra responsabilidad de actuar”, señaló.

Según el NRC, la crisis en Camerún tiene su raíz en la conflictiva historia colonial del país. Después de la Primera Guerra Mundial, la antigua colonia alemana pasó a un dividido mandato francés y británico.

El país tiene ahora tanto el inglés como el francés como idiomas oficiales, pero las personas de habla inglesa se han sentido cada vez más marginadas, dijo el NRC.

Y en 2016, los civiles tomaron las calles y una fuerte represión por parte de las fuerzas de seguridad llevó a la violencia generalizada y la formación de grupos armados opositores.

                                                                  Jun 7 2019

 

——————

*Director Regional para América del Norte y jefe de la delegación de las Naciones Unidas de IPS . Destacado en Nueva York desde finales de los años setenta. Ex editor adjunto del   Daily News -Sri Lanka y ex redactor principal del diario The Standard de Hong Kong.

 

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LA VERDADERA HISTORIA DE LOS ERRORES FUTUROS por Boaventura de Sousa Santos *

Con-Texto | 9 junio, 2019

Fuente: Other News

La verdad de un sistema equivocado es el error. Para ser políticamente eficaz, este error ha de repetirse de manera incesante, difundirse ampliamente y ser aceptado por la población como la única verdad posible o creíble. No se trata de una repetición cualquiera. Es necesario que cada vez que el error se ponga en práctica lo sea como un acto inaugural —la verdad finalmente encontrada para resolver los problemas de la sociedad. No se trata de una difusión cualquiera. Es necesario que lo que se difunde se perciba como algo con lo que naturalmente tenemos que estar de acuerdo. No se trata, finalmente, de cualquier aceptación. Es necesario que lo que se acepta sea aceptado para el bien de todos y que, si implica algún sacrificio, sea el precio a pagar por un bien mayor en el futuro.

El avance de las fuerzas políticas de derecha y de extrema derecha alrededor del mundo se basa en estos presupuestos. Es difícil imaginar la supervivencia de la democracia en una sociedad en la que estos presupuestos se concreten plenamente, pero las señales de que tal concreción puede estar más cerca de lo que se piensa son muchas y merecen una reflexión antes de que sea demasiado tarde. Abordaré las siguientes señales: la reiteración del error y la crisis permanente; la orgía de la opinión y la fabricación masiva de ignorancia; y el paso de la sociedad internética a la sociedad métrica.

La reiteración del error es hoy patente. Desde hace décadas, los países capitalistas centrales, más desarrollados, han asumido la obligación política de dedicar una parte de su presupuesto a la «ayuda al desarrollo». El objetivo es, como su nombre indica, ayudar a los países periféricos, subdesarrollados, a seguir el rastro de los más desarrollados e, idealmente, a converger con estos en niveles de bienestar en un futuro más o menos próximo. Es evidente que la brecha que separa a los países centrales de los países periféricos es cada vez mayor. La llamada «crisis de los refugiados» y el alarmante aumento del movimiento de poblaciones migrantes indeseadas son los signos más evidentes de que las condiciones de vida en los países periféricos son cada vez más intolerables. Lo mismo cabe decir de las políticas de reducción de la pobreza llevadas a cabo por el Banco Mundial desde hace décadas. El balance es negativo si por reducción de la pobreza entendemos la disminución de la brecha entre ricos y pobres dentro de cada país y entre países. La brecha no ha cesado de aumentar. Del mismo modo, las políticas de austeridad o de ajuste estructural que han sido impuestas a los países en dificultades financieras, de las que Portugal y Grecia son ejemplos cercanos, no han logrado sus objetivos, y el propio FMI ha reconocido esto de manera más o menos velada («exceso de austeridad», «deficiente calibración», etc.). A pesar de ello, las mismas políticas se imponen una y otra vez como si en aquel momento aquella fuera la mejor o incluso la única solución. Lo mismo puede decirse de la privatización de la seguridad social y, por tanto, del sistema público de pensiones. El objetivo más reciente es la seguridad social en Brasil. Según los estudios disponibles, en cerca del 70% de los casos en los que la privatización se realizó el sistema falló y el Estado tuvo que rescatar el sistema para evitar una profunda crisis social. No obstante, la receta sigue siendo impuesta y vendida como la salvación del país.

¿Por qué se insiste en el error de imponer medidas cuyo fracaso es de antemano reconocido? Son muchas las razones, pero todas convergen en la que considero más importante: el objetivo de crear una situación de crisis permanente que fuerce las decisiones políticas a concentrarse en medidas de emergencia y de corto plazo. Estas medidas, a pesar de implicar siempre la transferencia de riqueza de los más pobres a los más ricos e imponer sacrificios a los que menos pueden soportarlos, son aceptadas como necesarias e inviabilizan cualquier discusión sobre el futuro y alternativas a corto y medio plazo.

La orgía de la opinión. El error reiterado y su amplia aceptación no serían posibles sin un cambio tectónico en la opinión pública. Los últimos cien años fueron el siglo de la expansión del derecho a tener opinión. Lo que era antes un privilegio de las clases burguesas se transformó en un derecho que fue efectivamente ejercido por amplias capas de la población, sobre todo en los países más desarrollados. Esta expansión fue muy desigual, pero permitió enriquecer el debate democrático con la discusión de alternativas políticas significativamente divergentes. El concepto de razón comunicativa, propuesto por Jürgen Habermas, se basaba en la idea de que la libre formulación y la discusión de argumentos a favor y en contra en cualquier área de deliberación política, transformaba la democracia en el régimen político más legítimo porque garantizaba la participación efectiva de todos.

Ocurre que en los últimos treinta años la sociedad mediática, primero, y la sociedad internética, después, produjeron una escisión insidiosa entre tener opinión y ser propietario de la opinión que se tiene. Hemos sido expropiados de la propiedad de nuestra opinión y pasamos a ser arrendatarios o inquilinos de ella. Como no nos dimos cuenta de esta transformación, pudimos seguir pensando que teníamos opinión e imaginamos que era nuestra. Empresarios de opinión de todo tipo entraron en escena para simultáneamente reducir el abanico de opiniones posibles e intensificar la divulgación de las opiniones promovidas. Los principales agentes de esta transformación fueron los partidos políticos del arco de gobierno, los medios de comunicación oligopólicos y los sistemas de publicidad, inicialmente orientados al consumo masivo de mercancías, los cuales fueron gradualmente dirigidos hacia el consumo de masas del mercado de las ideas políticas. Así surgió la sociedad mediática y la política-espectáculo, donde las diferencias sustantivas entre las posiciones divergentes son mínimas, pero se presentan como si fueran máximas. Fue el primer paso.

El segundo paso se produjo cuando pasamos de la sociedad mediática a la sociedad internética. En este paso, el derecho a tener opinión se expandió sin precedentes y la expropiación de la opinión, de la que somos usuarios (más que titulares), alcanzó nuevos niveles. Surgieron los empresarios, tanto legales como ilegales, de la manipulación de la opinión pública, cuyo ejemplo paradigmático son las redes y las páginas de Facebook y de WhatsApp que producen “tácticas de desinformación” particularmente activas en períodos electorales, como sucedió recientemente en las elecciones para el Parlamento Europeo. La conocida organización Avaaz identificó 500 páginas sospechosas, seguidas por 32 millones de personas, que generaron 67 millones de interacciones (comentarios, likes, comparticiones). La empresa Facebook cerró 77 de esas páginas que eran responsables por el 20% de flujo de informaciones en las redes identificadas.

Esta extraordinaria manipulación de la opinión tuvo tres consecuencias que, aunque pasaron desapercibidas, constituyeron un cambio de paradigma en la comunicación social. La primera fue que esta vigilancia policial de las redes se legitimó a pesar de haber controlado apenas la punta del iceberg. El recurso cada vez más intenso a los big data y a los algoritmos para llegar a cada individuo en sus gustos y preferencias, y hacerlo simultáneamente para millones de personas, hizo posible mostrar que los verdaderos propietarios de nuestra opinión son Bill Gates y Mark Zuckerberg. Como todo es hecho para no darnos cuenta de eso, nos consideramos deudores gratos de El Dorado de información que nos proporcionan y no como acreedores de un desastre democrático de consecuencias imprevisibles por las cuales ellos debían ser personalmente responsabilizados.

La segunda consecuencia es que la información que comenzamos a usar, pese a ser tan superficial, no puede ser contestada con argumentos. O es aceptada o es rechazada, y los criterios para decidir son criterios de autoridad y no de verdad. Si sirve a los intereses del líder político de turno, el pueblo es exaltado como teniendo finalmente opinión propia, capaz de contradecir a la opinión de las élites tradicionales. Si no sirve, el pueblo es fácilmente considerado como “ignorante e incapaz de ser gobernado democráticamente”. En la medida en que el pueblo sigue la opinión del líder, es el líder quien sigue la opinión del pueblo. En la medida en que el pueblo diverge de la opinión del líder, debe, como pueblo ignorante, confiar en la opinión de líder. Según le convenga, el líder populista puede aparecer ora como seguidor del pueblo, ora como su tutor. Aquí reside la razón última de la reemergencia del populismo. Este capital de confianza se crea fácilmenteen la medida en que todo sucede en la intimidad del individuo y de su familia. Mientras la sociedad mediática transformó la política en un espectáculo, la sociedad internética la convierte en un show íntimo, un auténtico peep-show en el que toda la interacción afectiva ocurre entre el líder y el ciudadano, sin argumentos ni mediaciones.

La tercera consecuencia de la sociedad internética es que las redes sociales crean dos o más flujos de opiniones unánimes que corren en paralelo y, por tanto, nunca se encuentran. Es decir, en ningún caso pueden ser contradichos o ser objeto de contraargumentación en un debate democrático. Así, la política errada puede ser aceptada ampliamente si cabalga sobre uno de los flujos de unanimidad. Este es el caldo comunicacional de la radicalización política, el ambiente ideal para el clima de polarización, de odio y de demonización del enemigo político, sin que sea necesario usar argumentos discutibles y únicamente recurriendo a frases apocalípticas.

De la sociedad internética a la sociedad métrica. Vivimos otra orgía, la orgía de la cuantificación de la vida individual y colectiva. Nunca nuestras vidas colectivas estuvieron tan dependientes del número de seguidores en Facebook, de los likes en las interacciones en las redes, de los scores en los concursos, de los rankings en las universidades, en la cuantificación de la producción científica. Sabemos que la lógica de la cuantificación es extremadamente selectiva y muy sesgada por los criterios que usa y por los campos que selecciona para cuantificar. Deja fuera todo lo que es más esencial a la existencia individual y colectiva. Deja fuera sectores sociales que, por su inserción social, no pueden ser adecuadamente contados. Las personas sin hogar son contadas por ser sin hogar, y no por lo que hacen durante el día; la agricultura familiar, informal, pese a que en la mayoría de los países continúa alimentando hoy a una gran parte de la población, así como el trabajo no pagado de la economía del cuidado en casa, no cuentan para el PIB. Lo que está predominantemente a cargo de las mujeres no entra en las estadísticas del trabajo, a pesar de ser crucial para reproducir la fuerza de trabajo. Si no estuviera avalada cuantitativamente, la calidad de la producción científica no contaría para la carrera de los investigadores. Y el gran problema de nuestro tiempo es que lo que no es contado, no cuenta.

Estas son algunas de las dinámicas subterráneas que van minando la democracia y creando una cultura pública y privada indefensa ante errores de los que la derecha y la extrema derecha se van alimentando.

Artículo enviado a Other News por el autor el 05. 06.19 . Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

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*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial.

 

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“NO SOY LIBRE. MI COMUNIDAD NO ES LIBRE. MI PAÍS NO ES LIBRE” por ACNUDH*

Con-Texto | 9 junio, 2019

GINEBRA,   – Wai Wai Nu no había cometido delito alguno, pero a la edad de 18 años le comunicaron que tendría que ir a la cárcel. La joven acababa de empezar la carrera de Derecho, cuando a su padre le notificaron la sentencia de prisión, en la que estaban incluidos la madre de Wai Wai, su hermana, su hermano y ella misma.

La familia creyó que al cabo de algunos meses los pondrían en libertad, pero no fue así. Durante siete años tuvieron que soportar las condiciones de miseria y hacinamiento que prevalecían en la tristemente célebre prisión de Insein, en Myanmar (Birmania). A su hermano lo trasladaron a otra penitenciaría.

Según las autoridades, el delito de Wai Wai fue haber sido hija de Kyaw Min, un maestro de escuela y activista político del estado de Rakhine, en el occidente de Myanmar.

En los últimos decenios, el estado septentrional de Rakhine ha sido el epicentro de una crisis. La familia de Wai Wai forma parte de la marginada comunidad rohinyá, un grupo étnico de Rakhine que aún en la actualidad sigue siendo objeto de persecuciones y desplazamientos masivos. Desde mediados de 2017, casi un millón de rohinyás ha huido al vecino Bangladesh.

En marzo, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, calificó la situación de “discriminación sistemática y restricciones generalizadas a la libertad de movimiento”, al presentar al Consejo de Derechos Humanos el informe elaborado por su Oficina.

“Cuando el juez dictó sentencia, no lloré, no quería mostrar tristeza ni debilidad. Tampoco quería que mis padres se sintieran culpables por lo que nos ocurría. Pero cuando llegué a la prisión con mi madre y mi hermana, estuvimos tres días llorando”, dijo Wai Wai.

“Cuando empezamos a cumplir la condena, me faltaban dos años para terminar la carrera de Derecho. Cada día, a la hora en que las clases deberían haber comenzado, sentía como si algo se muriese dentro de mí. Ningún joven debería ir a prisión si no ha cometido un delito. Su lugar no está en la cárcel sino en la universidad”, añadió.

Finalmente, tras salir de prisión, Wai Wai obtuvo el diploma de Derecho en la Universidad de Yangon Este. Al evocar aquella etapa de cárcel la llama “la universidad de la vida” y cree que fue una de las principales motivaciones para la labor que ahora realiza en defensa de los derechos humanos.

“Comprendí la profunda discriminación que las mujeres padecemos en todos los aspectos de la vida: el acceso a la educación, a la atención sanitaria, a la economía, a la política y a los procesos de toma de decisiones”, afirmó la activista.

En la actualidad, Wai Wai recorre el mundo y pronuncia discursos sobre la suerte de las mujeres y niñas rohinyás. En fecha reciente estuvo en Ginebra, donde leyó una ponencia ante el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw).

Uno de los últimos informes dados a conocer por el Comité muestra la situación devastadora en que se encuentran las niñas y mujeres rohinyás y pone de relieve las atrocidades generalizadas de las que son víctimas: violencia sexual, privación de nacionalidad, restricción de la libertad de movimiento y una grave carencia de acceso a los cuidados sanitarios, la educación y la vivienda.

En el informe se señala que, pese a las reiteradas peticiones de las Naciones Unidas y la comunidad internacional, “no hay pruebas de que se hayan adoptado medidas para prevenir y abordar eficazmente las vulneraciones de derechos humanos cometidas”.

El documento ofrece como ejemplo el hecho de que las autoridades de Myanmar siguen negando que se hayan perpetrado delitos de índole sexual y llega a la conclusión de que “no se han realizado esfuerzos genuinos para lograr que los responsables rindan cuentas de sus actos”.

El estado de Rakhine: dos mundos distintos

Wai Wai y su familia se mudaron a Yangon a principios de la década de los 90, cuando ella tenía ocho años. Sus recuerdos del estado de Rakhine son muy diferentes de la realidad actual. Entonces, sus condiscípulos en la escuela procedían de comunidades religiosas y culturales muy diversas y otro tanto ocurría con sus docentes.

“Cuando era niña, no me percataba mucho de que había un contexto de odio. Allí también vivíamos en una ciudad, de modo que estábamos lejos de lo que ocurría en las zonas más remotas”, recordó la joven.

“Pero, a principios del decenio de los 90, empezaron las expulsiones sistemáticas: los empleados rohinyás –funcionarios públicos, profesores, médicos, abogados y agentes de policía- fueron destituidos de sus cargos. En la actualidad, la situación es complemente distinta; el cambio es extraordinario y eso da miedo”, rememoró.

La joven comenzó a sentirse discriminada por su condición de rohinyá y de musulmana cuando ingresó en la escuela secundaria en Yangon.

Wai Wai era una atleta destacada, pero por ser musulmana le prohibieron participar en competiciones de ámbito nacional y estatal. E

n los planes oficiales de estudio solo figuraba el budismo de Myanmar y no se reconocía la existencia de otras religiones o culturas en el país. En la escuela también le denegaron la tarjeta nacional de identidad, aunque sí las tramitaban para los estudiantes budistas.

“El gobierno introdujo la discriminación por conducto del sistema educativo y ahora toda la sociedad la ha adoptado. En Myanmar, la discriminación es profunda y está integrada en la cultura, las mentalidades y la vida cotidiana”, afirmó.

Luchar por los derechos de las niñas y las mujeres

Wai Wai reside actualmente en Estados Unidos y el año pasado obtuvo una Maestría en Derecho en la Universidad de California en Berkeley. La joven activista asegura que el objetivo de su vida es defender los derechos de las niñas y las mujeres rohinyás que permanecen en su país de origen.

El hecho de vivir en la seguridad que le ofrece Estados Unidos no la ha llevado a desvincularse de los suyos. “No soy libre”, afirma. “Mi comunidad no es libre. Mi país no es libre. La situación de las niñas y mujeres rohinyás es indescriptible. Creo que tengo la responsabilidad de ayudarles a lograr la dignidad humana, el respeto y la libertad”.

La joven activista ha fundado dos organizaciones no gubernamentales, Women’s Peace Network-Arakan, que centra su labor en la consolidación de la paz en Myanmar, y Justice for Women, una red de abogadas que proporciona asistencia letrada a las mujeres que la necesitan.

Según Wai Wai, lo que padecen actualmente las niñas y las mujeres de Rakhine es un enorme trauma, “una discriminación muy selectiva, aplicada contra todo un grupo étnico”.

Su sueño, afirma, es que el estado de Rakhine llegue a ser un lugar donde se respete a las mujeres, donde estas vivan en seguridad y tengan los mismos derechos y las mismas libertades.

“Mientras eso no se logre, seguiré trabajando”, concluyó.

                                                                  Jun 5 2019

 

——————–

*Este artículo fue publicado originalmente por la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), con sede en Ginebra. IPS-Inter Press Service lo publicada por un acuerdo general con la Organización de las Naciones Unidas para la redifusión de sus contenidos.

 

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EL CORDOBAZO, SINGULAR E IRREPETIBLE por María Sáenz Quesada*

Con-Texto | 3 junio, 2019

Fueron días de furia. Todo comenzó en la mañana del 29 de mayo de 1969, con la marcha de los trabajadores de la industria metalúrgica en reclamo de algunas ventajas perdidas, en un paro activo al que se sumaron otros gremios, estudiantes, militantes radicales, peronistas, izquierdistas y simples vecinos. En el esquema inicial, ideado por Agustín Tosco y Elpidio Torres, había que “ganar la calle” a fin de protestar contra los Consejos de Guerra que juzgaban las rebeliones estudiantiles recientes, y de condenar la política económica del FMI y el Banco Mundial, que buscaba acumular capital y estabilizar la economía afectando los ingresos de los trabajadores. La protesta se prolongó en un desborde de violencia que superó todo lo visto hasta entonces. Vigente el toque de queda nocturno, los francotiradores del Barrio Clínicas competían con las fuerzas de seguridad. El Tercer Cuerpo de Ejército intervino para restablecer el orden, objetivo alcanzado al día siguiente. El malestar social y político de vastos sectores venia de meses antes. Se manifestaba en disturbios en las universidades con pretextos varios y en represiones violentas que costaban vidas jóvenes; en las huelgas que se organizaban en medio de la interna sindical, dividida entre sindicatos cercanos al gobierno de facto, los vandoristas y los de ideología clasista/marxista o cristiana. En la Iglesia Católica, el sector del clero inclinado a “la opción preferencial por los pobres” apoyó la protesta.

El descontento que reflejó el Cordobazo no era una excepción en las sociedades capitalistas y socialistas del resto del mundo. La más conocida de las rebeliones, la del “Mayo francés”, iniciada por los estudiantes de la Universidad de París y que derivó en huelgas obreras, no fue un caso aislado. En 1969 las huelgas que castigaban la economía italiana tenían su epicentro en las fábricas del norte, la región más moderna y más rica del país. En Alemania Federal, los jóvenes descontentos denunciaban la “hipocresía” del gobierno de Bonn y amenazaban la estabilidad de la joven democracia germana. En Estados Unidos la disconformidad apuntaba a la guerra de Vietnam. En general podía decirse que esas juventudes enardecidas tenían como modelos la China de Mao, la Cuba de Fidel y el Che Guevara y los movimientos de liberación africanos y asiáticos. Sin embargo puede decirse que los gobiernos democráticos salieron airosos del desafío, que el sistema resistió y se modernizó en algunas áreas. Según advirtió Raymond Aron: “expulsar a un presidente elegido por sufragio universal no es lo mismo que expulsar a un rey”. En los países socialistas, el objetivo de las rebeliones – como la “primavera de Praga”, consistía en liberarse del Imperio Soviético y alcanzar un sistema de gobierno democrático y pluralista. Moscú no vaciló en aplastarlos y así prolongó su dominación hasta 1989. En México, la protesta juvenil que intentó jaquear el monopolio político del PRI, concluyó en la masacre de la plaza de Tlatelolco: el presidente Díaz Ordaz tuvo la habilidad suficiente para asegurar la continuidad del régimen. En Brasil, el gobierno militar sorteó sin mayores dificultades la protesta juvenil. La llamada Revolución Argentina carecía de la convicción suficiente para seguir alguno de estos caminos. Los militares y sus aliados civiles que derrocaron al presidente Illia, suprimieron las elecciones y los partidos políticos, en la convicción de que la sociedad trabajaría en paz, disminuiría la inflación, habría inversiones y el país se modernizaría sin correr el riesgo de la radicalización. Pero sucedió todo lo contrario. Sin canales de participación abiertos, el malestar se volvió incontenible: rebeliones urbanas (Rosario Cipolletti), asesinatos (Vandor, Alonso, Aramburu) y los primeros brotes de la guerrilla urbana, fueron parte de un proceso de radicalización imparable. Al mismo tiempo, cesaba la inversión de capital externo y los capitales internos salían del país. En el intento de ganarse aliados, el general Onganía aprobó la ley 18.610 que entregó las obras sociales a los sindicatos. Estas y otras iniciativas avivaron la interna militar y la discusión respecto al futuro, que concluyó en la reapertura de la política y el regreso de Perón.

Todo esto dio a los sucesos de Córdoba un carácter mítico: el de punto de arranque de un proceso violento que conduciría a la 'Liberación' (término vago que revestía diversos sentidos según la expectativa de sus diversos actores). Así fue visto el Cordobazo en los primeros tiempos por los intelectuales que la analizaron y en muchos casos fueron sus protagonistas en las jornadas de lucha. Luego ellos mismos admitieron que se trató de un hecho único, producto del momento histórico. Los tiempos mudaron y la sociedad luego del drama de la dictadura del Proceso, se inclinó hacia la democracia republicana y rezó el Preámbulo de la Constitución, de la mano de Alfonsín. El paro general del 29 de mayo de 2019, constituye sin duda un clásico ejercicio de poderío de la central obrera, pero la verdadera lucha por el poder se librará en la urnas, en octubre. Entre tanto sigue pendiente la cuestión de cómo recuperar el crecimiento, tema que por el momento no forma parte de la preocupación de los armadores políticos ni de las exigencias de la ciudadanía.

 

*Historiadora

 

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LA INACABADA CONSTRUCCIÓN DE LA ARGENTINA por José Armando Caro Figueroa*

Con-Texto | 2 junio, 2019

La historia, para algunos, habla de hechos lejanos y de escaso interés frente a las urgencias del presente. Para otros, el pasado y sus protagonistas son actores de lo contemporáneo[1]. Están también quienes manipulan el pasado construyendo “relatos” geométricos al servicio de banderías y dogmas.

Sin embargo, más allá de estas manipulaciones (torpes o ingeniosas), conocer la historia resulta imprescindible para entender muchos de nuestros problemas actuales, muchas de las querellas que nos condenan a la esterilidad.

Así, por ejemplo, estudiar el gobierno y el pensamiento de Joaquín Castellanos (1919/1921), la trayectoria del primer peronismo (1944/1955), sobre todo la gestión de Carlos Xamena, o los posicionamientos de las principales fuerzas políticas salteñas alrededor del binomio unitarismo/federalismo, resultan de sumo interés para entender el desalentador panorama institucional de la Salta del siglo XXI.

Por eso celebro la reciente creación del Instituto de Investigaciones Históricas General Manuel Belgrano en el ámbito de la Universidad Católica de Salta. Una buena noticia en tanto amplía los ámbitos dedicados al análisis de los acontecimientos históricos.

Pasado y Presente

Se han cumplido, recientemente, 200 años desde que fuera sancionada la Constitución Argentina de 1819. Existen por supuesto, escasas similitudes entre aquella naciente nación y nuestra contemporaneidad.

De entre estos pocos puntos de contacto destaco dos: Entonces como ahora, los argentinos vivimos un “estado de angustia colectiva” (LEVENE[2]). Entonces como ahora carecemos de los consensos fundamentales que vertebran a las naciones más avanzadas.

Nuestra historia registra muy pocos acuerdos explícitos alrededor de los fundamentos de la vida en común. Rescataría, no obstante, el “compromiso” (ciertamente parcial) que dio origen a la vigente Constitución de 1853, y el consenso que alumbró la trascendental reforma constitucional de 1994.

Pero notoriamente son más las discordias que las coincidencias. Por ejemplo, el desacuerdo de comienzos de los años de 1970 entre Perón y Lanusse y, en la década siguiente, el fallido consenso convocado por Alfonsín y rechazado por el peronismo (encabezado por su brazo sindical). Sin olvidar dos intentos superadores -pero igualmente infecundos-: El “Modelo Argentino para el Proyecto Nacional” (Perón – 1974), y el “Programa de Parque Norte” (Alfonsín – 1985).

La Argentina de 1819  

Hace 200 años mentes lúcidas de la Argentina denunciaban los abusos del poder ilimitado; de poderes que no reconocían una Constitución superior en condiciones de garantizar derechos e instaurar una república moderna[3].

Estos abusos eran más intensos y notorios en el “país federal” (integrado entonces por 14 provincias); sus excesos no sólo afectaban a nuestras sociedades divididas en clases, sino al interior postergado por el puerto.

La Constitución de 1819 fue el producto no del consenso entre las distintas expresiones políticas de entonces sino de la imposición del grupo conservador unitario y monárquico sobre el país republicano y federal[4].

Una imposición que condujo a nuestros antepasados a batallar con las armas en las manos (PAVON); luego, a un acuerdo parcial (Pacto del Pilar); y finalmente al desorden y al autoritarismo (ROSAS). Tuvieron que pasar 34 años hasta lograr un primer Gran Consenso Constitucional (1853) que, como se sabe, dejó afuera a los partidarios del régimen inmediatamente anterior.  

La dialéctica amigo/enemigo

La nación Argentina sobrevive hoy inmersa en innumerables e irresueltos conflictos sectoriales y corporativos. Mas que por una “grieta”, los argentinos estamos abrumados por centenares de “patrias”[5] que pugnan por imponerse a otras “patrias” antagónicas. Estas tensiones y enfrentamientos cotidianos generan lo que O’DONNELL llama “empate hegemónico” y que equivale a la derrota de los intereses generales de los argentinos.

En realidad, la propia Constitución Nacional, los valores que ella recoge y los derechos fundamentales de fuente internacional que incorpora son hoy un campo de batalla que enfrenta a quienes los defendemos con quienes, siguiendo el ejemplo de la Alemania de Weimar, se proponen romperla, para, entre otros objetivos, domesticar al poder judicial y construir una patria mayoritaria y excluyente; o sea, aquello que Carl SCHMITT denominaba Dictadura Soberana[6].

Añado que las pujas corporativas han desnaturalizado muchas instituciones de la Constitución, condenándonos a vivir retorcidas ficciones: Un país unitario en un marco federal. Provincias donde el poder -todo el poder- reside en el gobernador de turno. Proclamas de “Gobierno Abierto” para encubrir falta de transparencia. Auditores que no auditan. Jueces que consultan al poder antes de dictar sentencia.   

Vivimos hoy, sobre todo en nuestro Norte pobre y atrasado, las inclemencias de los así llamados “poderes salvajes” (FERRAJOLI) que han domesticado a los Tribunales Superiores de Justicia. Y, de cuando en cuando, sobrevuelan nuestra Nación amenazas de refundación i-liberal y antirrepublicana.

Arrastramos problemas irresueltos, en el orden institucional, económico y social. Sufrimos marchas y contramarchas que nos enfrentan y empobrecen. En Salta la decadencia viene acompañada de altos índices de indigencia, pobreza y trabajo indecente. Altos índices de violencias, de desprecio a las minorías, de ignorancia acerca de la sexualidad, de depredación ambiental y urbanística.

La Patria: Un viejo desafío que tenemos por delante

El desafío de todas las generaciones presentes es construir la patria de todos los argentinos. Una patria libre y justa que nos sitúe en el mundo desarrollado. El objetivo es llevar a la vida cotidiana el programa constitucional de progreso y bienestar[7].

Para caminar en esta dirección precisamos constructores de consensos (al estilo de los armadores de los Pactos de la Moncloa), héroes de la retirada (ENZENSBERGER, 1997), y dirigentes preparados y honestos. Precisamos, sobre todo, diálogo y cordialidad; o sea proscribir odios y listas negras. Pero estas especialidades y talantes escasean entre nosotros.

Hace falta, en el caso concreto de Salta, nuevos compromisos en pro de la república federal, de la igualdad del voto, de la transparencia, de la igualdad de géneros, y de la integración social y territorial. Es por esto que la regeneración de la justicia y la vigilancia de la calidad institucional para extirpar los vicios antirrepublicanos, son metas imperiosas.

Se trata, hoy como ayer y sobre todo en Salta, de “no renunciar a la felicidad; de luchar contra todo aquello que genera nuestra ruina y alimenta un sistema de oprobio fundado sobre la resignación cívica, sabiendo que una larga servidumbre alienta resignación y bajeza” (Manifiesto del Congreso de 1819).

                                                                                                    Salta, 27 de mayo de 2019

 

* Ex Fiscal de Estado de Salta (1973)

 

 


[1] Un intento de explicación en HILB, Claudia “¿Por qué no pasan los 70?” (PAIDOS – 2018).

[2] LEVENE, Ricardo “La anarquía de 1820 en Buenos Aires” (JACKSON – 1933)

[3] La Argentina de 1819 era, en términos institucionales, “un Estado naciente e in-constituido” (“Manifiesto del Soberano Congreso General Constituyente”)

[4] Como dice ALBERDI “… la federación del Plata ha venido a crear al fin dos estados en el Estado, dos países, dos causas, dos intereses, dos deudas, dos créditos, dos tesoros, dos patriotismos, bajo los colores externos de un solo país.”.

[5] La “patria contratista”, “la patria peronista”, “la patria socialista”, la “patria metalúrgica”, “la patria financiera”, “la patria de los gorilas”, “la patria agropecuaria”, “la patria industrial”.

[6] DE MIGUEL BARCENA, J. “Kelsen versus Schmitt”, 2018.

[7] Constitución Nacional (Preámbulo  y artículo 75 incisos 2, 8, 19 y 23).

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BIZARRA ASOCIACIÓN DE IDEAS por  Albino Gómez*

Con-Texto | 1 junio, 2019

Siempre hice una suerte de  bizarra asociación  de ideas de carácter político entre algunas figuras históricas como las de Fidel Castro y el Che Guevara, con las de Stalin y Trotsky y las de Franco con José Antonio Primo de Rivera.  Sin perjuicio de tener muy en cuenta y muy en claro, por obvias razones , las enormes  diferencias entre todas y cada una de ellas.

Por eso  me pareció muy interesante una nota del filósofo esloveno Slavoj Zizek,  donde al hablar de la Cuba que dejó la muerte de Fidel, señala  que su revolución fue en si misma algo único, pero no precisa u ortodoxamente comunista.  Y que la mejor forma de reflejar su especificidad era a través de la dualidad de Fidel y el Che Guevara: Fidel, el verdadero líder, la autoridad suprema del Estado, frente al Che, el eterno rebelde revolucionario, que no podía resignarse sólo a dirigir un Estado.  Y se pregunta entonces Zizekl, si esto no se parecía a una Unión Soviética en la cual Trotsky no habría sido rechazado como un traidor, si nos imaginamos que en vez de luchar por el poder contra Stalin, en los años 20, hubiese emigrado y renunciado a la ciudadanía soviética para incitar a la revolución permanente  en todo el mundo, hasta morir. Porque así las cosas, Stalin lo habría elevado a una figura de culto, con la proliferación en la URSS de monumentos  conmemorativos. Pero claro está que entre ellos nunca hubo amistad sino desprecio y odio mutuos, cosa que no ocurrió entre Fidel el Che, porque en su relación no había disputa por el poder sino admiración y respeto recíprocos.

Y mi otra asociación política, también con las enormes diferencias,  era de los anteriores con  Franco y José Antonio Primo de Rivera, que cayó preso de los rojos en Alicante apenas comenzada la Guerra Civil,  y Franco, según una versión, no movió un dedo por negociar de alguna manera posible su liberación, y según otra, habría actuado de tal modo que aceleró su ejecución.  De esta última versión se hace cargo el escritor Pérez Reverte en su atrapante novela “Falcó”.  Porque era evidente para Franco,  que la sobrevivencia de un hombre carismático como José Antonio Primo de Rivera,  dotado de una cultura e ideología de derecha muy sólidas, además de ser el jefe de un gran movimiento nacional como la Falange Española, hubiera podido disputarle el poder.

Para aclarar la posición crítica de Zizek hacia la revolución cubana, debo señalar que no la hace desde el anticomunismo porque él es comunista y considera evidente que Fidel Castro era distinto de la figura habitual del líder comunista, lo cual hizo también que su revolución fuese también distinta y única.

Piense el lector en cada una de las seis figuras que mencionamos y podrá apreciar que más allá de las diferencias ideológicas, de culturales. sociales, de lugar y tiempo histórico, encontrará rasgos comunes entre los tres primeros, es decir Stalin, Castro y Franco, como también entre los tres segundos, vale decir: Trotsky, Guevara y José Antonio Primo de Rivera.

En los primeros no se advierte ninguna veta de cierta forma de romanticismo que les permitió a los segundos despertar en las juventudes  de su tiempo y aún más allá de su tiempo, una admiración rayana en el fanatismo, aunque también Castro logró esto último de alguna manera, pero nunca Stalin ni Franco, que en cambio lo igualaron en cuanto a la aptitud a mantenerse duramente en el poder, sin concesiones o límites de ninguna índole. Capacidad que los tres segundos, no tuvieron siquiera oportunidad de demostrar, aunque sí en cambio la  de mostrar esa capacidad de despertar los fervores juveniles ya mencionados. Por otra parte, también se dio una diferencia de relación entre cada uno de los tres primeros con los respectivos segundos, ya que el único dúo que no se rompió fue el de Castro con Guevara, más allá de sus diferentes concepciones acerca de prioridades en cuanto a futuras políticas, porque Guevara nunca le disputó a Castro el poder, y si en cambio Trotsky a Stalin. Y si bien no tuvo oportunidad de hacerlo Primo de Rivera con Franco, éste temía que eso pudiera ocurrir y seguramente no se equivocaba.

  *El autor es periodista, escritor y diplomático.

 

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TRUMP O EL ESTADO DEL MERCADO-LIBRE DEL CAPITALISMO por André Moreira Cunha Andrés Ferrari Haines*

Con-Texto | 1 junio, 2019

Mientras los economistas liberales siguen bombardeando por los medios de comunicación “la verdad del libre mercado”, Trump muestra que la noticia cotidiana a lo largo de toda la historia del capitalismo es el liderazgo económico del Estado-nación. Ningún país se desarrolló por seguir el libre-mercado. Por el contrario, los que lo hicieron tuvieron Estados interviniendo activamente en diversas formas. Y es lo que está haciendo el presidente de Estados Unidos en cada nueva escalada en su guerra comercial con China.

Si hiciera falta alguna muestra cabal de cómo es el Estado quien lidera, grandes empresas estadounidenses de tecnología anunciaron que interrumpirán el suministro de bienes y servicios para Huawei, gigante chino de telecomunicaciones. Google dejará de renovar las licencias de uso pleno de Android, lo que dificultará a los clientes de Huawei el uso de aplicaciones como Google Maps, Gmail, entre otros. Qualcomm, Broadcom e Intel no venden más los microprocesadores. El impacto en el mercado será intenso, ya que Huawei es la segunda mayor vendedora de celulares en el mundo, con 203 millones de aparatos comercializados en 2018. Además, sus servidores son los más eficientes y baratos, particularmente los que se utilizarán para diseminar la producción en la nueva frontera tecnológica del 5G.

Evidentemente, desde el punto económico individual no tiene ningún sentido que estas grandes empresas estadounidenses se comporten de esta manera, perdiendo un gran mercado.  Pero saben que el objetivo de Trump apunta a vencer en una disputa más estratégica: evitar que empresas chinas como Huawei consigan operar en el futuro con mayor autonomía.

Es que la empresa china es un competidor de peso. Entre el 2015 y el 2019 (primer trimestre) su desempeño fue meteórico. Su participación en las ventas globales de teléfonos móviles pasó del 5% al ​​17%, lo que dejó a la estadounidense Apple detrás con el 12% del mercado. Se la reconoce como líder global en la nueva frontera tecnológica de este segmento, que es el 5G. Sus proveedores son los más potentes y baratos. A pesar de su éxito, Huawei aún depende de la compra de insumos tecnológicos sofisticados, incluso aquellos producidos por empresas estadounidenses. Adquiere cerca de US$ 67 mil millones en componentes, de los cuales US$ 11 mil millones (16%) provienen de grupos económicos controlados desde Estados Unidos.

Por eso mismo, Trump, que corre contra el tiempo en el esfuerzo de contener la ascensión china, apela a la política y presiona a países aliados – o bajo su esfera de influencia -, para no adquirir los equipos y bienes chinos en áreas "estratégicas". Adicionalmente, procura dificultar alianzas comerciales entre empresas estadounidenses y Huawei. Algunos analistas sugieren que esta última sanción graduó la guerra comercial, que pasa al status de "convencional" a "nuclear". La "radiación" ya contamina los mercados financieros, pues muchas empresas estadounidenses dependen de ventas para el gigante chino. De la misma forma, la radicalización de Trump amenaza el éxito de la implantación de la tecnología 5G en todo el mundo. Según analiza Bloomberg:

“El gobierno de Trump está sacando las armas grandes en su esfuerzo por frenar el ascenso de China, con consecuencias potencialmente devastadoras para el resto del mundo … Es probable que la amenaza aumente los temores en Beijing de que el objetivo más amplio del presidente Donald Trump es contener a China, llevando a una prolongada guerra fría entre las economías más grandes del mundo”.

Incluso electoralmente el comportamiento de Trump prioriza su estratégico “América primero” por sobre el perjuicio a consumidores y empresas de su país que sufren por la guerra comercial en el corto plazo. Mirando las elecciones de 2020, su proyecto político se debilita al ver la posición de mercado de las empresas líderes de su país siendo corroída por las competidores chinas.

Pero el fondo de la cuestión es la verdad histórica de la competencia capitalista. Su desarrollo económico siempre estuvo sujeto a la lógica política y estratégica llevada adelante por los Estados-nación. La tecnología es poder y poder es dinero. Quien controle la nueva frontera tecnológica conformará los patrones futuros de producción y consumo, así como tendrá ventajas en la transmutación de las ganancias económicas en capacidad militar. Esta, a su vez, amplía la fuerza de los Estados y sus empresas. Estas relaciones han sido así a lo largo de la historia del capitalismo, y nunca ha habido, ni habrá, “libre-mercado”.

No debería sorprender esto. Al fin y al cabo, pensar que “el mercado” puede forjar “una sociedad” no tiene sentido lógico y, por eso mismo, tampoco veracidad histórica. En cambio, sí la tiene que Estados –luego convertidos en Estados-nación —, estimulen los mercados. Para eso, fueron dando impulso a los mercados del trabajo, el capital y de los recursos naturales –incluyendo la tierra—dado que ninguno constituían mercancías. También crearon un orden monetario y marco jurídico interno, sin los cuales un mercado no puede funcionar – procesos clásicamente tratados por Karl Polanyi en "La Gran Transformación" y Fernand Braudel en "Civilización Material, Economía y Capitalismo" y "La Dinámica del Capitalismo". Pensar que el Estado es un “títere” del mercado o un “mal necesario” no tiene fundamento alguno.

Más bien, lo contrario. Los Estados-nación compiten entre sí, y los mercados y el desarrollo económico son parte de esta disputa. Son ellos los que al dar un marco permiten que los mercados operen en escalas crecientes, a medida que también extienden sus sistemas legales de protección a la propiedad, y promueven incentivando la investigación tecnológica, otorgando financiamiento, y apoyo intelectual y diplomático sobre las fronteras nacionales para ingresar en los mercados nacionales de otros.

Así, asociar eficiencia económica con Estado mínimo es una ilusión neoliberal, que no resiste a la prueba de la historia. Desde la primera guerra mundial, el gasto público se ha multiplicado de alrededor de 5% del PBI, en tiempos de paz, a entre 25% y 40% del PBI en las economías modernas. El mantenimiento de la estabilidad social y del liderazgo económico demanda más y no menos Estado. Para los analistas de la economía contemporánea, hay que preservar y renovar los sistemas educativos, de salud, jubilación, ciencia y tecnología, justicia, seguridad externa, etc.

Es lo que queda claro en el estudio de la competitividad de los países en documentos elaborados por el Foro Económico Mundial, el "Global Competitiveness Report" (GCR), y la IMD Business School en su "Competitiveness Yearbook". En estos y otros documentos, la competitividad es vista como un fenómeno complejo y multifacético, que depende de empresas eficientes, gobiernos competentes y diversos insumos sociales y económicos. Trabajadores con alta educación y buena salud, investigación científica de punta, infraestructura física moderna, instituciones sólidas, ambiente empresarial competitivo y seguro, son algunos de los determinantes del éxito. En los marcos de las disruptivas tecnologías de frontera, las sociedades se van a transformar radicalmente y los Estados deben ser capaces de proporcionar nuevos y más complejos insumos.

Estos analistas modernos del mercado, así, concluyen que las nuevas tecnologías exigen más, y no menos, Estado liderando estratégicamente el mercado nacional y preocupado por el bienestar social. Claro: se refieren a sociedades que observan el desarrollo económico en su Estado-nación, y no las que aceptan ser arrasadas por las de otros prendiéndole la vela ignorante al mito del mercado-libre.

* Profesores UFRGS (Brasil)

 @Argentreotros

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