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EMPEZAR A REDUCIR LA BRECHA por Jorge L. Ossona*

| 20 julio, 2015

Uno de los interrogantes que acucian a importantes sectores de la Argentina actual de veras interesados en combatir la pobreza es como hacerlo. No es infrecuente que la conciencia de sus alcances convenza a muchos sobre su irreversibilidad; y que, a propósito de ello, se registre cierta desmoralización resignada e imposibilista. Sin embargo, una decisión política conjugada con excelencia burocrática, además de los aportes de múltiples asociaciones de la sociedad civil, podrían arrojar en el término de algunos años resultados tan asombrosos como estimulantes como para proseguir. El caso de Medellín en materia de generar polos educativos antiestigmatizantes ha sido al respecto aleccionador, salvando a miles de jóvenes de caer en los espejismos tentadores ofrecidos por los narcotraficantes. El camino a recorrer no sería fácil; pero tampoco imposible: requeriría de equilibradas cuotas conjugadas de experticia profesional de funcionarios idóneos y actualizados sobre diversas experiencias practicadas tanto puertas afuera como adentro del país y organizaciones genuinamente solidarias de la sociedad civil de un lado y del otro de la brecha. Al paso, saldrán los interesados en preservar un statu quo reaccionario y conservador consolidado desde hace décadas, y adornado por discursos entre “pobristas” y “efectivistas”. Ofrecerán resistencias múltiples, detrás de los cuales se ocultan los beneficiarios de una explotación sin precedentes; pero tampoco serian invencibles.

La pobreza estructural, que en estas playas alcanza a una tercera parte de la población, es un fenómeno definido por una economía informal específica adecuada a determinadas concepciones del mundo y de la vida. Si la primera reduce a millones de personas a la subsistencia; las segundas, se afianzan en la naturalización del orden social y hasta de la paradojal auto estigmatización de sus víctimas. La explotación se efectúa a través de sucesivos anillos que sirven para disimular al régimen y hasta darle un barniz “inclusivista”. Al frente de esos eslabones se sitúan “filtros”, “administradores”, “referentes”, “porongas”, “capos”, “popes” y demás intermediarios reclutados en la propia pobreza y que, sin dejar de negociar firmemente con el poder para sostener su legitimidad de mando sobre sus grupos subordinados, operan como engranajes cruciales del sistema.

Otra de las tentaciones que habrá que evitar es el voluntarismo en sus más diversas expresiones. Un ejemplo al respecto lo ofrece el fenómeno de las ferias informales de La Salada. Es indudable que se trata de la capital de la economía informal por debajo de la cual subyacen miles de personas en situaciones de servilismo e incluso de semiesclavitud; ambos, asombrosos en un país de tradición social democrática como la Argentina, entre otras cosas, por su débil demografía. Pero el complejo ofrece productos a bajo precio además de puestos laborales  a miles y miles de otros pobres dispuestos a defenderlo como un bastión propio. Deberán surgir fórmulas imaginativas para blanquear a sus puesteros, eliminar su sujeción a punteros y alquiladores al servicio de administradores asociados, a su vez, al contrabando, la piratería e incluso a muchas grandes empresas oportunistas beneficiadas por mano de obra de costos orientales. También, a políticos que al tiempo de denunciar la “ilegalidad” del complejo, usufructúan de él mediante el pago de prebendas rigurosamente pautadas en las que están incluidos diferentes eslabones del poder municipal y diversas de sus dependencias internas, las policías, fiscales y jueces que succionan nutridos fondos para sus “cajas negras” así como contingentes electorales masivos y previsibles. En resumidas cuentas, un engranaje complejo que requerirá inteligencia, sensibilidad, pragmatismo negociador;  aunque también de una férrea decisión de no caer en las tentaciones de preservar un statu quo aberrante pero sumamente eficaz al momento de contabilizar las “efectividades conducentes”.

La experiencia social argentina de los últimos años da cuenta, afortunadamente, de ejemplos al respecto. Un caso emblemático es el de las cooperativas de cartoneros; tal vez, uno de los fenómenos más emblemáticos de la nueva pobreza diseminada en las grandes ciudades a partir de la crisis de 2001-2002. A la par de la explotación mafiosa de familias desesperadas surgieron experiencias de solidaridad horizontal que, con apoyo de asociaciones de la sociedad civil, se transformaron en asociaciones cooperativas. Estas lograron tallarse espacios institucionales en donde realizar por si mismas las tareas de los sucesivos eslabones de acopiadores y separadores de diversos materiales como vidrios, metales, plásticos, papeles y cartón contactándose sin intermediaciones respecto de las empresas recicladoras. El gobierno de la CABA a partir de 2013 también formulo su aporte reconociendo a doce de estos emprendimientos y semiformalizandolos mediante la provisión de indumentaria de trabajo, obra social, y hasta de un subsidio módico que los cooperadores deben conjugar con los precios de mercado ofrecidos por los empresarios. El sistema dista de ser perfecto, pero logro encuadrar a aproximadamente el 40 % de los cartoneros. La extensión y perfeccionamiento de experiencias análogas tanto en el GBA como en el resto de las grandes ciudades del país, además de constituir un buen ejemplo de políticas genuinas de inclusión, servirán para atenuar el pavoroso problema de la saturación de los depósitos de basura; una cuestión ecológica que afecta a toda la sociedad y que requiere, también, de urgentes respuestas.

                                                                                              Julio 2015

*El autor es historiador y docente,  integrante del Club Politico Argentimo-UBA

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ELECCIONES 2015: FIN DE CICLO O CONTINUIDAD por Esteban Lijalad*

| 14 julio, 2015

Publicado en El Telescopio, 9/9/2015 http://eltelescopio.com.uy/elecciones-argentinas-2015-fin-de-ciclo-o-continuidad/  

Un poco de historia

El kirchnerismo tiene una relación pendular con las urnas. Subió en 2003 con solo el 22% de los votos, por renuncia de Menem a presentarse en el balotaje. En 2005 cosechó cerca del 45%. En 2007 Cristina Kirchner alcanza la presidencia con el 46%. En 2009 apenas supera el 33%. En 2011 arrasa con el 54%, en 2013 nuevamente se acerca al piso, con un 34%.

Este vaivén desconcierta a todos, en especial a los políticos de la oposición que a veces parecen tocar el cielo con las manos, como en 2009 y 2013 y otras se arrastran cerca de la extinción. Los analistas sufren el mismo desconcierto. En 2009 proclamaban el fin del kirchnerismo y la frase usual en aquellos días era que el kirchnerismo sería abandonado por los caciques peronistas del interior, intendentes y gobernadores, porque “acompañarán a Kirchner al cementerio, pero no entrarán con él”.

La inteligencia del kirchnerismo le permitió resurgir de las cenizas. Cuando Kirchner perdió en la provincia de Buenos Aires frente al casi desconocido De Narváez, en 2009, renunció a la presidencia del Partido Justicialista y su primer acto fue reunirse en un parque con los intelectuales de Carta Abierta para pedirles que lo ayuden a modificar la conciencia de los argentinos. Al mejor estilo gramsciano Kirchner entendió que había que ganar la “batalla cultural” contra el liberalismo. Que había que reescribir la historia, generar un nuevo movimiento cultural en el cual los jóvenes pudieran militar como en la “vieja alegría” de los años 70.

Reconstruyó así algo casi olvidado: la prepotencia militante, la fe ciega en el Conductor, los cánticos, las consignas, el fervor revolucionario. Obviamente, todo al borde de la locura, como si aun estuviéramos en la Guerra Fría, el Muro estuviera aun firme y Cuba constituyera una esperanza. Esa “espumita” fue acompañada por el más formidable aparato de dominación político- económica que nadie, desde los tiempos de Perón, se atrevió a montar. Y todo cerró al morir, inesperadamente, Néstor Kirchner, en octubre de 2010.

Lo que sigue lo escribí en 2010, apenas sucedida esa  muerte:

“Desde que asumieron en 2003, los Kirchner armaron un relato épico, glorioso, sobre una generación idealista que luego de treinta años accede al Gobierno para cumplir sus sueños de liberación, de redención de los pobres, de dignidad contra los “poderes concentrados”. Su relato halla ahora su culminación perfecta al morir Kirchner. El capital político de esa muerte es incalculable: obviamente se nos escapa a todos los que analizamos al fenómeno peronista. Porque el peronismo es un fenómeno retórico de características teatrales: crea tramas con giros inesperados, que desconciertan  a los analistas. Es lo menos parecido a una socialdemocracia europea- previsible y burocrática-. La capacidad retórica de los Kirchner no les alcanzó, sin embargo, para frenar su caída estrepitosa desde 2008, ratificada en los magros votos del 2009.
Los K eran una especie en desaparición. Ya se hablaba de postkirchnerismo, de neokirchnerismo, de kirchnerismo sin Kirchner.
Entonces llegó, oportuna, la muerte.

Es obvio que no estuvo planificado, pero bastó que Néstor Kirchner muriera para que alcanzara en pocas horas la estatura de un Mito. Lo que hacen cola para despedir sus restos no parecen sus votantes: es la clase media porteña, sus jóvenes universitarios quienes protagonizan esta despedida. En instantes, el Kirchnerismo revivió, volvió a la vida gracias a la muerte de su fundador. 

Atrás quedaron sus torpezas, sus excesos, sus ostentaciones, sus denuncias desde el atril. Sus oscuros negocios, su incapacidad de diálogo, su personalismo cuasi dictatorial. 

Ahora sólo es paz y justicia lo que se derrama desde el Panteón. 

¿Qué significa esto? Tengo el peor de los pronósticos. Creo que Cristina ganará el 2011, creo que todos: el peronismo, la izquierda –menos el ya olvidado Partido Obrero- sindicatos , empresarios, intelectuales, artistas, deportistas se han abrazado en la causa común de darle vida a Kirchner, votando a Cristina. Es cierto que ella no podrá ser reelegida en 2015, pero 12 años en el poder le bastarán al kirchnerismo para asegurarse una sucesión “indirecta”, vía Scioli o algún otro. 

Ese pronóstico fue certero y ahora nos disponemos a protagonizar el drama de la sucesión, ya decidido que será Scioli su protagonista.

El escenario electoral

El escenario electoral argentino, entonces,  está servido. Todos los actores están en sus puestos, listos para participar en las PASO – las primarias obligatorias- y disponerse, después, para la gran prueba del 28 de octubre.

Hasta no hace mucho el ganador de 2013 sobre el oficialismo de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Massa, aparecía como el enfant terrible que demolería el poder del kirchnerismo. Pero la dinámica política argentina es eso, demasiado dinámica. Y lo que ayer era la renovación, la juventud, el cambio “justo”, hoy luce desgastado, viejo, amarilleando. Su peor error consistió en no diferenciarse  demasiado a Scioli, hablando de cambio suave, no traumático y reconociendo supuestos logros del gobierno. Esto fue polarizando  a la gente, que prefirió  votar a Scioli si se trataba de mantener “lo bueno” o a Macri si preferían terminar con “lo malo”. La audacia que tuvo Massa de romper con el aparato y largarse por libre- y ganar, sorpresivamente- fue continuada por una timidez exasperante.

Mientras tanto, Scioli se dispuso a dormir la siesta esperando que el fruto cayera directamente a su canasta, creyendo que él podía encarnar el Cristinismo sin Cristina.

Pero, insisto, nada es lo que parece en Argentina. Lejos de apostar todo a una PASO entre Scioli y Randazzo- el precandidato  cristinista-, la “Jefa” pateó el tablero y envió a su Escriba Mayor, Zannini, como Candidato a Vicepresidente, en tándem con Scioli.

Rápidamente aprendió Scioli que no existe el Cristinismo sin Cristina. Ella está siempre.

Entre las diversas interpretaciones de esta jugada de la “Jefa” recojo las que me parecen más cercanas a la verdad.

  • Poner a Zannini de Vice, más que un acto de poder es un reconocimiento de que su odiado Scioli- a quien no le reconoce méritos Kirchneristas suficientes- es el candidato imbatible. Que Randazzo no le llegaba ni a la cintura. Ante esta realidad poner a Zannini de Comisario Político de Scioli, además de ser un acto de grosera factura, es una forma de controlar a quien, si bien aparece como fiel perrito faldero, es sospechado de tener un cuchillo bajo en poncho. ¿Scioli es el Cámpora de Cristina? No, por la sencilla razón que Cámpora fue un fusible que se fundió cuando Perón se decidió a romper la baraja y forzar una nueva elección, ahora con él de candidato a Presidente, sin intermediarios. Pero Cristina, simplemente no puede presentarse para un tercer período presidencial.
  • La jugada no terminó bien porque implicaba que Randazzo bajara a la Provincia, a pelear por la Gobernación. El Ministro dijo que no- un extraño acto viniendo de un kirchnerista, quizás para jugar al futuro- lo que puso más que nerviosa a la “Jefa”.
  • Tampoco es bueno el panorama para el Cristinismo en el parlamento, donde difícilmente el bloque oficialista alcance a 100 diputados, lejos del quorum, que requiere 129.
  • Y no es una buena noticia para Cristina que en los principales distritos del país – Capital, Santa Fe, Córdoba y Mendoza- no gobernará ningún peronista cristinista, sino opositores de diversas fuerzas.
  • La renuncia del General Milani parece incluirse en este módico fin de ciclo (que no es tan apabullante como la prensa opositora pintaba hace unos meses, pero que tampoco es inexistente, como insisten los oficialistas). Su prontuario no es aconsejable en épocas electorales.

La Argentina de 2016 en adelante, entonces,  no será una estancia manejada por la patrona y su capataz. Habrá que negociar en el Congreso, con gobernadores de otro palo y con jueces con ganas de revancha.

Números

Se insiste, en diversas encuestas, en que Scioli no termina de alejarse: unos seis puntos lo separan de Macri, por lo cual una segunda vuelta parece ser inevitable.  Ni Cristina ni Zannini parecen haberle provisto de lo esencial en estas cuestiones: votos. Él es el proveedor de votos, los otros le proveen sustento político.

Pero para ganar parece ser inevitable que  Scioli muestra un atisbo de “independencia”, de “peronización”, de afirmación de lo peronista frente a lo kirchnerista. Nadie imagina a Scioli pegando un golpe en la mesa y poniendo condiciones. Pero si quiere ganar necesita ampliar la base de sustentación, alejarse del núcleo duro que no le aporta votos, ensayar ciertos gestos. Como el que protagonizó en La Rioja. Dijo allí que saludaba  cariñosamente a Carlos Menem (el diablo, para el kirchnerismo) quien fue su padrino en el ingreso a la política. Ese pequeño gesto de independencia es seguramente un guiño para el 25% de menemistas que aún perduran, con su sueño de privatizaciones y desregulaciones.

La característica plurideológica del peronismo renace con Scioli. Con Cristina el “modelo” se había hecho ferozmente chavista, de izquierda, antiimperialista. Con Scioli pareciera que comienza un leve giro a la derecha. La inefable fórmula Scioli (el menemista) – Zannini (el maoísta) intenta cubrir, entonces, desde los neoliberales privatistas hasta los seguidores de Maduro y las FARC.

Cabe tan solo averiguar si el electorado argentino es lo suficientemente esquizofrénico como para aprobar esa unión contra natura.

*Sociólogo (UBA 1972) Investigador de Opinión Pública, procesos de mercado y Comunicación Social. Experto en investigación mediante el uso de encuestas. Titular de las consultoras Aresco (1984-87) Equas (1987-91) Sofres Ibope (1991-1993) Consultora Tesis (1993-2003). Asesor del Ministerio de Educación de Argentina, Área de  Evaluación de Calidad Educativa (1996-1999)- Consultor PNUD ARG. 97/025 (2002-2004) Docente de la Universidad Nacional  Tres  de Febrero  en la Maestría en Generación y  Análisis de Información Estadística (2003-2004)Actualmente Director del GOP, Grupo de Opinión Pública de Comunicaciones Sudamericanas S.A ( htpp://consultoracs.com/cs/gop/ )

 

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EL PETRÓLEO EN RUSIA ANTES DEL DESCUBRIMIENTO EN TITUSVILLE DURANTE EL SIGLO XIX, por Oscar Secco*

| 13 julio, 2015

La historia del petróleo (en realidad la del uso  de sus derivados), acepta como su inicio el pozo que  en el año 1859 perfora hasta los 22 metros de profundidad  el llamado “Coronel“ Drake en Titusville, estado de Pennsilvania, en Estados Unidos. Ciertamente este descubrimiento fue el que inició la producción  petrolera masiva  y  fue ese petróleo refinado el que  proveyó el kerosenne que mejoró la calidad de la vida humana  al reemplazar – entre otros – al aceite de ballena como combustible de las lamparas de entonces.

Al ”Coronel“ la industria le debe, además, una idea que fue inmediatamente aceptada y que aseguraba la estabilidad de las paredes del pozo: el haber bajado en ”su  pozo“ un caño ‘’camisa“ que  al quedar permanente, evitaba los derrumbes de las formaciones atravesadas. Hoy cada pozo petrolero lleva dos o mas ”casings” para asegurar su vida productiva, situación que no se daba en los ”pozos“ cavados con palas en el resto del mundo.

Pero el petróleo, usualmente muy degradado y también llamado bitumen, ya era conocido y usado desde los tiempos bíblicos como lubricante, como impermeabilizante y como agregado para barros cerámicos.  Se lo obtenía de  ”menes” que afloraban en terrenos que cubrían a yacimientos profundos.  Algo semejante a los ”ojos de agua”  o manantiales tan reconocidos en el mundo.

Un caso muy interesante fue la explotación del petróleo en Baku, un ducado independiente que existia sobre el Mar Caspio y que había sido anexado a la Rusia Zarista  por la década de 1810. Ya para el año 1829  se habían cavado manualmente con palas unas 82 piletas de las cuales se extraía petróleo que se procesaba en unas primitivas  destilerías y cuyo producto era un kerosenne usado  como iluminante. El resultado de esta explotación que se manejaba como un monopolio de propiedad del Zar,  (¡compañía estatal!),  tenia un rinde muy pobre, entre otras razones por la falta de gerenciación, de capital y de tecnologia, sumado a la lejanía de los mercados, en especial el de San Petersburgo, que era el gran consumidor de iluminantes: su alta latitud producía en invierno noches de 18 horas y las lámparas eran elementos de primera necesidad para los pudientes de esa ciudad, la  que concentraba tanto el poder económico y el político de la Rusia de entonces.

El descubrimiento en Titusville y su subsecuente desarrollo,  pone de manifiesto el enorme valor económico y político del petróleo. Asi es que mientras Estados Unidos se recompone de la guerra civil  ( 1861-1865), ya  John D. Rockefeller había crecido tanto que en 1870 forma su Standard Oil Company tratando de proveer a los mercados del mundo, incluido el ruso,  su producto : el ”standard oil”: un kerosenne de calidad constante que ni humeaba ni era explosivo.

Rusia era  entonces un gran mercado. Su gobierno reaccionó ante el éxito de la Standard, resignó su monopolio en Bacú y abrió sus yacimientos a la actividad privada. Algo muy semejante a la política que el Presidente Frondizi implantó en la Argentina en 1958.  En 1873 la familia Nobel, aprovechando la oportunidad, hace su entrada al petróleo ruso. Los Nobel eran una familia  sueca encabezada entonces por un reconocido inventor  que había entrado a Rusia en 1837. Su hijo más brillante, Ludwig, compra unas refinerías y revoluciona los sistemas industriales del petróleo ruso con resultados excelentes. Un hermano suyo, Alfredo, se dedica a la química y desarrolla la dinamita, que era la forma de manejar la nitroglicerina sin riesgos de explosiones .

Al gran desarrollo que crean en el petróleo ruso los Nobel, se suma luego  como capitalista, la familia Rothschilds que contribuyó a su crecimiento y  especialmente a  la comercialización del kerosenne  ruso en el mundo.

El centro de producción seguía siendo Bacu y aun se usaban, aunque no en forma exclusiva, los piletones. Uno de ellos, el mas famoso, produjo durante 5 meses en 1886, 7.000 metros cúbicos /dia, solo comparables a los pozos que se perforaban en Texas.

La produccion rusa con los Nobel y los Rothschilds,  competia fuertemente con Rockefeller’s Standard Oil y  finalmente  ambos necesitaron nuevos mercados y consiguieron desplazar a la Standard del mercado ruso.

 Los Rothschilds conocen en París  a un comerciante: Marcos Samuel, ya de gran prestigio en Londres. Samuel, de una familia holandesa que comerciaba con Asia, le abre el camino  al Oriente  al kerosenne ruso, proceso que fue in crescendo y termina dando origen a la Royal Dutch Company, la que luego en 1907 se integra en la Royal Dutch Shell. La competencia Estados Unidos / Rusia se termina definiendo a favor del primero con los grandes yacimentos que se descubren en California y Texas en los primeros años del siglo XX y la creacion de nuevas compańias petroleras.

Cerramos con una anécdota histórica cuyos resultados aún perduran : Ludwig Nobel; el creador del Bacu petrolero que en 1883 habia llegado a tener 200 refinerias funcionando, muere inesperadamente  en 1888 de un ataque cardiaco en Francia, donde pasaba una corta vacación.  Algún periodista, confundido, dio la noticia  que el muerto era Alfred, en vez de Ludwig. El obituario era muy severo con Alfred: se lo presentaba como el creador del ultimo explosivo : la dinamita con la que habia hecho una fortuna,  ese nuevo elemento para matar y herir. Al leerlo Alfred  decide restaurar el buen nombre  de la  familia, lo que lo llevó a  crear los distintos premios Nobel que aún hoy enriquecen a la humanidad.

                                                                                  Julio 2015

* Ingeniero Civil. FIUBA;  Presidente y Gerente General de Amoco Argentina Oil Company ; Director y Gerente General de Pluspetrol;  Presidente del IAPG y  tambien del SPEA ( Society of Petroleum Engineers  Argentina).

 

 

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TOMÁS GODOY CRUZ Y LA INDEPENDENCIA, DIPUTADO PORTAVOZ DE LAS IDEAS SANMARTINIANAS por Fabiana Mastrangelo*

| 9 julio, 2015

En el contexto del 9 de julio y a un año de conmemorar el Bicentenario de la Independencia Argentina,  es importante recordar, para algunos, y develar, para otros, el aporte al país de este ilustre político, legislador y gobernador mendocino.    

Tomás Godoy Cruz (1791 – 1852),  era hijo de Nicolasa Cruz, distinguida dama de la sociedad mendocina, y de Clemente Godoy, nacido también en esta provincia y uno de los primeros en adherirse a la causa de la Revolución de Mayo, una vez conocida en Mendoza.

Se recibe de doctor en derecho canónico y leyes en la Universidad de San Felipe de Santiago de Chile en 1813, a los 22 años. En 1814 conoce al General San Martín y de inmediato adhiere al ideal de libertar Chile y Perú. El líder deposita en Godoy Cruz su confianza y se convierte en uno de sus más activos colaboradores y se entabla entre ambos una sincera y respetuosa amistad.   

Este joven comienza, en 1815, su vida pública como Síndico Procurador del Cabildo, cargo que sostiene hasta septiembre de ese año e, inmediatamente, inicia uno de sus momentos de mayor gloria como diputado del Congreso de Tucumán.  

El aporte del diputado Godoy Cruz a la Declaración de la Independencia

Godoy Cruz es electo, junto con el Dr. Juan Agustín Maza, como diputado de Mendoza al Congreso de Tucumán. Fue uno de los miembros más consultados, a pesar de ser el más joven, contaba con 25 años. Dentro del Congreso ocupa la presidencia dos veces, entre 1817 y 1818 por votación de los representantes, y la vicepresidencia, entre 1818  y 1819.

Confidente y portavoz de las ideas de San Martín en aquella asamblea, es un factor decisivo para llevar adelante la idea de la independencia. Recordemos la famosa misiva que envía aquel a Tomás Godoy Cruz, en abril de 1816: ¡Hasta cuando esperaremos declarar nuestra Independencia! No le parece a Usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quién en el día se cree dependemos. ¿Qué nos falta más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo? Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos. Esté V. seguro que nadie nos auxiliará en tal situación y por otra el sistema ganaría un cincuenta por ciento con tal paso, ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Vamos a decirlo claro, mi amigo; si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes porque reasumiendo éste la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir, a Fernandito [Fernando VII]".

            Mucho se ha escrito y se sigue reflexionando sobre el significado de esta carta. Siempre es sano revisar el proceder ético de los que contribuyeron a proclamar y afirmar la independencia. Tanto San Martín, en la solicitud de su carta a Godoy Cruz y éste, en su accionar correspondiente a lo pedido como diputado del Congreso de Tucumán,  plantean desde el inicio: la subordinación a la ley, es decir, la declaración formal de la independencia, para asumir la tarea de liberar a América. El respeto a esa Asamblea y a las proclamas que emanan de ella son ejemplos iluminadores que los ciudadanos argentinos– incluidos gobernantes y gobernados – debemos atesorar como reservorio ético en nuestro país.

            Las ideas de justicia y verdad lo llevan a San Martín a anhelar mayor precisión en los fundamentos de las causas de esa declaración. Así lo escribe, el 16 de julio, en carta a su amigo Tomás Godoy Cruz: “Ha dado el Congreso el golpe magistral con la Declaración de la Independencia; sólo hubiera deseado que al mismo tiempo hubiera hecho una pequeña exposición de los justos motivos que tenemos los americanos para tal proceder (…)”.         

            El mendocino además de confidente del líder y uno de los que contribuyeron a acelerar la Declaración de la Independencia, también intervino en la concreción de la entrevista de San Martín con Martín de Pueyrredón, realizada en Córdoba, en julio de 1816, en donde éste, como Director Supremo de la Provincias Unidas del Río de la Plata, acepta y apoya el plan continental para liberar Chile y Perú. Este aval fue otro elemento clave que el líder precisaba para iniciar su campaña libertadora. Con ello se aseguraba el respaldo de la autoridad nacional y también, una base de estabilidad política para la causa americana como él mismo lo declaraba a su colaborador Tomás Guido: “Creo que ya se procederá en todo sin estar sujeto a más oscilaciones políticas que tanto nos han perjudicado”.

Lejos de imponer su voluntad por la fuerza, como general de un ejército, buscó sostener la causa americana bajo la sumisión a la ley emanada de una Asamblea y la subordinación a la autoridad ejecutiva de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El sustento legal que le deba la Declaración de la Independencia y el sólido apoyo del Director Supremo, Pueyrredón, permitieron a San Martín dedicarse a terminar los preparativos de su campaña que inició en enero del próximo año.

El Congreso de Tucumán: la defensa de la producción nacional del diputado Godoy Cruz

En mayo de 1817, los Cabildos de Mendoza y San Juan solicitan al Congreso Nacional se discuta sobre la necesidad de prohibir la importación de vinos y aguardientes extranjeros o la supresión de impuestos internos a la producción nacional.

            Esta solicitud recién se trata en junio de 1818 y en el transcurso de las sesiones Godoy Cruz tiene destacada actuación, defendiendo los intereses de la industria vitivinícola y la necesidad de abolir impuestos que la gravan desde la época colonial. Imbuido en sus ideas de proteccionismo señala que esas medidas eran las que universalmente adoptan todas las naciones para fomentar las industrias regionales, bases de la riqueza nacional.

            A pesar de tales argumentos, su proyecto no es aprobado debido a la fuerte oposición que representa a los intereses del porteñismo librecambista. Sin embargo, obtiene el compromiso de que no se van a alterar los derechos de aduana que pagan los artículos extranjeros. Godoy Cruz es un pionero en defender, como diputado mendocino, la producción industrial de la provincia.          

Finaliza su cargo, en la función legislativa del Congreso en junio de 1819, luego de presentar su renuncia a la Junta Electoral de Mendoza que la rechaza, en primera instancia, y luego la acepta, ante la insistencia del diputado. Regresa a su provincia y al cabo de un año, el 3 de julio de 1820, es elegido Gobernador de Mendoza. Enterado San Martín de esta elección, escribe a su amigo Tomás Godoy Cruz: “No a Usted, pero sí al pueblo de Mendoza se le puede dar la enhorabuena por su elección. Dios le dé acierto”.

 Así fue, su figura no fue olvidada. Vive a través de su obra por la causa americana y por la defensa de los intereses provinciales. Como muestra de reconocimiento, llevan su nombre un municipio, plazas, escuelas y calles de Mendoza y también de Buenos Aires. Fallece el 15 de mayo de 1852, en nuestra provincia. Sus restos que estaban enterrados en la ciudad de Mendoza, son trasladados, en 1966, al departamento de Godoy Cruz y depositados en la Iglesia San Vicente Ferrer.

*Fabiana Mastrangelo es historiadora, máster en docencia universitaria, escritora especializada en biografías y en formación de valores humanos. Co-autora del primer libro de historia de Godoy Cruz (Mendoza). Su última publicación: "Valores humanos de José de San Martín. Su misión americana" (Bs. As., 2014).

 

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DISCURSO EN LA PLAZA DE LA REPÚBLICA por Román Frondizi*

| 9 julio, 2015

Estas palabras se proponen generar una reflexión sobre algunos, solo algunos, de los aspectos generales que presenta hoy el panorama de la más que imperfecta democracia argentina. Hoy, como ayer, la economía es lo básico, lo urgente, lo apremiante, pero es un hecho que, ahora, la cuestión política y la cuestión moral tienen una relevancia por cierto no menor. En realidad, son lo importante: porque hay que cambiar el rumbo para tratar de encaminar al país hacia la República democrática. La República organizada en torno a los ideales de Justicia y Libertad asegurados por el Estado de Derecho, sustentada en una economía desarrollada que promueva el trabajo y el bienestar de sus hijos y fortalezca la independencia nacional en el contexto de un mundo globalizado del cual el país no debería quedar afuera. Para esa tarea debemos partir del hombre, de nosotros mismos, hombres y mujeres concretos, con nuestras fortalezas y debilidades. Potenciando nuestra fuerza moral para afrontar y vencer todos los obstáculos, nuestra sagacidad para reconocer mayor sabiduría en los demás y lograr que la aporten a la empresa común, nuestra preparación pues vivimos en el mundo del conocimiento, nuestra humildad para reconocer nuestros propios errores, y nuestra capacidad para generar confianza, tomar la iniciativa y lograr la unidad para la acción. El control y el manejo del Estado se presentan como una cuestión decisiva, ya que el cambio no se producirá por si solo ni por la intervención de la divina providencia. Como bien dijo Niccoló Macchiavelli, “quien no tiene al Estado en esta tierra no tiene perro que le ladre”. El cambio requiere de la acción de las fuerzas sociales interesadas en el cambio mismo. Por lo tanto, requiere de la acción Política. Así las cosas observamos que por el lado del Gobierno se trata de la política del continuismo: seguir en el poder. No los voy a abrumar con la descripción de lo que eso significa pues Uds. lo saben. Si lo logra o no, dependerá del resultado de las próximas elecciones, cuya importancia es decisiva para el futuro de la Nación. El Gobierno tropieza con la reacción de una parte consistente de la población de las grandes ciudades motivada por las carencias sociales en materia de seguridad, de inflación, de trabajo, etc. Un factor que, aún no siendo determinante, contribuye al aumento de la insatisfacción social es la corrupción, cuyos sucesivos escándalos sacuden al Gobierno sin que una justicia paquidérmica, cuando no complaciente, sea capaz de imprimir a las diversas causas abiertas un ritmo acorde con la exigencia de la sociedad. Destaca que, si y en la medida que la economía se deteriore, crecerá la impaciencia y la reacción sociales de cara a la corrupción. El Gobierno cuenta a su favor con el miedo al cambio de buena parte de una sociedad ella misma muy golpeada, en no pocos casos marginada, descreída, con poca capacidad para mirar más allá del día a día, alguno de cuyos sectores se apega acríticamente al relato de un falso progresismo. Y cuenta con el uso indiscriminado e inescrupuloso de los recursos y el aparato del Estado a favor del grupo gobernante. Y también, todo debe decirse, con una oposición improvisada, con un programa nebuloso, con falta de visión político-electoral. O sea con un conjunto de factores que, unidos a una predicción catástrofica del andamiento de la economía que el Gobierno ha logrado conjurar, ha dado mucho aire otra vez a un régimen por el cual hace dos años nadie habría apostado a ganador. Ahora bien, la teoría del salto cualitativo, que desde los griegos contribuyeron a desarrollar Kant, Hegel, Darwin y Marx, entre otros, explica que cuando la cantidad de un fenómeno supera una determinada medida ello modifica su calidad. Por eso no se podría definir solamente como corrupción el giro que ha venido tomando la vida pública en nuestro país, caracterizado por el paulatino y constante menoscabo de las instituciones constitucionales en el marco de una ya indisimulable red de delincuencia económica que roza e involucra a altas jerarquías del Gobierno. En realidad, lo que está bajo nuestros ojos es el colapso del conjunto del sistema político-institucional, que no nace tan solo de la perversidad de la clase dirigente. Su causa real, así como la causa de su vastedad capilar, está en otro lado: está en la desintegración del cuadro general –ideal e institucional- en el cual aquella clase está llamada a actuar. Desde un tiempo a esta parte la mayor parte -no todos por cierto- de quienes empiezan a hacer política –y no pocos de los que a ella se dedican profesionalmente desde antes- no tiene más ningún punto de referencia histórico-ideológico fuerte, no puede vincularse a ningún valor. En sentido estricto, se podría llegar a afirmar que no sabe ni siquiera en nombre de qué país habla, ya que no conoce la historia argentina y, en muchos casos, ni siquiera el idioma ncional. Por una razón o por la otra, todo el horizonte simbólico e inclusive práctico sobre el cual fue construída la Nación se les presenta hecho añicos. La política, los partidos, la movilidad social, la justicia, el trabajo, han perdido para los dirigentes –salvo honrosas excepciones- toda capacidad movilizadora, no representan más aquellas seguras y plausibles líneas de acción que representaban tiempo atrás: ellas deberían ser repensadas de la cabeza a los pies, pero nadie lo hace. Así las cosas, muchos de los que se meten hoy a hacer política se introducen en un vacío habitado por la nada, salvo la apetencia del poder con fines espurios que pretende malamente disimularse con un relato pseudo ideológico. Ese vacío llama, en la mayor parte de los casos, y no por casualidad, a mujeres y hombres ellos también vacíos, sin ideas ni principios. Personas que una vez elegidas, están destinadas a pasar su propio tiempo en las aulas parlamentarias o en las oficinas de la administración o de las empresas estatales como si fuesen peces en un acuario: ocupados en moverse sin un verdadero objeto, en dar vida a falsas pasiones o falsas batallas, su único fin es quedarse allí, a la espera del “alimento”. Qué triste espectáculo de la inutilidad y la frustración! Basta de ilusiones: abandonada por la fuerza de las ideas y por la autoridad de las instituciones, la política, la función pública y sus alrededores se trasformarán, si no reaccionamos ya y con mucha fuerza, en un territorio que corre el peligro de ser definitivamente ocupado por gente impreparada para hacer los intereses nacionales en el mundo del siglo XXI. Y encima, en casos, hasta indecente. Claro que hay reacciones que generan esperanza. Algunas provienen de la Corte Suprema de Justicia, hoy asediada por el gobierno que quiere colonizarla, a ella y al conjunto del Poder Judicial. Pero las más importantes vienen de la sociedad civil, que se ha expresado a través de manifestaciones multitudinarias, como las del 13 S, el 8N, el 18A, el 18F y otras. Sus principales destinatarios no son solamente los gobernantes de turno. Son también los políticos y dirigentes sociales opositores, quienes perseveran en no comprender el reclamo de millones de argentinos de que sin renunciar a los sagrados principios sean capaces de tener una actitud menos sectaria y más patriótica y se unan en torno a un programa mínimo capaz de suscitar un consenso ciudadano suficiente para derrotar al continuismo. Cuando el mundo libre se enfrentó a la barbarie nazi, Inglaterra se alió con la Francia Libre del General de Gaulle y con los EE.UU. Y también se alió con Stalin. Alguna vez esto le fue reprochado a Churchill. Y el gran leader respondió: “Si yo supiera que el Demonio está contra Hitler me aliaría también con el Demonio”. Salvando las distancias, y la estatura de los personajes, sería mucho pedirles a nuestros políticos que aprendan algo de la historia y se dejen de jorobar con “mi límite es mengano” o “no nos aliamos con zutano porque formó parte del Gobierno, o porque es la derecha”? Prefieren correr el riesgo de que triunfe el continuismo? Ya es hora de que nos liberemos de formas de pensamiento obsoletas, de una condición de esclavitud mental que nos ata al pasado. Es hora de salir del museo en el que trascurren, en el mejor de los casos, los debates políticos argentinos. “Rescataos de la esclavitud mental, solo nosotros podemos liberar nuestra mente”. Así cantaba Bob Marley en “Ridempsion song”, donde ridempsion significa ante todo redención, pero también liberación de la esclavitud. Estamos frente a las elecciones. Es tiempo de elegir. Es obvio, pero conviene recordarlo, que la capacidad de elegir se nutre de la libertad, mejor dicho de las libertades, entendidas en una acepción ética, solidaria, empática: Libertad de la necesidad, de la enfermedad, del abuso criminal, del atropello de los poderes públicos, de la explotación social, de la ignorancia, de la pretensión de algunos o de muchos de imponer sus propias convicciones o de interferir en la vida privada de los demás. La elección es una cuestión fundamental. Se trata de quien elige qué cosa y en base a qué criterios. Elegir es lo contrario a renunciar, al conformismo y a la cobardía. Es lo contrario a la indiferencia, que es abulia, parasitismo, el peso muerto de la historia. Lo que está sucediendo en nuestro país se debe no solamente a las maniobras de pocos sino también a la indiferencia de muchos, que abdican de su propia voluntad y dejan hacer. Así lo destinos de esta época argentina están siendo manipulados por visiones mezquinas, por fines de corto plazo, por intereses, ambiciones y pasiones personales de pequeños grupos, contra las que debemos reaccionar con una inteligencia y una determinación capaces de torcer el rumbo. Pero, somos capaces los argentinos de torcer el rumbo? Muchas veces para explicar, y, peor aún para justificar los despropósitos y las maldades hechas ayer y hoy por no pocos políticos y militares argentinos de diverso origen, se repite “los argentinos son así”, “no le pidamos peras al olmo”. Se repite, asimismo, que, cuando y donde todos son responsables ninguno es responsable. La verdad es que cuando todos son responsables cada uno lo es por la parte que le toca, en proporción a su capacidad de hacer el bien o de hacer el mal, y en proporción al mal que realmente hizo o que no trató de impedir. Un peón de campo de una estancia ovejera perdida en la Patagonia es responsable, él también, por la cuarenta millonésima parte de lo que sucede hoy en la Argentina. Pero la Presidente, el Vicepresidente, el Jefe de Gabinete, un Ministro, un Juez, un Legislador, un Jefe de Gobierno, un Gobernador, que están en Buenos Aires, o en cualquiera de las grandes ciudades argentinas, son infinitamente más responsables que el peón patagónico por lo que ocurre con su consenso o por su orden o con su pasividad cómplice. Porque, entre otras cosas, ellos juraron la Constitución y cuando traicionaron su juramento sabían muy bien lo que hacían. Hay una gran diferencia entre la responsabilidad del uno y de los otros. Lo contrario sería razonar como algunos vétero comunistas, que gritaban fuerte por la persecución contra los negros en los EE.UU, linchajes o asesinatos a manos de policías blancos incluídos -hechos horrorosos contra los cuales muchos norteamericanos protestaron y protestan sin ser linchados- pero encontraban natural que millones de personas fuesen deportadas a Siberia, sin que en Rusia nadie tuviese la posibilidad de protestar sin ser mandado a Siberia él también. Es cierto: el pueblo argentino no estaba formado por héroes morales ni por genios políticos tampoco hace setenta años atrás. Pero no mejoró sino empeoró durante los varios regímenes políticos que se sucedieron, salvo breves períodos excepcionales que demostraron que el país puede ser otra cosa. Pero, a cada uno su responsabilidad. Es cierto, muchos argentinos están hechos así. Gracias al cielo, hay muchos, muchísimos, que son diferentes. Que todos los días cumplen con su deber práctico y moral en el campo, en la fábrica, en el aula, en los servicios. Son decentes y preferirían vivir en una sociedad democrática y republicana bien ordenada que a todos proveyera seguridad y bienestar. Aunque no todos entre estos últimos son santos ni mucho menos, estos muchísimos argentinos, mujeres y hombres, se merecen algo mejor que la decadencia que lleva al país a descender sin pausa en la escala de las naciones, que la inundación de inseguridad con su secuela de homicidios y asaltos, que el desborde de la criminalidad y del narcotráfico, que la inflación galopante y las devaluaciones sistemáticas, que la falsificación de las estadísticas oficiales, que la confusión delictiva entre partido-gobierno-estado, que la tentativa de domesticar a la justicia, que un crimen enorme como el de la Amia sin esclarecer, que su Fiscal muerto en vísperas de ratificar ante la Cámara de Diputados una denuncia de encubrimiento de ese crimen dirigida contra la Presidente de la Nación y su Canciller, que un Congreso entre cuyos miembros hay muchos burros elegidos por un dedo providencial o por cooptación entre los dirigentes, y no por los electores. Merecen algo mejor que un relato mentiroso e histérico que trata de tomarlos por los fundillos. El pueblo argentino es capaz de soportar muchas cosas insoportables porque nadie quiere agarrarse un dolor de cabeza por problemas que no le conciernen personalmente. Cada uno observa en silencio hasta el momento en que puede desahogar lo que tiene adentro sin mucha molestia. Y entonces reaccionan. Ahora bien: si esos hombres y mujeres merecían y merecen algo mejor, el oficio de aquellos que sientan respeto por ellos no debe ser repetirles que “los argentinos están hechos así y que no se puede pedirle peras al olmo”, sino el de afirmar con la palabra y en los hechos que su país merece una suerte mejor que la que le ha sido regalada por no pocos políticos, militares, dirigentes empresarios y gremiales, e intelectuales a la violeta, que los han gobernado (o desgobernado?), o por el mismísimo diablo que bien se los podría llevar a todos. Y aún si los argentinos que están hechos de otro modo no fuesen los millones que son, ni centenares o decenas de miles, sino apenas mil, o cien, o diez, o uno solo, ese hombre o esa mujer solos deberían mantenerse firmes y no aflojar. Y sería un deber sagrado aprobarlos, darles coraje, sostenerlos, y no decirles: “Pensá en tu salud, tenés familia, arreglátelas, no te metas: los argentinos están hechos así!” Un hombre digno de respeto es una riqueza muy valiosa que no se debe desperdiciar. No se sabe: ese hombre sólo podría transformarse, cuando menos él mismo se lo espera, en centro de atracción para muchos otros. Y, entre todos, reaccionar. Para finalizar, les propongo que situemos nuestro SÍ por la República, justa y libre, en el marco de la esperanza. El 3 de enero de 2008, después de la victoria –inesperada y sorprendente – en las primarias demócratas en Iowa, en un discurso memorable, dijo Barack Obama: “Nuestro destino está escrito no para nosotros sino por nosotros”. Estas fueron sus palabras: “Esperanza. La esperanza es lo que me ha traído hasta aquí hoy. Con un padre de Kenya, con una madre de Kansas…La esperanza es el fundamento de nuestro país. La convicción de que nuestro destino será escrito no para nosotros, sino por nosotros, por todos los hombres, por todas las mujeres que no quieren conformarse con el mundo como es: que tienen el coraje de rehacer el mundo como debería ser.” Y el Papa Francisco ha dicho: “No dejéis que os roben la esperanza! Esa que nos ha dado Jesús”. Con todo respeto por ambos, las hago mías y las dirijo a mi país.                                                                                         Julio 2015

*Abogado, Camarista Federal

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