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ANTE LA INMINENTEMENTE DISYUNTIVA por Alberto Medina Méndez*

| 28 septiembre, 2015

 

Queda muy poco tiempo para que la incertidumbre quede atrás. Cuando lo electoral sea superado, se empezará a escribir el capítulo que todos esperan con ansias. El destino de la sociedad depende, en buena medida, de las determinaciones que se tomen en lo político y económico.

Las instituciones se han debilitado y la economía es una bomba de tiempo aunque, en realidad, lo más grave ha sido la creciente crisis moral y la destrucción de los valores. En eso la reconstrucción parece más compleja.

Hablar de lo económico produce escozor a muchos, especialmente a los políticos que intuyen que el dilema está muy próximo, que deberán tomar decisiones de gran impacto y asumir además sus inevitables consecuencias.
Pero también son demasiados los ciudadanos que prefieren evadir el asunto, minimizar la cuestión e ilusionarse con que solo habrá que enfrentar una leve turbulencia insignificante y casi imperceptible. A veces parece mejor ignorar lo que sucede y evitar preocupaciones, utilizando esa dinámica como un mecanismo de defensa. No es una actitud muy racional, ni atinada, pero es demasiado frecuente y eso explica la actualidad.
En poco tiempo habrá que decidir entre el gradualismo y las políticas de shock. El rumbo ya no es parte de la discusión. Solo resta definir los tiempos, las formas y los instrumentos tácticos de una estrategia general compartida aunque siempre repleta de sutiles matices opinables.
El sendero ya está trazado y no precisamente porque se haya debatido lo suficiente, ni por los consensos logrados de la mano del diálogo civilizado. El inocultable desmadre y la inmensa nómina de disparates que forman parte del arsenal de decisiones del pasado, no solo en lo político, sino también en lo económico, conformaron este escenario peligroso obligando a encaminarse en una dirección indiscutible, ya no por las convicciones profundas, ni por las coincidencias, sino por imperio de las circunstancias.
Propios y extraños lo saben. Unos, intentan disimular con discursos ambiguos sus verdaderas impresiones sobre lo ocurrido en el pasado y el contexto que tendrán que administrar si triunfan. Los otros, aprovechan con oportunismo lo que sale a la luz, pero son conscientes que decir la verdad sobre lo que se debe hacer pone en riesgo sus posibilidades electorales.
El presente parece invitar a mentir sistemáticamente y ocultarles a todos la más cruda realidad. Coinciden en sugerir que la salida de este tembladeral será sencilla, casi sin secuelas relevantes y prefieren transmitir optimismo.
Lo cierto es que la fiesta se acabó y no precisamente por una actitud reflexiva, sino porque simplemente se agotó el presupuesto. El despilfarro de estos años ha encontrado un límite, ese que imponen los hechos sin pedir permiso. Las determinaciones desquiciadas han montado este presente del que no será nada fácil salir.
Todo se pudo prever, pero para los que gobernaron era más cómodo seguir con la inercia y hacerse los distraídos. Han conseguido aguantar hasta la finalización de su tiempo en el poder y ahora preparan el relato para asegurarse que el futuro sea absoluta responsabilidad ajena.
Los que aspiran a tomar la posta saben de esta comprometida situación, pero, por ahora, solo les preocupa acceder al poder. Luego diseñarán el discurso para justificar los cambios que precisan hacer y se ocuparán de aclarar que sus decisiones eran totalmente necesarias.
Lo que viene se parece mucho a una tempestad aunque no se pueda dimensionar el tamaño del impacto final. La sociedad debería comprenderlo. No se puede vivir del aire, no es razonable obtener recursos sin esfuerzo y mucho menos subsidiar indefinidamente a una porción significativa de la comunidad, prolongando en el tiempo este disparate.
Esa fantasía tiene un límite. Es posible forzar las cosas durante algún tiempo. Abundan los mecanismos artificiales que permiten hacerlo y extender la vigencia de esa ficción, siempre un poco más. Pero en algún momento todo se desmorona y entonces se debe hacer lo preciso.
Pronto, muy pronto, habrá que tomar decisiones. Lo único que resta explicar es el modo de hacerlo. No se trata de una discusión entre los que prefieren continuidad y los que quieren cambiar. Seguir igual que ahora ya no es una opción. Solo queda saber si la agonía se extenderá por largo tiempo antes de tocar fondo para luego recién volver a arrancar, o si se seleccionará un camino más tortuoso en el corto plazo, con la intención de abordar entonces una recuperación más acelerada.
 existe una fórmula mágica que resuelva este intríngulis. No se sale de semejante lista de errores groseros sin pagar costos importantes. Nada es gratis y es bueno aprender a hacerse cargo de los desaciertos electorales de los ciudadanos. La apatía, la abulia, la indiferencia y el desinterés también tienen un precio y es saludable asumirlo para evitar renovados tropiezos.
El panorama no es auspicioso. Lo que viene no será simple. Los gobernantes tendrán que seleccionar las variantes tácticas, las herramientas y medidas que tomarán para salir de este caos. Queda poco tiempo para que el telón se levante y empiece un nuevo ciclo. El final de esta historia sigue siendo un gran misterio. Lo cierto es que se agotó el plazo y que se avecinan tiempos de definiciones. Ya no se puede ocultar que la sociedad está ante la inminente disyuntiva.

*Periodista.Consultor Privado en Comunicación, Analista Político,Conferencista Internacional, Presidente de la FUNDACIÓN CLUB DE LA LIBERTAD, Miembro de la Comisión Directiva de la RED POR LA LIBERTAD,Columnista de INFOBAE en Argentina,Columnista de DIARIO, EXTERIOR de España, Columnista de EL CATO de EEUU,Conductor del los ciclos radial  y televisivo EXISTE OTRO CAMINO.Ha publicado más de 470 artículos en 15 países de habla hispana

Premio a la Libertad de la Fundación Atlas 2006

Premio Periodista del Año de Corrientes, por Fundación Convivencia en 2002 y 2011

Premio Corrientes por la labor periodística en 2013

 

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EL TEATRO DE LOS JUICIOS por Luis Alberto Romero*

| 28 septiembre, 2015

Publicado en Diario Los Andes el 29-9-2015

El autor indaga acerca de las razones del poder político para realizar juicios por delitos de lesa humanidad sin guardar la imparcialidad debida.

¿Cuál es el balance de los actuales juicios de lesa humanidad? Los pésimos procedimientos seguidos han dañado seriamente el estado de derecho y el principio del gobierno de la ley. Respecto de la verdad, hubo poco de nuevo, pues quienes podían hablar se han abroquelado en el silencio. Se ha castigado, masivamente y al bulto, pero muchos inocentes cayeron en la volteada. Vistos desde otra perspectiva, los juicios han constituido un espectáculo impactante, un teatro. ¿Qué es exactamente lo que se quiso mostrar?

La justicia siempre ha tenido una dimensión teatral: una escenificación destinada a expresar de modo sencillo el principio abstracto que la guiaba. En Inglaterra se trataba de la majestad de la justicia. Para eso estaban las pelucas y las togas, el estrado elevado, el juramento de los testigos, los alegatos y el fallo, en el que la culpabilidad debía quedar demostrada más allá de toda duda razonable. 

En el Tribunal Revolucionario de la Francia jacobina, en cambio, se escenificaba el poder soberano del Pueblo, encarnado en el fiscal Fouquier-Tinville. Él recibía las denuncias, ordenaba las prisiones, elegía a los jueces y jurados, seleccionaba el público, redactaba la acusación e interrogaba a los testigos; luego del fallo, disponía las carretas que llevaban a los “enemigos del pueblo” a la guillotina, y al pie de ésta recibía al verdugo. Así fueron ejecutados María Antonieta, Brissot, Danton, Robespierre, y finalmente el propio Fouquier.  

Los juicios actuales por delitos de lesa humanidad no resisten la comparación con los de 1985, cuyo procedimiento inobjetable afirmó y consolidó el estado de derecho. Estos, en cambio, son manipulados sin  disimulos por el gobierno y sus militantes. En ellos no se representa ni la majestad de la ley ni la voluntad del pueblo. Con una cuidada puesta en escena, escenifican los atributos más valorados por el gobierno: su discrecionalidad y su impunidad.  

El primer acto del drama es el trato vejatorio a los acusados, para quienes no valen los derechos humanos. A los mayores, la prisión domiciliaria les fue negada sistemáticamente, incluso a los muy enfermos. Así han muerto en sus celdas más de 300 detenidos. No faltará quien piense que se lo merecían,  pero es un argumento inaceptable en un estado de derecho. 

El público, que jugó un papel importante, era usualmente preparado previamente por la prensa y los militantes. En algún caso, se realizó un festival de rock, convocado bajo el lema “Democracia con justicia y verdad” y presidido por la fiscal general Gils Carbó y el secretario de Derechos Humanos. En las sesiones, tribunas vociferantes presionaron a los testigos y “escracharon” a los abogados defensores. Los fiscales, generalmente militantes, designaron fiscales ad hoc, elegidos entre los abogados querellantes y notoriamente parciales. 

Preparados por sus abogados y por los fiscales, los testigos recordaron, treinta años después de los hechos, detalles que nunca habían mencionado antes. Si se salían del libreto, el fiscal y hasta el juez les recordaban por dónde debía ir su testimonio. En sus alegatos, los fiscales repitieron el mismo texto en diferentes juicios. Entre los jueces, hubo militantes que condujeron el proceso con mano firme, y otros timoratos, acostumbrados a un ejercicio más serio de su función pero incapaces de resistir la doble presión de los militantes y del poder político. 

Lo peor fueron las sentencias. En los casos de quienes habían sido jóvenes oficiales, policías o gendarmes, el único indicio de culpabilidad fue que prestaban servicios en una dependencia en donde se torturaba o mataba. Habitualmente no había pruebas fehacientes de que hubieran participado, y se sabe que solo una parte de ellos eran convocados a ese nefasto servicio. Sin embargo, el criterio aplicado por los tribunales fue el del “partícipe necesario”: no podían no haber participado o sabido qué es lo que allí pasaba -daba lo mismo-, y eso los hacía culpables. 

Esta es la desviación más grave del principio judicial de la prueba “más allá de toda duda razonable”. En la tradición judicial, y en la doctrina de los derechos humanos, se afirma que todos los acusados son inocentes hasta que no se demuestre su culpabilidad. Aquí se ha partido del principio inverso: el acusado es culpable, a menos que pueda probar su inocencia. Salvo, claro, en el caso de Milani.   
Muchos intervinientes en estos juicios han contado, en general privadamente, estas barbaridades jurídicas. Muchos expertos han dicho que con esos fundamentos las sentencias son endebles y no resisten una revisión. Es posible que esto ocurra cuando lleguen a la Corte Suprema, o cuando la presión del gobierno no sea tan notoria. Por entonces, probablemente, la mayoría de los condenados ya habrá muerto. 

Estos juicios van a dejar gravemente herida a la justicia y al principio de los derechos humanos, víctima de un gobierno que, curiosamente, se gloria de defenderlos. ¿Para qué? La respuesta más obvia remite al clima faccioso, a la decisión política de llevar el enfrentamiento al límite, y a la explotación del deseo primario de la revancha, usando el poder contra los antiguos victimarios. No es justificable y es deplorable, pero es entendible. Poner la otra mejilla nunca ha sido un principio popular. 

Pero se necesita algo más para explicar la grosería del procedimiento y el pisoteo de la tradición judicial. Me parece que todo es tan deliberado como un discurso de Cristina o unas declaraciones de Aníbal Fernández. Se trata de mostrar y escenificar qué valor le asigna a la justicia y a las instituciones un gobierno convencido de que el pueblo le ha confiado la suma del poder. Es la versión más terrible de una manera de entender la política, que remonta a la Revolución Francesa. Hoy, como entonces, la teatralización no es accesoria sino central.

La impunidad y la arbitrariedad son dos de los nombres del poder. Hacer gala de ellas es un poderoso disuasivo y un instrumento disciplinador. Probablemente allí resida la lógica profunda del gobierno que ahora termina. 

* Historiador. Club Político Argentino.

 

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ALERTA ROJA PARA LA AGRICULTURA NACIONAL

| 25 septiembre, 2015

​Fuente: Movimiento CREA sobre la base de MinAgri, Rofex, EEI y fuentes privadas.

El 83% del total de la superficie maicera y el 44% del área sojera se tornarían económicamente inviables

Según un estudio desarrollado por AACREA, los resultados económicos esperados de la soja y del maíz para la campaña 2015/16 serían negativos para la mayoría de las zonas productivas si se obtienen los rindes históricos de cada región y si se mantienen los precios a cosecha que ofrecen los mercados a término.

Los cálculos realizados consideraron planteos productivos en campos arrendados según valores de alquileres para esta campaña y demuestran que en el 85 por ciento de los departamentos/partidos analizados, la producción de maíz y de soja sería económicamente inviable porque el rendimiento promedio zonal se ubica por debajo del rinde para cubrir los costos. En el caso del cereal, a nivel general, el rinde medio del maíz se encuentra 75% por debajo del rinde para cubrir los costos de producción. En la soja, el rendimiento medio es 40% menor al rinde para cubrir los costos. 

Valores negativos : indican que el rinde promedio es mayor al rinde necesario para cubrir los costos.

Valores positivos : indican que el rinde promedio es menor al rinde necesario para cubrir los costos.

Resultados en campo propio

Para dar una mayor claridad de la dimensión de lo que acontece en la mayoría de las zonas productoras, también se analizaron planteos productivos en campo propio mediante el cálculo del radio de viabilidad. El radio de viabilidad se define como la distancia promedio desde el origen de la producción hasta los centros de comercialización en la que el rendimiento medio supera en un 5% al rinde para cubrir los costos. 

De esta manera, para la campaña 2015/16, el cultivo de maíz proyecta un radio de viabilidad de 30 km, en tanto que el de la soja es de 117 km. Es decir, un planteo de soja a más de 117 km de su destino comercial sería inviable económicamente, de acuerdo a las condiciones de rendimiento promedio, costos y precios proyectados en el contexto actual. En ese sentido, la frontera de viabilidad determinada por este radio se contrajo en las últimas tres campañas analizadas. En particular, en la campaña 2013/14 dicho indicador alcanzaba 300 km para el maíz y 275 km para la soja.

Cabe aclarar que, al contraerse la frontera de viabilidad, se incrementa la superficie donde los planteos productivos aumentan su nivel de riesgo. Según las proyecciones realizadas para la campaña 2015/16 del maíz, dicha área de inviabilidad representaría el 83% del total de la superficie maicera. En el caso de la soja, dicho porcentaje asciende al 44%.

Conclusiones

En las últimas tres campañas se observa una ampliación de la superficie donde, bajo las condiciones actuales, la actividad agrícola se torna económicamente inviable. Esta situación abarca a todas las zonas productivas y cultivos, incluso en aquellas regiones de mayor productividad y cercanas a puertos e industrias.

Los cálculos anteriormente mencionados demuestran que la agricultura argentina actual enfrenta problemas estructurales. Millones de hectáreas agroclimáticamente aptas para cultivo en muchas provincias, en esta campaña resultarán inviables económicamente. El negocio agrícola tendrá un ejercicio con resultados negativos debido fundamentalmente a la presión fiscal, al incremento de los gastos directos e indirectos, a la política cambiaria y a la continuidad de las restricciones comerciales. Esta realidad puede generar una reducción considerable en la intención de siembra 2015/16.

Gacetilla de prensa Nº 16

                                                                             23 de septiembre de 2015

 

 

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FUNDACIÓN 5 DE OCTUBRE DE 1954

| 25 septiembre, 2015

El próximo 5 de Octubre la Fundación conmemorará la fecha

con un acto en homenaje a la familia Salmún Feijóo 

que dedicó todo su esfuerzo en luchar por la libertad 

cercenada durante el peronismo.

Se cumplen 70 años del asesinato por hordas peronistas de 

Aarón Salmún Feijóo uno de los hijos de la familia.

También recordaremos un hito importante para la educación argentina

la recuperación de las Universidades del flagelo peronista,

la asunción como rector de la Universidad de Buenos Aires

del Dr. José Luis Romero.

Comienza con él un periodo de excelencia educacional 

que se verá truncado con la llegada 

en 1966 de otro dictador  Juan Carlos Onganía.

Hablarán el

Prof. Luis Alberto Romero

y el

Prof. Rene Balestra

Sociedad Científica Argentina

Avda. Santa Fe 1145

5 de Octubre – 19,00 hs.

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LOS CULPABLES DEL CLIENTELISMO por Alberto Medina Méndez*

| 23 septiembre, 2015

 

Buena parte de la sociedad observa el patético espectáculo del clientelismo político con sorpresa, espanto y estupor. Reprueba esas prácticas con vehemencia, incriminando a quienes la implementan y planteando su indignación por la creciente influencia que ejerce en los comicios.

Esta humillante dinámica, que intenta someter la voluntad de los votantes a los designios de los dirigentes políticos tiene muchos responsables. No son solo los corruptos de siempre, ni tampoco los pícaros que han montado una industria a partir de este instrumento, para aprovechar la ocasión.

Amenazar a un empleado estatal con reducir sus ingresos, a un beneficiario de un programa social con quitarle esa ayuda o, simplemente, ofrecer un intercambio de votos por dinero, mercaderías o la promesa de un empleo, es una brutal canallada. Habla muy mal de quien utiliza estas circunstancias de necesidad del ciudadano para coartar su decisión a la hora de sufragar.

No se puede responsabilizar de estas manipulaciones a las víctimas. Una persona condicionada por su situación de pobreza puede ser un blanco fácil de estos pésimos hábitos de la política contemporánea, aunque es clave identificar que no todos son mártires, ya que muchos se han profesionalizado y aprendieron a maximizar el momento electoral.

Los personajes de la política que recurren a esta modalidad como rutina no merecen defensa alguna. Ellos tienen una responsabilidad enorme y es muy evidente que no son capaces de seducir a los ciudadanos con su carisma, sus discursos y, mucho menos, con sus limitadas capacidades intelectuales. Si esos atributos estuvieran presentes ganarían elecciones sin necesidad de apelar a estos métodos tan denigrantes y despreciables.

Pero ellos son solo la punta del iceberg, lo que se ve, lo que aparece en la superficie. Las verdaderas causas de este fenómeno que aumenta de un modo escandaloso radican en otro ámbito menos visible. Sus verdaderos causantes, los que han permitido su nacimiento y luego su desarrollo en una especie de espiral de perfeccionamiento y sofisticación inagotable, son los mismos ciudadanos que hoy se horrorizan frente a cada anécdota.

Cada hecho tiene sus causas y sus efectos. Casi nunca lo perceptible explica realmente lo que ocurre. Para comprender los mecanismos hay que sumergirse un poco, a veces bastante, y encontrar allí las raíces del asunto.

Nada cambiará si no se va hasta el fondo, para entender primero las insondables causas y operar sobre ellas de un modo decidido. Atacar las consecuencias es como pretender curar una enfermedad disminuyendo la fiebre y suponiendo que ella es el problema, cuando en realidad es solo un aviso, de que algo está muy mal y merece una rápida atención.

Ignorar este esquema tan sencillo y frecuente, el mismo que los individuos siguen para resolver sus cuestiones domésticas, personales y profesionales, es también parte del problema y explica, en buena medida, porque estas prácticas perversas no encuentran techo. Es probable que no se haya invertido suficiente tiempo en buscar las causas reales y, mucho menos, en actuar en esa dirección. La queja retórica no modifica nada, si no va acompañada de una actitud consistente que logre alinear discurso y acción.

Los políticos que han hecho del clientelismo una de sus herramientas preferidas no podrían hacerlo sin una doble complicidad ciudadana. La más indisimulable tiene que ver con el funcional silencio de una sociedad que contempla como sus valores se degradan y hace poco al respecto.

El clientelismo forma parte de lo cotidiano, sin embargo las denuncias no abundan y quedan en la nada casi siempre. Ni siquiera existe el esperable castigo moral, un objetivo poco ambicioso pero totalmente necesario.

Es que se han naturalizado estas inadecuadas costumbres. Pareciera que la sociedad solo las describe como parte del paisaje, y si bien las critica, tampoco convierte esos reclamos en algo superior. Al mismo tiempo se justifica a quien recibe un favor a cambio del apoyo político, validando entonces este presente de un modo muy preocupante.

Tal vez la raíz profunda de la cuestión esté relacionada con la visión ideológica que prevalece entre los ciudadanos, que cree en la idea de un Estado grande, con muchos recursos económicos disponibles y encargado de resolverle a la sociedad la totalidad de sus problemas.

Un Estado omnipresente precisa de gran cantidad de dinero, recauda impuestos, se endeuda y hasta emite moneda para financiar su desbordado gasto, ese que la sociedad avala desde lo argumental aduciendo que debe ocuparse de casi todo para que los ciudadanos sean felices y prósperos.

Esta pérfida mirada es la que permite que los gobiernos, conducidos por los políticos de turno, accedan a abundantes presupuestos que dilapidan arbitrariamente. El combo se completa con la ausente vocación cívica de demandar transparencia en el gasto estatal, y así el clientelismo consigue su principal aliado, su socio más preciado.

Una ciudadanía que hace una apología de ese Estado gigantesco, que debe hacerse cargo de todo, solo promueve la creación de una casta de políticos que sueñan con administrar mucho dinero discrecionalmente y sin rendir cuenta alguna. Sin ese ingrediente vital, el clientelismo estaría absolutamente limitado, su existencia sería marginal y de escasa incidencia electoral, empujando entonces a los políticos a esmerarse un poco más para cautivar a los electores con ideas, programas y proyectos.

La próxima vez que se intente analizar un suceso político que venga de la mano de estas prácticas inmorales, valdrá la pena reflexionar acerca de quiénes son, en realidad, los culpables del clientelismo.

 

*Periodista.Consultor Privado en Comunicación, Analista Político,Conferencista Internacional, Presidente de la FUNDACIÓN CLUB DE LA LIBERTAD, Miembro de la Comisión Directiva de la RED POR LA LIBERTAD,Columnista de INFOBAE en Argentina,Columnista de DIARIO, EXTERIOR de España, Columnista de EL CATO de EEUU,Conductor del los ciclos radial  y televisivo EXISTE OTRO CAMINO.Ha publicado más de 470 artículos en 15 países de habla hispana

Premio a la Libertad de la Fundación Atlas 2006

Premio Periodista del Año de Corrientes, por Fundación Convivencia en 2002 y 2011

Premio Corrientes por la labor periodística en 2013

 

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LOS NUEVOS GODOS (sobre la nota de Pérez Reverte*) por Ricardo Lafferriere**

| 23 septiembre, 2015

La crisis de los refugiados que golpea a Europa, al poner en escena un drama que con diversos protagonistas tiene ya varios años, ha desatado opiniones que buscan encuadrarla en interpretaciones más amplias, históricas, sociológicas o económico-políticas de los caracteres más diversos.

Las redes sociales son el vehículo facilitador de miradas románticas, nacionalistas, chauvinistas y también solidarias que invocan la representación del conjunto europeo, en la mayoría de las veces asumiendo una mirada homogénea que dista de ser representativa de las más de cuatrocientas millones de personas que integran el conglomerado multinacional abarcados por el sustantivo “Europa”.

Entre ellas se ha hecho lugar en estos días la nota de Pérez-Reverte, cuyo núcleo argumental consiste en interpretar el actual proceso emparentándolo con lo ocurrido hace mil quinientos años, en ocasión del derrumbe del Imperio Romano de Occidente.

Los “godos” serían, en su mirada, los actuales migrantes sirios que estarían llegando a un imperio en decadencia –Europa-, no sólo débil sino también incapaz de mantener mínimos estándares de autodefensa ante una invasión que estaría buscando cambiarle su alma.

Es cierto que la historia tiende a mostrar procesos similares. Mirar hacia atrás buscando similitudes facilita la comprensión banal, en tanto la mente humana se conforma con encontrar patrones con resonancias conocidas para interpretar los fenómenos que no llega a comprender de una mirada rápida. Sin embargo, también suele ser engañoso. No hay procesos iguales. Todos son diferentes en su morfología más profunda, aunque muestren similitudes en su dinámica.

Nada hay más diferente que la Europa de hoy con el Imperio Romano de ayer. Nada hay más diferente que los emigrados sirios con las tribus germanas, organizadas, con jefes guerreros, que aunque eran empujadas por los invasores “hunos”, conformaban sociedades estructuradas que emigraban en grupo, con lo que significa como sujetos portadores de conciencia, voluntad y hasta proyectos compartidos. Y que, en última instancia, querían parecerse lo más posible al imperio que conquistaban.

Europa es el espacio del confort y la seguridad, que enmarcó el “aburguesamiento” de sus ciudadanos, parece decir con algo de resignación y molestia Pérez Reverte. Estaría, en su visión, condenada al derrumbe ante los “nuevos bárbaros”, que, ignorantes de sus valores y sofistificación, la someterían a una tensión cuyo resultado sería la desaparición de su alma democrática, solidaria, pacífica.

Sin embargo, Europa es también el continente de las guerras y las intolerancias. Los dos mayores conflictos de la historia de la humanidad, que cobraron entre ambos más de setenta millones de muertos, se produjo por intemperancia entre europeos. Europea fue la Inquisición. Europeo fue Hitler. Europeo fueron los nazis y los fascistas. Europeos fueron Mussolini y Franco, Oliveira Zalazar, los coroneles griegos y Milosevich, con su “limpieza étnica”. Europeos fueron los que traicionaron en Srebrenica y los que, aprovechando la traición -¡de las Naciones Unidas!- masacraron a cientos de inocentes.

Tampoco los “godos” terminaron siendo tan malos. Los reinos godos originaron los países europeos modernos –entre ellos, España-. Fueron el vehículo de transmisión del cristianismo, y también los que detuvieron la invasión musulmana en el siglo VIII. No sería errado afirmar que sin los “godos” no existiría Europa, tal como la conocimos y la conocemos.

Digresión al margen: los países en los que la influencia de los “godos” persistió con más fuerza son los que hoy muestran no sólo mayor desarrollo económico sino mayor calidad institucional, mayor acumulación de conocimientos científicos y mayor equidad en su convivencia. Cuanto más hacia el norte fijemos la mirada, más observaremos este fenómeno. Los países más cercanos a la herencia del viejo imperio romano –los mediterráneos, tan cercanos a nuestros afectos- son los menos consolidados, aún con sus intensas contradicciones a las que no son ajenas sus condiciones fronterizas con el otro gran espacio civilizatorio, el del Islam.

No pareciera entonces correcto cargar las tintas forzando identificaciones en un momento tan delicado para la convivencia del mundo cercano. Los que están llegando a Europa pidiendo refugio no son las “hordas godas”. Son personas  equiparables a un ciudadano medio europeo, que vivían con la relativa tranquilidad que podían lograr en sociedades sometidas a dictaduras feudales o patrimonialistas, a las que les llegó el horror de la guerra político-religiosa terminando con su normalidad.

Los refugiados de hoy no están llevando a cabo ninguna invasión, sino que escapan de la muerte, con la desesperación que esta angustia conlleva. Si hubiera que buscar similitudes, tal vez serían más equiparables a la angustiosa huida de los judíos que buscaban escapar de las persecuciones nazis –tan europeas, ellas…-, de los “pogromos” polacos, húngaros, rusos o ucranianos, que no eran precisamente musulmanes, o de las “limpiezas étnicas” en la exYugoeslavia, ahí nomás, hace dos décadas…

Y tampoco Europa es el carcomido imperio romano del siglo V, centralizado en un imperio personalizado y absolutista a pesar de la “modernidad” que había desparramado por la vieja Europa de los pueblos celtas, a cuyas poblaciones llegó con Villas y Baños, foros y acueductos, caminos y ley. La Europa de hoy tiene innumerables problemas, pero también es el espacio en el que la humanidad ha logrado mayores niveles de riqueza y perfección política, económica y social.

Es injusto –y peligroso- atacar a Europa por lo de bueno que tiene –el estado de derecho, el repudio a la violencia, los espacios de equidad y humanismo, su disposición a recibir emigrados y tender una mano- uniendo esa crítica a la que le realizan los que desean volver a la fuerza de los Estados fascistas, a la intolerancia de la Inquisición y a desinteresarse por la situación de los perdedores en la lucha por la vida que, aun así, son seres humanos, “únicos e irrepetibles” como lo dijera hace algunos años un líder religioso de la Europa buena.

No es defendiendo “los centuriones” que custodian “las fronteras del imperio”, que “son unos hijos de puta, pero nuestros hijos de puta” como debe actuar una sociedad que en las últimas décadas ha marcado el rumbo de desarrollo solidario, democrático y tolerante. Más bien parece que si así lo hiciera, añorando a Kadafi, respaldando a Al Assad y aplaudiendo la represión de los policías húngaros sobre niños de cinco años, sería ella misma la que se habría condenado a dejar de ser lo que es, lo que la ennoblece, lo que la hace valiosa y envidiable. Muy poco respetable terminaría siendo si hace depender su futuro de los mercenarios que la cuidan, mientras ella mira para otro lado para no enterarse.

Más que repetirse, la historia avanza. Los problemas de nuestros hijos –a los que, coincidiendo en esto con Pérez-Reverte, debemos darle las herramientas del conocimiento, la reflexión y la disposición a la autodefensa- serán diferentes a los actuales. Los europeos de hoy son así porque son los hijos de las guerras que destrozaron el continente. Por eso abrieron sus puertas a los perseguidos políticos, a los sociales, a los económicos.

Miles de compatriotas -y latinoamericanos- están vivos por la mano que les tendió España, Suecia, Alemania, Francia, Italia. El hecho maldito de que esta situación de hoy se produzca justo en el momento en que el sistema económico global enfrenta un ajuste del tremendo disloque que le generó su globalización des-normatizada no puede conducirnos a olvidar la esencia del alma humana, europea y también nuestra en muchos valores compartidos.

Los problemas deben enfrentarse. La política debe hacerlo, teniendo en cuenta todos sus matices, sus particularidades, sus consecuencias. Todas sus dimensiones –no sólo la económica, sino la política, la moral, la sociológica, y hasta la de seguridad- deben contemplarse,  por supuesto, evitando el reduccionismo que empobrece y embrutece.

Una sociedad desarrollada, con cuatrocientos millones de habitantes, no puede poner el grito en el cielo porque medio millón o un millón de personas golpeen sus puertas, con desesperación, pidiendo ayuda no por un resfrío, sino porque los matan.

Y tampoco puede asustarse.

* http://www.lanacion.com.ar/1828991-llegan-los-godos-al-imperio-vencido

**Abogado, legislador, diplomático, escritor, docente, consultor

 

 

 

 

 

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EL LABORISMO INGLÉS, LA UCR Y EL GENERAL SAN MARTÍN por Alberto Ferrari Etcheberry

| 16 septiembre, 2015

“Yo no soy seguidor de encuestas”, le oí decir duramente a Raúl Alfonsín contestando a un dirigente radical que pretendía que adaptara su discurso a la convertibilidad de Menem y Cavallo. El argumento: los sondeos de opinión.

Luego esos mismos radicales impusieron a Alfonsín la voz de las encuestas y así Fernando de la Rúa, lo opuesto a Alfonsín , fue candidato y luego Presidente, junto a otro defensor de la convertibilidad, Chacho Alvarez,  quien con esos radicales logró la hazaña: el retorno de Cavallo; crisis, corralito, protestas, helicóptero y desaparición gradual, y acelerada, de la UCR, firme seguidora de encuestas hasta la caricatura de hoy: Macri.

El Partido Laborista británico iba por el mismo camino; por supuesto que a la inglesa. Era el camino que antes habían recorrido los tories, el Partido Conservador, con la jefatura de los nuevos ricos Margaret Thatcher y John Major que llevó a la nunca igualada  derrota de 1997. Claro que, rápidamente, los reales dueños de la pelota y dominadores de la prensa dieron vuelta esa derrota adjudicándole el triunfo a la sabiduría de Tony Blair y el New Labour: business are business y no importa con quien.

Los tories recuperaron su base social cuando volvieron a un liderazgo tradicional de graduados de Eton y jinetes cazadores de zorros: Cameron y Osborne, una forma adecuada para convivir con la prensa de Murdoch, la City y sus principales inversores: los jeques árabes y los oligarcas rusos.  Los dueños de la pelota estaban tranquilos: la opción era Cameron en alianza con los liberales demócratas o el New Labour de Blair o Ed Miliband : todo igual y sin peligros a la vista.

La casi desaparición de los liberales en las elecciones de 2015 obligó a los dominadores de la prensa a transformar el mediocre resultado electoral de Cameron en apabullante derrota de Labour,  oscureciendo que los laboristas habían aumentado más sus votos que los tories pese a haber perdido totalmente el tradicional apoyo en Escocia; situación  que, para desfigurarlo, se presentaba como efecto del nacionalismo separatista escocés  y no como repudio al New Labour.

La salida de Miliband y la elección de su reemplazante abrió otra oportunidad: agregar a la debilucha mayoría de Cameron un claro liderazgo laborista tipo Blair, usando los cambios organizativos traídos  por el New Labour  para  su propio beneficio,  y la amenaza que la prensa exaltaba y los candidatos a líder repetían:  las encuestas muestran  que, de no ser así, nunca más habría gobierno laborista.

Y ocurrió lo inesperado por quienes no veían o pretendían no ver que la base social y cultural del  laborismo no había desaparecido ni había  sido captada por el canto  tory-blairite. El resultado electoral lo mostraba, pero mejor ocultarlo.    

Un legislador (MP) durante 30 años, siempre como backbencher, esto es, los del fondo que no cuentan, que  consiguió con lo justo las condiciones reglamentarias  concebidas e impuestas por New Labour para no sufrir sustos,  asumió  la tarea de probar  que el partido Laborista no estaba muerto. Esto es: el Labour de origen obrero y sindical; el que enfrentó el apaciguamiento tory con Hitler;  el que se alió con Churchill, el viejo enemigo, para salvar a Inglaterra en la segunda guerra;  el que derrotó a ese mismo Churchill en su hora más gloriosa para cobrar el precio de su apoyo: la instauración del estado de bienestar y  la socialización de la medicina;  el laborismo de  Atlee y los sindicalistas obreros Bevin y Bevan. En suma el laborismo del programa estatista y socializante fabiano  derogado  por Blair.

Jeremy  Corbyn  obtuvo una aplastante victoria y es el nuevo líder del Partido Laborista porque durante 30 años no aceptó la metamorfosis que se le quiso imponer con las encuestas y desde la prensa estilo Murdoch, soporte de Blair.

Yo no sé qué pasará en adelante. Se me ocurre que el futuro, probablemente cercano, es afín a lo que ocurra en la Europa  continental, tanto más maltrecha, en ideas y en hechos, que la isla británica.  Pero creo que debe celebrarse el ejemplo de limpieza y claridad que significa el triunfo del luchador, abstemio, vegetariano, ciclista  Corbyn,  cuya modestia contrasta con la del enriquecido Blair.

No sé si ganó la izquierda, pero está claro que perdió la derecha.

Corbyn pudo haber dicho “yo no soy seguidor de encuestas”. Así fue su conducta ,  sin la pedestre demagogia que niega la propuesta que es  la sustancia de un real partido político. Así, con Corbyn, el laborismo rechaza el camino que están siguiendo  los radicales argentinos. 

Aunque resulte paradójico no fueron los radicales sino Corbyn y los laboristas ingleses quienes entendieron el mensaje  de nuestro libertador general San Martín : 

Serás lo que debes ser, o si no, no serás nada.                 

                                                                     Septiembre 15 de 2015. 

(*) UNTREF.Director del Instituto de Estudios Brasileños

 

 

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DANTE DESCONOCIDO por Horacio Eduardo Ruiz*

| 16 septiembre, 2015

Charla en la cena del lunedi del circolo italiano 29 de septiembre de 2014

     Donato Alighiero (il vero nome di Dante) es compendio de toda la tradición italiana hasta el siglo XIII. En efecto, su saber enciclopédico abarca ámbitos que van desde la literatura de viajes hasta la teología. En su obra cumbre (Vita Nuova) se pre-figura la Commedia, verdadera summa de un conocimiento que abraza el cercano Oriente y las corrientes gnósticas. Sin embargo, esta actitud no supone una heterodoxia sino una condición sine qua non de todo hombre sabio, que incorpora eclécticamente un patrimonio cultural de vastas regiones del conocimiento. Por tanto, equidisto tanto del panegírico cuanto de la diatriba al re-posicionar al Alighieri.

     En principio, vale aclarar que Dante es un gnóstico cristiano iniciado en 1290 por su maestro Brunetto Latini, a quien sitúa en el tercer recinto del Séptimo Círculo del Infierno. Será su Maestro y además, el que  profetiza el destierro del poeta. En este sentido, vemos un Dante contradictorio al condenar a su gran mentor al castigo de los sodomitas (esto ocurre también con el gibelino Farinata, a quien condena, en otro círculo,  no por ser su contrincante político sino por su epicureísmo). Lo que por un lado alaba, por el otro lo execra.

    En la última década del siglo XIII Dante se adhiere a la Fede Santa, con sus amigos Guido Cavalcanti en Florencia y Guido Guinizzelli en Bolonia. La Fede Santa tiene un carácter místico cristiano-islámico que tiene sus orígenes en la Orden del Templo, cuyo primer Maestro fue Hugo de Payns, cuyos cofrades están consagrados a Cristo y reconocidos por la Iglesia en 1129 (Concilio de Troyes). Bernardo de Claravel,  Doctor Mellifluus, que combatió la herejía de los cátaros, fue uno de los iniciadores de la Orden monacal del Císter en Francia y va a ser en la Commedia  quien lo guía en el Paraíso al propio poeta.

    La Orden fue disuelta por Clemente V en 1312 a través de la bula Vox in excelso, cuya copia no se encuentra en el vaticano sino en el Archivo de la Corona de Aragón. Cito textualmente (registro 291, ff. del Archivo mencionado: “Aquí el santísimo Papa Clemente V suprime la orden de la milicia del temple (…) extinguimos con sanción irrefragable y perpetuamente válida la citada Orden del Temple, su estado, hábito y nombre y la prohibimos a perpetuidad, condenando expresamente a quien intente entrar en dicha Orden, recibir o llevar su hábito, o comportarse como templario. Si alguno lo hiciese, incurre en sentencia de excomunión ipso facto”.

    Afortunadamente, estas palabras constan en archivos que se pueden consultar (no se trata, entonces, de una ficción como la que propone, con fines meramente especulativos, por ejemplo, Dan Brown u otros farsantes de la historia).

    Ahora bien, Dante va a “ubicar” a Clemente V, quien aún vivía, en el Canto XIX del Infierno (simoníacos). En el foso dedicado a los Papas se encuentra también Nicolás III. El castigo de estos condenados obedece a la “ley del contrapaso” (sufrir el contrario): ya que esos Papas prefirieron las cosas terrenales más que las celestiales, ahora están adheridos al suelo con la cabeza hacia abajo. Dante parece clamar por una recomposición de la institución eclesiástica, como suele suceder con cualquier institución en cualquier tiempo y lugar.

    En la obra de Dante aparecen, de manera velada, sobre todo en Vita Nuova, cuatro grados de iniciación (Aspirante, Postulante, Oyente y Servidor) en los que se produce una “alquimia espiritual” considerando la Mujer de cuore gentile como centro del conocimiento. Los versos de sus contemporáneos “Al cor gentil rempaira sempre amore” (Guinizzelli) o “Donne ch’avete intelletto d´amore” (modelo de Cavalcanti), se inspiran en el conocimiento que provee la Donna angelicata.

    En Dante se encuentran no sólo las huellas de Los Fieles de Amor sino también las de la cultura islámica a través de Futubat del sufí Ibn Arabi (siglo XII). En su texto Las revelaciones de la Meca aparece ya el viaje nocturno y la ascensión de Mahoma al trono de Dios y el tránsito –como lo hará Dante- por las mansiones infernales. El toscano reelabora el principio femenino creador de la teología de Ibn Arabi en la figura de Beatrice. Este principio es, según Antonioletti la expresión velada de uno de los rituales de los “Fieles de Amor”. Expresa: “(…) el encuentro del neófito (místicamente el niño) con la Dama. Este encuentro se realizaba a la corta edad de 9 años, número de la Gnosis o Sabiduría”.

    Paralelamente, el poeta coloca en el Canto XXVIII del Infierno a Mahoma y Alí en el círculo de los sembradores de discordia. Mahoma es representado como un cismático y el Islam como una herejía. Esta condena excluye, por lo visto, lo islámico y un vasto campo de saberes que atraviesan la Comedia.

    Dante concluye uno de sus más bellos cantos con las siguiente reflexión: “(…) lo numero del tre é la radice del nove, peró che, senza numero altro alcuno, per sé medesimo fa nove, sí come vedemo manifestamente che tre via tre fa nove. Dunque se lo tre é fattore per sé medesimno del nove, e lo fattore per sé medesimo de lo miracoli é tre, cioé Padre e Figlio e Spirito Santo, li quali sono tre e uno, questa donna fue accompagnata da questo numero del nove a dare a intendere ch´ era uno nove, cioé uno miracolo”.

    En suma, está convalidando la Santísima Trinidad y encuentra en la gnosis un medio ideal para dicha convalidación.

    Con respecto al conocimiento científico, Dante conoce perfectamente la cosmología del Estagirita –observo al menos cien pasajes relacionados con la misma-. Se trata de un cosmos aristotélico cristianizado donde el mundo geocéntrico se muestra poseedor de un alma teocéntrica privativa del Renacimiento.

    Incluye, por primera vez en la historia de Occidente la función científica del poema. Vale recordar que no  van a ser los científicos los divulgadores de las teorías científicas sino los poetas (v.g., John Milton o John Donne). En el caso del florentino concilia ciencia y moral cristiana.

    En suma, Dante se erige en un rebus, sobre todo para la mente contemporánea que lo “piensa” sin dar cuenta de su contexto. Por lo expuesto, Dante está más allá de la diatriba o el panegírico: es un hombre de carne y hueso, con sus contradicciones y arbitrariedades. Eso sí, la Comedia es un excelso canto a la cristiandad.

 

*Profesor en Letras (UBA) Licenciado y Magister en Letras;Doctor en Epistemología e Historia de la Ciencia.Posgrado en CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad (UBA);Estudios Orientales (UBA)

 

   

 

 

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ANOMIA: UNA MIRADA JURÍDICA* por Román Frondizi**

| 14 septiembre, 2015

      1. Es una característica típica de los ordenamientos jurídicos estatales como el argentino, entre otros, la de ser, desde el punto de vista de la producción normativa en sentido lato, sistemas cerrados.

      Es decir, que las fuentes de producción de las normas están, todas,  exactamente individualizadas,  y que el ordenamiento jurídico puede ser  enmendado solamente  por medio de los instrumentos previstos por él mismo.

      La alternativa a ello, que no se reduzca a un mero hecho ilegal, es la revolución,  que,  si se concluye positivamente, no se limita a variar el orden jurídico, sino  crea uno nuevo y, al límite,  da vida a un nuevo estado.

      En los sistemas  así delineados,  y ello aparece particularmente evidente,  al menos en teoría, en el argentino,  no es concebible la existencia de personas físicas o jurídicas, o   de grupos o categorías de personas físicas o jurídicas, que no sean destinatarias de las normas que han sido puestas formalmente en vida por el sistema jurídico. En los casos de exención  ( sea ésta sustancial o procesal ), ella se producirá solo gracias a la determinación de una norma ortodoxamente producida por el Estado.

      Sin embargo, desde hace tiempo  y en medida siempre creciente, es  perceptible un fenómeno que no está en armonía con el esquema  recién bosquejado,  y que podría interpretarse de varios modos.

      Trátase de la existencia  de personas, grupos de personas o categorías de personas que, aún estando ciertamente  sujetos al ordenamiento jurídico y aún no gozando de exenciones en el sentido antedicho, no son tocados, sino marginalmente, por las normas vigentes. Al decir no son tocados entiendo decir, obviamente, que tales sujetos son directos destinatarios de las normas, pero que éstas, de hecho, no encuentran aplicación en relación a ellos, o encuentran una aplicación parcial o de todos modos distorsionada, o que  ellos se conducen como si estuviesen exentos de cumplirlas.

      2. ¿Cómo negar la gravedad patológica de la divergencia, ética y jurídica, existente entre los resultados razonablemente esperables del funcionamiento del orden jurídico y aquellos que de hecho él asegura?

       Está a la vista de todos la medida en la cual resultan incumplidas, (inclusive – pero no solo- por parte de la Administración Pública y de quienes a ella pertenecen), las leyes penales, tributarias, urbanísticas, 

ambientales, etc.. Los ejemplos sobran, no de ahora solamente, y conciernen desde la inconducta vial, al incumplimiento de los códigos edilicios, a la adulteración de alimentos y medicinas, a la falsificación de títulos profesionales, al pago de sobornos en los contratos celebrados por la administración, a la polución ambiental, a los atentados contra la vida, el honor, el patrimonio, etc., etc..

      Cabría preguntarse si esto es una consecuencia indeseada del pluralismo político y moral, de la interferencia entre principios generales concurrentes y contrapuestos, de la reconocida evolución de la estructura del ordenamiento, o de una revolución cultural que abandona las vías de la racionalidad por las del impulso egoísta, que desvía la atención de lo absoluto hacia lo contingente, que se concentra sobre lo efímero prefiriéndolo a lo duradero, que privilegia lo banal y lo indecoroso, que prefiere lo fácil y lo vulgar.

      Sea cual fuere la respuesta el hecho es que la crisis existe de todos modos, y sus amplias dimensiones son indicativas de una suerte de fractura entre los modelos normativos y las realidades concretas de la vida social, que está presente en las cuestiones que, incesantemente, son propuestas al examen y decisión de los Jueces.

      Estos, a mi juicio, y sobre todo en momentos de particular tensión, deben someterse única y exclusivamente a la ley – garantía de libertad- en el desempeño de su función, asegurando así su independencia, y abstenerse de asumir la tarea de mediar, a través de un desenvuelto uso de las leyes, entre las opuestas instancias políticas y sociales, tarea esta última que la experiencia nacional y extranjera ha demostrado ser sencillamente impracticable sin grave menoscabo de la división de los poderes del Estado y de la vigencia de los derechos de las personas.

      3. El fenómeno de la inobservancia de las leyes puede ser considerado desde el punto de vista de la norma o desde el punto de vista de los sujetos :

      Desde el primer punto de vista, el fenómeno puede depender :

– de una formulación imperfecta, voluntaria o no, de la norma misma, que dirigida en apariencia a la totalidad de los sujetos está estructurada de tal modo que alcanza realmente solo a algunos de ellos; 

-de que la norma, aún si bien formulada, forma parte de un contexto normativo general incompleto, de modo que su funcionamiento resulta, de hecho, limitado o anulado; o está inserta en un contexto cuya estructura coercitiva no es idónea para  asegurar la observancia de la norma;

-de circunstancias no aparentes, verificándose tan solo la percepción del fenómeno descripto.

      Desde el segundo punto de vista el fenómeno puede deberse:

–  a la inserción de los sujetos, sean individuos, grupos o categorías, en determinadas fajas,  usando esta palabra en el sentido más amplio;

–  al hecho que los sujetos, por circunstancias inherentes a ellos, o por las relaciones de cada uno de ellos con otros sujetos, están en grado de ejercer influencia sobre los órganos  encargados de ejecutar o interpretar las normas;

    –  al hecho que los sujetos pueden,  por cualquier motivo, crearse a su alrededor una situación simulada, apta para ofrecer una  justificación para que quienes deben ver no vean esa situación;

     – a circunstancias no específicamente individualizables.

      La unificación de los dos puntos de vista desde los cuales ha sido considerado el fenómeno en examen lleva a una serie de posibles cuestiones:

– podría sostenerse que se está  en presencia de una fase involutiva del derecho vigente, sin perjuicio de ver si, en el fenómeno mismo de la involución, se pueden individualizar las líneas de una futura evolución;

–  podría pensarse que es necesario tan solo un reexamen del  ordenamiento jurídico, a fin de  encontrar la razón del fenómeno considerado. Por ejemplo, podría hipotizarse la existencia de normas no escritas por sobre la producción normativa que flanqueen, siempre y necesariamente, a aquellas previstas en la constitución escrita, con la consiguiente problemática relativa a la identificación de hechos o actos de producción jurídica y a los contenidos de tales normas no escritas:

– podría afirmarse la existencia de una falla o fractura entre el Estado y el ordenamiento jurídico  de un  lado y la sociedad o parte de ella  del otro, por cuya razón, habiendo sufrido mutaciones en sentido lato la estructura de ésta, la  inmovilidad de los primeros crea obvios problemas de no correspondencia.

– podría sostenerse, en fin, que se trata de la amplificación, en medida notable, de fenómenos que han existido siempre. En este caso sería necesario examinar los motivos que han llevado a tal amplificación y, con ello, se podría ser reenviado a una de las hipótesis precedentes.

      4. Si bien no me detendré a hacer mi propia alabanza de la ley, no podría resistir a la tentación de recordar que ya en el mundo griego todo el problema de la libertad giraba alrededor del respeto a la autoridad de la ley. En la prosopopeya de las leyes del Critón la base de la argumentación estriba en que la ley es una especie de acuerdo, de contrato, entre la comunidad cívica y el individuo. Llegado a la edad de hombre, es decir, cuando ha tomado conocimiento de la vida pública y de las leyes, el ciudadano de Atenas es perfectamente libre y debe todo a las leyes de la ciudad, que lo engendraron, lo nutrieron y lo educaron. El ciudadano es un hombre libre en el sentido de que no obedece a otro hombre. Pero es esclavo de la ley. La libertad implica para él poder tomar parte en la cosa pública, y, al hacerlo, es él quien hace las leyes. Cuando, por consiguiente, obedece a la ley, no hace otra cosa que obedecer a sus propios designios, es decir, se obedece a sí mismo.

      Se vislumbra todo lo que acarrea tal concepción, en la que haría bien en inspirarse nuestra  sociedad. En primer término, que no hay verdadera libertad sin participación en la vida cívica, lo cual entraña un compromiso: el ciudadano debe tomar sus propias responsabilidades. En segundo lugar, a la ley -la Ley Suprema, en nuestro caso la Constitución Nacional- una vez votada, debe seguírsela sin restricción alguna. En una palabra, la libertad política y civil obliga a una disciplina del espíritu y de las costumbres.

      Hoy como ayer resulta claro que los excesos de la libertad por violación o desprecio a la ley conducen a la anarquía, es decir, a un estado en el que ya no existe autoridad y en el que todas las facciones terminan despedazándose mutuamente. Es bien sabido que la anarquía conduce a su vez a la tiranía.

      Los constituyentes de 1853 entregaron al pueblo argentino una Carta Fundamental sustancialmente animada, como se ha demostrado con el pasar de los años y también con la dolorosa experiencia de su incumplimiento, por un alto espíritu de civilización y por una gran sabiduría, que debería ser honrada diariamente con la más activa y fiel observancia. Su indefectible referencia al valor de la persona humana (de toda persona, aun la más desfavorecida), subordina a la afirmación fáctica de este valor toda regulación de la vida colectiva.

      La tarea de la magistratura de armonizar normas a veces aparentemente opuestas, que se reconocen, sin embargo, en la Constitución, queda confiada a una interpretación teleológica inspirada en aquel valor, no en ocasionales oportunismos, por medio de un penetrante intus legere capaz de hacer evidentes las líneas de unión de la normativa y de observarlas con tranquila paciencia.

      El Poder Judicial debe, pues, impartir justicia  ateniéndose solo a la Constitución y a la ley, contribuyendo así, de modo eficiente, a combatir la anomia que afecta a la sociedad.

      5. Habida cuenta de la naturaleza de este texto me he limitado a tratar de transmitir la percepción crítica de hechos disvaliosos, que, quizá por  la constatación cotidiana de su  acontecer, no siempre se ven a la luz de sus reales implicaciones, que, a mi juicio, son sin duda muy inquietantes. Tampoco presento soluciones sino tan solo posibles problemas, también porque carezco de una tesis que pueda considerar yo mismo como suficiente. Salvo, claro está, la absoluta necesidad de que los principales actores de la vida social – gobernantes, jueces, políticos, intelectuales, periodistas, empresarios, dirigentes – que son siempre ejemplos, buenos o malos, muy mirados por el resto de la comunidad, acentúen el rigor ético de su propia conducta. Por fin, en el caso particular de la magistratura, al auspicio ético ha de unirse el de la eficiencia técnica, de modo tal que ateniéndose con rigor a los límites de sus poderes y renunciando a recurrir a compromisos – que para algunos podrían convertirse en coartadas- sugeridos por una injustificada vocación vicaria, actúe con justa severidad y coherencia para asegurar la prevalencia de las normas.

      Recuérdese, por fin, que el ideal supremo de la República es la isonomia, el orden social fundado en la igualdad ante la ley: la virtud cívica consiste en estar educado en el espíritu de las leyes. Y, naturalmente, en cumplirlas.

*Una primera versión puede leerse en: Frondizi,R.J., “El Derecho, el Juez, la Justicia”, Editora  Platense, La Plata, 2014.

** El autor es jurista y ensayista.

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¿ADÓNDE VA GRAN BRETAÑA? La elección General de 2015 por Alberto Ferrari Etcheberry*

| 11 septiembre, 2015

 

Pregunté a un amigo culto e interesado en la marcha del mundo: ¿ qué sabés sobre las recientes elecciones británicas ?  Su respuesta: Sólo lo que leí en los medios locales:   que como lo habían anticipado las encuestas, se esperaba un resultado reñido y que sin embargo fue un sorpresivo triunfo de los conservadores y un fuerte rechazo al laborismo y que ahora peligra el vínculo británico con Europa y hasta la relación con Escocia.

Esa respuesta decidió este artículo.

La síntesis de mi amigo expresó la valorización de las recientes elecciones británicas  ( mayo 2015)   en nuestros medios, que sin agregar nada propio siguieron a los de afuera, inclusive ingleses, que calificaron  al resultado  tanto de inesperado como de espectacular.  En la seria revista católica Criterio: “sorprendente  noticia” . The Economist, que había apoyado la continuidad de la Coalición gobernante, con prudencia   reconocía: “modest mandate” y subrayaba la escasa mayoría conseguida, bastante menor que los MPs derechistas tradicionales del Partido Conservador  ( Tory, Tories) ; esto es, el riesgo de una posible sublevación de los antieuropeistas. Sin embargo, en la misma edición el comentarista político (Bagehot) celebraba hasta con adjetivos poco ingleses, rayanos en la grosería, el “desdeñoso veredicto” de alcance nacional contra el laborismo: “los votantes  han mostrado un aplastante (crushing) desdén por el PartidoLaborista”  afirmando que la base obrera se está “astillando” (splitering).  Para Financial Times (FT) el resultado es “una de las más grandes sorpresas en la política británica moderna …muy pocos expertos y encuestadores  lo predijeron aun  después de cerrados los comicios ”. Se esperaba una Cámara de los Comunes, sin clara mayoría ( hung parliament) y FT reconocía que  los Tories habían logrado una “débil (slim) mayoría”  tras una campaña en términos puramente negativos en la que los dos principales “evidenciaron un convincente miedo a los votantes  a los cuales  debían atraer” . Así fue: los candidatos se “escondían”  recorriendo lugares seguros ( shoppings, supermercados, por ejemplo)  en los cuales no pudieran ser objeto de críticas o reclamos airados.

Sorprenden algunas opiniones posteriores a la elección, aunque influye, por cierto, que el partido  Tory,  tendrá  mayoría propia  en la Cámara de los Comunes – esto es sin la Coalición con los liberales demócratas, como ocurría hasta  ahora. La sorpresa incluye que el Primer Ministro David Cameron  no generaba entusiasmo en su propio partido.

Del inesperado resultado se desprendieron  diferentes juicios: la población británica ha cambiado, gira a la derecha, rechaza la pertenencia a Europa, castiga al laborismo, reivindica  al New Labour del ex primer ministro  Tony Blair.

¿Fue así?  Veamos tanto los votos como la adjudicación de escaños, pero luego de una incursión por la específica legislación electoral británica, de hecho única en el mundo. 

2,         Gran Bretaña se define como un  estado unitario,   esto es sin las sub-soberanías propias del sistema federal,   como Estados Unidos o la Argentina,  en el que las unidades  – estados, provincias – que lo constituyen  conservan  parte del poder nacional. Situación que se expresa, también, electoral e institucionalmente restringiendo  el alcance del voto individual :  lo muestra la composición  igualitaria del Senado.  

Esas restricciones no ocurren en un estado unitario.  Sin embargo  el principio democrático una persona – un voto se encuentra muy restringido en Gran Bretaña, en beneficio de lo que podría denominarse una democracia local.

El sistema electoral británico  es el de distritos electorales (constituencies) que eligen un único representante, un MP  –  miembro del Parlamento ;   aunque en realidad es un miembro de la Cámara de los Comunes, una de las dos ramas  del Parlamento; la otra es la de los Lores, casi tan simbólica como la monarquía, porque en Gran Bretaña, sin constitución escrita, todo el poder formal  pertenece a la de los Comunes.

Cada MP  se adjudica por mayoría simple, en la jerga inglesa:  first-past-the-post, FPTP. En estas de 2015  son 650 distritos, por lo que de hecho hay 650 elecciones distintas. En un país de 60 millones de habitantes: un promedio de menos de 100.000 habitantes por distrito electoral, cuyos límites no son fijos y se van adecuando al cambio poblacional.

Consecuencia lógica del FPTP: si un partido en cada constituency o distrito  impusiera  su candidato por sólo un voto de ventaja sobre el segundo , obtendría  los 650  MPs  contra cero. Además,   como en esta elección y es habitual, hay otros partidos,  o  candidatos  independientes,  alguna  vez se llega al 50%  en un distrito y creo que nunca ocurrió en el total nacional, y este hecho restringe aún más la representatividad democrática del partido así devenido en gobierno.

Se impone la pregunta: ¿ cómo es posible que se mantenga un sistema tan objetable? La respuesta es simple: porque, como la monarquía,   así es el sistema,  westminster system inglés –  hoy británico-   generado gradualmente desde hace 800 años, a partir de la Carta Magna, que, en buena  medida, es  un mito que se sigue aceptando como cuna de las libertades inglesas.

En la realidad fáctica, el sistema electoral actual continúa la tradición en la que cada distrito estaba bajo el dominio del señor del lugar y que hasta la reforma electoral de 1832 permitió  la existencia de los llamados burgos podridos (rotten borough ), circunscripciones con muy escasa  o inexistente población  a las que, sin embargo, le correspondía un representante ( a veces dos) con poquísimos varones habilitados para votar y  cuyo número fue ampliado muy escasamente  por esa reforma y la de 1867:  en 1870 sólo podían votar dos de cada cinco varones ingleses. Ese dominio recién fue alterado sustancialmente con el voto secreto en 1872 y luego en 1918 ( voto para algunas mujeres)   aunque de hecho cambió con la  constitución  más o menos formal de dos partidos nacionales que representaban intereses relativamente específícos: el Liberal, a  la burguesía industrial y el libre cambio, y el Tory  luego  Conservador, a los terratenientes y el proteccionismo.  El crecimiento industrial agregó un nuevo actor: los  sindicatos obreros  que  luego, como partido Laborista  – creación de los sindicatos – desplazó a los liberales, aunque  manteniéndose el sistema uninominal y el FTPT, y su consecuencia, el bipartidismo, continuidad que no puede entenderse  desde  una aproximación formal o jurídica. 

3.         En mi opinión, de algún modo Gran Bretaña fue institucionalizando, más que superando, las dos naciones  -los ricos y los pobres – de la definición de Benjamin Disraeli ( un judío converso, preferido de la Reina Victoria, creador del conservadorismo moderno  de One Nation, de la estructura del Imperio y de su aceptación por la población inglesa)  en un  sistema liberal y clasista,  que representaba los intereses sectoriales,  paradójicamente exaltados luego por el  corporativismo en boga en Europa continental como superación  del liberalismo individualista, cuya matriz era Francia.

Pienso que de tal modo  esa amalgama de democracia funcional con liberalismo democrático, mantuvo a los británicos fuera de las aventuras y dictaduras fascistas,  pese a las profundas alteraciones productivas que provocaron  la primera guerra mundial y la crisis de 1930 y a la atracción que buena parte de la dirigencia  inglesa  sentía por esas innovaciones, especialmente las de Mussolini y por las propuestas de paz de Hitler.   

El adversario más fuerte de esas inclinaciones fue el movimiento sindical,  integrado al  sistema institucional, y fortificado  desde los años 20 con la incorporación de los trabajadores no calificados  en   The Transport and General Workers Union  que sería el mayor sindicato, cuyo  dirigente principal,  el obrero portuario  Ernest Bevin encabezaba en los treinta el rechazo al fascismo externo e interno y a la conciliación  –  appeasement –  inglesa  con Hitler que llevó al pacto de Munich de entrega de Checoslovaquia al nazismo. En 1940,  ya sustituido N.Chamberlain,  ingresa Bevin, como Ministro de Trabajo de Churchill, el viejo enemigo de los sindicatos obreros, a cambio de echar las bases de la economía del pleno empleo de J.M. Keynes  y del  estado de bienestar  propuesto por  William Beveridge   – ambos pertenecientes al Partido Liberal –  que en 1945 profundizaría el gobierno laborista  de Clement Atlee con su principal creación, aún sólidamente vigente, el sistema socializado de salud ( NHS, National Health Service), que organiza  Aneurin Bevan,  minero galés, ministro de salud y jefe del ala izquierda laborista, enemigo acérrimo de Churchill, pero a quien propuso como Primer Ministro en 1940.

4.         El sistema uninominal y el FPTP británicos ( en realidad, es distinto en Ulster, Irlanda del Norte)  entonces, no pueden comprenderse desde la perspectiva  de una construcción legal.   Ambos hunden sus raíces en la peculiar historia británica que progresivamente fue  entregando la suma del poder  al Parlamento, en realidad a la Cámara de los Comunes:  la democracia parlamentaria, en el lenguaje británico, muy ajena, por cierto, a la corrupción extendida de calificar de parlamento  al cuerpo legislativo que es sólo una de las tres funciones del poder estatal, como suele ocurrir en países como el nuestro.

Y esa historia, a su vez,  se arraiga en la no menos peculiar conformación  social  británica, que se expresa tanto geográficamente,  como  en  las diferenciaciones culturales. Las creaciones o expresiones de las clases populares,  desde el soccer – fútbol – a The Beatles, pasando por los dardos, el cricket y el billar se convirtieron en símbolos nacionales,  sin que se perdiera su origen social. Del mismo modo que en la Gales de las minas de carbón, se mantuvieron  como propios el rugby y el canto coral y en Escocia el golf.

Todo ese cuadro se vuelca en el sistema electoral. Hace décadas que el hoy Partido Liberal Democrático ( el viejo partido Liberal al que se le incorporó en los 70 una escisión laborista) viene reclamando un cambio que exprese su pertinaz presencia, que ha llegado nacionalmente a más del  20 por ciento  Sin embargo, en 2011 se efectuó un plebiscito para reemplazar el FPTP por la llamada segunda vuelta instantánea (alternative vote), vigente en Australia. Con una pobre concurrencia ( 42%)  fue rechazado abrumadoramente ( 68%),

A partir de ese cuadro sustancial, trataré de analizar el resultado electoral de mayo de 2015.

                                               La  victoria conservadora.

5.         Es necesario mostrar las cifras en detalle para introducirse a la comprensión del triunfo Tory.

Primero en escaños. Lo logrado por los torys no permite afirmar un triunfo espectacular ni mucho menos. A lo sumo un modesto mandato, como lo calificó The Economist.  

En comparación con la última elección de 2010,  los conservadores tendrán 331 MPs,   un aumento de  24, que les otorga una escasa mayoría propia (11); de ahí el riesgo de sufrir en algún momento futuro un motín derechista de los  antieuropeos.

Los  laboristas tendrán 232  MPs , una merma  de 26 , los Liberales Demócratas hasta hoy cogobernantes con los tories, tendrán 8 MPs, perdiendo 41 y el P. Nacional Escocés 56,  ganando 50.

Escocia y el cogobernante Partido Liberal Democrático explican buena parte del resultado aritmético.

En Escocia era tradicional la preponderancia laborista. Así había ocurrido en la última elección de 2010:  los laboristas habían ganado en 41 constituencys ( contra 6 del P.Nacional Escocés,  11 liberales  y sólo uno conservador). Ahora,  en ninguno.

Con solo haber repetido el laborismo  ese resultado de la elección anterior no sólo no hubiera tenido disminución, sino habría sumado  41 MPs más,  totalizando 273.

La situación de los Liberales Demócratas  explica, a su vez, buena parte del triunfo conservador, como que esta  caída de 2015 no tiene antecedentes desde 1979. Es indudable que han pagado el precio de su cogobierno y  que una parte importante de sus votantes  han  preferido volcarse al socio principal, los tories.  Calculando que se hubieran trasladado a los conservadores únicamente la mitad de los distritos obtenidos por los liberales demócratas  en 2010,   los conservadores  sólo habrían aumentado 4 sumando  311 MP, sin lograr la mayoría propia que hoy se celebra.

Los ingleses cuando hacen el recuento electoral  indican para cada  constituency, qué partido  lo mantiene ( hold)  o lo ganó (gain) de  otro. En esta elección de 2015, los conservadores ganaron 26 constituencies , la mayoría arrebatadas a los liberal demócratas y  sólo 3 a los laboristas. Curioso: en contraste los laboristas ganaron 7 de los conservadores y 13 de los liberal demócratas  totalizando 20.  Tampoco de este modo, habitual en Gran Bretaña, se puede ver el gran triunfo tory.

Más aún:  se ratifica esa situación en Londres, donde  los laboristas no sólo no pierden sino que amplían su control al vencer en 45 de las 73 constituencies de Londres, ganando 4 a los conservadores y 3 a los liberaldemócratas, quienes  además pierden 3 a favor de sus socios conservadores.  

Ahora en votos.

6.         ¿ Qué cambió en votos en el orden nacional respecto de  la última elección de 2010?  Los porcentajes que indicaré son los oficiales y se miden en relación al total nacional de votos, indicando la parte de cada partido en ese total .

El Partido Tory aumentó  528.905 votos , esto es, 0.8% , mientras que el  laborista aumentó más : 737.799 ,  1.5% ,  pese  a  lo perdido en Escocia. Extraños ganadores y perdedores.

Para cerrar el cuadro: el abiertamente antieuropeo UKIP subió de 2.9m en 2010 a 3.8m.

En Gran Bretaña el voto es optativo pero obligatoria la inscripción en el registro electoral. Con una población de 60 millones  se registraron para votar  46.4m y 30.6m lo hicieron.   Poco antes de  esta elección hubo cambios en la forma de emisión del voto, criticados por el laborismo, que denunció que habían quedado fuera de la elección un millón  de jóvenes, principalmente universitarios.

Balance provisorio

7.         Aunque se esperaba  una Cámara de los Comunes enmarañada por falta de mayoría clara ( hung  parliament) es evidente que el triunfo tory  lo evitó, pero también muestra que es bien un triunfo débil, como lo calificó Financial Times.   

Esta forma de análisis, a nivel nacional, empero, no se compadece con el sistema electoral británico , en el cual,  estrictamente no puede hablarse de una elección nacional, circunstancia que explica el fracaso de las encuestas y de los pronosticadores.

Podría argumentarse que estas 650 elecciones locales  – 650 distritos para una población de 60 millones – funcionan como embriones de cierta democracia directa .  Aunque los candidatos no deben pertenecer al distrito en que se presentan, todo MP mantiene un lazo permanente e importante con el lugar que lo eligió y con sus habitantes, directamente y a través de una oficina específica ( surgery) Los sábados a la mañana el MP suele instalarse en la alcaldía o en la casa de un afiliado para recibir los problemas, opiniones, inquietudes o pedidos de sus representados.  Acompañando a una de las fundadoras de Las Madres de Plaza de Mayo yo visité uno de esos sábados al MP Tory de Cambridge  para informarlo de las hazañas del terrorismo de estado en la Argentina.

Es cierto que paulatinamente ha ido aumentando el poder de la autoridad central de los partidos  sobre los miembros locales; como no es necesario tener domicilio en la constituency,en una  considerada  segura (safe seat)  el partido postula  a quien se quiere promover en su escalafón y eso no es nuevo: el intelectual inglés Michael Foot fue MP galés, representando a un distrito minero de Gales, por decisión del sindicalista minero Aneurin Bevan,  jefe del ala izquierda del laborismo y fundador del sistema de salud (NHS).   

Hoy se estima que ningún partido supera los 200.000 afiliados individuales, materia regulada por primera vez en el 2000 y 2006. Hay que agregar que Gran Bretaña está muy lejos de la carísima propaganda electoral  que caracteriza a Estados Unidos, consecuencia del sistema de votación por constituencies y de la reglamentación  legal de los finanzas de los partidos. Durante el año 2013 el total de los fondos a todos los partidos no sumó 45 millones de libras esterlinas  (aprox. 1, 55 USA dollar) y en las semanas de campaña electoral de 2010 las donaciones privadas a los partidos fueron poco  más de 13 millones.  

8.         Durante décadas el Partido Tory  tuvo reglas organizativas  fluidas o inexistentes. El líder del grupo parlamentario y jefe partidario era designado por sus pares aceptando una propuesta más o menos misteriosa y no pública:  los sondeos  que llevaban a cabo “cinco grandes, cuatro de ellos etonianos”, esto es, educados en la exclusiva y aristocrática public school  (escuela privada) de Eton, escuela en la que formaron 19 primeros ministros, entre ellos el actual, David Cameron.   

A ese “procedimiento” de designación se lo denominó  magic circle.  Y así continuó  hasta el primer líder efectivamente votado por los MPs tories :  Edward Heath  en 1973 y luego sus sucesores, Margaret Thatcher y John Major  quienes  dieron  comienzo a la elección de jefes de baja condición social. En 1998 el partido adoptó un sistema de afiliados y comités del que surgen sus autoridades y el líder partidario, aunque el bloque parlamentario guarda poder final.  De todos modos el partido mantiene una división en dos tendencias internas, que  abiertamente se manifestaron  con la “revolución” thatcherista:   el bloque One Nation, que acepta el intervencionismo estatal y busca la armonía social,  ( siguiendo a Disraeli y tal como lo expresaba el líder y ex Primer Ministro Harold Mac Millan)  enfrentado al que acentúa  la economía liberal y de mercado libre , de  Margaret Thatcher siguiendo al ideólogo Keith Joseph, ambos new comers.

9.         El laborismo tuvo también una marcada transformación organizativa.  Fundado por los sindicatos, hasta  1918, sus afiliados  eran  únicamente organizaciones independientes: sindicatos,  cooperativas, sociedades socialistas, como  The Fabian Society y otros ( llegó a pedir su afiliación el Partido Comunista, rechazada por su dependencia  soviética). Hoy 15 sindicatos mantienen esa condición  con representación  propia en el partido y obligación de aporte financiero. También  The Cooperative Party, que tiene un acuerdo electoral con el laborismo y  varios otros.

 En los años 30 comienzan a crecer en cantidad e importancia los afiliados individuales:  447.000 en 1937, el 17 por ciento del total de sus miembros, junto a 2.037.000 de los sindicatos y 43.000 de sociedades y cooperativas;   crece en 1946 y luego va descendiendo hasta  280.000 ( 5.6 por ciento)  en  1992 (última fecha conocida)  con 4.624.000 (93.3 por ciento)  sindicales.

Más atención debo dar  al derrotado  Partido Laborista, en atención a las valoraciones  y pronósticos  posteriores a la reciente elección.

El laborismo creció en los años 20 con dos experiencias gubernamentales breves  encabezadas por  el escocés Ramsay Mc Donald,  probablemente  el primer jefe de gobierno de origen obrero en el mundo. La última culmina en una profunda división en 1931 seguida por la expulsión de Mc Donald quien continuó como primer ministro en una supuesta coalición, en realidad un gobierno tory.  El laborismo  irá superando esa caída con la oposición, principalmente sindical,  a la conciliación con Hitler (appeasement) y principalmente durante la guerra, en el ministerio de coalición de Churchill en el que Ernst Bevin, en estrecho vínculo con Churchill, organizó el frente interno y laboral en la llamada “guerra del pueblo”.  El laborismo volverá al gobierno en 1945 con Clement Atlee y líderes obreros y sindicales, principalmente  Ernst Bevin, Walter Citrine  y Aneurin Bevan  que lo convierten en el partido  del estado de bienestar, de la economía mixta y del pleno empleo con la poderosa participación  de los sindicatos.  Esta política será la del  consensus  con  los conservadores, que se mantendrá desde el fin de la guerra  hasta su repudio por Margaret Thatcher ( 1979)   en un proceso que llevará a otra grave división  laborista con la salida del sector más conservador que finalmente se fusionará con el partido Liberal. 

El cambio en el laborismo fue un proceso gradual en el que los dirigentes  salidos de la afiliación individual  fueron  relegando a los sindicatos, paradójicamente los fundadores del partido y a los objetivos socialistas. Se  acentúa a partir de los años 60, muertos Bevin y Bevan.  Se llega a un cambio aún más profundo con Tony Blair y su New Labour quien consigue cambiar la cláusula  IV de los estatutos ( Aims and values) suprimiendo  los objetivos  y principios socialistas  y el papel del Estado, fijados en 1918 por SidneyWebb  y  The Fabian Society   precisamente cuando se abrió la afiliación individual  con el  propósito de  movilizar  a  la base obrera y sindical.

10.      Los cambios organizativos y de objetivos de ambos partidos no han alterado sustancialmente su representación  geográfica, manifestada en esta elección de 2015.  El sur y el sudeste es tory, repudiado en Gales y en Escocia, tradicionalmente  laboristas. El norte y el nordeste de Inglaterra  también  repudian  tory y votan laborismo, aunque  esta elección escocesa muestra que lo habitual puede cambiar: Escocia ya no es voto laborista.

Esa distribución geográfica también es social:  Gales siguió rechazando al conservadorismo sin gran crecimiento del Plaid Cymru,  el partido nacionalista.  Escocia no se alejó del laborismo sólo por rechazo a su actitud  ante el referendum de 2014 por la independencia, cuando   mayoritariamente apoyó el No. La actual primer ministro escocesa, Nicola Sturgeon  definió algo más que su situación personal cuando explicó:  “odié todo lo que Margaret Thatcher  defendía”. Ratificó la actitud anti Tory de ella y de su partido en la campaña electoral: “ Con más MPS del Partido Nacional Escocés y junto a los MPs laboristas  podríamos sacar a los tories del gobierno”. ( “If there are more SNP MPs and Labour MPs we could together lock the Tories out of government." ) No hubo respuesta laborista y se entiende que ello decidió  al votante  a abandonar a un partido laborista  que se juzgaba ajeno a los intereses y valores de la  base trabajadora  escocesa, el fundamento del apoyo al laborismo. Esa eventual alianza fue la que el gobierno tory y el primer ministro Cameron esgrimieron  como una  pesadilla  en la campaña electoral.

El vínculo del nacionalismo escocés con las reivindicaciones obreras es profundo y antiguo. Lo ejemplifica y simboliza quien fuera, como Hudson, un habitante y admirador de las pampas argentinas: Robert Cunninghame-Graham:  primer MP socialista, fundador y primer presidente del Partido Laborista escocés y luego del SNP, primer MP suspendido en los Comunes por su ataque a la Casa de los Lores, cuya eliminación propugnaba, defensor de un programa de reformas políticas y sociales que aun hoy es radical y que le costara estar preso luego de recibir una paliza policial.    

11.      La derecha inglesa culpa por la derrota  laborista  a su líder Ed Miliband, frecuentemente calificado de “marxista”, tal vez por extrapolación de su padre, el académico socialista Ralph Miliband. Nada hay que permita calificar como marxistas  a Ed o a su hermano David, ambos integrantes del gabinete de Tony Blair,  quienes compitieron en 2010 por la jefatura del partido, venciendo por escasa diferencia Ed,  gracias al apoyo sindical.  Empero,  Ed Miliband  continuó y profundizó los cambios organizativos de Tony Blair,  dirigidos a suprimir la presencia sindical en el partido Laborista  con un  discurso  indicador de su simpatía por Estados Unidos y su formación académica en Harvard.  

Sin embargo, como mostré antes,  nada indica que las constituencies inglesas de voto laborista hayan dejado de serlo, aunque  en algunos distritos ha aumentado la abstención  obrera, forma habitual de manifestar  insatisfacción con el partido laborista,   sin votar tory; y aún en otros se haya votado a UKIP, manifestando un desalentado traspaso ya habitual en Europa continental.

12.      Con David Cameron  el partido Tory vuelve a la línea One Nation , quizás con el pragmatismo a veces rayano en el paternalismo que fuera dominante antes de Thatcher, aceptado por sus votantes habituales, algunos  de los cuales participan  de un  fuerte antieuropeísmo, similar al de UKIP.

Cameron  y sobre todo George Osborne, su principal socio y responsable de la conducción económica y financiera  (Chancellor of The Exchequer)   son miembros de la más alta clase inglesa y quizás por eso pueden permitirse un pragmatismo a veces calificado de demagógico, ajeno al  ideologismo antikeynesiano  inspirado  por Keith Joseph  ( su grito fue Keynes is dead) y seguido por Margaret Thatcher,  que llevó en 1997 a la peor derrota del partido Conservador  desde su fundación en 1832. Como analicé en el  número 9 de Archivos del Presente, el partido desaparece en Escocia y Gales y, refugiado en el suroeste y sureste de Inglaterra,  excluido  Londres, pierde presencia nacional.

El desastre tory merece los duros adjetivos que Bagehot en The Economist utiliza contra el laborismo : la conservadora  de 1997 fue una derrota tremenda  que decapitó a sus principales dirigentes.  

Sin embargo el partido conservador vuelve al gobierno, aunque compartido, en 2010 y consigue ahora esta “modesta” victoria que le da una “débil mayoría”,  con una dirección joven, etoniana  y de clase alta, como fue habitual antes del thatcherismo y ajena a su extremismo, que representa el retorno a los valores de One Nation  y que no parece repudiar el uso del paternalismo demagógico, conservador en suma, como quería Disraeli.  

Este liderazgo tory, a mi juicio, se asienta  en la representación  social y geográfica del partido,  el  floreciente sur inglés,  que no gusta del extremismo de los shopkeepers y new comers del thatcherismo o de UKIP  de Nick Farage, que puede no estar feliz con la marcha de Europa pero que de modo alguno apoyará un paso belicoso, que perjudicaría a los negocios de la City y de los bancos, eje de la economía británica.

¿ Puede el laborismo reeditar esa resurrección  tory?   Hasta esta elección su base social y geográfica era mucho más nacional que la de los tories. Ahora ha perdido Escocia. En Inglaterra esa representación se mantiene,  a mi juicio más por el rechazo a los tories que por esperanzado apoyo al laborismo. Desde  los años sesenta se ha ido profundizando la separación entre la base social y la dirigencia partidaria   que hoy, con  Blair o con Miliband, pretende formalizar separándose de quienes fundaron, y dieron sentido al partido: los sindicatos.

No sólo eso está en juego. En los treinta los sindicatos con Ernst Bevin, titular de TUC, la central obrera y W.Citrine fueron la vanguardia contra la política de N.Chamberlain de conciliación con Hitler.  Ya  con Gran Bretaña en guerra y aislada,  los sindicatos y el laborismo se integran al gabinete  de Churchill y su principal sostén,  Bevin , es quien organiza el frente interno con una inédita movilización de trabajadores, muy superior a la de la Alemania nazi,  que además incorporó a las mujeres.  En la postguerra,  el gobierno laborista  de Atlee completa la organización de la  Gran Bretaña del estado de bienestar  comenzada durante la guerra. Lo integran  sindicalistas como Bevin,  titular de las relaciones exteriores   y Aneurin  Bevan, ministro de salud creador del National Health Service, aun  vigente.  

Enel contexto específico británico, un laborismo convertido en un partido "a la europea" y ajeno a su base obrera y sindical, me parece tanto o más absurdo que lo que fue el thatcherismo respecto de la Gran Bretaña conservadora.

En 1997 el triunfo laborista sepultó la pretensión thatcherista de abandonar Europa. Hoy la relación con Europa parece estar más sostenida por los intereses de la City y de sus inversores jeques árabes y oligarcas rusos que ya dominana los barrios elegantes de Londres.

Durante años el laborismo representando a los sindicalistas y los trabajadores escoceses, mantuvo a Escocia dentro del Reino Unido. Hoy sud desaparición y reemplazo por el partido nacionalista han abierto un  serio interrogante. Y este Partido Laborista de políticos de carrera y sin descendientes de Bevin o Bevan, financiado por anónimos donantes y no por los sindictos, deja en la orfandad a subase social y geográfica, como ocurrió en Escocia. La pregunta es doble: ¿adónde erá esa base? ¿Hay uen el Partido Laborista la posibilidad de un cambio que permita recuperarla? De ambas respuestas me parece que en buena medida depende el futuro británico.

 Junio 2015

 para Archivos del Presente

 

*Director del Instituto de Estudios Brasileños de la UNTREF

 

 

 

 

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