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LA LÓGICA ECONÓMICA DE MACRI: VIVIENDO LA TORMENTA; DESEANDO EL ARCOÍRIS por Andrés Ferrari Haines*

| 28 julio, 2018

Dos cuestiones resultan particularmente preocupantes del mensaje del Presidente Macri de ayer. Por un lado, su insistencia en apostar por aspectos emotivos individuales para justificar su política económica. Por otro, su análisis de la propia política económica que insiste en ver como un factor “externo” lo que es un resultado lógico del camino que ha elegido.

El primer punto hace referencia a su insistencia en mostrarse “confiado y convencido”, a pesar de los contratiempos, en que está en el camino correcto. Eso resulta totalmente irrelevante. Claro que la postura contraria, presentarse apesadumbrado, sería grave. Pero el punto es que da la impresión que se ve, o se pretende que se vea, como si fuera parte de la “realidad económica”. En términos prácticos, su impacto a lo sumo es mínimo.

Esto porque el segundo punto es el relevante: la lógica económica. Y el camino que ha elegido este gobierno es el de vivir tormentosamente esperando el arcoíris. Es cierto que la herencia económica recibida es pesada. Pero la lógica económica que ha elegido para enfrentarla pesa también, más allá de la herencia. En realidad, sumada a la herencia, su impacto es, evidentemente, más fuerte.

La lógica económica del gobierno

La lógica económica por la que ha optado es la de crear el marco adecuado para las inversiones privadas. Esto es una cuestión de fe. Solo para las teorías ortodoxas existe ese marco ideal de funcionamiento de la economía capitalista. No tiene ningún sustento histórico. Es por eso que la historia – más allá de algún numerito por aquí y dato por allá-, está siempre ausente en los analistas del libre mercado. Y aún así, grandes eventos históricos son sólo marginalmente mencionados.

En cuanto a la creencia por la que apuesta Macri, podría explicar concretamente cuál economía ha llegado al arcoíris al que pretende arribar aplicando su lógica económica. Algo es seguro: no lo hizo ninguno de los que llama países “serios” o “normales”, como Trump está mostrando – en medio del total silencio de los analistas de libre mercado-.

Por eso Keynes denunciaba que estas teorías, en vez de reflejar la realidad, cuestionan la realidad por no adecuarse a la teoría. Desde la adopción masiva de los sistemas democráticos, los analistas la han tenido fácil en apuntar los culpables de que la realidad no represente su teoría: “los políticos”.

Así, cualquiera sea su punto de partida, el final será siempre que “los políticos”, por intereses turbios e individuales, mantienen un gasto fiscal elevado y evitan hacer las reformas “que se deben hacer”.

Sin sustento histórico alguno, apelan a la “lógica económica” – la que pretende seguir Macri. Los economistas igualmente siempre le dirán que le falta coraje o decisión para ir a fondo; pero la pregunta es: ¿tiene sentido lógico esa política económica?

 

Una lógica económica ilógica

Aun aceptando el razonamiento de la economía ortodoxa, esa política económica no tiene sentido lógico. Nunca conseguirán bajar el déficit fiscal lo suficiente para considerarlo adecuado para que “vengan las inversiones privadas”; por lo tanto, lo volverán a intentar – sin conseguirlo…por lo que lo volverán a intentar una vez más: ese el camino tormentoso de la política económica que eligió Macri.

La lógica que está detrás – tan popularmente difundida por este tipo de economistas en los medios – es la del “almacenero” o “ama de casa”: si el gasto supera los ingresos, hay que bajar el gasto. Si alguien quiere saber cómo funciona en la práctica está lógica como política económica sólo tiene que recordar la gestión Erman González en 1990 que la implementó “a rajatabla”.

Se quiere equilibrar las cuentas públicas porque no hacerlo se considera la causa directa y única de la inflación (falso); se pretende hacerlo bajando el gasto y no subiendo ingresos porque se declara – por definición – que la actividad privada es más eficiente (falso); se quiere aumentar impuestos sobre los sectores que relativamente son más pobres, porque se afirma que la inversión depende del ahorro previo (falso), concentrando riqueza en los sectores más opulentos porque gastan relativamente menos; y se quiere cumplir con los compromisos financieros de la deuda pública porque genera confianza e inversiones (falso).

Pero el problema no está ni siquiera en la acumulación de axiomas de fe que son falsos. Es que no tienen cómo reducir el gasto fiscal porque al bajar el gasto público se van a reducir los ingresos públicos, con lo que el déficit fiscal continuará. Y por eso, Macri insistirá en profundizar los ajustes ronda tras ronda ya que nunca serán suficientes para los economistas liberales.

 

El ajuste del nunca acabar

Si se baja el gasto público, como está acordado con el FMI, reduciendo salarios y la cantidad de trabajadores, éstos tendrán menos ingresos o ninguno para comprar bienes y servicios en el mercado privado. Las empresas, ante la caída en sus ventas, reducirán sus trabajadores o cerrarán. Con menor actividad económica, ¿cómo se mantendrá la recaudación tributaria actual para que ese corte haya podido anular el déficit?

Además, si llegara a bajar o desparecer el déficit fiscal como apunta el gobierno, y los empresarios tienen elevado nivel de recursos ahorrados o disponibles a costos adecuados en el sistema financiero, y la inflación desaparece y los costos laborales bajan hasta que les sean atractivas las cuentas… si deciden producir, ¿sería para venderle a quién su producción? Si no es atractivo producir, ¿qué persona racional decidiría invertir?

Esto agravado porque se grava a quién más gasta de sus ingresos (IVA). Si se aplicara una política tributaria de signo contrario, su efecto hasta podría ser menor. Igualmente ocurre con los sectores productivos: se pretende implementar una política económica que favorezca a los exportadores naturales, pero no gravarlos.

 

El aporte negativo de la política cambiaria

Esto empeora con una política cambiaria igualmente ilógica. Se quiere estabilizar al dólar, permitiendo que fluyan hacia afuera – como si nada -, en gastos triviales y dándoles diez años a los exportadores para ingresarlos. Para tanto, la economía se súper-endeuda incrementando la salida de dólares por el servicio de la deuda – y sin hablar del trato del capital financiero…

Al mismo tiempo, se mantiene un tipo de cambio apreciado que hace las propias exportaciones caras como así también los costos internos en dólares para que entre inversión externa. ¿Para qué vendría un inversor sí no tiene mercado interno y los precios en dólares son caros para competir internacionalmente?

Esto hablando, claro, de la inversión productiva; la financiera sí entra si se puede retirar rápidamente con ganancias en dólares que pocas plazas le ofrecen. Pero ese impacto financiero no queda en el sistema interno de forma de reducir la tasa de interés para hacer la inversión productiva más atractiva.

 

En suma: tormenta

Por lo tanto, en su aspecto externo, la tentativa de anular el déficit fiscal colabora en su propio fracaso porque una serie importante de gastos dejan de ser efectuados en el mercado interno para ser realizados en otros países. Así, son los gobiernos de esos países quienes cobrarán impuestos sobre ellos.

Mientras tanto, en el mercado interno habría que preguntarle al propio Macri, como empresario, si mantendría el nivel de actividad de su fábrica en un mercado que reduce sus potenciales consumidores, por más atractivos que sean los números. Bueno, y ¡qué diría de invertir productivamente!

Y, mediante su conocimiento económico podría explicar cómo podrían consumir bienes y servicios del sector privado los trabajadores sin sueldos, con sueldos menores o con una proporción mayor destinada a pagar impuestos.

Es por la insistencia en esa lógica económica que Argentina seguirá de tormenta en tormenta viviendo un espiral recesivo tormentoso – aunque con un comandante convencido de que se alcanzará, un día, el arcoíris idealizado-. Quizás por eso los incrédulos de otros lados no apuestan sus economías en la fe del mercado libre.

*Profesor UFRGS (Brasil)

 @Argentreotros http://argentinaentreotros.wordpress.com

 

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SABAT Y EL LENGUAJE OLVIDADO por Albino Gómez*

| 28 julio, 2018

Se dice que en algún momento de la historia de la humanidad, se dio aquello que ciertas religiones llaman el Paraíso, lugar o estado caracterizado por la existenciaa –en su ámbito o momento histórico- de una plenitud y armonía de vidas que habría colmado de felicidad y bienestar a sus privilegiados habitantes, ajenos entonces a angustias, incertidumbre, injusticias, enfermedades, insatisfacciones, temporalidades, etc.

Claro está que no se ha podido precisar con exactitud, ni aun remotamente, cuánto duró semejante situación, pero sí en cambio hay coincidencias respecto de un hecho cósmicamente catastrófico, llamado también “Pecado Original”, que puso fin a tanta felicidad y a tanta belleza: así estamos hoy.

Una de las notables características de aquel estado paradisíaco, habría sido la existencia de un lenguaje único, total, omnicomprensivo, inequívoco –unánime lo habría llamado Borges- que hoy podríamos llamar simplemente lenguaje anterior o lenguaje olvidado. Dicho lenguaje, desaparecido en razón de la mencionada catástrofe cósmica –para las interpretaciones religiosas “pecado original”- era un lenguaje conjunta y simultáneamente plástico, musical y oral  a la vez.

Después de ello, los hombres de todos los tiempos hemos tenido que arreglárnosla, usando uno y otros u otros, separadamente, de acuerdo a nuestras posibles y mejores capacidades. Y desde entonces, cuanto mayor sea la nostalgia de aquel Paraíso, mayor también es la tendencia de los hombres a usar de todas las expresiones posibles de lenguaje. Hermenegildo Sabat, para los amigos Menchi Sábat, es uno de esos privilegiados nostálgicos, cuya sensibilidad y talento artísticos, lo impulsan permanentemente a expresarse a través de la plástica, la música y la palabra. Sin perjuicio, claro está, de que en él, como en la mayoría de los artistas, predomine uno de esos lenguajes, en cada caso, el menos olvidado, la parcela  menos olvidada del lenguaje anterior, a partir de la cual –y de una manera seguramente inconsciente- el artista trata de recobrar aquella antigua omnicomprensiva capacidad de expresión.

Es por ello que la plástica de Sábat es musical y conceptual a la vez: de allí, sus libros de música, texto y color, y esos dibujos que sin una sola palabra dicen mucho más que lo que podría expresar el más denso editorial o la más sesuda nota de análisis político. Lo que ocurre es que la nostalgia del lenguaje anterior es sólo patrimonio de los artistas, de los creadores, pudiendo llegar a constituir a veces –en los mejores logros de su expresión- una suerte de revelación. Y esta suerte de revelación, aunque escasa, muy propia en tiempos de grandes crisis, es lo único que permite, si se la comprende y acepta, superar la misma crisis para poder retornar, si no a aquel remoto Paraíso perdido, por lo menos a la vigencia de una vida social e individual, más caracterizada por el realismo y la razón que por el autismo y el conflicto permanente, que llevan a la disolución.

Así son pues, los dibujos de Menchi Sábat, una suerte de revelación personal, política y social. Pero claro está, hay que tener la capacidad y el coraje de percibirla y aceptarla, cosa no tan sencilla para nosotros, los argentinos, que por razones que no es éste el momento de abordar, nos cuesta mucho aceptar la imagen que la “cámara fotográfica” o el “espejo” reflejan de nuestra realidad, personal o nacional Tanto así, que tal vez pudiéramos ser merecedores de esta advertencia: “Argentinos, cuando suene el timbre de sus casas, pongan mucho cuidado al abrir la puerta: puede ser la verdad”. Porque no obstante nuestra clara actitud narcisista, expresada en una casi obsesiva y permanente preocupación por la imagen que de nosotros se tiene, en lo personal y en lo nacional, y por “el qué dirán”, cuando esa imagen resulta negativa, nuestra primera tendencia es al rechazo, es decir al portazo, ya que nos duele o nos cuesta mucho reconocer la verdad.

Así las cosas, cada encuentro con los trabajos de Menchi Sábat, sobre todo con aquellos referidos a los personajes de la realidad política y social, puede llegar a resultar un sapo duro de tragar, pero Sábat, que viene desde lejos –vaya uno a saber de qué espacios y de qué tiempos- de esa búsqueda apasionada del lenguaje anterior, no tiene más remedio que mostrarnos las cosas derechamente, como son, desde su revelación.

Tal vez entonces fuera conveniente, de una vez por todas, comenzar a aceptar, nos guste o no, que la “cámara fotográfica” y el “espejo”, suelen tener razón. Hermenegildo Sábat, también.

*Periodista, escritor y diplomático

 

 

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KEYNES CLAMA: OÍD MORTALES DEL AJUSTE SAGRADO por Andrés Ferrari Haines*

| 21 julio, 2018

Amor en la miseria (Love on the Dole) fue la primera película de Deborah Kerr. Está basada en un libro de 1933 escrito por Walter Greenwood sobre la vida de las clases trabajadoras desempleadas o viviendo con bajos salarios en el Reino Unido a inicios de la década del 30. La obra, de inmediato fue tremendamente exitosa, y causó fuerte impacto en la sociedad británica cuando fue publicada por su cruda descripción de la dura condiciones en que vivían los trabajadores por la fuerte crisis económica. El año siguiente se convirtió en una también exitosa pieza de teatro que estuvo de gira simultáneamente por dos compañías por todo el país en grandes ciudades y pequeñas – incluso pueblos sin cines o teatros.

La intención de convertirla en película fue prohibida por la Oficina Británica de Censura de Películas porque su historia sórdida ambientada en un contexto social muy calamitoso se la consideraba peligrosa frente a la realidad de la década del 30. Recién en 1941 con el país teniendo su atención de llenó en la segunda guerra mundial se permitió su filmación.

El libro comienza con la gran huelga general de 1926 que duró 9 días contra la política de reducción de salarios y alto desempleo que azotaba. Esa huelga, entre otros factores, se debió al impacto recesivo producto de la decisión tomada en 1925 por el Primer Ministro, Winston Churchill, de reimplantar el padrón oro y, además, recolocando la libra esterlina a su cotización existente previa suspensión por la primera guerra mundial.  En las circunstancias de la época, significaba una moneda fuertemente apreciada y una tasa de interés altísima que dañaba las exportaciones, la actividad interna y el empleo. Esos huelguistas, en la historia real, encontraron un apoyo inesperado en John M. Keynes.

Keynes provenía de los círculos más elitistas ingleses. Según su más famoso biógrafo, Robert Skidelsky, “no fue sólo un hombre del grupo de poder; sino que perteneció a la elite de cada grupo de poder al cual perteneció”. Educado en Eton y Cambridge, había entrado al servicio del Imperio Británico en la Oficina de cuestiones de la India – la joya de la corona – antes de convertirse en famoso al renunciar a la delegación británica que negoció el Tratado de Versalles que cerró la primera guerra Mundial. Lo hizo a través de un libro, Las consecuencias económicas de la paz, que denunciaba un acuerdo que consideraba mezquino impuesto sobre una derrotada Alemania que, encima, debía afrontar una carga económica que no podría afrontar. Keynes aventuraba que esto la alejaría de Europa, en lugar de reintegrarla. Incluso, con el riesgo de que se aproxime a la flamante Unión Soviética que Keynes, como la mayoría de las elites europeas, temían y rechazaban.

Su denuncia del Tratado convirtió a Keynes en una casi solitaria voz cuestionadora y desafiadora a los comportamientos que su propia elite tendría en las dos décadas siguientes. Se expresó en algunos libros, artículos en periódicos, charlas, conferencias y seminarios, además de medios escritos personales que han sido compilados s en los treinta volúmenes que conforman sus obras completas.

Si bien hasta ese momento había adherido totalmente a la teoría economica ortodoxa bajo la cual se había formado, durante las negociaciones en el Palacio de Versalles comenzó a percibir que lo fundamental era pensar en la estabilidad del conjunto social por encima de lo que consideraba la mezquina lógica individualista.

Para Keynes, hasta la irrupción de la guerra, la sociedad europea había funcionado bajo el pacto tácito que consistía en que la riqueza quedaba concentrada en la clase capitalista que los invertía productivamente en beneficio de la comunidad:

“De una parte las clases trabajadoras aceptaban por ignorancia por falta de poder; o eran forzadas, persuadidas o llevadas por las costumbres, convenciones, autoridad, por el orden social firmemente establecido a aceptar una situación en la cual podían considerar suyo muy poco de la torta que ellos y la Naturaleza y los capitalistas habían cooperado a producir. Y por otro lado a las clases capitalistas se les permitió considerar suya la mayor parte de la torta, y eran teóricamente libres para consumirla, bajo la tácita condición fundamental de que, en los hechos, consumieran muy poco de ella … Y así la torta creció”

Eso es justamente lo que percibió que ya no pasaba en la década del veinte en su país. Su preocupación resida que se había perdido “la principal justificación del Sistema Capitalista. Si los ricos hubiesen gastado su nueva riqueza para su propio placer, el mundo hace tiempo hubiese encontrado tal régimen intolerable.” Así, observaba que mientras las clases dominantes inglesas dejaron de cumplir “su parte’ y tomaban la riqueza social que les caí en sus manos sin compromiso por el bienestar general, al mismo tiempo, colocaba el peso de la recuperación de la economía sobre las clases trabajadoras.

El medio para ello era la ‘lógica de la economía ortodoxa’, solicitando que acepten esperar el ajuste de las fuerzas de mercado con un poco de esfuerzo para que la economía británica se recupere. Keynes cuestionó que ese “mecanismo neutral” funcionaba “por medio de la presión de morirse de hambre y colocando sobre los trabajadores los costos de recomponer la economía, ya que se pretendía obtener los objetivos solamente que por la deliberada intensificación del desempleo. (…) Esta política sólo puede obtener su fin intensificando el desempleo sin límite, hasta que los trabajadores estén preparados para aceptar la necesaria reducción de sus salarios monetarios bajo la presión de los duros hechos”.

Por eso, a contramano de sus colegas de clase, cuando en 1926 los trabajadores de las minas de carbón se negaron a una reducción de sus salarios, y se enfrentaron en una larga huelga con el gobierno inglés, Keynes los apoyó dado que «como otras víctimas de la transición económica en el pasado, a los mineros se les ofrecía una opción entre morirse de hambre y sumisión, los frutos de su sumisión en beneficio de otros”.

Keynes consideraba que los trabajadores mineros, en realidad “representaban carnalmente el ‘moderado sacrificio’” que imponían “los ‘ajustes fundamentales’ monitoreados por el Tesoro y el Banco de Inglaterra para satisfacer la impaciencia de los padres de la City para ajustar ‘la moderada brecha’ de la apreciada libra esterlina”. Keynes les alertaba a sus pares que, como creyentes en los ‘ajustes automáticos’, desprecian en general las cuestiones sociales por ser los que se sientan en la cima del sistema: “Creo que son demasiado apresurados… en su cómoda creencia de que nada realmente serio jamás ocurre. Nueve veces de cada diez, realmente nada sucede – meramente un poco de malestar a algunos individuos o grupos. Pero corremos el riesgo de la décima vez”.

El problema que veía es que se estaba corriendo un riesgo estúpido al quedar la sociedad capitalista entera a merced de las oscuras “fuerzas de mercado” y sin aceptar, además, las consecuencias desiguales entre clases sociales que esa postura genera. Para Keynes, esas personas despreciaban lo que consideraba uno de los más grandes principios sociales: el derecho del Estado de controlar los intereses creados. Para Keynes, ellos eran “los peores enemigos de lo que buscan preservar” porque su “insistencia en presionar los salarios de los trabajadores para abajo para reestablecer los beneficios” podía propiciar “una guerra de clases”.

Por su parte, Keynes tenía la esperanza que se encontrase un objeto en común que unifique la sociedad, antes que “la búsqueda descontrolada del beneficio individual” termine en “destruir la totalidad”. En el cierre de la Teoría General, Keynes admite que, en general, “las consecuencias de la teoría expuesta son moderadamente conservadoras”, ya que “si bien indica la importancia vital de establecer ciertos controles centrales en asuntos que actualmente se dejan casi por completo en manos de la iniciativa privada, hay muchos campos de actividad a los que no afecta”.

Claro que siempre “algo” es “demasiado” para los divinizadores del ‘mercado’. Por eso que John K. Galbraith afirmó que para ellos “la diferencia entre Keynes y el comunismo no era muy grande” …

Enceguecidos en esta idolatría no lo comprenden a Keynes porque como afirma Skidelsky: “Aquellos que precisan la salvación secular pocas veces entienden que alguien suficientemente inteligente para salvarlos no puede ser un verdadero creyente”.

 

* Profesor UFRGS (Brasil)

 @Argentreotros  http://argentinaentreotros.wordpress.com

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SALTA: ¿REFORMA O MAQUILLAJE CONSTITUCIONAL? – RUPTURA O CONTINUIDAD DE UN REGIMEN DECADENTE por José Armando Caro Figueroa*

| 17 julio, 2018

 

Miembros del FOCIS[1]

“Una ideología (o un régimen) mantiene en esclavitud a un pueblo cuando este es colectivamente incapaz de imaginar alternativas” (T. JUDT)[2]

“La humanidad puede progresar en términos intelectuales y morales. No necesita resignarse a las miserias e irracionalidades del presente, ni tratar de retrasar el reloj hasta una edad dorada perdida” (S. PINKER)[3]

1.- Introducción

En Salta el subdesarrollo, la pobreza, el déficit sanitario, las carencias educacionales, las violencias, así como la depredación ambiental y urbanística, la destrucción de los partidos políticos y el vaciamiento de la política, están íntimamente vinculados con el funcionamiento de un régimen que controla todos los resortes del poder.

Quienes promovemos una Salta republicana, que genere condiciones de igualdad, que elimine discriminaciones, privilegios y abusos del poder, que eleve nuestros estándares de bienestar, educación y cultura, tenemos un gran desafío: Construir las condiciones democráticas para abatir y reemplazar aquel régimen que mediatiza las instituciones poniéndolas al servicio de los intereses individuales o de tribu.

Se equivocan quienes presentan como inexorable a este destino de decadencia. Soy de los que piensan que la democracia republicana, constitucional y cosmopolita es posible (aunque difícil) en Salta, como lo es la construcción de un futuro colectivo mejor.

2.- Un régimen basado en la concentración del poder

Pero permítanme detenerme un momento para caracterizar con más detalle al régimen que nos gobierna desde hace décadas.

La concentración de los poderes del Estado en una sola mano (la mano de quién -en cada momento de nuestra reciente historia- detenta el cargo de gobernador de la Provincia), es el sesgo más notorio, chocante y antidemocrático. Con el agravante de que esta concentración permite avanzar hacia el control de actividades sociales, sindicales y productivas privadas.

Esta concentración de poderes no es sólo el resultado de una extrema vocación hegemónica del gobernador de turno: Es el fruto de diseños institucionales nacidos hace más de cien años y que los sectores republicanos salteños no lograron hasta aquí modificar ni siquiera reformular.

Me refiero, concretamente, al régimen electoral que “construye” híper mayorías quebrando el principio de igualdad del voto. La utilización del Departamento como circunscripción electoral traba, por ejemplo, la presencia de la mujer en el Senado y veda el acceso de minorías representativas en ambas Cámaras de nuestra Legislatura.

La concentración de poderes se ve favorecida también por un régimen municipal construido sobre municipios sin autonomía, económica y funcionalmente débiles (salvo el caso de la ciudad Capital), y cuyos Intendentes, cuando son electos en listas opositoras a la mayoría provincial, pronto sucumben ante discretos embates del gobernador de turno. En los hechos, Salta retornó al régimen anterior a la reforma de 1986 cuando los Intendentes eran designados a dedo por el jefe del Poder Ejecutivo.

La forma de selección de los jueces de la Corte, la duración de sus mandatos y la acumulación de poderes en los vértices del Poder Judicial y del Ministerio Público, la falta de transparencia en su accionar presupuestario, en la gestión del personal y en materia de auditorías internas, son funcionales al régimen en tanto y en cuanto hacen posible o facilitan la politización de la justicia, así como la influencia del Gobernador en determinadas áreas de la justicia.

La Corte de Justicia de Salta dispone de poderes de superintendencia, presupuestarios, administrativos y de carrera que limitan extremadamente la independencia interna de los magistrados inferiores.

La decisiva presencia de la Corte en ámbitos tales como el Tribunal Electoral, el Consejo de la Magistratura, la Escuela de la Magistratura conducen a concentrar poderes -jurisdiccionales y no jurisdiccionales- en los jueces de la Corte (de manera especial en su presidente).

3.- Factores políticos y culturales que consolidan al régimen

Pero la concentración de poderes no es el único factor constitutivo del régimen. La politización, la ineficacia, la vetustez jurídico-intelectual de la justicia y la utilización de los estrados para dirimir contiendas entre políticos en auge y políticos en declive son otros tantos componentes del régimen a reemplazar por una renovada democracia constitucional.

Hay además otros cinco factores -de naturaleza político y cultural- que, sin agotar mi caracterización, merecen destacarse aquí:

a) La destrucción de los partidos políticos y el vaciamiento de la política que resultó reemplazada por el juego de personalismos, intereses, operaciones de marketing e imposturas. Ambos fenómenos erosionaron el pensamiento libre y crítico en beneficio del empobrecido pensamiento cautivo (MILOSZ[4]) del poder.

b) La eliminación del principio del mérito como condición de progreso, de acceso a las oportunidades, de ingreso al empleo público en los tres poderes del Estado, y su reemplazo por lacras como el nepotismo, la endogamia, el amiguismo y los acosos;

c) Los lazos (unas veces públicos y las más de las veces ocultos) entre la política y los negocios privados, entretejidos con el apoyo de los gobiernos de los tres poderes del Estado;

d) Los abusos del poder -que llevan al gobernador de turno a controlar a los organismos de control-, y a usar los dineros públicos para perpetuarse en los cargos electivos y para restringir la libertad de expresión; y

e) La opacidad del poder, y los incentivos a la megalomanía de quienes lo ejercen.

4.- La Corte se pretende Poder Constituyente

La reciente crisis abierta por la Corte de Justicia de Salta, pretendiendo reformar por Sentencia un artículo de la Constitución Provincial, mostró en toda su crudeza el carácter compacto del régimen, los vínculos de la alta judicatura con los actores que monopolizan la vida política provinciana y con ciertos intereses privados, y la capacidad del régimen para generar complicidades y silencios. Fue así como una coalición de intereses políticos y privados se movilizó discreta y rápidamente para arropar al cuestionado presidente del alto tribunal ante un pedido de juicio político.

Era inevitable que este accionar irregular de la Corte alterara sustancialmente el escenario político salteño.

Así lo denunció el FOCIS que, además, asumió la responsabilidad de impugnar esta maniobra político-privada y judicial que violó normas fundamentales y que amenaza los cimientos del Estado Democrático de Derecho.

De nada valdría, en este contexto real, modificar ahora la Constitución de Salta prohibiendo, por ejemplo, las reelecciones, si la Corte de Justicia se arroga -con la complicidad de los actores políticos mayoritarios- el poder de revisar, modificar o derogar cláusulas y garantías constitucionales.    

5.- La ineptitud de un régimen sin ideas ni programa

El régimen -por su propia naturaleza y por la ineptitud de sus actuales gestores- ha llevado a la Provincia de Salta a una situación de lenta decadencia que tiende a acelerarse cada vez que se producen crisis económicas globales o nacionales.

La creciente pobreza, la desarticulación de nuestro aparato productivo, el incremento de los costos fiscales y logísticos unido a la caída de la productividad, el masivo empleo no registrado, los bajos salarios (excluidos, claro está, los de la alta burocracia local), los pésimos resultados del sistema educativo público, la crisis de la sanidad pública, el déficit fiscal y el endeudamiento del Estado, la dilatación de la brecha territorial bajo la hegemonía del Valle de Lerma, son componentes de aquella lenta decadencia.

La inseguridad pública, el tráfico de estupefacientes y el poder de los narcotraficantes, la drogadicción que se extiende a los sectores de muy bajos recursos, la violencia de género, la especulación urbanística y la degradación de los llamados “asentamientos” donde se hacinan seres humanos, la contaminación ambiental, el fracaso en el tratamiento de los residuos, la falta de educación sexual y cívica, los embarazos infantiles, completan un panorama en ocasiones dramático.

El régimen carece de programas y de capacidad de gestionar los múltiples y grandes desafíos. Su subordinación incondicional y sin contrapartidas a los dictados del gobierno nacional de turno (una subordinación que no sabe de ideologías y está guiada por el oportunismo y las estrategias personales del gobernador), no ha hecho sino profundizar la decadencia y los fracasos en materia de infraestructuras, empleo, producción y lucha contra la pobreza.

Quienes gobiernan se han quedado sin ideas; mejor dicho, disponen de una única idea y de una férrea voluntad: la de perpetuarse en el poder y extender su control sobre el aparato del Estado e incluso sobre la producción y los actores sociales.   

La desarticulación de los partidos políticos y la ausencia de las minorías en la Legislatura, afectan a las fuerzas y sectores de la oposición que sufren su impotencia o caen en la parálisis y en el desaliento. El Consejo Económico Social ha fracasado hasta aquí en su misión de abrir a los actores sociales espacios de debate y participación.  

6.- Urge un debate de ideas abierto

Frente a aquel escenario de subdesarrollo y para alcanzar aquellos objetivos de profunda transformación (que he reseñado en los dos primeros párrafos de este escrito), la ciudadanía salteña debe impulsar un abierto debate de ideas y avanzar en los cuestionamientos al régimen.

Un debate que, en el momento oportuno, alumbre una amplia e intensa reforma de las instituciones de gobierno de Salta, un giro radical en la forma de inserción de nuestra Provincia en la Nación Argentina y en el mundo, una transformación de nuestro modelo productivo, y cambios profundos en las políticas de inclusión y en nuestros idearios colectivos en materia ambiental, cívica y urbanística.

No alcanzan pues “maquillajes constitucionales”. Ni siquiera aquellos esgrimidos de buena fe, con envidiable talento jurídico y político, con las mejores intenciones que apelan al realismo gradualista. Me refiero a las propuestas de eliminar las aristas más irritantes del régimen limitando, por ejemplo, las posibilidades de reelección de los cargos políticos, o garantizando el ingreso de las minorías parlamentarias en los organismos de control, en el Consejo de la Magistratura o en el Jurado de Enjuiciamiento.  

En este sentido, lo que en realidad urge es despolitizar el funcionamiento de los órganos de selección y de disciplina de jueces y magistrados, y no limitarse a dibujos ceñidos a mayorías y minorías políticas. La independencia de los jueces pasa por la independencia del Consejo de la Magistratura. Así como la eficacia y formación de los jueces pasa por renovar y dar vuelo académico a la Escuela de la Magistratura, en el marco de las reformas que se preparan en el ámbito nacional para todas las áreas de la enseñanza del derecho, estableciendo una verdadera carrera donde se formen y se gradúen quienes aspiren a la judicatura.

Como es sabido, el nuevo Derecho se construye sobre el entramado constitucional (nacional e internacional) de los derechos humanos fundamentales, y prioriza las garantías de tales derechos por encima de enunciados vacíos. De allí la urgente necesidad de que -también en Salta- los jueces sean, ante todo, garantes de la supremacía constitucional.

Está abrumadoramente claro, a estas alturas, que las propuestas de reformar la Constitución para declarar vitalicios a los jueces de la Corte (convalidando lo que primero intentó el gobernador, y luego la propia Corte a través de un procedimiento espurio) contribuyen a consolidar al régimen pretextando mejorar la independencia de la Justicia.  

Hace falta, por último, huir de la retórica que ha degradado servicios de interés público y a hecho añicos las carreras profesionales; para lo cual hace falta rodear al principio de idoneidad en el ingreso a los empleos de las garantías que rompan las inercias del nepotismo, la endogamia y la discrecionalidad.   

7.- Los retoques constitucionales pueden perpetuar al régimen

Bajo las actuales condiciones marcadas por el singular mapa político salteño, las  operaciones de “maquillaje constitucional” (incluso las que se impulsan con las mejores intenciones) no harían sino garantizar la perpetuación del nefasto régimen que nos abruma y habilitar la continuidad de la politización de la Justicia.

Un debate constructivo sobre el futuro de Salta, de sus habitantes y de sus instituciones no puede circunscribirse a las alambicadas combinaciones que se ciñan a determinados aspectos jurídicos o que se agoten en diseños de ingeniería institucional.

El necesario debate constructivo que abone el camino de una amplia reforma política y sistémica, ha de comenzar analizando todos y cada uno de los factores que componen nuestra realidad y por la formulación de un diagnóstico acerca de la índole, naturaleza y magnitud de nuestros principales problemas y desafíos.

Si pensamos que el principal o el único obstáculo para la modernización integral de Salta es la duración de los mandatos, está claro que bastaría con una reforma constitucional que limite o prohíba las reelecciones.

Pero, a estas alturas, considero que tal diagnóstico peca de simplificación y resulta parcial e insuficiente, más allá de las citadas buenas intenciones de algunos de quienes lo sustentan.

Entiendo que cualquier reforma constitucional que se circunscriba a un penoso maquillaje como el aquí esbozado terminará dando nuevos aires al viejo régimen y perpetuando sus consecuencias económicas, sociales y culturales.

8.- Sin héroes de la retirada  

Como muestra la historia de las naciones que, partiendo de situaciones de poder absoluto, avanzaron hacia la moderna democracia constitucional y cosmopolita, las operaciones de transición suelen estar a cargo de los así llamados “héroes de la retirada” (H. M. ENZENSBERGER[5]). Vale decir, de personas del antiguo régimen que deciden conducir la transición aun a costa de sepultar las instituciones vetustas, que ya no satisfacen las aspiraciones de la sociedad ni los estándares del mundo democrático. Se trata de héroes de dimensiones homéricas que se atreven incluso a romper la coalición de intereses que sustentó su poder hegemónico y que le dispensó beneficios de todo tipo.

Lamentablemente, en el horizonte de la Salta política contemporánea no parece haber héroes de tamaña magnitud. Y, desde luego, ningún actor relevante parece estar pensando en su retirada ni en la de su linaje. Abundan, sin embargo, candidatos a liderazgos tradicionales obsesionados con la idea de mantener el régimen para paladear sus mieles[6].

                                                                                                                                                                                 Salta, 5 de julio de 2018.

  

 


[1] “Foro de Observación de la Calidad Institucional de Salta”, asociación civil creada en Salta en 2018.

[2] Tony JUDT “El refugio de la memoria”, Editorial TAURUS, España – 2011, página 193.

[3] “En defensa de la Ilustración”, Editorial PAIDOS, España – 2018.

[4] Czselaw MILOSZ “El Pensamiento Cautivo” (1955), “La otra Europa” (Tusquets – 2005).

[5] “El sino típico del empresario histórico de derribos está precisamente en que con su trabajo mina siempre también su propia posición. La dinámica que él pone en marcha le arroja a un lado; él es víctima de su éxito. Adolfo Suárez, secretario general de Falange Española, se convirtió, tras la muerte de Franco, en primer ministro. En un golpe de mano exactamente planeado desmanteló el régimen, despojó de poder a su propio partido unificado y sacó adelante una Constitución democrática: una operación tan difícil como arriesgada, que Suárez llevó a cabo con arrojo personal y brillantez política” (EL PAIS, Madrid, diciembre de 1989).

[6] Personajes de este tipo se oponen a reformar la Constitución para acotar los mandatos y dicen “Limitar las reelecciones es proscribir”; o “¿Por qué, si mis antecesores gobernaron cado uno doce años, se pretende quitarme la misma posibilidad?”.

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CAVALLO: REAPARICIÓN DE UN POPULISTA NEOLIBERAL por Andrés Ferrari Haines

| 8 julio, 2018

 

La crisis cambiaria que vive la Argentina viene permitiendo que Domingo Cavallo, el ‘bocho económico detrás del encanto de la convertibilidad de los 90’, volviese a sugerir medidas económicas. Sólo en una sociedad perversamente confusa – ideológica y culturalmente -, esto es posible.

La experiencia de su plan mágico dejó un país económicamente destrozado. La pugna en torno a ‘la década ganada’ sólo fue posible por la divina entrada de la China e India al mercado mundial demandando commodities. Caso contrario, los resabios del legado del Super-Ministro hubiesen sido sentidos duramente en carne y hueso por los argentinos.

Pero, como si lo adeudado estuviese prometido, gradualmente se le está dando a Cavallo otra vez la oportunidad de experimentar con el malestar humano.

En realidad, en esto Cavallo sería sólo un soldado más de la cruzada neoliberal contra el bienestar de las sociedades en el mundo. Lo que lo distingue de sus pares es ese toque ‘nuestro’ que tiene: su promesa de magia inmediata.

El discurso neoliberal se caracteriza por prometer las mieles de sus medidas después de un duro ajuste.  Eso fue lo que se dice que también sucedió en la Argentina después de la hiperinflación de 1989. Se dice que Menem, al asumir en julio de 1989, implementó así el modelo de mercado. Una verdad a medias…

Menem y su gestión Bunge & Born intentaron cumplir con el ABC del modelo neoliberal. Se decía, en esa época, que había que aplicar ‘cirugía sin anestesia’ y esperar al menos dos años para ver sus frutos. Dólar altísimo, corte de importaciones, reducción de gastos, aumentos de impuestos, flexibilización laboral, apertura de la economía – además de las privatizaciones – constituyeron el ‘pack’ de la operación.

Seis meses duraron los Planes B&B, y Menem recurrió en 1990 a la lógica de las cuentas fiscales manejadas como si fuesen las de dueña de casa colocando al contador de su familia – Erman González -, como Ministro de Economía. Después de poco más de un año, tremendamente recesivo, fue sustituido por Cavallo quién implementó en abril de 1991 el Plan de Convertibilidad.

Entre que Menem asumió y la convertibilidad pasaron poco menos de dos años. El ajuste recesivo no impidió brotes hiperinflacionarios. Más importante, la popularidad de Menem, según una encuesta de Mora y Araujo, que había sido en octubre de 1989 del 85%, se encontraba en 29% en febrero de 1991, mientras que la imagen positiva del plan neoliberal había caído de 72% a 17%. Las protestas y huelgas en 1990 se acercaban a los picos verificados durante la gestión Alfonsín.

Entonces, llegó el brujo. Era evidente que el modelo neoliberal tenía los datos contados, así como el propio Menem. Así, Cavallo convenció al FMI de que aceptara tres medidas que nunca había contemplado y que, incluso, miraba con desconfianza: dólar barato (y no caro); convertibilidad de la moneda y sistema financiero bimonetario.

Se dice que populista es quién ofrece realidades inviables para obtener apoyo político. Efectivamente, eso es Cavallo. Supo que en Argentina cualquier plan económico – por más tremendo y destructivo que fuera -, pasa en medio de una fiesta inicial de consumo, en particular si implica importaciones y viajes al exterior. El dólar barato de la convertibilidad liquidó de un chasquido los reclamos sociales mientras se disparaban las importaciones y el turismo externo.

Así, el modelo neoliberal en lugar de haberse aplicado como ‘cirugía sin anestesia’, se introdujo con la convertibilidad como ‘anestesia de la cirugía’.

Esto porque la garantía-dólar a la moneda nacional sólo resuelve eso: chau moneda nacional, hola dólar. Pero después viene un ‘mañana’: ¿cómo se consiguen suficientes dólares?

Ese problema fue resuelto rápidamente por las privatizaciones; pero mientras se acababan ‘las joyas de la abuela’ para vender, como decía Alfonsín, fue apareciendo la cruda realidad del chaleco de fuerza económica que implicaba tener una economía dolarizada, un tipo de cambio bajo y un sistema financiero bimonetario. A ojos sociales: fuerte recesión, altísimo desempleo, cierre de empresas…

No hay que olvidarse que el mago Cavallo durante la convertibilidad nos alentaba con que la Argentina no podía conformarse con ser menos productiva que Estados Unidos… En una entrevista de Página/12 el 19 de noviembre de 2000 le preguntan: “¿existe alguna manera de salir de la convertibilidad, se puede o se debe salir?”.

Y el mago responde:

“Creo que hay que salir del estancamiento de la productividad de la Argentina. ¿Cómo vamos a resignarnos a que la productividad de nuestra economía sea inferior a la de Estados Unidos? No podemos resignarnos a una calidad de vida como si fuésemos un país de baja productividad. Nosotros tenemos que encontrar la forma de que la productividad en la Argentina crezca a un ritmo mayor que en los Estados Unidos”.

Es que efectivamente es así; sin bajar precios internos y salarios en dólares por devaluación, quedan dos opciones para bajarlos: mayor recesión o mayor productividad. Y, como nuestra vara es el dólar, significa aumentar muchísimo la recesión o la productividad.

Como muestra del delirio de la propuesta mientras EEUU ocupaba el segundo puesto del ranking de competitividad mundial de 2001 del informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, la Argentina era 53° – detrás de la 38va. Trinidad y Tobago, por ejemplo.

Ahora que está de moda mirarse en el espejo de ‘un país serio’ sorprende que minutos después de dar esa entrevista no hubiesen llevado a Cavallo directamente, sin escalas, a un manicomio…

Pero no. Como Argentina tiene permanente sesgo hacia la originalidad, unos meses después es otra vez nombrado Ministro de Economía por De la Rúa, y además, reafirmando nuestra convicción de ser atraídos por la magia, en seguida – por ley – se le otorgan “súper-poderes”. Espectáculo que terminó con la explosión de 19 de diciembre de 2000 que lo llevó, rápidamente, a presentar su renuncia cerca de una medianoche marcada por una Plaza de Mayo plagada de gente cansada de no ver resultados agradables de su magia.

Después de semejante experiencia, que en ‘un país normal’ le hubiese valido un eterno olvido, aquí Cavallo reaparece. ¡Y con la misma propuesta!

Es decir, nuevamente Cavallo vende su receta populista, que es la que todos quieren oír: como la gente quiere ahorrar dólares, el gobierno debería facilitar a la gente el poder hacerlo.

Bárbaro. Pero después vendrá otro “mañana”. Y mañana, ¿qué pasará?

 

*Profesor UFRGS (Brasil)

 @Argentreotros  http://argentinaentreotros.wordpress.com

 

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DE LA REFORMA UNIVERSITARIA AL PACTO DE PUNTO FIJO por Alan Pavón*

| 8 julio, 2018

La Reforma Universitaria producida en Córdoba en junio de 1918 recibió las adhesiones de toda Latinoamérica, lo que a su vez propicio la conformación de movimientos análogos que trascendieron el marco universitario para materializarse en la política nacional, como el APRA en Perú con Haya de la Torre, Acción Democrática en Venezuela con Rómulo Betancourt y los gobiernos de Juan José Arevalo y Jacobo Arbenz en Guatemala.

De estos movimientos análogos el producido en Venezuela se configura la llamada “Generación del 28” que tenía entre sus componentes a los estudiantes universitarios Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Jovito Villalba que serán los futuros fundadores de los partidos políticos en Venezuela como Acción Democratica y Unión Republicana Democrática respectivamente.

Esa juventud tuvo también como referente al pedagogo Rómulo Gallegos que dictaba clases en el Liceo de Caracas y también influenciados por los textos de Leonidas Andreiev y los textos del Ing. Gabriel del Mazo sobre la Reforma Universitaria argentina. Como expresara Raúl Leoni:

"Mira este libro de del Mazo sobre la Reforma. Aquí esta todo lo que andamos buscando, y, además, con la experiencia de los ensayos en la Argentina y otros países. Tenemos que asimilar eso conforme a lo que nos es igual y decidir sobre aquello que en nosotros deba ser diferente".

Esa expresión reformista tuvo su primera materialización en la llamada “Semana del Estudiante” que se pronunciaba no contra la dictadura de Juan Vicente Gómez sino a favor de la libertad.  Al calor de la Semana del Estudiante se produjo un alzamiento militar para derrocar a Juan Vicente Gómez, que contó con el apoyo de los estudiantes.

En el exilio el exponente mas claro de la Generación del ’28  será Rómulo Betancourt, que se da cuenta de la orfandad política de la que sufría su país, porque en el mundo en donde imperaba la democracia, había partidos políticos, sindicatos y debate público. Por estos motivos  los lleva a formar Acción Revolucionaria de Izquierda y con lo cual redacta el famoso “Plan de Barranquilla” en donde denunciara la alianza entre la oligarquía criolla y los capitales extranjeros, y explotación ejercida por las compañías petroleras.

“Sin libertad económica, analfabetos y degenerados por los vicios, los trabajadores de la ciudad y del campo no pueden elevarse a la comprensión de sus necesidades ni son capaces de encontrarle cauce a sus anhelos confusos de dignidad civil”

Rómulo Betancourt “El Plan de Barranquilla”, 1931

 

De Barranquilla, Betancourt se traslada a Costa Rica para luego regresar a Venezuela tras la muerte de Juan Vicente Gómez en diciembre de 1935, y con los miembros de ARDI funda la Organización Venezolana en donde asisten al proceso político tras la asunción del Gral. López Contreras en reemplazo de Gómez. Pero López Contreras disuelve los partidos de oposición al Régimen. Y estos responden convergiendo en el Partido Democrático Nacional, el gobierno les niega la legalización en el se encuentra con Jovito Villalba como secretario general  y Rómulo Betancourt como secretario de organización.

El gobierno detiene a los principales dirigentes enviándolos al exilio, pero Betancourt logra escapar sumergiéndose en la clandestinidad. Pero luego es detenido y exiliado a Chile en donde trabara relaciones con el Partido Socialista.

En 1941 regresa a Venezuela, para participar de las elecciones presidenciales de ese año ya que el Gral. López Contreras designo candidato al Gral. Isaías Medina Angarita como su sucesor, mientras tanto el PDN designa la candidatura simbólica de Rómulo Gallegos.

Para ese tiempo las elecciones se realizaban por la votación de senadores y diputados cuya mayoría circunstancial estaba en manos del gobierno con ausencia total del pueblo, por lo cual no resulto extraño los resultados de la votación que dieron el triunfo al candidato del oficialismo.

Esto lleva a reflexionar que el papel de un partido político no se limita al ámbito electoral de conseguir los votos, sino de despertar en el pueblo su conciencia cívica adormecida. Por lo cual constituye Acción Democrática que su primera consigna es “ni un solo municipio, ni un solo distrito sin una organización del partido” proyectándose como el principal partido nacional.

Mientras tanto el Gral. López Contreras mantiene la ambición de retornar al poder, por lo cual se precipitan los acontecimientos en los mandos medios del Ejercito fundándose la “Unión Patriótica  Militar” para preparar un golpe de Estado, por lo cual le propone a Acción Democrática su participación pero ellos tratan de evitar el golpe con la candidatura de Diógenes Escalante como un presidente de transición para llevar a cabo las reformas políticas que permitan instaurar la democracia, pero este declina tras las presiones de todos los sectores por enfermedad. Y se produce el golpe de estado, que estalla en todo el país el 18 de octubre de 1945. La tarde del 19 de octubre asume la Junta Revolucionaria de Gobierno que la preside Rómulo Betancourt, transformando en revolución lo que pudo haber sido otro golpe mas. La caracteriztica sobresaliente es que los integrantes de la Junta no tenían vinculación alguna ni con el gomecismo ni con caudillos.

Desde allí llevan a cabo las reformas políticas que venían reclamando y se convocan para 1948 las primeras elecciones libres en la historia política y electoral de Venezuela.

Siendo electo Presidente el escritor Rómulo Gallegos que logra una mayoría sustancial en el Congreso para su partido.

Pero lamentablemente seria derrocado por los sectores desplazados del poder y de una parte de los militares que apoyaron el golpe de octubre de 1945 entre ellos Marcos Pérez Jiménez y Carlos Delgado Chalbaud.

Se instaura una Junta Militar, pero las diferencias entre los golpistas culminarían con la designación de Marcos Pérez Jiménez a través de una fraudulenta constituyente que lo designara como Presidente y trataría de instaurar un nuevo caudillismo populista con una política de obras públicas y represión de la actividad de los partidos políticos.

Las permanentes denuncias de Acción Democrática desde el exterior por las violaciones a los derechos humanos, y la lucha clandestina hacia la dictadura perez jimenista sumado a la vinculación del basto sector del Ejercito no contaminado por la Dictadura provocan en enero de 1958 un nuevo golpe de estado, que desplaza del poder a Pérez Jiménez.

Ante la decadencia institucional producida por la dictadura perezjimenista y el canibalismo político sufrido durante el breve gobierno del escritor Rómulo Gallegos, los máximos referentes de los partidos políticos  Rómulo Betancourt por Acción Democrática, Jovita Villalba de Unión Republicana Democrática y Rafael Caldera de COPEI firman el llamado pacto de Punto Fijo que será el primer acuerdo institucional de partidos políticos orgánicos (antes que el pacto de la Moncloa) entre sus puntos se destacan:

  • Defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme al resultado electoral. Todas las organizaciones políticas están obligadas a actuar en defensa de las autoridades constitucionales en caso de intentarse o producirse un golpe de Estado.
  • Gobierno de Unidad Nacional. Si bien el ejercicio del Poder por un partido es consecuencia legítima de una mayoría electoral, la suerte de la democracia venezolana y la estabilidad del Estado de derecho entre nosotros imponen convertir la unidad popular defensiva en gobierno unitario cuando menos por tanto tiempo como perduren los factores que amenazan el ensayo republicano.
  • Programa mínimo común. cuya ejecución sea el punto de partida de una administración nacional patriótica y del afianzamiento de la democracia como sistema.

Producido el proceso electoral es elegido por el pueblo a la Presidencia de la República Rómulo Betancourt, lo que forma un gobierno de coalición con las restantes fuerzas. Desde allí lleva a cabo la Reforma Agraria que consistirá como lo afirma en un discurso:

“Ese plan comprende no sólo la dotación de tierras sino también de escuelas rurales, de sanidad rural, de caminos vecinales, de electrificación del campo, de formación de peritos agropecuarios y de ingenieros agrónomos”

Con la ampliación y diversificación de los medios de producción de la economía abriría mayores puestos de trabajo, y no estaría indefensa ante los embates de las crisis en los países centrales. Además que cumpliendo sus promesas electorales al pueblo estos reafirmaría su confianza en la democracia, que luego se pondrá a prueba cuando el general Castro León  a San Cristóbal, o la insurgencia de la izquierda promovida desde Cuba para derribar la incipiente democracia venezolana.

Coincidirá con Juan Pablo Perez Alfonzo en la necesidad de crear un ente estatal que explote los recursos hidrocarburíferas y la incorporación de Venezuela en la OPEP para buscar una política más nacional y para hacer frente a las compañías extranjeras en el mercado petrolero que lleva al acuerdo fifty – fifty en las regalías petroleras

Al entregar la presidencia a Raúl Leoni se reafirmó uno de los postulados esenciales del pacto de Punto Fijo, la continuación del sistema democrático como forma de gobierno.

De allí en más la democracia venezolana se constituyó por el espacio de 40 años. Que tuvo su cenit con la llegada a la Presidencia de Carlos Andres Perez sucediendo a Rafael Caldera de COPEI.

El gobierno de Carlos Andres Perez se caracterizo por la nacionalización del hierro y del petróleo postulados esenciales de AD para avanzar hacia el desarrollo económico social esto produjo un alto poder adquisitivo de las clases medias venezolanas y el levantamiento del embargo petrolero de la OPEP hacia Estados Unidos por su apoyo a Israel en la guerra de Yom Kippur hizo que de la noche a la mañana Venezuela se encontró con una colosal divisa en exportaciones. Era la época del “ta, barato dame dos” pero las divisas que entraban por la renta petrolera se giraban al exterior y no se invertían en el país, además se tomaba deuda de la banca internacional sin medir las consecuencias a la larga que se evidenció con el estancamiento de la economía para fines de su mandato.

Durante su mandato se produjo la Reunión de líderes políticos de Europa y América Pro Democracia Internacional, la elección de país anfitrión se debió a que Venezuela era uno de los pocos lugares de Latinoamérica (sacudida por los golpes militares del Plan Condor) en donde imperaba un gobierno surgido por la voluntad popular.

Puesto que la Constitución no permitía la reelección presidencial consecutiva, de cara a las elecciones del 3 de diciembre de 1978 el partido gobernante eligió candidato a Luis María Piñerúa Ordaz frente a Luis Herrera Campins de COPEI. Los gastos superfluos producidos por la renta petrolera de la “Venezuela Saudita” y la corrupción administrativa mello en el candidato oficial y permitió el acceso a la presidencia de Luis Herrera Campins.

El 12 de marzo de 1979 Pérez transmitió los atributos presidenciales al copeyano Luis Herrera Campins que en su discurso dijo recibir “Una Venezuela hipotecada” de allí en mas se adoptan medidas de austeridad, la bonanza que disfrutaron las clases medias va desapareciendo sumado a la gran corrupción producida en los partidos politicos va medrando la confianza en la democracia de Punto Fijo.

A Luis Herrera Campins lo sucede Jaime Lusinchi de AD. Durante esta administración se produce las masacres de Yumare, estado de Yaracuy, donde un destacamento de la policía política del Estado ejecutó a nueve miembros de la banda subversiva Punto Cero, y de El Amparo, estado de Apure, donde 14 humildes pescadores fueron asesinados por soldados que pretendidamente les confundieron con guerrilleros.

La polémica relación extraconyugal del presidente con su secretaria privada, Blanca Alida Ibáñez Piña, el tráfico de influencias de los partidos políticos y una imagen tolerante hacia la corrupción.

El 4 de diciembre de 1988 Pérez se impuso al copeyano Eduardo Fernández con el 54,6% de los votos. Carlos Andres Perez era el hombre providencial que sacaría a Venezuela del estancamiento económico y el buen recuerdo en la memoria de los venezolanos de su gobierno hizo que llegara al gobierno con un alto porcentaje de popularidad.

Pero a diferencia de su primer mandato, aplico medidas de austeridad digitadas por el FMI, pero a su vez trato de compensarlas con medidas de corte social como aumentos de salarios, programas de asistencia escolar, y subsidios. Pero esto no pudo contener el descontento en los sectores populares produciéndose los hechos del “Caracazo” y el levantamiento armado del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 liderado por el Teniente Coronel Hugo Chavez Frías, concluyo con el juicio político iniciado por irregularidades en la ejecución de partidas presupuestarias. Desde ese momento, el senador adeco Ramón José Velásquez Mújica, juramentado como presidente con carácter interino, hasta la terminación del mandato electoral el 2 de febrero de 1994.

Accede por segunda vez Rafael Caldera por Convergencia un espacio de centroizquierda integrado por partidos de izquierda que puso en vilo al bipartidismo AD – COPEI.

Durante su mandato fueron sobreseídos y salen en libertad los militares responsables de los intentos golpistas de 1992, que se agruparon en el partido político Movimiento V República (MVR), dirigido por Hugo Chávez que lo llevaría a la presidencia e iniciaría la llamada “Revolución Bolivariana”.

En conclusión la experiencia democrática iniciada por el Pacto de Punto Fijo por los ex estudiantes reformistas de Acción Democrática, URD y el social cristiano Rafael Caldera funcionó para una parte de la sociedad venezolana, las clases populares siguieron marginadas hasta la llegada de Chavez. Además que la conveniencia de un régimen democrático en un país gran exportador de petróleo como Venezuela era vital para Estados Unidos ya que en una posible Tercera Guerra Mundial los pozos petroleros del medio oriente podían caer rápidamente ante la URSS.

También se afirma que la llegada de Chavez fulminó al Pacto de Punto Fijo cuando en realidad sucedió todo lo contrario, este que debió tomarse como un punto de partida se lo tomó como un marco de convivencia enmarcado en una democracia liberal sin atender el acceso de las clases populares para salir del atraso social y económico además de reafirmar la confianza en el sistema democrático.

*Fundador e Investigador at HISTORIA Y DOCTRINA DE LA UCR

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LA ESTAFA DE PINEDO por Tomás Abraham*

| 8 julio, 2018

Fuente: Diario Perfil 8-7-18

Me encantaría tener la mesura, el don de gentes y la cortesía del senador Federico Pinedo, pero no los tengo. Su proyecto contra la despenalización del aborto es una infamia. Me impide conservar la ecuanimidad necesaria para un tema tan delicado como el del nacimiento y la maternidad, el de la vida y los derechos individuales. Respeto a quienes en nombre de su fe religiosa se oponen a la despenalización o a la legalización de un acto que consideran un pecado mortal. Solo puedo argumentar que un acólito de una Iglesia que –desde el siglo IV de nuestra era– hace de la virginidad una escalera al cielo y del celibato de sus pastores una condición de su ejercicio, y de una creencia que condena el placer sexual como una mancha moral, evidentemente votará en contra de la ley aprobada en la Cámara de Diputados. Pero Pinedo, en lugar de rechazar la ley, propone una alternativa que obliga a la mujer que no desea ser madre a concebir un hijo bajo la vigilancia del Estado, que la compensará con un dinero durante los meses de su gestación y hasta que aparezcan adoptantes para el niño o la niña y le pedirá su aprobación de los futuros tutores. Será tenida en cuenta la opinión de la madre sobre las creencias de los próximos padres en la medida en que no quiera que su vástago caiga en manos de vaya a saber qué tipo de herejes. En caso de desobediencia, la mujer que aborta será penada con un castigo menor que el existente hasta la fecha. Pinedo no vive en Escandinavia sino en un país en el que el Estado no solo no se hace cargo de sus deberes y funciones, sino que está quebrado, cuyos hospitales carecen con frecuencia de los insumos básicos, en los que los pacientes deben esperar un turno durante un lapso de tiempo que agrava sus dolencias y los hace correr riesgos en los que la vida está en juego, y, además, su sistema de adopción está sospechado no solo de corrupción, sino de negocios turbios y siniestros. Cuando el proyecto de Pinedo dice que en caso de no encontrar nuevos padres el niño podrá ser alojado en albergues u orfanatos ideados para tal fin (“hogares de acogimiento”); entonces, lo que he denominado “estafa” deja de serlo al variar su contenido: no es una estafa, es un acto perverso. El debate en la Cámara de Diputados fue un acto democrático en el que la grieta no hizo de las suyas. El corte transversal impidió que la comodidad maniquea de los bloques –que en nombre de la obediencia debida y la lealtad votaban según conveniencias propias– se deshiciera y fragmentara más allá de etiquetas e identidades. Debieron argumentar con algo más de imaginación. Fue penoso que un diputado como Agustín Rossi no pudiera evitar la demagogia más barata al invocar a las adolescentes de 13, 14 o 15 años, con sus pañuelos verdes, invitándolas a una fiesta abortista que lo emocionaba. La perversión tiene dos caras. La de la irresponsabilidad que hace de un acto doliente un cebo para atraer juventudes, y la del benefactor de futuras madres a las que humanamente obliga, y les paga para que se sometan –aprovechando situaciones de abandono en las que, para sobrevivir, mujeres desesperadas se resignen a la maternidad–, al mandato del poder. Posdata: Deberíamos agradecer al proyecto del senador Pinedo por el mero hecho de transparentar la posición ética de quienes desde una defensa de lo que ellos llaman “vida” votarán en contra de la Ley de la despenalización del Aborto. Los datos sobre la cantidad de abortos que se hacen por año varían. Hay números de 2005 que hablan entre 480.000 y 500.000 abortos por año. De aprobarse la ley de Pinedo nacerían el año que viene medio millón de niños y niñas no deseados. Suponemos que las mujeres de alto poder adquisitivo no necesitan de los pocos pesos que el estado distribuye en planes sociales y abortarán igual en las mejores condiciones que encuentren, sin riesgos de salud ni de ser penalizadas, como lo han hecho hasta ahora. Pero las mujeres en situación de indigencia que no llegan a alimentar a sus hijos porque nada tienen, podrían aceptar la ayuda social del estado que promete encargarse de la manutención del niño hasta encontrarle un nuevo hogar. Suponiendo que el niño no sea víctima de los traficantes de menores y que permanece un tiempo con la madre natural, ya que por ser “morochito” será difícilmente ubicable, tendremos cientos de miles de recién nacidos a ser depositados en inmuebles para huérfanos en medio de la indiferencia y el sufrimiento de los seres no queridos por nadie. Agradecemos a Pinedo que nos haga saber que en defensa de la vida de un embrión condene a cientos de miles de niños al abandono y a sus madres a una maternidad no deseada y a ser progenitoras de hijos que no verán nunca más. Ésta es la moral de Pinedo y de todos a los que representa.

 

*Filósofo (www.tomasabraham.com.ar).

 

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LA DIPLOMACIA Y LOS DIPLOMÁTICOS EN EL SIGLO XXI Por Albino Gómez*

| 7 julio, 2018

No voy a mencionar algo tan sabido ya por todos sobre la diferencia que va de la omnipotencia de la diplomacia en el siglo XIX a la diplomacia limitada en este siglo. Porque  también se acabó aquello de que los embajadores éramos la vista larga del señor. Los tiempos y las distancias daban ese poder. Pero hoy, las tecnologías de comunicación han barrido con tiempos y distancias,  y la interdependencia ha limitado muchas expresiones de una soberanía total. Así las cosas, en esta nota quisiera simplemente dar algunos pantallazos,  para mostrar diversos planos o escenarios en los cuales  tendría que desenvolverse la diplomacia de nuestros días, en un mundo globalizado, interdependiente, y abrumado por un exceso de información que no hay tiempo de metabolizar o ni siquiera leer. Con el agravante de que tanta información resta un tiempo muy valioso para la debida atención y análisis en profundidad de los temas más importantes que nos preocupan. Todo ello en medio de  una gran aceleración de los tiempos en materia de cambios, sobre todo los tecnológicos y científicos, que determinan también cambios culturales, aunque estos, por una razón de inercia sociológica no puedan acompañarlos  al mismo ritmo. Además, en las ciencias duras el desarrollo es lineal, vale decir que no hay  saltos hacia atrás porque –aunque esto se sigue discutiendo- constituyen saberes acumulativos. Los errores se subsanan, todo lo superado puede seguir siendo usado si es útil. La física cuántica no clausura totalmente a la física mecánica, pero no se vuelve a ella como un paradigma.  Vale decir que no se da la necesidad de reivindicar la máquina a vapor o de volver a Newton aunque puedan ser recordados y hasta utilizados. Y así en todas las áreas de las demás ciencias duras.  Cosa que no ocurre en el mundo de la política ni de la economía, digamos en el campo de las ciencias sociales o culturales,  también llamadas blandas. Donde todavía domina el corsi et ricorsi , en un ir y venir nostálgico-histórico y a veces dramático: de economías de mercado a economías socialistas; de la democracia a los fascismos, neocomunismos o neonazismos; del internacionalismo a los nacionalismos o regionalismos, de la fraternidad universal a las luchas étnicas y cuasitribales en pleno corazón de Europa. Con la frecuente práctica de  la gravosa ley del péndulo, sobre todo cuando se aplica en los países cuya inmadurez les ha impedido alcanzar un pleno desarrollo integral.

Además de lo dicho, la inocultable  impotencia de la teoría política y económica frente al fenómeno de la “globalización e interdependencia”, signadas por ciertas formas de ingobernabilidad. Como si se hubiese agotado definitivamente la creatividad del hombre para inventar nuevas teorías políticas y económicas que se compadezcan con los cambios que imprimen al mundo la imaginación tecnológica y científica. 

Así las cosas, el insoslayable y valioso  instrumento que es la diplomacia, aun manteniendo plenamente sus objetivos, no ha podido ni puede dejar de cambiar sus puntos de vista, estrategias y  procedimientos para adecuarlos a las nuevas realidades. 

El hecho es que si bien ya Gutemberg cambió mucho las cosas, no fue tanto para la diplomacia. En cambio, a partir del telégrafo y las transmisiones de radio,  los mecanismos y procedimientos comenzaron a ir modificándose bastante,  como también de manera especial cuando los diplomáticos dejaron los largos pero placenteros viajes en barco  y comenzaron a viajar en avión. Porque no era ya lógico ni funcional, seguir utilizando 15 días para ir a Nueva York o más de veinte para llegar a Europa…Ni  qué decir  lo que significó la telefonía, el fax, el correo electrónico, internet, los celulares, las novísimas redes y toda la gama de comunicaciones satelitales. Seguir diciendo entonces que los embajadores éramos la vista larga del señor….los kyrios presbis, como todavía se los llama en Grecia,  ya no era del todo cierto, al menos en exclusividad, porque las vistas largas y sobre todo las nuevas vistas cortas, se habían multiplicado, aunque su validez para evaluar e interpretar todo esa multiplicidad de miradas, humanas y mecánicas, no es la misma, claro está, cuando está a cargo de profesionales de la diplomacia bien formados e informados, que las que pueden llegar por otras vías, incluidas claro está las de la prensa. Aunque las puede haber también muy buenas desde otros ámbitos.

 De modo tal que  una muy larga etapa se prolongó hasta la Primera Guerra Mundial y algo más. La otra comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, pero qué tal si hablamos  de las características del siglo XX que hemos recibido como herencia sin beneficio de inventario para este siglo XXI. Porque los embajadores de mi generación comenzamos nuestras  carreras, en general, en la mitad del siglo XX. Vale decir que recibimos todas las consecuencias culturales y políticas de sus dos guerras, pero tuvimos que asumir el resto de la modernidad y los comienzos de la posmodernidad, con el uso de las viejas herramientas cuando éramos juniors y el de las nuevas cuando ya éramos seniors. ¿Pero qué mundo recibe ahora la nueva generación de jóvenes diplomáticos y los propios embajadores?. Para saberlo veamos entonces muy sumariamente, claro está,  cuál es esa herencia que el siglo XX le transmitió al siglo XXI, sin beneficio de inventario:

  • Contradictorio e inconstante.
  • Modernista, surrealista, cubista, liberal, keynesiano, marxista, guerrillero, existencialista.
  • A la vejez se hizo posmoderno: es decir que sintió que había llegado la hora de que el hombre abandonase su antigua tendencia a examinar la realidad en función de un sistema cerrado de ideas rectoras o directrices.
  • Logró que el pragmatismo desplazase a la utopía.
  • Se volvió cínico, tal vez para librar al mundo de los pensamientos absolutistas y de los fanatismos.
  • Pero el terrorismo fundamentalista se encargó, de vez en cuando, de demostrarle que estaba lejos de haberlo logrado.
  • Padeció dos guerras mundiales calientes y una guerra fría.
  • Asistió al nacimiento y desarrollo del psicoanálisis, al desmembramiento de varios imperios, a la caída del Muro de Berlín.
  • Alentó los nacionalismos irracionales, el racismo devastador, las guerrillas subversivas.
  • Fue totalitario y democrático, revolucionario y conservador, progresista y retrógrado.
  • En realidad, llegó exhausto al final de su mandato.
  • Con su final entrega a la posmodernidad se acentuaron ciertos rasgos de la condición humana tales como, la ambigüedad, el miedo, la mutabilidad, la inconstancia.
  • Acentuó el relativismo moral y dio vuelta el guante de la metafísica, que dejó de conducir al regazo de Dios para pasar a la urgencia por beber el vaso de la vida con desmedida avidez.
  • Inauguró la era de la computación con lo cual produjo una revolución sólo comparable a la que puso en marcha el siglo XV con Gutenberg.
  • Acentuó de una manera absoluta el proceso de globalización, considerado por muchos como un fantástico modo de potenciar la capacidad productora del hombre y por otros como una marcha sin retorno hacia un mundo uniforme y deshumanizado.
  • Llegó a su fin muy viejo y algo confundido. Y también asustado de su propio poder aunque tratando de ignorar su impotencia.
  • También dejó dolorosas herencias, como el desempleo, la drogadicción, el narcotráfico, el SIDA, el terrorismo fundamentalista, la degradación del medio ambiente y los basureros nucleares. Más pandemias de todo tipo.  Genocidios por doquier y desequilibrios financieros  que aniquilaron todo sistema de buena fe en las transacciones monetarias internacionales.

Y como si todo esto fuese poco, ahora tenemos que agregar, con todo lo bueno y lo malo que tienen el face book y el indiscreto wikileak,  lo que sigue pasando en Medio Oriente y ahora en Rusia, por lo cual quien hoy afirme que sepa lo que está pasando en el Mundo puede estar totalmente desinformado, para no hablar de esta catástrofe mundial que es el narcotráfico que ha convertido a nuestro país en el tercer exportador de cocaína en el Mundo. 

 

¿Puede la actual  diplomacia no tener en cuenta todo esto? ¿Y cómo asimilarlo  y actuar en consecuencia? Esto por supuesto es de lo que deberían  tomar plena conciencia las jefaturas políticas de las Cancillerías.  

Entonces, más allá de las preguntas convencionales que se hacen a la política  y economía en general,  los diplomáticos deberían formular  algunas otras, por ejemplo:

                 1) ¿No les dice nada a los políticos y economistas de nuestro tiempo el hecho de que a medida que avanza la complejidad económica de los sistemas financieros del mundo, se ven con mayor asiduidad caídas espectaculares de bolsas, o se percibe la imposibilidad de los Bancos Centrales de controlar los tipos de cambio?

                  2) ¿No se advierte acaso que una de las causas de los fenómenos aludidos es la facilidad creciente que tienen las economías globales de pasar de una situación de equilibrio a otra de caos, con sólo una leve perturbación de las variables más relevantes, a pesar de que el pensamiento clásico sostenía que leves modificaciones de los datos o variables, implicaban solamente un correlativo leve cambio de la respuesta del sistema?

                  3) ¿No llama la atención a nuestros investigadores sociales que ese mismo pensamiento clásico que también se aceptaba en la física, la química, la biología y demás ciencias duras, haya perdido vigencia a partir de la irrupción de lo que se conoce como TEORIA DEL CAOS, porque los científicos finalmente admitieron que el mundo rara vez es tan euclidiano como aparentaba ser, ya que la turbulencia, la irregularidad y la imprevisibilidad se encuentran por doquier?          

                  4) ¿No será necesario entonces admitir del mismo modo que si la mayoría de los sistemas biológicos, y muchos sistemas físicos son discontinuos, no homogéneos o irregulares, la variable y compleja estructura y conducta de los sistemas vivientes (sociales, políticos y económicos) pueden también padecer la tendencia a estar al borde del caos?

                  5) ¿No será también necesario admitir que si el tradicional interés científico en la predicción, el control y el análisis, está quedando subordinado a ver cómo se mueve la imprevisible totalidad de las cosas, las ciencias sociales tendrían que aceptar también dicha subordinación?

                  6) ¿No se ha advertido que la novela constituye hoy un mejor método que la sociología para aprehender la realidad, y que esa es la percepción y decepción de los investigadores sociales ante la insuficiencia de sus herramientas teórico conceptuales?     

Creo que la nueva generación de diplomáticos debe registrar todas estas inquietudes para incorporarlas a su información y formación, porque la tareas que les espera va a ser tan apasionante como compleja, y casi no hay tiempos de espera porque vivimos en la pura instantaneidad.

*Escritor, diplomático y ensayista, 

 

 

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CÓMO PENSAR, HOY, LA CONQUISTA DEL DESIERTO por Luis Alberto Romero*

| 7 julio, 2018

Pocos temas polarizan las opiniones sobre nuestro pasado y nuestro presente como la “Conquista del Desierto”. Así lo atestigua el cambiante destino de las estatuas del general Roca. En la escuela aprendí que la “conquista” era la culminación de la Organización, la gran gesta civilizadora del Estado nacional. Hoy se enseña que se trató de un genocidio, del exterminio de argentinos pertenecientes a la etnia araucana o mapuche. No se trata aquí solo de nuestras habituales luchas por el pasado. Se vinculan con los reclamos de quienes hoy, amparados por la Constitución de 1994, se reivindican descendientes directos de aquellos mapuches y exigen lo que consideran suyo.

Sobre esta cuestión, de trascendencia no menor, hablaron la antropóloga Ingrid de Jong y la historiadora Hilda Sabato. Como es normal entre profesionales calificados, no hubo diferencias categóricas sino una conversación, a partir de puntos de vista y enfoques diferentes. Haré una apretada síntesis, que no compromete a las expositoras.

De Jong desarrolló con firmeza el punto de vista de los indios -una palabra de época, que usa sin temor-, que poblaban lo que comúnmente se conocía como el “desierto”. Para entenderlos, no basta con considerarlos víctimas; fueron actores en una relación larga, densa y compleja con los “huincas”, los “cristianos” o blancos, a lo largo de una frontera inestable, porosa, habitada por un conjunto de personas de identidades mixtas.

Desde el siglo XVIII los cacicazgos indígenas de la pampa -donde se mezclaron aborígenes de uno y otro lado de la Cordillera- formaron parte de un circuito comercial que abastecía con ganado pampeano al mercado chileno. En términos actuales, sería un negocio de exportación. En parte era ganado “cimarrón”, sin dueño, y en parte lo arrebataban a los estancieros.

Gradualmente, las acciones violentas para obtenerlo -los malones- fueron remplazadas por el Negocio Pacífico de Indios, resultante de acuerdos diplomáticos y comerciales con el Estado de Buenos Aires, regularizados en tiempos de Juan Manuel de Rosas y el cacique Calfucurá. Las “raciones”, que Calfucurá distribuía entre los caciques de otras parcialidades, incorporándolos así al Negocio Pacífico, fueron la condición política de la paz en la frontera.

En este panorama, los malones dejaron de ser una práctica constante, para convertirse en acciones de presión sobre los gobiernos. Un lego diría: un mecanismo similar a los subsidios y las movilizaciones actuales.

Sabato explicó esta relación desde el lado de los “cristianos”, subrayando la diversidad de opiniones y de decisiones, en un escenario institucionalmente fragmentado. Cada uno de los Estados provinciales podía tener diferentes políticas, más o menos confrontativas. Los sectores dirigentes distaban de coincidir respecto de los indios y su destino, y pese a que eran “salvajes”, podían convivir con ellos. El Negocio Pacífico era la situación ideal para los pueblos indígenas, que necesitaban el acuerdo y las raciones para traficar con Chile. Para los dirigentes de Buenos Aires, el más fuerte de los Estados provinciales, la pacificación de la frontera, aunque se vislumbrara transitoria, era importante para asegurar la paz y posibilitar el crecimiento rural.

De Jong y Sabato coinciden en que este equilibrio comenzó a romperse a fines de la década de 1860. Para la antropóloga, el gran factor fue la decisión del gobierno nacional de incorporar tierras a la producción agropecuaria para aumentar las exportaciones. Consolidar la frontera, apropiarse de tierras indígenas y afirmar el principio de la propiedad individual eran requisitos para una expansión en la que las parcialidades indígenas no tenían cabida y cuya presencia se convertía en un problema.

La ofensiva

Inicialmente el Estado se propuso fragmentar el bloque aborigen que comandaba Calfucurá, concertando tratados de paz con diversos caciques, hasta que estuvo en condiciones de iniciar la ofensiva, durante la presidencia de Avellaneda.

Sabato señala la variedad y especificidad de los factores que explican el cambio de la política. A la lógica del capitalismo agrega la del Estado nacional, decidido a ejercer la soberanía exclusiva en un territorio que ya definían como argentino. El problema aborigen se entrelazó con la disputa por la Patagonia con los chilenos, y ambos se resolvieron en un único acto bélico, en 1879.

También subraya un cambio ideológico que homogeneizó y movilizó a la elite local: el afianzamiento en el mundo occidental de las ideas sobre la raza y el llamado “darwinismo social”. Aplicadas al medio local, la conclusión era que los aborígenes estaban en el escalón de los “primitivos”, incapaces de evolucionar por sí solos hacia la civilización. La “carga del hombre blanco”, como la llamó Rudyard Kipling, consistía en civilizarlos, probablemente por la fuerza.

Con matices diferentes, De Jong y Sabato coinciden en que nuevas situaciones rompieron el equilibrio existente hasta los años 60. Para De Jong, el proyecto del Estado nacional requería eliminar la presencia indígena que resistía la conquista de sus territorios. Estima que el número oficial de muertos está subestimado y que los afectados -incluyendo los trasladados- fueron al menos 20.000, es decir un tercio de la totalidad de los aborígenes pampeanos y patagónicos. Considera que se trató de “prácticas sociales genocidas”, una idea hoy extendida.

El magma nacional

Sabato cree que el exterminio biológico no estuvo en los planes de la época, aunque se coincidió en que las comunidades de aborígenes no podían subsistir y que el sistema de “reservas” usado en otros países, no era adecuado. Para Sabato, se trataba de exterminar la cultura, pero no a los individuos, que podrían ser educados e integrados en la sociedad regida por el Estado nacional.

Se ensayaron distintos métodos -desde la colonización hasta la entrega de mujeres y niños en servidumbre, el trabajo forzado de hombres o su incorporación al Ejército-, todos ellos destinados a disolver su organización comunitaria, sus costumbres y tradiciones y a fundirlos en el nuevo magma nacional.

Diría que todo eso probablemente contribuyó a su extinción biológica, pero fue una consecuencia no querida, un efecto colateral si se quiere, y no un designio exterminador. Creo que el concepto de genocidio, surgido de experiencias específicas del siglo XX, no ayuda a entender la situación en los términos de la época, algo que nos parece fundamental en este ciclo.

¿Había alternativas? Con argumentos y énfasis diferentes, ambas coinciden en que algún tipo de convivencia, aunque no imposible, era altamente improbable. Las condiciones eran inadmisibles, tanto para el nuevo Estado nacional, que entonces presuponía la homogeneidad cultural y la soberanía territorial, como para los indígenas, que no podían renunciar a la posesión de su territorio.

Quizá parezca que la conclusión no es muy diferente de los puntos de vista iniciales. Pero confío en que de este resumen surja una opinión que me parece muy interesante. No se trató del “bueno” y el “malo”, la víctima fatal y el victimario. Ambos actores se conocían muy bien, y aunque tenían intereses, tácticas y estrategias diferentes, pudieron coexistir durante más de un siglo, hasta que cambiaron las condiciones y estalló un conflicto cuyo final no estaba escrito, pese a que hoy, con el “diario del lunes”, así lo creamos.

                                                                            Abril 2018

*Historiador

 

 

 

1 de abril de 2018

 

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2 DE JULIO DE 2018

| 7 julio, 2018

Lectores de con-texto:

Difícil escribir en medio de una tormenta.  La visibilidad es escasa y aunque se dice que siempre que llovió paró, se corre el riesgo de quedar con la ropa encogida y  los zapatos arruinados para seguir caminando.  

A los argentinos cada tanto  nos sacude una tormenta como  la que sufrimos  en estas últimas semanas.  No es fácil elaborar un juicio de coyuntura cuando hay poca visibilidad. Aunque nos queda el recurso de la memoria para  refugiarnos mientras ponemos  en funcionamiento nuestros mecanismos de defensa.  Si es que recordar  hace posible  vislumbrar cómo  se recomienza una vez más a pesar de los embates. 

Siempre es una vez más,  en este país dilemático que cada tanto nos hace preguntarnos si de haber  hecho otra elección, nos habría ido mejor o peor y no hay  respuesta.  En un clima faccioso que  sólo produce fractura y enfrentamiento es arduo proseguir.

Porque POLÍTICA es lo que falta. Ese arte que en el manejo del estado permite moderar, atemperar, conciliar y sobre todo hacer cumplir reglas elementales para la convivencia en lugar de operar con terquedad y desconocimiento.

Si alguno de nuestros gobernantes hubiera leído a Durkheim, uno de los padres de la sociología como ciencia,  sabría que  un país anómico, privado de regulaciones, donde no se cumplen las leyes, se torna imprevisible porque  incita a las apetencias individuales y grupales. Las leyes confieren derechos y no es cuestión de esquivarlas para que no se no se nos impongan los deberes a las que nos obligan.  

Es posible que nuestros actuales gobernantes hayan dedicado demasiado tiempo a los negocios y poco al estudio y a la lectura.  Eso los conduce a  empecinarse en la arrogante supresión del pasado. 

Y volviendo a la memoria como mecanismo de defensa frente al brumoso panorama, si se recurriera a ella cada tanto, para recorrer  los distintos escenarios históricos, a lo mejor podríamos encontrar similitudes y diferencias. Aciertos y fracasos.

Porque …. aunque parezca remoto,  hubo  una vez en la que los políticos  que dirigían nuestros destinos, los que gobernaban y legislaban, leían, habían  estudiado y conocían la historia. Hasta algunos se atrevieron a escribir para  dejar plasmadas sus ideas para futuras generaciones. Hubo quienes soñaron con un país grande y por ello actuaron y lucharon. 

En 1884 bajo la presidencia de Julio Argentino Roca se promulgó la ley 1420 donde se proponía una escuela pública, gratuita y obligatoria que Sarmiento concibió como  plataforma de igualación para  todos los habitantes de la Argentina.  Y   muchos hijos de inmigrantes, algunos analfabetos, también pudieron educarse en condiciones óptimas, con muy buen nivel de maestros que no se limitaban a alfabetizar sino que trasmitían valores para formar ciudadanos. Ocupaban un lugar de respeto en la sociedad y sobre todo, eran respetados por los padres de los alumnos que querían que sus hijos pudieran,  a través de la educación,  ocupar mejores lugares  que muchos no habían podido alcanzar.

Estamos hablando de escuela pública, hoy vilipendiada por luchas de sindicalistas que la defienden haciendo paros.  Nuestros actuales gobernantes, en su  mayoría egresados de escuelas privadas y con escaso conocimiento de la historia, no saben sopesar lo que significó esa escuela donde todos tenían cabida y a cuantos catapultó a lugares prominentes de la cultura en el mundo.  Hasta algunos nostálgicos han  esbozando el deseo de reimplantar en ella la educación religiosa, básicamente discriminatoria. Cuando pretenden “modernizar” la enseñanza se olvidan de que  enseñar y  aprender es un trabajo donde la memoria, el esfuerzo y la repetición son invariables que no se reemplazan con tecnología. Primero  hay que  aprender a  entender un texto y saber hacer un cálculo. Primero, hay que aprender a pensar.

En este año se cumplen cien años de la Reforma Universitaria iniciada en Córdoba y que abrió el camino a un cambio radical en la educación superior del país. Según los ideales reformistas, la Universidad debía ser laica y desvinculada de cualquier credo religioso. De esta manera comenzaron a caer las estructuras oscurantistas impuestas por la Iglesia y elites encaramadas en las casas de estudio. El 21 de junio de 1918,  en “La Gaceta Universitaria” se publicó el Manifiesto Liminar, que había sido redactado por Deodoro Roca y otros destacados estudiantes. Se pedía la autonomía universitaria, el cogobierno, la periodicidad de las cátedras y los concursos de oposición.

Hasta en los gremios, liderados al principio por inmigrantes, se ponían bibliotecas y se daban conferencias  para sus afiliados. Eran diversas sus ideologías pero consideraban que educarse era una forma de liberación. Saber abre horizontes y crea mundos.

Qué tenemos ahora. Un sindicalismo vertical y corporativo, con dirigentes enriquecidos a los que cuesta creerles su defensa de los intereses de los afiliados. Nacieron dependientes de gobiernos que les daban o no personería para actuar según la calidad de su obediencia. Crecieron reemplazando las bibliotecas por las marchas en apoyo y beneficio de sus líderes.

Una Iglesia Católica que se entromete en los asuntos públicos y pretende bajar línea cuando se legisla sobre cuestiones republicanas, sobrepasando los límites donde termina su grey.  No favorece la cultura. Le teme.

Ayudar a pensar  y a desarrollar un pensamiento crítico sin duda resulta peligroso. 

En este envío se han juntado artículos sobre temas diversos que se han ido publicando en el sitio www.con-texto.com.ar . Los que ya han aparecido en algún medio, se reproducen con la autorización de sus autores.

Se los envío con sus correspondientes links.

Espero que les interesen.

Con la cordialidad de siempre y agradeciendo su seguimiento, los saludo

                                                              Ernestina Gamas

                                                                     Directora

 

 

 

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